Cuyo verdadero nombre era Agnes Gonxha Bojaxhiu.
Antes de hacer click en otro vínculo o ir a Google a buscar sobre Teresa de Calcuta, apreciado lector extiendo una invitación a que haga memoria y sólo con ese recurso trate de responder a esta pregunta: ¿exactamente qué hizo a Teresa de Calcuta una santa? ¿el hecho de que a uno se lo vengan repitiendo desde que oyó de ella por primera vez?
Sea honesto consigo mismo: “Ayudar a los pobres” es una respuesta muy vaga. Con nombres propios, cifras. Algo exacto, cuantificable y objetivo. ¿A cuántos ayudó? ¿de qué manera? ¿se considera el lector alguien digno de defender la reputación de la Santa de Calcuta o cree siquiera ser alguien experto en su vida y/u obra?
Tanto como si ha habido una respuesta satisfactoria como si no, me permito ayudar: Teresa de Calcuta hizo muchas, muchísimas cosas en su vida y es justo que recurramos a alguien que ha estudiado su vida y obra. ¿Quién si no el inigualable Christopher Hitchens?
El autor británico-estadounidense, tras una documentada investigación publicó en 1994 un libro intitulado Missionary Position: Mother Teresa in Theory and Practice (que traduce algo así como La Posición del Misionero: la Madre Teresa en Teoría y Práctica). Con él nos enteramos de lo que muchos voluntarios que habían trabajado en la fundación de caridad de la Santa (Misioneras de la Caridad) llevaban diciendo hacía un buen tiempo: más que caridad es un culto que promueve el sufrimiento y la pobreza. Para aquellos asombrados, a lo mejor les cueste menos trabajo aceptarlo una vez lean las palabras de la propia Teresa de Calcuta. En una conferencia de prensa de 1981 dijo:
Pienso que es muy hermoso que los pobres acepten su destino, que lo compartan con la pasión de Cristo. Pienso que el sufrimiento de los pobres es de gran ayuda para el mundo.
Y aunque eso no tiene ni aureola de santo, habría estado muy bien que se ciñera a sus palabras, pero su doble moral es digna de admiración en el sentido de que pasó desapercibida por mucho tiempo. El libro de Hitchens -con su respectivo documental, Hell’s Angel- se publicaron en 1994 por lo que de ahí en adelante la investigación al respecto no está concentrada.
En dios No Es Bueno, Hitchens, quien le había seguido la pista a la monja, nos cuenta:
En 1996, la República de Irlanda celebró un referéndum acerca de una cuestión: si su Constitución debería seguir prohibiendo el divorcio. La mayoría de los partidos políticos en un país cada vez más laico, instaban a los votantes a aprobar una enmienda legislativa. Lo hacían por dos razones excelentes. Ya no se consideraba correcto que la Iglesia Católica de Roma prescribiera su moral a todos los ciudadanos y, evidentemente, era imposible siquiera aspirar a una definitiva reunificación de Irlanda cuando la gran minoría protestante del norte rechazaba continuamente la posibilidad de que se implantara un régimen religioso.
La Madre Teresa tomó un avión desde Calcuta para apoyar la campaña a favor del voto negativo junto a la Iglesia y sus partidarios de línea más dura. Dicho de otro modo: una irlandesa casada con un borracho maltratador e incestuoso jamás debería esperar nada mejor para volver a empezar de nuevo; mientras, los protestantes podían escoger entre aceptar las bendiciones de Roma o quedarse al margen. Ni siquiera sugería la posibilidad de que los católicos cumplieran con los mandamientos de su Iglesia sin imponérselos a todos los demás ciudadanos. Y esto sucedía en las islas Británicas y en la última década del siglo XX. El referéndum reformó finalmente la Constitución, si bien por la más estrecha de las mayorías. (Ese mismo año la madre Teresa concedió una entrevista en la que decía que confiaba en que su amiga la princesa Diana fuera más feliz una vez que se hubiera librado de lo que evidentemente era un matrimonio desafortunado; pero no debe sorprendernos tanto descubrir a la Iglesia aplicando criterios más severos a los pobres y ofreciendo indulgencias a los ricos).
Y hablando de ricos, también podemos hablar de la Madre Teresa. Ella no sólo era amiga del sufrimiento de los pobres. También era amiga de los ricos y de su riqueza, en general.
Entre sus amistades destacaban el fundamentalista católico, estafador y cruzado anti-pornografía Charles Keating, quien generosamente le donó U$ 1,25 millones de dólares. En el juicio en el que Keating fue encontrado culpable de estafar a miles de estadounidenses (así yo también donaría plata), Teresa trató de interceder por su amigo y le pidió al juez Lance Itoque “mire en su corazón” e hiciera “lo que Jesús haría”. El fiscal del caso, Paul Turney, respondió a las intercesiones de Teresa de Calcuta de la siguiente manera:
Le escribo esta carta para darle una breve explicación acerca de los delitos por los cuales fue condenado el señor Keating, para permitirle a usted comprender de dónde venía el dinero que le dio, y también para sugerirle cumplir con el acto moral de devolver ese dinero a sus legítimos dueños.
El señor Keating ha sido reconocido culpable de haber robado 9’000.000°° de dólares a 17 personas. Estas 17 personas habían recibido un mandato de otras 17,000, a las que el señor Keating robó 252 millones de dólares.…
Las víctimas de la estafa del señor Keating pertenecen a todas las capas de la sociedad. Había gente acomodada y culta. Pero la mayoría era gente modesta que no sabía nada de altas finanzas. Uno de ellos, por ejemplo, es un pobre carpintero que ni siquiera hablaba inglés y que perdió todos los ahorros de su vida en la estafa del señor Keating.
Usted exhorta al juez Ito a hundirse en su propio corazón (en el momento de juzgar a Charles Keating) y a hacer lo que Jesús habría hecho. Le devuelvo la propuesta: Pregúntese a sí misma lo que Jesús hubiera hecho si alguien le hubiera ofrecido el fruto de un hurto. ¿Qué hubiera hecho Jesús si se hubiera encontrado en posesión de dinero robado? ¿Qué hubiera hecho Jesús si hubiera sido explotado por un ladrón más ansioso de aliviar su conciencia? Presiento que Jesús hubiera devuelto la cosa robada muy pronto y sin vacilación alguna a su legítimo dueño. Usted debería actuar así.
La santa nunca respondió la misiva del Fiscal ni devolvió el dinero. Y es raro, porque ese no era su único amigo rico ademas de Lady Di. Por el contrario, sus amigos pudientes abundaban.
Por ejemplo, ella contaba con el apoyo -un apoyo mutuo- del dictador haitiano Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier, con el pastor de la nueva era John-Rogers, con Ronald y Nancy Reagan, con los seguidores de Ante Pavelić y básicamente cualquier persona medianamente poderosa de la ultra derecha.
Cuenta Anne Marie Mergier, que en 1986, Teresa participó en Francia en un congreso de la organización Provie (Provida), muy cercana al Opus Dei y que diez años después aceptó ser la “madrina” de un coloquio del círculo Renaissance (Renacimiento), organización francesa abiertamente ligada al Frente Nacional (partido neofascista dirigido por Jean Marie Le Pen).
Y hablando del Opus Dei, podemos recordar al agente del FBI -y supernumerario de la Obra-, Robert P. Hanssen quien vendió numerosos compañeros a la KGB y que negoció una rebaja de pena capital. Según su esposa, Bonnie, en 1980 le confesó que había empezado a recibir un segundo sueldo de Moscú. Ella le dijo que se confesara ante su sacerdote, Robert Bucciarelli. De los testimonios posteriores, se deduce que Bucciarelli le aconsejó a Hanssen que entregara su primer salario soviético -20 mil dólares de 1980- a la Madre Teresa -cargo que Bucciarelli no ha negado-.
¿De dónde creen que han salido todos los tesoros y reconocimientos terrenales de Teresa de Calcuta?
Del dictador haitiano recibió la Legión de Honor Haitiana y luego elogió su régimen. Ella hizo campaña y recaudó fondos para los herederos políticos del Poglavnik -fundador y líder del movimiento fascista croata Ustasha- Ante Pavelić. También contó con el apoyo de y apoyó a Ralph Reed y Pat Robertson impulsores de los Contrasen Guatemala y los paramilitares en Nicaragua. Estos últimos también estaban apoyados por Ronald Reagan de quien la Santa de Calcuta dijo:
No había entendido nunca la ternura con la cual ustedes aman al pueblo. Ahora lo sé por experiencia, porque la última vez que vine aquí, una religiosa de Etiopía me vino a visitar para decirme: Nuestro pueblo se muere. Nuestros niños se mueren. Madre haga algo. Y la única persona que me vino a la mente mientras hablaba fue el Presidente. Le escribí en seguida y le dije: No sé porque, pero he aquí lo que me pasó. Al día siguiente hubo un arreglo inmediato para hacer llegar comida a nuestro pueblo (…) Juntos estamos haciendo algo magnífico para honrar a Dios.
Mientras elogiaba a Reagan por su ‘ayuda’ en Etiopía, esta consistía en apoyar la junta presidida por Mengistu Haile Mariam que se caracterizó por el genocidio de los pueblos de Etiopía y Eritrea.
¿Y los pobres? A ellos también los visitaba. Y por la misma época: es imposible que no hubiera visto los campos de la muerte de Guatemala ni lo que hacían los escuadrones de la muerte en Nicaragua ni cómo se moría de hambre la población haitiana. Pero, al igual que con el régimen estalinista de Enver Hoxha, todo era digno de alabanza.
Uno de los mejores cronistas -si no el mejor- de Latinoamérica, Martín Caparrós, visitó el santuario en Calcuta y esta fue la impresión que se llevó:
En la sala hay dos tarimas de material con mosaicos baratos, que ocupan los dos lados largos: sobre cada tarima, quince catres; en el suelo, entre ambas, otros veinte. Los catres tienen colchonetas celestes, de plástico celeste, y una almohada de tela azul oscuro; no tienen sábanas. Sobre cada catre, un cuerpo flaco espera que le llegue la muerte.
El moritorio de la madre Teresa está al lado del templo de Khali y sirve para morirse más tranquilo, dentro de lo que cabe. La madre Teresa lo fundó en 1951, cuando un comerciante musulmán le vendió el caserón por muy poco dinero porque la admiraba y dijo que tenía que devolverle a dios un poco de lo que dios le había dado. Desde entonces, los voluntarios recogen en la calle moribundos y los traen a los catres celestes, los limpian y los disponen para una muerte arregladita.
—Los de las tarimas están un poco mejor y puede que alguno se salve.
Me dice Mike, un inglés de 30 con colita, tipo bastante freakie, que se empeña en hablarme en mal francés.
—Los de abajo son los que no van a durar; cuanto más cerca de la puerta, peor están.
En la sala se oyen lamentos pero tampoco tantos. Un chico —quizás sea un chico, quizás tenga 13 ó 35— casi sin carne sobre los huesos y una bruta herida en la cabeza grita Babu, Babu. Richard, grande como dos roperos, rubio, media americana, maneras de cura párroco en Milwaukee, comprensivo pero severo, le da unos golpecitos en la espalda. Después le lleva un vaso de lata con agua a un viejo que está al lado de la puerta. El viejo está inmóvil y la cabeza le cuelga por detrás del catre. Richard se la acomoda y el viejo repta con esfuerzo para que le cuelgue otra vez.
Aunque he de decir que Teresa de Calcuta no era una completa hipócrita. Cuando se trataba de la agenda más ortodoxa de la Iglesia Católica, ella era la primera en defenderla. A pesar de que se oponía a que las mujeres tuvieran igualdad de derechos con los hombres, lo que de verdad la sacaba de quicio eran el aborto y los anticonceptivos.
Ella quería que se tuvieran todos los hijos que dios mandara al mundo. Esto es lo que Jeffrey Sachs en su libro Economía para un Planeta Abarrotado, denuncia como una de las trampas de la pobreza: tener toda la descendencia posible es la receta para seguir en la pobreza. Sin embargo, la ‘Santa’ de Calcuta al recibir su terrenal Nobel de Pazaseveró:
El gran destructor de la paz hoy en día es el llanto de los inocentes niños no nacidos. Si una madre puede asesinar a su propio hijo en su propio cuarto, ¿qué nos queda a ustedes y a mí? Matarnos los unos a los otros.
Esta saña contra el control de natalidad se correspondía ni más ni menos que a la materialización del misógino deseo vaticano de satanizar la independencia de la mujer y era la forma a través de la cual violaba la sagrada separación entre la Iglesia y el Estado.
Por cuenta del Vaticano, Teresa de Calcuta recorrió muchos lugares del mundo, recaudando fondos -con sus criptofascistas amigos- a la vez que Calcuta se caía de la pobreza. Por cuenta de sus acciones, ha sido la santa que más rápido beatificaron. Para poner las cosas en perspectiva tomemos el caso de Mary MacKillop quien hasta ahora está siendo canonizada. Y ¿qué hizo MacKillop? En 1871 -mucho antes de que cualquier persona viva actualmente naciera- Mary MacKillop denunció la pederastia del clero australiano, lo que le valió la excomunión.
Así que el trato era sencillo: ella (Teresa de Calcuta) promulgaba la fórmula de la pobreza y la desigualdad -mientras se codeaba con los ricos- y Juan Pablo II la ponía en la vía rápida de la canonización.
A pesar de que para el momento de su canonización, la Iglesia ya no exigía que nadie hiciera el papel de abogado del diablo -la medida fue derogada por el mismo Juan Pablo II en 1983-, parece que aún así quisieron que alguien adoptara ese papel en esta canonización específica y ¿quién mejor para dicha tarea que Christopher Hitchens?
En su libro Amor, Pobreza y Guerra -recopilación de las mejores crónicas, reportajes y columnas de Hitch hasta el 2004-, en el aparte intitulado El diablo y la madre Teresa, nos cuenta cómo fue realizar esta tarea.
Fue una audiencia en Washington DC, con el monseñor Joseph Sadusky, el diácono Bernard Bernier y el padre David O’Connor. Sin embargo estos no eran quienes decidían sobre la canonización. Eran simples enviados para tomar la declaración de la contraparte. Hitch cuenta lo que pasó una vez completada la audiencia:
El padre O’Connor me llevó a su propio sanctasanctórum y me permitió un cigarrillo. “Roma quería que de verdad se hiciera esto -dijo con tono bastante crudo-. Nos han dicho que transcribamos la cinta y la mandemos al final de la semana”. (Esto fue un jueves por la mañana). Añadió: “El Papa tiene un interés personal. Va por la vía rápida”. Me dijo que podía revisar la transcripción, y que intentaría conseguirme una copia del cuestionario, que no habían permitido sacar del cuarto. Le pregunté qué le parecían mis pruebas. Fue sorprendentemente sincero. “Bueno, mucha gente de la Iglesia le dirá que era una mujer muy difícil. La tuvimos aquí en Washington, para abrir una casita para su orden. Un sitio pequeño y agradable, pero quiso que se quitara todo lo que era moderno, hasta la formica. Era muy difícil”. De todas sus actuaciones, sabía que esto último era cierto, nada salvo la austeridad absoluta para los pobres y enfermos. He entrevistado a una decena de ex voluntarios que la dejaron solo por esa razón. Pero, por supuesto, un celo extremo de esta índole a menudo convence a la gente de que se encuentra en presencia de la grandeza.
Claro, los voluntarios. ¿Qué dicen los misioneros?
Hemley Gonzalez es el creador del movimiento STOP The Missionaries of Charity, que busca hacer rendir cuentas a las Misioneras de la Caridad por su negligencia médica y el uso indebido de las donaciones. También es el impulsor de Responsible Charity y éste es su testimonio:
Trabajé como voluntario en una de las casas de la Madre Teresa en Calcuta, en India, durante un período de dos meses a finales del 2008. Fue durante este tiempo que me impactó descubrir la terrorífica y negligente forma como opera esta caridad y la directa contradicción del entendimiento general del público de su trabajo.
Después de una investigación posterior me dí cuenta que todos los eventos de que había sido testigo se sumaban a nada más y nada menos que una sistemática violación de los Derechos Humanos y una estafa financiera de proporciones monumentales y criminales.
Los trabajadores lavaban las agujas bajo el grifo del agua para reutilizarlas. Medicinas y otros artículos de importancia vital siendo almacenados por meses hasta que expiraban y eventualmente, aún expirados, aplicados esporádicamente a los pacientes. Voluntarios con muy poco o ningún entrenamiento en absoluto, llevando a cabo peligrosos trabajos en pacientes con alto riesgo de contagio de Tuberculosis y otras enfermedades potencialmente mortales, mientras que las trabajadoras de la caridad se rehúsan a aceptar e implementar maquinaria y equipos que con la seguridad del caso automatizarían los procesos y salvarían vidas.
He empezado este grupo y otros proyectos para denunciar a las Misioneras de la Caridad y su trabajo y llamar la atención de todo el mundo por los actos cometidos a diario por ellas. Creo firmemente que como humanos debemos ayudar a nuestros congéneres necesitados con una transparencia del 100% y sin que a cambio de nuestra ayuda, aquellos a los que ayudamos tengan que coincidir con nosotros con cualquiera que sea el camino espiritual que escojamos.
¿Algún lector había tenido antes la oportunidad de conocer el testimonio de uno de los ex voluntarios? ¿Señor lector, ha visitado Ud. el santuario en Calcuta? ¿La Casa de los Moribundos?
Automáticamente llegan los cuestionamientos: ¿Qué pasó con toda la plata que venía adjunta con los premios terrenales que le dieron a Teresa de Calcuta? ¿No pudo hacer un solo hospital? La respuesta es: NO.
Consideraron que era mejor esparcir la doctrina del empobrecimiento a través del mundo y por eso las Misioneras de la Caridad tienen conventos y casas de moribundos en 133 países.
Y a pesar de que sus más de 4500 monjas alrededor del mundo tienen que hacer votos de pobreza, la propia Teresa de Calcuta siempre que se enfermaba se hacía tratar en un hospital de California con la tecnología de punta que le negaba a sus moribundos pacientes.
A medida que me he ido enterando de las imposturas, aberraciones y despropósitos de Teresa de Calcuta y su culto a la muerte y la medicina del siglo XVIII, he tratado de hacerle difusión. Resulta complicado. Las personas tienen un éxito espectacular para no ver los hechos y aceptar las pruebas y en ocasiones la causa parece perdida. El mismo Christopher Hitchens lo reconoce: se le priva a las personas de una metáfora útil. Falsa, un completo fraude, pero útil.
Sin embargo, aunque esa es una percepción, el progreso se está dando y más personas están tomando consciencia sobre esta especie de estafa encamada con los pensamientos más ortodoxos de la derecha.
Para la muestra: en el aniversario 100 de la Madre Teresa de Calcuta, la gerencia del Empire State Building se negó a iluminar el simbólico rascacielos en honor de la monja albanesa. Lentamente pero vamos avanzando.
Veredicto: Hipócrita, fraude, fanática, fundamentalista, corrupta, cínica, cruel, peligro para la salud, propagadora de la pobreza, apologista de la misoginia, vocera de la miseria, servidora del dolor, coleccionista de tesoros terrenales, enemiga de los Derechos Humanos.