hermanos
Evangelio
Hebreo de Mateo
Toldot
Yehoshua
Esta fotografía es la de una de las
páginas texto del evangelio hebreo de Mateo, que fue compilado por Shem-Tov ben
Isaac Ibn Shaprut entorno a los años 1380-1385. Si bien su obra original se ha
perdido, se han conservado de sus manuscritos completos, varias copias
realizadas entre los siglos XV y XVII.
Esta página, la 413 del décimo
tercer libro de su obra, da comienzo al primer capitulo del Besorath Matahy o
la Buena
Nueva según Mateo. Data del año 1584, está redactada en
escritura semi-cursiva sefardí y conservada en la Biblioteca de la Universidad de
Leiden.
El estudio de las
fuentes de los escritos canónicos que han llegado hasta nosotros, no es
solamente interesante, es también una acción imprescindible para comprender
mejor las Escrituras y poder pasar por alto algunas interpolaciones que fueron
incluidas en ellas tras la muerte de los apóstoles. Esta es la conducta que
Pablo recomienda a los discípulos cuando les dice: “…os ruego hermanos, que
en lo referente a la
Presencia de nuestro señor Jesús y a nuestra reunión con él,
no os dejéis confundir con facilidad ni os desconcertéis por
discursos, por declaraciones presuntamente inspiradas o por
cualquier carta que se haga pasar por nuestra, en la que se diga que el Día
de Yahúh es ya inminente. No os dejéis engañar por ninguno, porque no
puede llegar antes de la apostasía; antes de que se manifieste el hombre de
pecado, el hijo de la destrucción, el opositor que se ensalza sobre cualquier
cosa considerada divina u objeto de reverencia, y que tomando asiento en un
lugar divino, ostenta divinidad”. (2Tesalonicenses
2:1..4) Y también el proceder aconsejado por el apóstol Pedro, que advierte:
“…considerad que la
paciencia de nuestro Señor es para la salvación, cómo también nuestro querido
hermano Pablo os lo escribe, exponiendo estas cosas en todas sus cartas de
acuerdo a la sabiduría que le ha sido concedida. No obstante, hay en ellas
algunas cosas que son difíciles de entender, y cuyo significado tuercen los
ignorantes y los inmaduros, cómo también hacen con las demás
Escrituras, para su propia destrucción”. (2Pedro
3:15..16)
Es bien sabido que el
evangelio de Mateo fue escrito en hebreo y en griego, y que el texto hebreo
siguió circulando entre los judío-cristianos. Una de las copias de este
evangelio fue hallada dentro de un tratado judío sefardí del siglo XIV, conocido
con el nombre de Even Bohan y completado alrededor del año 1385 por el médico
judío Shem Tov Ben Isaac Ben Shaprut,
en Tarazona de Aragón (España).
Shem
Tov compiló
el evangelio hebreo de Mateo en 18
manuscritos, basándose seguramente en
las copias de anteriores
copistas judíos, pues aunque
hasta la década de los 80 generalmente se creía que su versión
procedía
de textos griegos
o latinos, un estudio lingüístico realizado por George Howard
de la Universidad
Mercer en Georgia (USA), puso de manifiesto que la redacción
del evangelio hebreo no podía explicarse cómo una traducción del griego.
De hecho,
frecuentemente se emplean en sus expresiones ‘paronomasias’, unas frases
construidas a base de palabras que derivan de raíces fonéticamente semejantes,
pero que tienen un significados diversos. Esta clase de redacción que esta
destinada a embellecer el texto y es característica en la narración de las
Escrituras hebreas, es la de la versión del evangelio de Mateo compilado por
Shem Tov. Así, cuando Jesús dice: "Si tu ojo te hace
tropezar (tajshilja)
échalo de ti (tashlijeha)”,
(Mateo
18:9) se emplean
dos palabras de significado diferente aunque de una lectura muy similar, cosa
que no procedería si el texto fuese simplemente una traducción del griego.
Además, la versión griega de Mateo parece difícil de comprender en algunos de
sus puntos, mientras el texto hebreo se comprende perfectamente;
y por otro
lado, tampoco parece lógico que un rabino del siglo XIV mostrase
interés en la traducción de un texto condenado por los suyos, y que además lo
embelleciese.
De todos
modos,
aunque el
relato hebreo fuese traducción del griego, el
texto traducido es sustancialmente diferente al conocido hoy en día, y por causa
de la turbulenta historia de la cristiandad tras la muerte de los apóstoles,
resulta coherente deducir que la compilación de Shem Tov difiere del texto
actual en algún punto, porque no incluye las interpolaciones que durante los
primeros siglos sufrieron las Escrituras griegas.
La
versión hebrea, lo mismo que la griega, procede de Mateo, aún siendo hasta
cierto punto, independiente. Jerónimo (331-420), autor de la
versión latina de las Escrituras conocida cómo ‘La Vulgata’, confirma la existencia del
evangelio hebreo de Mateo y declara: "Mateo, que es
también Leví... compuso un evangelio... en el idioma y caracteres
hebreos... Además, el mismo está preservado hasta este día en Cesarea, en la
biblioteca tan diligentemente coleccionada por el mártir Pamphilus".
(Catálogo de Escritores Eclesiásticos) Y este evangelio hebreo
confirma un hecho ahora reconocido: el de que
los versículos que hoy en día leemos al final del capítulo 28, no son realmente
cómo los redactó el apóstol.
El
historiador cristiano Eusebio de Cesarea (263-339), heredero de la extensa
biblioteca Pamphilus, que conservaba una copia del texto original de Mateo, si
no el texto original mismo, confirma también en capítulo 24 del tercer libro de
su Historia Eclesiástica, que Mateo
"escribió en
hebreo el Evangelio que lleva su nombre".
Además,
Eusebio menciona varias
veces en sus
libros, los
versículos que concluyen la versión griega del evangelio de Mateo, y no los
vierte según pueden leerse actualmente, si no en armonía con los del texto
hebreo, escribiendo: "Poreuthentes mathêteusate
panta ta ethnê en to onomati mou…", o sea: "Id y haced
discípulos de todas las naciones en el nombre mío..." (Historia
Eclesiástica, libro III, capítulo 5:2)
“Id y haced discípulos de todas las naciones
en el nombre mío, enseñándoles a
observar todo lo que yo os he mandado. He aquí que estoy con vosotros
todos los días hasta el final de los tiempos”. (Demostración Evangélica libro 3º, capítulo 6,
párrafo 32; y libro 5º, capítulo 26, párrafo 3)
Estos son pues los versículos que
concluían en tiempos de Eusebio, el evangelio griego de Mateo y los siguientes
son los que concluyen el evangelio hebreo compilado por Shem Tov, con su
traducción:
18 Jesús se acercó hacia ellos y les
dijo: “A mí se me
ha entregado todo el poder en los cielos y la tierra, 19 vosotros id a ellos 20 y
cuidad de ellos para que cumplan todas las cosas que he mandado.
(Estoy) con vosotros hasta
siempre”.
La
Versión
Shem
Tov del evangelio de Mateo se halla en
las siguientes bibliotecas:
Biblioteca
Add. No. 26964
Ms.
Heb. 28, Biblioteca de Rijksuniveriteit, Leiden
Ms.
Mich. 119. Biblioteca Bodeleian,
Oxford
Ms.
Opp. Add. 4' 72. Biblioteca Bodeleian,
Oxford
Ms. 2426 (Marx 16)
Biblioteca del Seminario Teológico Judío de América, Nueva York.
Ms. 2279
(Marx 18) Biblioteca del Seminario Teológico Judío de América, Nueva
York.
Ms. 2209 (Marx 19) Biblioteca del Seminario Teológico Judío de América,
Nueva York.
Ms. 2234 (Marx 15)
Biblioteca del Seminario Teológico Judío de América, Nueva
York.
Además, la versión
hebrea del evangelio de Mateo compilada por Shem Tov, está disponible, previa
solicitud, en la
Mercer University Press, Macon, Georgia ISBN 0-86554-470-0; y
puede también pedirse a la Century Publishers de
California.