¿Qué es la combustion humana espontánea? La combustión humana espontánea es lo que le sucede a un humano al quemarse sin ninguna razón identificable o aparente de ignición. La combustión humana puede resultar en simples quemaduras en la piel, humo o puede alcanzar a la completa incineración del cuerpo. Existe mucha especulación y controversia sobre la combustión humana espontánea (CHE). No existe una causa exacta, pero muchas teorías han intentado explicar la existencia de la CHE y como ocurre. Una de las dos teorías más comunes dice que la combustión humana espontánea es originada por una combustión no espontánea de la ropa; mientras que la otra teoría afirma que se produce por una extraña descarga estática. Aunque matemáticamente se puede demostrar que el cuerpo humano contiene suficiente energía almacenada en la grasa para generar el fuego, en circunstancias normales no puede encenderse solo y mantener la llama.
Historia de la combustión humana espontánea Mucha gente cree que la Combustión Humana Espontánea fue documentada por primera vez en la Biblia, pero hablando científicamente, estos dichos son muy antiguos y de segunda mano como para ser tenidos en cuenta como evidencia.
En los últimos 300 años ha habido más de 200 reportes de personas quemándose hasta la muerte sin una aparente razón.
La primera evidencia histórica de combustión humana aparece en 1673, cuando el francés Jonas Dupont publicó un libro denominado De Incendiis Corporis Humani Spontaneis, el cual era una colección de casos de combustión humana. Dupont se inspiró para escribir este libro luego de conocer el caso de Nicole Millet, en el cual un hombre fue acusado de la muerte de su esposa, quien falleció, según la corte, por “combustión espontánea”. Millet, una bebedora francés empedernida, fue encontrada en su cama reducida a cenizas, dejando sólo el cráneo y sus dedos en perfecta condición. Lo más sorprendente de todo es que la cama casi no sufrió daños. El libro de Dupont creó un nuevo mito urbano y agitó la imaginación popular.
El 9 de Abril de 1744, Grace Pett, una alcohólica de Inglaterra fue encontrada en el suelo por su hija, quien describió lo que encontró como “un pedazo de madera consumido por el fuego, pero sin llamas”. Sorprendentemente, ninguna prenda estaba dañada.
En los 1800 hay bastante evidencia de escritores que nombran dramáticas escenas de muertes. Debido a que muchos escritores de esa época eran escritores de “penny dreadfuls”, algo parecido a las tiras cómicas, no fueron tomados en cuenta. Sin embargo, dos nombres importantes de la literatura de aquella época hablaron de la combustión humana espontánea, y la usaron como recurso para sus obras.
El primero de los autores fue el Capitán Marryat quien, en su novela “Jacob Faithful”, utilizó detalles de un reporte policial de Londres de 1832 para describir la muerte de la madre del protagonista.
Veinte años más tarde, en 1852, Charles Dickens utilizó a la combustión espontánea humana para asesinar al protagonista Krook, en su novela “Bleak House”. Krook era un alcohólico sin remedio, algo que concuerda con la creencia popular de que la combustión humana era causada por un alcoholismo extremo. Una vez publicada la novela, el filósofo y crítico George Lewes declaró que la combustión humana espontánea no era más que un invento y acusó a Dickens de alimentar un mito falso. Dickens le respondió a Lewes en el prefacio de la segunda edición de su trabajo, aclarando que él investigo el tema y que conocía más de 30 casos de combustión humana espontánea. Los detalles de la muerte de Krook en la novela son muy similares a los de la muerte de la Princesa Cornelio de Bandi Cesenate. El otro caso del cual Dickens también extrajo detalles fue el de Nicole Millet, ocurrido 100 años antes.
En 1951, el caso de Mary Reeser recapturó el interés del público en la combustión humana espontánea. La señora Reeser, de 67 años, fue encontrada reducida a cenizas en su departamento, pero con el cráneo y un pie completamente intactos. Este evento fue el puntapié inicial para que se escribieran muchos libros sobre combustión humana espontánea, entre ellos el libro de Michael Harrinson, “Fire from heaven”, que se convirtió en un estándar en el tema.
El 18 de Mayo de 1957, Anna Martin, de 68 años, fue encontrada en su casa de Philadelphia totalmente incinerada, pero dejando intactos sus zapatos y una porción de tu torso. Los médicos forenses determinaron que las temperaturas debieron alcanzar los 2.000º C para causar ese daño en su cuerpo, pero increíblemente un periódico que estaba a treinta centímetros de distancia se encontraba en perfectas condiciones.
El 5 de Diciembre de 1966, las cenizas del Doctor Irving Bentley, de 92 años, fueron encontradas en Pennsylvania. Aparentemente, el cuerpo de Bentley se incendió mientras que estaba en el baño, dejando un agujero de 1 metro de diámetro en el piso y una pierna intacta. Nada de la pintura del baño fue afectada.
Por último, un sobreviviente de este fenómeno en 1944, Peter Jones, declaró no haber tenido sensación de calor ni había visto llamas, sólo humo. Tampoco sintió dolor.
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