los primeros
cristianos nunca se afanaron por establecer las reuniones cristianas en templos
suntuosos al estilo pagano como vemos hoy en el medio católico o en las megas
iglesias evangélicas. Los templos católicos al estilo pagano y las suntuosas
megas iglesias evangélicas son el producto de la ligadura entre la iglesia y el
estado (los gobiernos mundanos) que se inició cuando el emperador Constantino
unió el estado pagano con la iglesia apostata romana (catolicismo: siglo cuarto);
dando como resultado una iglesia ramera,
es decir; ya la iglesia no era la novia
de cristo, sino que ahora era la
consorte de los gobiernos mundanos.
En realidad; los primeros cristianos hacían sus reuniones (congregación o
iglesia) en los propios hogares de los mismos hermanos en la fe, veamos algunos
ejemplos: Filemón, discípulo de la ciudad de Colosas, recibió una carta del
apóstol Pablo donde pablo envía saludos a la iglesia que está en tu
casa (Filemón 1,2). Esto significa que en casa de Filemón se reunía toda una
iglesia. Se ratifica con el caso de Ninfas de Colosas donde existe la iglesia
en casa (Colosenses 4:15); En su casa se
reunía toda una congregación y Pablo la recuerda muy especialmente. Otro caso
notable es el del matrimonio de Priscila y Aquila de la Iglesia de Roma, luego
trasladados a Éfeso habla de la congregación que se reúne en su casa, (Romanos
16:3-5; 1 Corintios 16:19; 2 Timoteo 4:19). Otros ejemplos de Iglesia en casa
pueden ser la familia de Aristabulo (Romanos 16:10) o la familia de Narciso
(Romanos 16:11). Así se cumple las palabras de nuestro señor Jesucristo cuando
dijo: donde dos o tres se congregan en mi nombre: allí estoy yo. Esta es la
razón por la cual los verdaderos cristianos instruidos por los apóstoles jamás
de vieron en la necesidad de levantar o mantener templos, o de formar algún
grupo eclesiástico a base de jerarquías, donde los dirigentes hasta visten
uniformes para diferenciarse de los demás cristianos; esa es una costumbre de
las religiones paganas insertada en el cristianismo a través del catolicismo
apostata romano.
Hoy existe
la iglesia institucionalizada, aceptada y sometida a las leyes de las
naciones, donde no es perseguida; ahora la Iglesia tiene que tener personalidad jurídica (la
iglesia apostólica, que no tuvo un reconocimiento oficial del gobierno romano
ni de las autoridades judías, no habría sido Iglesia en este tiempo; Hechos
4:5-7). Ahora en la nueva cristiandad moderna (al igual que el catolicismo
apostata de la edad media) existe la tendencia a buscar la superioridad
numérica, todo lo que cobra apariencia, y hasta la propensión a jactarse de
esas cosas. Es evidente que si son numerosos los creyentes en una asamblea,
concilio o denominación ellos necesitan un local adecuado y espacioso; y hasta
compiten entre sí por la iglesia más grande; lo cual lo único que hace es traer
vanagloria principalmente en el pastor o apóstol que gobierna en ese lugar.
Esto conlleva a una terrible carga sobre los feligreses ya que se ven obligados
por ley a tener que sostener financieramente el edificio, como también al grupo
eclesiástico que lo gobierna (sea a través de un falso diezmo iglesiero como
en el caso de los evangélicos, o con indulgencias como en el caso de los
católicos: algo jamás visto en la iglesia primitiva. En los primeros tres
siglos de fundarse la iglesia cristiana a través de los apóstoles no existe
rastros históricos que digan que esos cristianos se sometieran a la ley del
diezmo, o que tuvieran que mantener a un grupo eclesiástico.
la mayoría de los
historiadores de la iglesia escriben que el diezmo no llegó a ser una doctrina
aceptada en la iglesia por más de 700 años después de la cruz. De acuerdo a los
mejores historiadores y enciclopedias, no fue sino hasta después de 500 años que
el concilio local de la iglesia de Macón en Francia, en el año 585, intentó sin
éxito de imponer diezmo sobre sus miembros. No fue sino hasta el año 777 que
Carlos el Magno permitió que la iglesia por aval de ley pudiera recoger los
diezmos. Tal cual, amigo mío, es la historia del diezmo según la Enciclopedia
Británica, la Enciclopedia Americana, y la Enciclopedia Católica Romana para
que todos la lean. Estos hechos históricos debieran servir como prueba para
alguien.
EL
NUEVO CRISTIANISMO.
Ahora,
es importante entender que la población en general es supersticiosa y afectada
por la pobreza. Así que la riqueza y prestigio de la iglesia católica romana en
tiempo del rey Carlo Magno (edad media) de por sí ya era intimidatoria. Y
debido a que los sacerdotes tenían, como si fuesen, las llaves del cielo, el
pueblo buscaba estar de su lado. Ya entrada la edad media, los papas católicos
comenzaron a exprimir al pueblo a través de mentiras y supersticiones. Se
vendían indulgencias, es decir, una carta firmada por el papa de turno donde se
certificaba el perdón de todos sus pecados a quienes compraban estas cartas. Se
cobraban misas por los difuntos que supuestamente se encontraban en el
purgatorio. Tiempo después, y con la ayuda del rey Carlomagno, la iglesia
católica comenzó a cobrar diezmos para la iglesia y para el estado. Al
principio eran diezmos agrícolas, imitando el sacerdocio levítico, pero después
también cobraban diezmos de dinero.
Es ese la verdadera procedencia del diezmo iglesiero que conocemos hoy
en las congregaciones cristianas y que nada tiene que ver con el diezmo
bíblico.
La
mezcla de influencias de incrédulos y paganos, unida a la elasticidad de la
filosofía judaica, llevó a la restitución de muchas prácticas del Viejo
Testamento. Entres éstas, el diezmar fue de gran importancia debido a la
cantidad de dinero que generaba para la nueva clase de clérigos. Y fue
Convenientemente impuesta debido a su lugar en la Ley. Recuerde, la mayoría de
estos supuestos ministros nunca realmente se volvieron creyentes en Cristo, y
ellos veían al Cristianismo como un medio para ganar dinero. El espíritu de los
antiguos avariciosos fariseos y maestros de la ley estaba vivo entre los
dirigentes de la cristiandad apostata del catolicismo romano.
Con
líderes de religiones y cultos paganos ahora profesando fe en Cristo, ocurrió
una diabólica transformación. La fe antes pura de los creyentes, habiendo sido
probada en los fuegos de la Persecución, ahora estaba siendo infiltrada y
corrompida por los ricos, poderosos, e idealistas líderes religiosos paganos.
La distinción entre el pueblo, o laicos, y la clase sacerdotal, comúnmente
conocidos como el clero, efectivamente llevó al pueblo de Dios de nuevo al
sistema de la Ley. Efectivamente, para el siglo quinto el Cristianismo, para
todas las intenciones y propósitos, se había convertido en una religión
paganizada. Era sin duda alguna la gran ramera del Apocalipsis; la iglesia católica romana.
Ahora
veamos otra parte de la historia; el surgimiento del diezmo entre Los pentecostales
y evangélicos.
En este
tiempo moderno son muy pocas las iglesias católicas que cobran diezmos ¿Por
qué?; pues porque ya tienen a las mayorías de las naciones bajo sus pies. Las
riquezas que fluyen en el vaticano son enormes, por esto son muy pocas las
demás parroquias católicas que cobran diezmos, pues los líderes católicos saben
que en tiempos del rey Carlo magno, cuando el catolicismo cobraba diezmos, se
hacían grandes alborotos en el pueblo por causa de ese abuso. ¿Quiénes entonces
han heredado las normas iglesieras de cobrar diezmos?: pues los evangélicos y pentecostales; una
rama del protestantismo, el cual (a su vez) salió del catolicismo romano.
Comenzando
el siglo 20, se levantó en los Estados Unidos el movimiento Pentecostal, el
cual se propagó rápidamente por toda Latinoamérica. Los llamados evangélicos
pentecostales tienen en sus doctrinas muchas inclinaciones al legalismo, al
emocionalismo y a la religiosidad. Los evangélicos son en estos momentos los
mayores promotores del diezmo, el cual predican con exagerada insistencia,
incluyendo maldiciones e insultos sobre los cristianos que no diezman y ponen
en disciplina y no les permiten predicar o ejercer algún ministerio al
cristiano que no diezma. Yo, Alexander Gell, puedo confirmar que todo esto es
cierto, pues yo conozco muy bien a los evangélicos pentecostales, ya que desde
muy niño yo asistía a sus iglesias. En los pentecostales es donde he visto
manifestarse con gran poder el espíritu de los fariseos legalista. Los
creyentes que tienen ligaduras con los pentecostales legalistas pierden el
reposo que Dios prometió a su pueblo. Los cristianos que se someten a falsas
leyes conciliares y a la vez tratan de vivir el pacto de la gracia, son sin
duda las criaturas más espiritualmente miserables que he podido conocer,
pues sobre los tales pesa una terrible
maldición. Leemos esto en gálatas 5:4: "de Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la
gracia habéis caído." También dice en Gálatas 1: 9: ¨Como antes hemos dicho, también ahora lo
repito: si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea
anatema’’. Es por eso que reconocemos que el actual sistema iglesiero
evangélico están bajo el anatema de Dios, ya que sus creencias tiene muchas
ligaduras con la gran ramera católica romana: adoran a la santísima trinidad al
igual que los católicos; creen en la doctrina babilónica-católica de la
inmortalidad del alma y los tormentos eterno del infierno, además de engañar a
sus feligreses imponiéndoles por ley un falso diezmo del mismo modo que los
papas católicos le cobran indulgencia y misas por los muertos a sus laicos. Y
para colmo; en este tiempo la gran mayoría de lideres evangélicos se están
uniendo en ecumenismo con el catolicismo romano; la hija regresa al lado de su
madre. Es por eso que esa gran ramera descrita en apocalipsis 17 tiene el
sobrenombre de BABILONIA LA GRANDE: LA
MADRE DE LAS RAMERAS. Sin lugar a dudas, el sistema protestante,
evangélico, carismático, pentecostal, bautista, luteranos, presbiterianas, etc:
mas todos los concilios, denominaciones y grupos cristianos que tienen
creencias y doctrinas como las antes mencionados: son hijas de la gran ramera católica romana.
Esta es
la orden de Dios para todos aquellos que están todavía cautivos dentro del sistema
iglesiero de la cristiandad apostata: ‘’SALID
DE EN MEDIO DE ELLOS, PUEBLO MÍO; PARA QUE NO SEÁIS PARTICIPES DE SUS PECADOS
NI RECIBÁIS PARTE DE SUS PLAGAS’’ (apocalipsis 18: 4)