EL DISCURSO PROFÉTICO DE
JESÚS EN EL MONTE DE LOS OLIVOS
Por Tito Martínez
28 de noviembre de 2014
Prólogo
Lo que usted va a leer a continuación seguramente jamás lo ha leído en
ninguna otra parte, es único en la Historia de la literatura
Cristiana. No existe ningún escrito cristiano donde a lo largo de la Historia las tres
versiones de este discurso profético de Jesús estén juntadas y combinadas en
una sola, sin embargo, esto es crucial para conocer perfectamente este
importantísimo discurso profético de Jesús en su totalidad. Por consiguiente,
lo que haré es unir y combinar las tres versiones de este discurso de Jesús
registrado en Mateo, Marcos y Lucas para que conozcamos el relato completo de
cual fue el último discurso de Jesús en el Monte de los Olivos.
El discurso profético de Jesús se encuentra registrado en los capítulos
24 y 25 de Mateo. Luego tenemos una versión del discurso mucho más reducida en
Marcos 13. Y seguidamente tenemos la versión de Lucas, la cual también es muy
reducida, pero añadiendo detalles nuevos y muy importantes que no aparecen en
las versiones de Mateo y Marcos. En el Evangelio de Juan no se encuentra
registrado este discurso profético de Jesús.
El discurso profético de Jesús en el monte de los Olivos es el más largo
e importante dado por Jesús, y usted está a punto de conocerlo en su totalidad.
El sistema iglesiero apostata, el SIA, ha pervertido este discurso de
Jesús, sin embargo, usted va a conocer este discurso en su totalidad, lejos de
interpretaciones falsas y estúpidas que las diferentes sectas de la cristiandad
apostata enseñan.
Este importantísimo discurso profético fue el último que dio Jesús antes
de dar su vida por los suyos, por lo tanto, para conocer este discurso de forma
completa y perfecta sencillamente hemos de juntar
las tres versiones en una sola, y esto es lo que voy a hacer
seguidamente.
A esta versión combinada y completa del discurso profético de Jesús en
el Monte de los Olivos la vamos a llamar MATMARLUC,
que es una abreviatura combinada de Mateo, Marcos y Lucas. A esta versión la
voy a asignar el capítulo uno, y va a tener 111 versículos.
La versión bíblica que utilizaré es la Reina Valera de 1960, por ser
la más extendida entre las iglesias “evangélicas”, y recuerde que lo que haré
es mezclar y unir las tres versiones
del discurso, ya que las tres
se complementan a la perfección.
Este documento estará dividido en dos partes: la primera parte será el
discurso completo de Jesús en el Monte de los Olivos, combinado y unido según
Matmarluc, y la segunda parte será el comentario exegético y explicativo de
dicho discurso profético de Jesús.
Recomiendo también al lector que guarde este documento en su
computadora, y también que lo imprima en papel, ya que es único en su género y
de una importancia crucial.
También quiero advertir al lector que este documento escrito por un
servidor es la primera vez que se
publica en Internet, ya que esta versión combinada del discurso
profético de Jesús nunca nadie antes la ha realizado y publicado, de modo que
si usted lee en alguna otra parte de Internet este documento, es porque
sencillamente alguien lo ha copiado o incluso algún cara dura lo habrá plagiado
arrogándose su autoría.
Tito Martínez
Madrid, 28 de noviembre de 2014
PRIMERA
PARTE
EL
DISCURSO PROFÉTICO COMPLETO
Vamos a leer Matmarluc 1:1-111.
1 Cuando Jesús
salió del templo y se iba, unos que
hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas
votivas, se acercaron a Jesús para mostrarle los edificios del templo, y le
dijo uno de sus discípulos:
Maestro, mira qué piedras, y qué edificios.
2 Respondiendo
él, les dijo: ¿Veis todos estos grandes edificios? De cierto os digo, días vendrán que no quedará aquí piedra sobre
piedra, que no sea derribada.
3 Y estando él
sentado en el monte de los Olivos, frente al templo, los discípulos Pedro, Jacobo,
Juan y Andrés se le acercaron y le preguntaron aparte diciendo: Dinos,
¿cuándo serán estas cosas, y qué
señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? ¿y qué señal habrá de
tu venida, y del fin del siglo?
4 Respondiendo Jesús,
les dijo: Mirad que nadie os
engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo:
Yo soy el Cristo, y el tiempo está cerca. Mas no vayáis en pos de ellos, y a muchos
engañarán.
5 Y oiréis de guerras, de sediciones, y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto
acontezca; pero el fin no será
inmediatamente.
6 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, hambres,
alborotos y terremotos en diferentes lugares, y habrá terror y grandes señales del cielo.
7 Y todo esto será principio de dolores.
8 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, os entregarán a tribulación, y os matarán,
y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre y os
entregarán a las sinagogas y a las cárceles,
y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre.
9 Y esto os será ocasión para dar testimonio.
10 Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo
habéis de responder en vuestra defensa;
11 porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir
todos los que se opongan. Lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad;
porque no sois vosotros los que habláis,
sino el Espíritu Santo.
12 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Seréis
entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes,
y amigos; y matarán a algunos de
vosotros; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán, y el hermano entregará a la
muerte al hermano, y el padre al
hijo;
13 y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre.
14 Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas.
15 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
16 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
17 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
18 Y será predicado este evangelio del reino en todo el
mundo, para testimonio a todas las
naciones; y entonces vendrá el fin.
19 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación
desoladora de que habló el profeta Daniel
(el que lee, entienda), cuando
viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos,
sabed entonces que su destrucción ha llegado.
20 entonces los que
estén en Judea, huyan a los montes, y
los que estén en medio de Jerusalén,
váyanse; y los que estén en los
campos, no entren en ella.
21 El que esté en
la azotea, no descienda para tomar algo
de su casa;
22 y el que esté en
el campo, no vuelva atrás para tomar su
capa.
23 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en
día de reposo;
24 Porque estos son
días de retribución, para que se cumplan
todas las cosas que están escritas.
25 Mas ¡ay de las
que estén encintas, y de las que críen
en aquellos días!, porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo.
26 porque habrá
entonces gran tribulación, cual no la ha
habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
27 Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las
naciones; y Jerusalén será hollada por
los gentiles, hasta que los tiempos de
los gentiles se cumplan.
28 Y si aquellos
días no fuesen acortados, nadie sería
salvo; mas por causa de los escogidos
que él escogió, aquellos días serán
acortados.
29 Entonces, si alguno os dijere: Mirad,
aquí está el Cristo, o
mirad, allí está, no lo creáis.
30 Porque se
levantarán falsos Cristos, y falsos
profetas, y harán grandes señales y
prodigios, de tal manera que
engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
31 Mas vosotros mirad;
os lo he dicho todo antes.
32 Así que, si os dijeren: Mirad,
está en el desierto, no salgáis; o mirad,
está en los aposentos, no lo
creáis.
33 Porque como el
relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del
Hombre.
34 Porque
dondequiera que estuviere el cuerpo muerto,
allí se juntarán las águilas.
35 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos
días, habrá señales en el sol, en la
luna y en las estrellas, y en la tierra
angustia de las gentes, confundidas a
causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el
temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; el sol se
oscurecerá, y la luna no dará su
resplandor, y las estrellas caerán del
cielo, y las potencias de los cielos
serán conmovidas.
36 Entonces
aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la
tierra, y verán al Hijo del Hombre
viniendo sobre las nubes del cielo, en una nube, con poder y gran gloria.
37 Y enviará sus
ángeles con gran voz de trompeta, y
juntarán a sus escogidos, de los cuatro
vientos, desde el extremo del cielo y de
la tierra hasta el otro. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
38 De la higuera y
de todos los árboles aprended la parábola:
Cuando ya sus ramas están tiernas,
y brotan las hojas, sabéis que el
verano está cerca.
39 Así también
vosotros, cuando veáis todas estas
cosas, sabed que está cerca el reino de
Dios.
40 De cierto os
digo, que no pasará esta generación
hasta que todo esto acontezca.
41 El cielo y la
tierra pasarán, pero mis palabras no
pasarán.
42 Pero del día y
la hora nadie sabe, ni aun los ángeles
de los cielos, ni el Hijo, sino sólo mi
Padre.
43 Mirad, velad y orad;
porque no sabéis cuándo será el tiempo.
44 para que cuando
venga de repente, no os halle durmiendo.
45 Y lo que a
vosotros digo, a todos lo digo: Velad
46 Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de
glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
47 Porque como un
lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.
48 Velad, pues,
en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas
estas cosas que vendrán, y de estar en
pie delante del Hijo del Hombre.
SIGUE ABAJO