Me gustaría hacer un recorrido por diferentes autores y métodos en su concepción del yo, empezando por las filosofías hindúes de los primeros tiempos (Samkya-yoga), budismo... para acabar en el occidente contemporáneo. No es un recorrido exhaustivo ni completo. Sólo apunta ideas principales sobre el yo y las diferencias entre autores y métodos, en la intención de que nos sirva para reflexionar y relativizar pautas fijas de pensamiento.
Empecemos por un camino de liberación que filosóficamente nos lleva a una separación insalvable entre dos polos, el espíritu puro (purusha) y todo lo demás (naturaleza, prakritti...): el samkya-yoga.
En la filosofía del Samkhya-Yoga (dos de las 6 escuelas filosóficas tradicionales de la India) el verdadero Yo es eterno e inmóvil, es el Purusha que se diferencia de la Prakriti, principio de la materia y de la naturaleza psico-mental. El Purusha no puede nacer ni ser destruido, es puro, eterno y libre. La liberación no es otra cosa que la toma de conciencia de su eterna libertad. Cada Purusha está completamente aislado, ya que no puede tener contacto con el mundo ni con los restantes espíritus. El cosmos está poblado por Purushas eternos, libres e inmóviles. Mónadas entre las que no es posible ninguna comunicación. Se trata de una concepción trágica y paradójica del espíritu que fue objeto de ataques enérgicos por parte de los doctores budistas y maestros del vedanta. El Buda era radical en esto, esta negación era exigida para llegar al Nirvana. Pero el pensamiento hindú no se quedó aquí, en una tentativa en la que la liberación hubiera de ser conquistada a un precio tan alto como es la negación total de la vida y la personalidad humana. El genio hindú no agotó sus recursos con soluciones tan extremas y exclusivas y el Bhagavadgità presenta otro método para obtener la liberación, sin necesidad de renunciar al mundo (1).
El mensaje del budismo respecto al yo se resume en estas frases:
"Creer en la existencia de un yo es caer en la herejía de la permanencia; negar el yo es caer en la herejía de la aniquilación con la muerte" (2), o sea que negando la realidad del yo se llega a una paradoja: una doctrina que da máxima importancia al acto, pero también niega al agente de este acto, o como diria un doctor budista más tarde, "solo existe el dolor, pero no hay modo de encontrar al que sufre". Buda nunca quiso ser explícito en esto, pues sabía que la creencia en un Atman llevaba a muchas disquisiciones metafísicas y fomentaba el orgullo intelectual, no la liberación. Las innumerables controversias alrededor del Yo o la naturaleza del Nirvana tenían (como respuesta de Buda) la solución en la experiencia del despertar (son problemas insolubles del pensamiento).
De todos modos, Buda aceptaba una cierta unidad y continuidad de la "persona", aunque no quiso tomar partido en las controversias entre los partidarios de la "persona" (pudgalavadin) y los partidarios de los "agregados" (skandhavadin), poniéndose en una posición intermedia. De hecho él mismo afirma "esta es mi última reencarnación", admitiendo así (implícitamente) la continuidad de la persona de encarnación en encarnación.
Hoy en día, todavía se duda en llamar "yo" a la verdadera persona que pasa de una existencia a la otra, pero paradójicamente se busca la reencarnación de tal Lama... en el budismo tibetano. Buda defendía que el único modo de llegar al Nirvana era siguiendo su método. En esto era radical.
Haremos un salto cuántico en el tiempo:
En Herman Hesse, en su libro Shidartha o su novela Narciso y Golmundo, los dobles personajes reflejan uno la postura ortodoxa de seguir la Ley (enseñanzas búdicas) y el otro un proceso heterodoxo, encontrando igualmente la liberación. Una posibilidad de "la otra vía", la que es el "may Way", "a mi manera". Hay unas frases atribuida a Claudio Naranjo que reflejarían esta última actitud, dice así:
El Camino
No hay instrucción autoritaria que dar ni ningún ideal a seguir. No hay ningún camino en particular. Sin embargo, busca tu camino, tu propio camino. Todo camino que ha sido tomado en préstamo o dictado Lleva al fin a un callejón sin salida. Pero tu propio camino no es otra cosa que tu presencia en la vida.
Encuentro estas frases sencillamente preciosas, una joya que me recuerda a la joya de la literatura de Antonio Machado: "Caminante no hay camino, se hace camino al andar, caminante no hay camino, sino estelas en la mar..." Vayamos ahora al occidente contemporáneo. La definición que da la Gran Enciclopedia Catalana del vocablo “jo” es:
“2.1. psicol.: Unidad dinámica que constituye el individuo consciente de su propia identidad y de su relación con el medio; es, pues, el punto de referencia de todos los fenómenos físicos.
2.2. psic/psiq. Según el psicoanálisis, instancia psíquica que une el ello con el mundo exterior y hace de puente entre el ello y el super-yo. Resulta de la diferenciación que el contacto con la realidad exterior impone al ello (estructura psíquica primitiva). De hecho es un sistema de adaptación a la realidad.
3. filos. Para Kant, el "yo" es la unidad que acompaña a toda representación...
Vemos, pues, el "yo" como un punto de referencia, como un controlador, como centro de los fenómenos psíquicos... este centro del psiquismo es puesto en duda por los que defienden sistemas budistas. Ex. Laura Martínez (psicóloga) en su artículo "En torno a la imágen" en la revista Conciencia Sin Fronteras dice textualmente: "...el de siempre es sólo un suplantador. Ese suplantador funciona construyéndose a sí mismo. Novelando experiencias o relacionando formas, creando estructuras que uno podría ver semejantes a las de los átomos. Elementos girando en torno a un núcleo que no es más que la idea de "yo". La actividad, las ideas, los logros y los fracasos son atrapados por la fuerza de gravedad de ese núcleo...". Más adelante califica al "yo" o a la "idea de yo" (puesto que no existe) de psicosis colectiva. Y sigue "...ser tal cual somos se nos antoja un riesgo por la sencilla razón de que no confiamos. Y no confiamos porque no nos hemos reconocido como nosotros mismos, porque tememos renunciar a la identidad ficticia que creíamos ser...". ¿Quién somos pues? ¿Necesitamos ser tan radicales con el "yo"? Esta postura no sólo es defendida por los budistas tradicionales. Heterodoxos como Allan Watts también plantearon esta cuestión de un modo parecido (3). Aunque Allan tiene una frase que rompe la paradoja: "El universo yoa"(del verbo yoar). Hacemos una prueba pues... (meditación) y vemos que el "yo" desaparece de la conciencia como nombre, ¿hay centro en esta conciéncia? ¿hay punto de referencia? Quizas la conciencia que observa sin juicios es lo que nombramos yo en psicosíntesis, pero no avancemos ideas. (Los sub-yoes o sub-egos, en psicosíntesis se irán ampliando, conociendo, relativizando, integrando... en un contexto mayor, el verdadero Yo que es testimonio inmóvil... es el Purusha que se enseña en las escuelas de yoga actuales, que no es el Purusha original de la filosofía shamkia-yoga, ya que aquel Purusha es incontaminado, este testimonio inmóvil sólo sería un reflejo del real).
Vamos a ver qué dice C.G. JUNG:
"El yo es el punto focal de la conciencia. El yo es el portador de nuestra conciencia consciente de existir, así como el sentimiento permanente de identidad personal. Es el organizador consciente de nuestros pensamientos e intuiciones, de nuestros sentimientos y sensaciones. Es el portador de la personalidad. El yo surge del si-mismo... desempeña papeles de crucial importancia. Percibe significados y evalúa valores, actividades que favorecen la supervivencia y hacen que la vida valga la pena vivirse” (4).
El eje ego-sí mismo es crucial en esta cuestión que estamos debatiendo, pues afirma la funcionalidad importante del yo a la vez que lo relativiza, ya que su origen es el arquetipo sí-mismo como centro verdadero del "individuo" en parte personal, en parte transpersonal (inconsciente individual y colectivo). Punto de vista parecido encontramos en R. Assagioli, "Psicosíntesis".
"El yo personal y el Transpersonal son, de hecho, la misma realidad experimentada en diferentes niveles: Nuestra verdadera esencia tras cualquier tipo de máscara y condicionamiento" (5). El yo personal en psicosíntesis es la conciencia pura, que una vez se ha desprendido de los elementos psicológicos que la estructuran y refuerzan tiene la tendencia de volver a su origen el Yo Transpersonal. A partir del momento en que se descubre la confianza en sí mismo y la individualidad, puede empezar una transición progresiva hacia una comprensión global de la universalidad. Para que no haya errores de interpretación, quiero añadir las afirmaciones siguientes:
"El yo es la experiencia psicológica más fundamental que tenemos: la conciencia cristalina, clara y limpia". "El yo no es una realidad que haya de admitirse a ciegas. Es algo que se puede comprobar continuamente en nuestra vida diaria, pues es puro silencio interior". "... si nos observamos con atención, nos damos cuenta de que hay un elemento permanente, las sensaciones corporales cambian, los sentimientos se desvanecen, los procesos y pensamientos fluyen pero algo permanece para darse cuenta de ese flujo. Este algo es el yo, y podría definirse como la conciencia en su estado esencial no diluido, químicamente puro". Este yo personal es el que puede reconocer las diferentes subpersonalidades presentes en el individuo, pues como conciencia testimonio ve las diferentes subpersonalidades que son satélites psicológicos que coexisten con una multitud de vidas dentro del conjunto global de nuestra personalidad. Trabajar nuestras sub-personalidades (sub-egos) es aumentar nuestra unidad, aumentar el sentido del Yo tal como se entiende en psicosíntesis.
Esta cuestión es trabajada también por Virginia Satir (6), que compara la personalidad con un teatro en el que actúan diferentes personajes, "amor", "estupidez", desamparo"... que están a "matar" entre ellos, hasta que uno pregunta "¿Quién es el encargado?". Esta sería la función del yo en Virginia Satir... recordemos aquí a Karen Horney con su yo débil (yo neurótico) y el yo fuerte (menos neurótico).
Querría recalcar también la visión de Ken Willber (psicólogo transpersonal) en la que coincide con Piero Ferucci en cuanto a la conciencia testimonio como trampolín a la conciencia de unidad. Siendo esta conciencia testimonio una realidad viviente y no una abstracción o ficción o ilusión (7).
Para terminar la vuelta por el occidente contemporáneo citaré a Jim Leonard, creador del vivation, y su definición del yo:
Yo (self): "Parte de un individuo que percibe y contempla realidades, clasifica realidades en conceptos, crea y refina modelos de realidad, crea y adopta o rechaza contextos nuevos, descubre contextos exixtentes y/o bien continúa usándolos o rechazándolos o estructurándolos, y/o bien mantiene el contenido en un cierto contexto o reclasifica el contenido de un contexto a otro".
Me gustaría dar entrada a Alexander Lowen con el concepto de Ego-Self (periferia-centro). También a Berne, con el concepto de adulto frente al "Padre" y al "Niño" en el Análisis Transaccional, es decir, estado adulto del yo, estado padre del yo y estado niño del yo... y a los reduccionistas conemporáneos, en el nivel cerebral, en el que el lóbulo frontal tiene una función, el occipital otro... manteniendo un equilibrio entre las diferentes zonas cerebrales y del sistema según la información que llega de todas las partes del cuerpo exteriores o internas, vía nerviosa u hormonal... sólo para reflexionar digamos que si uno se pone frente a un espejo "como si" estuviera contento el tiempo suficiente, el cerebro terminará elaborando las substancias de "contento" y realmente se termina sintiéndose contento de verdad (internamente). Esto nos daría una idea del estado dinámico del centro cerebral.
conclusión:
La síntesis oriente-occidente está muy lejos de producirse, pero los esfuerzos y los pasos que se han hecho son muy útiles. Los puristas, los ortodoxos de los sistemas no verán con buenos ojos una síntesis, pero me inclino a pensar que visiones como la psicosíntesis, Jung... que están a caballo entre las dos culturas, son un paso a considerar, como soporte, como estelas en el mar en este viaje que es nuestra vida.
El camino es único para cada uno, pues cada uno tiene una casa (pautas fijas de pensamiento) que ha de derribar para encontrar el tesoro que encierra. Terminaré con unas palabras de Rumi(maestro sufi):
"Destruye tu casa y con el tesoro oculto en ella podrás construir miles de casas. El tesoro está debajo de ella; no hay más remedio, no dudes en derribarla, ¡No lo demores!"
notas: (1)"Las primeras filosofías y técnicas de liberación" de Mircea Elíade, Tomo II. (2) "Nirvana", de L. de la Vallée-Poussin, pag. 108 (3) Ver "9 Meditaciones", de Allan Watts (4) Anthoni Stevens, "Jung". (5) Piero Ferucci, "Psicosíntesis". (6)"Tus distintos rostros" (7) Ken Wilber, "Conciencia sin Fronteras".
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