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Autoayuda y Superación: Energía Creativa
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 12/10/2009 07:21

Las cuatro dimensiones de la Energía Creativa



El comprender la naturaleza de sus energías creativas, qué hacen y cómo funcionan, le ayuda a liberarlas para conservar la salud, sanar o crear algo nuevo en su vida. También es importante entender la relación entre sus energías creativas y el flujo y reflujo natural del proceso creativo universal en su interior. Los campos de energía vital son el vehículo del proceso creativo. Es a través de los campos de energía vital como se crean las situaciones, los eventos y las experiencias de su vida, así como su mundo material.

Las fuerzas creativas tienen varias dimensiones. Nuestro lenguaje es demasiado limitado para describir adecuadamente las diferencias entre esas dimensiones, que se experimentan personalmente a medida que usted discurre por el proceso creativo. A falta de otros mejores, yo utilizaré los términos energía y dimensión, en un sentido no científico, para explicarlas. Cuantos más individuos tomen consciencia de estas experiencias creativas, tengo la seguridad de que incorporaremos las palabras necesarias para comunicarnos mejor acerca de ellas.

Desde mi punto de vista, hay por lo menos cuatro dimensiones en cada ser humano. Cada uno de esos niveles puede percibirse mediante la elevada percepción sensorial (EPS) y puede ser manipulado directamente por un sanador experimentado con fines curativos. Las cuatro dimensiones de nuestra humanidad son: el nivel físico, el nivel aural, el nivel del hara y el nivel de la estrella del núcleo.

La primera dimensión es el conocido mundo físico. Nuestro mundo físico se mantiene intacto merced a los mundos subyacentes de energía y consciencia.




Directamente detrás del mundo físico está la dimensión de los campos de energía universal o vital, en los que reside el aura o campo energético humano. Este nivel es la estructura o el entramado sobre el que se sustenta el mundo físico. Todo lo creado en el mundo físico debe existir antes, o ser creado, en el mundo de la energía vital. Cada forma existente debe formarse primero en los niveles estructurados de los campos de energía. Esta dimensión contiene asimismo las energías de nuestra personalidad. Cada sentimiento que poseemos existe en el nivel de los campos de energía vital. El cuerpo físico expresa los niveles variables del campo en manifestaciones tales como sonrisas afectuosas, muecas de desaprobación, el modo de andar, de sentarse, de estar de pie….

Dentro del campo energético humano yace el nivel del hara, en el que almacenamos nuestras intenciones. Estas tienen una importancia enorme en el proceso creativo. Cuando poseemos intenciones inconscientes, mixtas u opuestas, luchamos contra nosotros mismos e interrumpimos el proceso creativo. Cuando aprendemos a alinear nuestras intenciones no sólo con nosotros, sino también con el grupo próximo de personas con las que trabajamos, alineamos las intenciones de nuestro grupo próximo con las del grupo más amplio al que sirve y así sucesivamente, sacando partido a unas aptitudes creativas enormes.

Detrás del nivel del hara está la dimensión del núcleo central de nuestro ser, o lo que yo llamo el nivel de la estrella del núcleo. Este es el nivel de nuestra fuente interna, o de la divinidad localizada dentro de nosotros. Es de esta fuente interior de donde mana toda la creatividad.

Todo el proceso creativo natural requiere la salida de energías y consciencia de la estrella del núcleo hacia esas cuatro dimensiones. Un cambio permanente en cualquier dimensión exige un cambio en su base, que reside en la dimensión inmediatamente inferior. En consecuencia, desde la perspectiva de la curación, si deseamos pasar nuestro cuerpo o cualquier parte del mismo, como por ejemplo un órgano, desde un estado insano a un estado sano, debemos trabajar con las energías subyacentes que constituyen los cimientos del cuerpo. Debemos explorar y trabajar con cada una de las cuatro dimensiones. Empezaremos por el nivel aural, el campo energético humano.

Este campo de energía vital ha sido explorado, investigado y utilizado con fines diversos a lo largo de la historia. Esta exploración comenzó mucho antes de que aprendiéramos el método científico, y ha continuado desde entonces. Los científicos de hoy en día llaman a los campos de energía medible asociados a sistemas biológicos “campos bioenergéticos”. Por otro lado, los términos “aura” y “campo energético humano” son utilizados por los sanadores. Es importante efectuar aquí una distinción, por cuanto se han medido los campos bioenergéticos en laboratorios, mientras que el aura o campos energéticos humanos se conocen a partir de las observaciones personales y clínicas de personas que recurrieron a la elevada percepción sensorial. En el primer caso, la información medida está limitada por el estado del instrumental, mientras que en el segundo, la información medida está limitada por la claridad y coherencia del observador con la EPS. En mi opinión, las mediciones del campo bioenergético mantienen una intensa correlación con las observaciones de la EPS.

El campo energético humano: el vehículo que transporta su energía
Como sanadora y usuaria de la elevada percepción sensorial, he observado el campo de energía que rodea a las personas durante muchos años. Tras una serie de estudios sobre los campos energéticos de multitud de plantas, animales y seres humanos, he llegado a la conclusión de que el campo energético humano suministra una estructura matricial de energía sobre la que se desarrollan las células. Lo que quiero decir es que el campo de energía existe antes que el cuerpo físico.

Un fenómeno que corrobora esta idea es el efecto del miembro ilusorio que ocurre cuando las personas a las que se ha amputado algún miembro siguen notando ese miembro. Las sensaciones residuales se deben, generalmente, a la irritación de las terminaciones nerviosas que han sido cortadas. No obstante, el miembro ilusorio aún es visible en el campo aural del paciente por medio de la EPS. Puesto que las sensaciones se trasladan al campo aural, este fenómeno tiene sentido para el observador dotado de EPS.

El hecho de que el campo exista previamente al cuerpo físico hace una diferencia fundamental respecto a numerosos investigadores científicos, que entienden que el campo emana del cuerpo, en vez de que el cuerpo se origina a partir del campo. Si se demuestra la existencia de este último como anterior al físico, implica que algún día podremos regenerar miembros, tal y como hacen las salamandras. Esta conclusión hace del campo de energía un factor mucho más importante para los procesos de curación y desarrollo de lo que se sospecha en un principio. Puesto que el cuerpo físico procede del campo energético, un desequilibrio o una distorsión en este campo acabará provocando una enfermedad en el cuerpo físico que gobierna. En consecuencia, las distorsiones curativas en el campo aportarán curación al cuerpo físico. Sanar consiste en saber curar el campo reestructurándolo, equilibrándolo y cargándolo.

Además, tal y como demostré en Manos que Curan, los eventos energéticos que ocurren en el campo aural son prioritarios y preceden siempre a un evento físico. Lo precipitan. Esto significa que cualquier enfermedad se manifestará en el campo antes de que lo haga en el cuerpo físico, y puede, por tanto, curarse dentro del campo antes de que sea precipitado al cuerpo físico.

El campo aural es un salto cuántico más profundo hacia nuestra personalidad de lo que es nuestro cuerpo físico. Es en este nivel de nuestro ser donde tienen lugar nuestros procesos psicológicos. El aura es el vehículo de todas las reacciones psicosomáticas. Desde el punto de vista de un sanador, toda enfermedad es psicosomática. Se necesita un funcionamiento equilibrado del campo aural para conservar la salud. Sin embargo, el campo aural no es el origen del evento. Es el vehículo mediante el cual la consciencia creativa del núcleo alcanza el nivel físico.

Todas las técnicas curativas que practico y enseño se basan en el conocimiento de la estructura y función del campo energético humano y de las configuraciones que subyacen en dimensiones más profundas.






El campo energético humano se compone de siete niveles. Mucha gente comparte la idea equivocada de que este campo es como las capas de una cebolla. No es así. Cada nivel penetra en el cuerpo y se extiende al exterior desde la piel. Cada nivel sucesivo posee una frecuencia “más alta” o una “octava más”. Cada una se extiende desde la piel varios centímetros más lejos que el nivel de frecuencia inmediatamente inferior. Los niveles impares son campos estructurados de rayos fijos de una luz brillante. Los niveles primero, tercero, quinto y séptimo de este campo están estructurados en una forma específica. Los niveles pares –segundo, cuarto y sexto- están llenos de una sustancia/energía sin forma. El segundo nivel es como una sustancia gaseosa; el cuarto es semejante a un líquido; y el sexto es como la luz difusa que rodea la llama de una vela. Es el nivel no estructurado del campo energético lo que se ha relacionado con el plasma y el llamado bioplasma. Recuerde que estos son términos no científicos que utilizamos aquí porque la experimentación no ha demostrado aún de qué se trata. Pero, a falta de un término mejor, emplearemos la palabra bioplasma. El bioplasma presente en los tres niveles no estructurados se compone de varios colores, una densidad aparente, e intensidad. Este bioplasma circula por las líneas de los niveles estructurados, y tiene una correlación directa con nuestras emociones.

La combinación de una red de luz fija con el bioplasma fluyendo a través de él mantiene el cuerpo cohesionado en su forma, lo nutre con energía vital, y sirve como un sistema de comunicación e integración que permite al cuerpo funcional como un solo organismo. Todos estos niveles del campo energético humano actúan holográficamente para influirse unos a otros. Estos niveles, o cuerpos energéticos, como los llaman muchos, no pueden considerarse menos reales que nuestro cuerpo físico. Si todos sus cuerpos energéticos son fuertes y están cargados y sanos, disfrutará de una vida plena en todas las áreas de la experiencia humana. Si su campo energético es débil en cualquier nivel, hallará dificultades para tener experiencias que estén asociadas a ese nivel, y su experiencia de la vida será limitada. Cuantos más niveles o cuerpos haya desarrollado, más plena y amplia será su experiencia vital.



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De: Marti2 Enviado: 12/10/2009 07:21
Tendemos a asumir que toda la experiencia vital es la misma que la que conocemos en la dimensión física, pero no es así. La vida existe en múltiples niveles vibratorios. Cada nivel es distinto según la composición de la energía-consciencia en ese nivel. Esto nos brinda una amplia variedad de experiencia vital de la que aprender. Los siete niveles del campo aural corresponden a siete niveles distintos de la experiencia vital. Cada nivel difiere en su alcance de frecuencia vibratoria, intensidad y composición de bioplasma. Cada uno, por tanto, responde a los estímulos de acuerdo con su composición.

Esto me recuerda lo excitante que era, en matemática aplicada, derivar ecuaciones de movimiento de líquido bajo condiciones diversas. Quedé sorprendida al ver que las mismas ecuaciones eran aplicables tanto al aire en movimiento como al agua. La diferencia era que determinados factores de las ecuaciones eran más influyentes que otros cuando cambiaba el medio. Lo mismo podía decirse de las ecuaciones que describen el movimiento del aire cerca de la superficie terrestre y el movimiento del aire en alturas superiores. El movimiento del aire cerca del suelo está más influido por la fricción de los árboles y arbustos que la masa de aire más elevada. A medida que nos alejamos del suelo, es necesario disminuir el factor de fricción en la ecuación que describe el movimiento del aire. Los resultados muestran un cambio en la dirección del flujo del aire. Seguro que usted se habrá fijado en que las nubes de una determinada altura suelen desplazarse en una dirección distinta a la de las nubes situadas más arriba. La micrometeorología describe movimientos de aire a corta distancia en unas condiciones locales restringidas que son muy distintos a los macro movimientos de aire a través de los océanos, donde interviene el desplazamiento de la Tierra mediante la fuerza de Coriolis. Distintas partes de las ecuaciones resultan más influyentes en condiciones diversas.

Apliqué las mismas ideas y principios generales cuando trataba de explicar las interacciones del campo aural. La energía-consciencia del campo aural fluye de manera distinta y es influida por distintos factores de los diversos niveles del campo. Es decir, la composición de la energía-consciencia de cada uno de los niveles del campo es única, y cada uno responde de forma distinta a varios factores. Otra forma de resumir lo que ocurre es decir que el bioplasma de cada nivel del campo tiene probablemente un alcance de frecuencia, una intensidad de carga y una composición propios. Así pues, es natural que responda a los estímulos en función de todo ello.

En la estructura del campo energético se encuentran también los chakras, a los que no nos referiremos ahora.

El nivel del hara: el nivel de su intención, su objetivo
El nivel del hara es un salto cuántico más hacia el interior de su naturaleza y una dimensión más profunda que el aura. El nivel del hara constituye los cimientos sobre los que reposa el aura. Yo lo llamo el “nivel del hara” porque es el nivel donde se encuentra el hara. Los japoneses definen el hara como un centro de energía alojado en el vientre inferior. Mientras que el aura se relaciona con su personalidad, el nivel del hara tiene que ver con sus intenciones. Se corresponde con su misión en la vida o con su objetivo espiritual más profundo. Es el nivel del principal objetivo de su encarnación y de su objetivo en cualquier momento. Es aquí donde usted establece y conserva su intención.






El nivel del hara es mucho más simple que el campo aural, que posee una estructura muy compleja. Consta de tres puntos situados a lo largo de una línea semejante a un rayo láser que se halla en el eje central del cuerpo. Tiene algo menos de un centímetro de anchura y se extiende desde un punto situado un metro por encima de la cabeza hasta las profundidades de la tierra. El primer punto, situado encima de la cabeza, parece un embudo invertido. Su extremo más ancho, orientado hacia abajo, tiene algo menos de un centímetro de diámetro. Representa nuestra primera individuación respecto a la divinidad, cuando nos individualizamos por primera vez de Dios para encarnarnos. Lleva también la función de la razón. Conduce nuestra razón para encarnarnos. Es a través de este lugar que nos conectamos con nuestra realidad espiritual superior. Yo denomino este lugar “punto de individuación” o “punto ID”.

Si seguimos la línea láser hacia abajo, hasta la zona superior del pecho, encontraremos el segundo punto. Es una hermosa luz difusa. Se corresponde con nuestra emoción. Aquí albergamos nuestro anhelo espiritual, el anhelo sagrado que nos conduce a través de la vida. Nos aporta la pasión de que tenemos que realizar grandes cosas en la vida. Este anhelo es muy específico de nuestra misión en la vida. Anhelamos cumplirla. Es lo que deseamos hacer más que cualquier otra cosa. Es a lo que hemos venido. Es el anhelo que cada uno de nosotros lleva dentro, lo que nos permite percibir por qué estamos aquí. Yo llamo este punto “la sede del anhelo del alma”, o “sede del alma”, o “punto SA”.

El siguiente punto de la línea es el tan tien, tal como se denomina en chino. Es el punto del que parten todos los artistas marciales cuando actúan, de donde extraen la fuerza necesaria para romper el hormigón. Parece ser una bola de fuerza o un centro de existencia, de unos 6 cm. de diámetro. Está situado unos 6 cm. más abajo del ombligo. Tiene una membrana dura a su alrededor, lo que le da el aspecto de una bola de caucho. Puede tener un color dorado. Se trata de un centro de voluntad. Es su voluntad de vivir en el cuerpo físico. Contiene la única nota que mantiene el cuerpo físico en su manifestación física.

Es mediante su voluntad y esa única nota que usted ha extraído un cuerpo físico del cuerpo de su madre, la Tierra. Es también a partir de este centro que los sanadores pueden conectarse a un gran volumen de fuerza para regenerar el cuerpo, a condición de que el sanador arraigue la línea del hara a las profundidades del núcleo fundido de la Tierra. Cuando su línea del hara se extiende hacia el interior de la Tierra, los sanadores pueden acumular una gran fuerza. Cuando se utiliza con fines curativos, el tan tien puede adoptar un rojo intenso y ponerse muy caliente. Esto es lo que se entiende por arraigarse en el nivel del hara. Cuando sucede esto y el tan tien se vuelve rojo, los sanadores sienten un intenso calor por todo su cuerpo.

En cuanto usted haya establecido una intención clara en el nivel del hara, sus acciones en los niveles aural y físico le aportarán placer. Cuando hay una disfunción a nivel del hara puede provocarse una enfermedad por intenciones confusas, mixtas u opuestas, y por la desconexión respecto a la misión en la vida de esa persona. Muchas personas, sobre todo en las regiones del mundo más modernas e industrializadas, se arrastran sufriendo un intenso dolor espiritual porque ignoran que tienen un objetivo en la vida. No comprenden por qué sienten dolor. No saben que existe una cura para este tipo de dolor espiritual. La desconexión respecto al objetivo más profundo de la vida se muestra en el nivel del hara, y puede remediarse desde este mismo nivel.

El nivel de la estrella del núcleo: el nivel de su esencia divina, la fuente de su energía creativa.
El nivel de la estrella del núcleo es un salto cuántico más profundo en quien somos que el nivel del hara, y está relacionado con nuestra esencia divina. Usando la EPS, en el nivel de la estrella del núcleo todo el mundo parece una hermosa estrella. Cada estrella es distinta. Cada estrella es la fuente interna de la vida interior. En este lugar escondido, somos el centro del universo. Aquí reside la individualidad divina que hay en cada uno de nosotros. Está situado a poco menos de 4 cm. más arriba del ombligo, en la línea central del cuerpo. Cuando alguien abre su visión al nivel de la estrella del núcleo y observa un grupo de personas, cada una parece una hermosa estrella que irradia infinitamente pero penetra en todas las demás estrellas.






Nuestro núcleo es la naturaleza más esencial de nuestro ser, y es totalmente única para cada individuo. Ha estado dentro de cada uno de nosotros desde antes de los albores del tiempo. En realidad, escapa a las limitaciones de tiempo, espacio y creencia. Es el aspecto individual de lo divino. A partir de este lugar interno, vivimos y mantenemos nuestro ser. Lo identificamos fácilmente como lo que siempre hemos sabido que somos desde el momento de nacer. En este lugar, somos sabios, afectuosos, y estamos llenos de valor.

Esta esencia interna no ha cambiado con el tiempo. No se ha visto afectada por experiencias negativas. Sí, nuestras reacciones a las emociones negativas pueden haberla ocultado, o encogido, pero en realidad no la han alterado nunca. Es nuestra naturaleza más básica. Es la divinidad más profunda que existe en cada uno de nosotros. Es lo que realmente somos. Es a partir de este lugar de donde surgen todas nuestras energías creativas. Es el surtidor eterno de donde proceden todas nuestras creaciones.

El proceso creativo que se origina dentro de nuestro núcleo empieza siempre con dos ingredientes. El primero es la intención positiva, o intención divina; el segundo es el placer positivo. Todo cuanto haya hecho en su vida empezó no sólo con buenas intenciones, sino también con placer. Cada acto creativo que haya hecho empezó dentro de la consciencia de su núcleo y fue ascendiendo por los niveles más profundos de su ser hasta alcanzar su mundo físico. Todas las creaciones de su vida siguen la misma evolución. Cada acto creativo sigue esta ruta en su viaje hacia lo físico: se manifiesta primero como consciencia en el núcleo, luego como intención en el nivel del hara, y posteriormente como nuestras energías vitales en el campo aural que más tarde surgirán al universo físico.

Cuando estas energías fluyen directamente desde el núcleo a través del nivel del hara de nuestra misión en la vida, a través del nivel aural de nuestra personalidad, y a través de nuestro cuerpo físico, creamos salud y alegría en nuestra vida. Es con la luz que emerge de nuestro núcleo que creamos la experiencia vital en todos los niveles de nuestro ser.

Cuando bloqueamos las energías creativas que emanan de la estrella del núcleo, al cabo de un tiempo inducimos dolor en nuestra vida. La tarea que tenemos por delante consiste en desvelar nuestro núcleo de modo que la luz y nuestras creaciones puedan brotar en forma de alegría, placer y bienestar. De este modo, podremos crear un mundo de armonía, paz y comunión.


Barbara Ann Brennan



Extractado y adaptado por Pablo Cáceres de
Hágase la Luz.- Editorial Martínez Roca
Fuente: Alcione


 
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