“No; antes bien, se despojó a sí
mismo y tomó la forma de un esclavo y llegó a estar en la semejanza de los
hombres. Más que eso, al hallarse a manera de hombre, se humilló y se hizo
obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento”. (Filipenses
2:7-8).
Los católicos dicen que Jesús jamás se despojó de su
divinidad, sino que de lo único que se despojó durante su vida terrenal fue de esa
GLORIA externa inherente a su divinidad, y que por eso Jesús, en Juan 17:5, le dice
al Padre solamente que lo GLORIFIQUE, pero de la DIVINIDAD no le dice nada,
porque Jesús nunca dejó de ser Dios:
“dice ahora pues, Padre, GLORIFÍCAME tú al lado tuyo, CON
AQUELLA GLORIA QUE TUVE CONTIGO ANTES QUE EL MUNDO FUESE”. (Juan 17:5).
P/D: Esa enseñanza, es decir, que se despojó de su GLORIA y no
de su DIVINIDAD, es falsa porque Jesús cuando estuvo en la tierra estaba en la condición de HOMBRE, no
de DIOS y HOMBRE.