Amado Hermano Mario Álvarez:

Reciba usted un saludo cordial de mi parte, esperando que le vaya bien en su vida espiritual.

   Le escribo para darle una explicación en cuanto al espíritu y a la palabra expresada por Dios desde el principio de la creación y en los tiempos de los discípulos en los siguientes términos:

En el principio el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas (Gn. 1:2). Observe, que allí dice el Espíritu de Dios y no una tercera persona. Cuyo Dios comenzó a pronunciar sus palabras para que todo fuera creado (Gn. 1.3-28). Vea también que no dice por ninguna parte, que lo hablado por Dios, para hacer todas las cosas, sea una segunda persona. Para ponértela un poco más sencillo, yo hablo, pero esto no quiere decir que mi palabra es otra persona, sino yo mismo que hablo.

Echando de ver ahora a Juan 1.1, te habla del Verbo que era desde el principio, es decir desde la creación, y este Verbo que es la palabra, estaba con Dios, quien era el que la hablaba, y puntualiza este texto Bíblico diciendo: Y EL VERBO ERA DIOS. Es decir, era el mismo Dios que pronunciaba sus palabras desde el principio de la creación. Luego Jn 1:14 dice: “Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como la del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad).” En esto último para darle una claridad o lucidez del porque dice: “como la del unigénito del Padre”, es por ser el único hijo engendrado por Dios, a diferencia de Adán, que en el principio fue creado. Coteje a Jn 1.14, con Zc. 12.10; y con Ap. 1:7, y te darás cuenta, que IEUE, al que llaman JeHoVá, es ese mismo hijo engendrado, que fue traspasado. ¿Conque lo traspasaron?, pues con clavos y lanza.

En lo tocante al Espíritu de Dios (Espíritu Santo), primero para comprender, ha de verse que Dios es Espíritu (Jn 4.24), y de su Espíritu el derrama sobre sus siervos y siervas (Zc. 12:10; Jl 2:27-28; Hc. 2:14-21.); y que por un sólo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu (I de Co 12.13); Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo (I de Co. 10.4).

Lo del Espíritu Santo se hace complicado entenderlo a la simple interpretación, ya que: en Mt. 1.20: el Hijo es engendrado por obra y gracia del Espíritu Santo; en Slm. 2.7; y Hebreo 1.5: es el Padre quien engendra al Hijo; en Jn. 20.22: Iesue (Jesús) sopló sobre sus discípulos, para que recibieran al Espíritu Santo; en Jn. 15.26: Iesue del Padre enviaría al consolador, el espíritu de verdad que procede del Padre; y en Jn. 14.26, es el Padre que enviaría al consolador en nombre de Iesue (Jesús).

Digo yo, según lo que interpreto de la palabra, es que si: Mt., es el Hijo engendrado por obra y gracia del Espíritu Santo, y que de acuerdo a Slm. 2:7; y Heb. 1:5, es el Padre que lo engendró; Jn 1:1, y el Verbo era Dios; Jn 14:9, Iesue es el Padre que tanto tiempo ha estado con vosotros; Romanos 9:5, según la carne vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas; I de Tim. 3:16, es Dios Manifestado en carne;  Jn. 20.22: Iesue sopló sobre sus discípulos, para que recibieran al Espíritu Santo; Jn. 15:26 Iesue del Padre enviaría al consolador, el espíritu de verdad que procede del Padre; y Jn. 14.26, es el Padre que enviaría al consolador en nombre de Iesue (Jesús), sencillamente entre tanta complicación es el Padre mismo, que tal como Hijo, aún como Espíritu. Lo cual no se puede interpretar, que sean tres o dos personas distintas, sino el mismo.

En conclusiva yo creo, que es necesario que no estemos divagando en la palabra, sino más bien en estar asido de la Cabeza, que es Cristo, en quien mora toda la plenitud de la Deidad, y en el estamos completos (I de Col. 2:9). En el hijo mora el Padre, quien de su Espíritu nos ha sido enviado el espíritu de verdad. Este es el Espíritu que procede del Padre (Jn. 15:26).