"¿Por qué preocuparme ...?
MSF me solicita un texto sobre el mundo de la ayuda humanitaria, pero hoy no me siento capacitado para escribir sobre la responsabilidad de los periodistas que colocamos o borramos las guerras o las crisis del mapa, o que acudimos a ellas siempre con un billete de ida y vuelta; tampoco lo estoy para reflexionar sobre el papel de los pequeños donantes que ofrecen su dinero conmovidos por una foto del dolor y no por un sentido constante de la solidaridad; o de los Gobiernos que se resisten con trucos de contables a ceder el 0'7% o que privatizan su cuota de responsabilidad en el socorro a ese mismo Tercer Mundo que ayudaron a esquilmar; ni de las ONG, ni de sus aciertos ni de sus fallos, ni de la necesidad de tender a programas de desarrollo en los que puedan trabajar juntas organizaciones diferentes, o en campañas como las de las minas o las armas ligeras. Tampoco me siento capacitado para escribir sobre la exasperante burocracia de la ONU y de sus agencias, ni de la gran mentira que es la política internacional -en Kosovo o en cualquier parte-, o de los intereses de la economía global, siempre en colisión con el bienestar local. No, hoy no quiero pensar como un analista o un aprendiz de político. Tan sólo, deseo incorporarme, escuchar la voz de Julius Nyerere ("no somos pobres por castigo divino sino por la explotación sistemática a la que hemos sido sometidos"), y tratar de hallar una respuesta que me exija tomar consciencia de mi responsabilidad como ser humano y combatir de una vez las causas de la injusticia sin esperar a sus efectos devastadores. Y esta respuesta, tal vez, esté en un pequeño poema.
"¿Por qué preocuparme cuando la nieve mancha las aceras de sangre? ¿Por qué preocuparme cuando el sonido de los obuses sale del fondo de mi televisor entre dos anuncios alegres de Coca-Cola? ¿Por qué preocuparme cuando leo en el periódico los nombres de cientos de presos torturados que ni siquiera conozco? ¿Por qué preocuparme si miles de niños han sido secuestrados en Freetown? ¿Por qué preocuparme si a millones les amputaron las manos o las piernas con la mina de mis impuestos? ¿Por qué preocuparme si al leer un libro no oigo las voces de los personajes decirme ¡resucita de una vez!? ¿Por qué preocuparme si al escuchar una hermosa canción no siento ganas de llorar? ¿Por qué preocuparme si los hijos que jamás tuve son huérfanos de guerra en un albergue triste de Sarajevo o de Camboya? ¿Por qué preocuparme tanto? ¿Por qué preocuparme tanto de la vida? ¡Si hace siglos que estoy muerto!"
Ramón Lobo (Periodista)