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Casos y Cosas: Serendipias
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 20/10/2009 02:41
 
Serendipias
 
"En el punto donde se detiene la ciencia, empieza la imaginación"
(Jules de Gaultier. Filósofo francés, 1858-1942).
 
Todas las personas hemos experimentado a lo largo de nuestra vida casualidades, coincidencias que nos han asombrado en un momento dado y que, casi con seguridad, hemos olvidado con el paso de los días. Estas casualidades también se denominan Serendipias, aunque normalmente esta palabra se utiliza más bien para referirse a descubrimientos científicos que acontecen de pronto gracias a una asombrosa casualidad.
 
 
La expresión Serendipia proviene de un cuento persa del pasado, exactamente del siglo XVIII, denominado El príncipe de Serendip. Este relato contaba la vida de los príncipes de Serendip, cuyos conflictos siempre se resolvían por medio de extraordinarias casualidades. De ahí procede el vocablo anglosajón serendipity, que hace referencia a las casualidades imposibles. El término español serendipi, fue muy utilizado en sus orígenes, pero paulatinamente fue quedando en el olvido.
 
 
También se utiliza el término seudoserendipia cuando el investigador, después de estar mucho tiempo siguiendo la pista a algo concreto sin éxito alguno, alcanza definitivamente su propósito gracias a un suceso imprevisto.
 
 
Hay que aclarar que la anticipación no es serendipia. Por ejemplo, no sería una serendipia que alguien hubiese dicho hace sesenta años que el hombre iba a llegar a la luna algún día. Pero sí lo es lo que escribió Lester del Rey, en 1954, en uno de sus libros: "La nave Apolón se posó en la superficie de la Luna. Tras varios pequeños brincos pudo estabilizarse. Se abrió su rampa y por ella descendió el comandante Armstrong para pisar por primera vez el suelo de este mundo desconocido". Veamos más casos asombrosos...
 
 
 
||SERENDIPIAS||
Las bolas de billar. Afortunadamente llegó un momento en que se pensó en buscar una alternativa al marfil para confeccionar las bolas de billar, eso ocurría a mediados del siglo XIX. En 1870, un inventor de Nueva Jersey, John Wesley Hyatt, estaba pensando una combinación de papel con cola y serrín, porque imaginaba que de ahí surgiría un elemento diferente y adecuado para el fin que perseguía. Se hirió en un dedo y, sin querer, derramó un envase de colodión (nitrato de celulosa disuelto en éter y alcohol). Esto suscitó que parte del estante en el que estaba experimentando se cubriese con una capa de nitrocelulosa. Al observarla, Wesley se percató de que esta mixtura pegaría mejor su mezcla de papel y serrín, descartando así la cola. De este modo se descubrió el celuloide, que en la actualidad se utiliza, entre otras cosas, para fabricar bolas de billar.
 
 
Alexander Fleming. En 1922 Alexander Fleming analizaba un cultivo de bacterias, fortuitamente una lágrima suya resbaló hasta el plato que ocupaba dicho cultivo. Al día siguiente descubría asombrado que donde había caído la lágrima se había producido un vacío, cosa que le llevó a pensar que las lágrimas debían poseer alguna cualidad desconocida hasta ese momento. Descubrió sin darse cuenta la lisozima, un antibiótico que eliminaba las bacterias sin destruir los glóbulos blancos, cosa que sí hacía el fenol que se utilizaba en esa época.
 
 
Hugh Williams. El 15 de diciembre de 1664 se hunde un barco frente a las costas de Gales. Mueren 82 personas, y hay un solo superviviente llamado Hugh Williams. El 5 de diciembre de 1785 ocurre una nueva desgracia náutica. Sesenta personas fallecen, y sólo hay un superviviente cuyo nombre es Hugh Williams. El 5 de agosto de 1860, en las costas escocesas, ocurre otro naufragio. Todos pierden la vida, excepto una persona llamada Hugh Williams.
 
 
De viaje. Un industrial argentino tiene que viajar desde Buenos Aires a San Carlos de Variloche. Tiene un sueño donde ve que el avión en el que viaja se estrella. Se lo comunica a su mujer y a su socio, y les dice que no quiere viajar en avión. Ambos le trasmiten la misma impresión de incredulidad, pero le dejan a su elección el modo de desplazarse. Decide irse en coche. Cuando está a medio camino escucha por la radio que su avión se ha estrellado. Respira aliviado por su acertada elección, pero el destino no parece compartir su alegría, y fallece en un accidente de tráfico a 12 kilómetros de San Carlos de Variloche.
 
 
El milagro del coro. Este suceso ocurre en 1950, en Beatrice, Estado de Nebraska. Los miembros de un coro religioso acuden a las siete y veinte de la tarde al ensayo diario. El día 1 de marzo los quince componentes del coro se retrasan por un motivo u otro. Un fallo en la caldera hacía estallar la iglesia a las siete y veinticinco de la tarde.
 
 
La bala perseverante. El tejano Henry Ziegland abandona a su novia, esto ocurre en 1893. El hermano de la chica, indignado, decide vengarse, por lo que va a buscarle y le dispara. El huidizo novio se libra, y la bala queda incrustada en un árbol cercano. Veinte años más tarde, Ziegland quiere cortar el árbol, prueba con un hacha y con una sierra, pero le resulta muy trabajoso y decide utilizar dinamita. Cuando el árbol explosiona, la bala hace inicio y le mata.
 
 
El taxista. Un taxista de las Bermudas atropella a un chico que va en una motocicleta. Cuando sale horrorizado del coche descubre estupefacto que es la misma motocicleta con la que había tenido un percance el año anterior, que el chico que la conducía es hermano del que atropelló y que el pasajero que lleva en el taxi es el mismo que llevaba en aquel momento.
 
 
SERENDIPIAS LITERARIAS. LA REALIDAD IMITA A LA FICCIÓN
Jonathan Swift nació en Dublín, el 30 de noviembre de 1667. Fue un escritor mordaz, que escribió obras en verso y en prosa. En 1726 escribe el que está considerado su mejor libro, Los viajes de Gulliver. En sus páginas narra con todo detalle la existencia de los dos satélites de Marte, cuyos nombres son "Miedo" y "Terror". Según Swift estas lunas eran irregulares, y tenían unas dimensiones y velocidades orbitales muy aproximadas a las que se descubrirían 151 años después, en 1877. Asimismo, se las llamó "Fobos" y "Deimos". En la mitología griega "Fobos y Deimos" son hijos de Ares (Marte) y Afrodita (Venus). Fobos en griego significa "miedo" (es la raíz de fobia). Deimos en griego significa "pánico".
 
 
Edgar Allan Poe. Este escritor estadounidense, nació en Boston el 19 de enero de 1809. En 1850 escribe Las aventuras de Arthur Gordon Pym. Este relato es la historia de un naufragio próximo a las islas Malvinas. En esta pericia solamente sobreviven en una balsa cuatro personas. Desesperados por el hambre, echan a suertes quien será la víctima que les servirá de alimento. Pierde un grumete llamado Richard Parker. En 1884, una goleta británica naufraga cerca de las islas Sandwich del Sur. Hay cuatro supervivientes. Como si la realidad estuviese imitando a la ficción del modo más macabro, también echan a suertes quien deberá morir para que los demás sobrevivan. El desdichado, es un grumete llamado... Richard Parker.
 
 
 
RESONANCIAS O CASUALIDADES EXTREMAS
Humberto I de Italia. Humberto I nace el 14 de marzo de 1844 en Turín. Un 29 de julio de 1900 visita un restaurante en Monza. De inmediato le llama la atención el gran parecido físico del dueño de dicho restaurante con su propia persona, al punto que entabla conversación con él. De este modo se entera que ambos se llaman igual, Humberto, y que los dos han nacido en Turín. La esposa de su extraño gemelo comparte también el nombre con la suya, Margherita. El restaurante se inauguró el mismo día que a él le proclamaron rey. Todas estas coincidencias dejan asombrado al monarca, que decide invitar a su nuevo amigo a un festival atlético al que debe asistir. Pero su deseo no se verá cumplido ya que, mientras espera a su invitado, le dan la sorprendente noticia de que al dueño del restaurante le acaban de asesinar. Poco después, el rey Humberto I moriría asesinado de un disparo por el anarquista Gaetano Bresci.
 
 
Abraham Lincoln - John F. Kennedy. Multitud de similitudes unen la vida de Lincoln y Kennedy, las siguientes sólo son un breve ejemplo para despertar la curiosidad del lector:
* Abraham Lincoln es elegido presidente de los Estados Unidos en 1860; John F. Kennedy, en 1960.
* Ambos son asesinados en viernes, y en presencia de sus respectivas esposas.
* Ambos son asesinados de un disparo en la cabeza.
* Los presidentes que les sucedieron se llamaban Johnson en ambos casos, y eran sureños. El sucesor de Lincoln, Andrew Johnson, nació en 1808. El sucesor de Kennedy, Lindon B. Johnson, en 1908.
* Las esposas de ambos presidentes perdieron un hijo mientras ocupaban la Casa Blanca.
* Tanto John W. Booth, presunto asesino de Lincoln, como Lee Harvey Oswald, presunto asesino de Kennedy, murieron a su vez asesinados antes de ser juzgados.
Los gemelos de Ohio. Dos hermanos gemelos son separados al nacer, y adoptados por familias distintas. Se encuentran 39 años después. Los dos se llaman igual, ambos han estudiado diseño industrial y sus mujeres se llaman Linda. Ambos se divorciaron y su segunda mujer, en uno y otro caso, se llama, Betty. El perro de ambos se llama Toy.
 
 
CONCLUSIÓN
Es complicado sacar una conclusión de todos estos hechos. ¿Son increíbles casualidades? ¿Está todo escrito en algún lugar que desconocemos? ¿Somos los peones de un enorme ajedrez? Lo que parece claro es que algo se nos escapa, no sabemos dónde está la pieza perdida del puzzle. Pero, quizá, algo o alguien la ha encontrado por nosotros... y está jugando.
Beatriz Moragues


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 15/11/2009 01:29
De: Nati-U Enviado: 12/11/2009 20:14
Dios en el laboratorio
"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir"
-Albert Einstein (1879-1955); físico y matemático-

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Los mayores descubrimientos de la ciencia moderna no son el fruto de un proceso racional, sino que fueron revelados a través de sueños, estados visionarios repentinos y "coincidencias asombrosas". ¿Cómo funciona la mente? ¿Qué o quién dirige la evolución de la Humanidad emitiendo esos misteriosos mensajes que los investigadores captan en el momento oportuno para activar un salto cualitativo del conocimiento e impulsar el progreso? Muy pocos han explorado este enigma con un espíritu abierto.
En 1890 tuvo lugar una importante reunión de la comunidad científica europea en el City Hall de Berlín. No era para menos: se celebraba el XXV aniversario del descubrimiento de la fórmula estructural del benceno por parte de Friederich A. Kekulé, un hallazgo que había dado un enorme impulso a la industria del colorante sintético y al florecimiento de la química orgánica. El desarrollo de nuevos fármacos, como la sulfamida y la aspirina, productos industriales como la gasolina de alto octanaje, los detergentes sintéticos, los plásticos y tejidos como el dracón, son algunos de los frutos de la química fundada sobre esta fórmula del benceno. Pero lo realmente curioso de este caso es que el mismo Kekulé declaró que dicha fórmula, como la tetravalencia del carbono que él mismo había establecido anteriormente, le fueron revelados en dos sueños.
El primero tuvo lugar en un autobús londinense cuando se quedó adormilado y consistió, según sus propias palabras, en una "visualización" de las valencias y la estructura de los átomos. Éstos "juguetearon" ante sus ojos, uniéndose en pares, tríos y cuartetos según su tamaño, sugiriéndole así su teoría estructural. En 1865, estaba en su estudio de la ciudad belga de Gante cuando repentinamente sintió deseos de dormir. Se volvió entonces hacia el fuego del hogar y cayó en un estado de duermevela.
En esta ocasión, los mismos átomos juguetones del primer sueño empezaron a formar serpientes. De pronto, una de ellas emergió en primer plano llamando su atención. "Se mordió su propia cola y giró dando vueltas con sorna ante mis ojos. Como por iluminación, me desperté", relató el mismo Kekulé. La serpiente le había revelado la forma en que se disponían los átomos del benceno. Pero Kekulé fue más allá en la descripción del fenómeno y añadió: "Mi visión mental se ha hecho más aguda por las reiteradas experiencias de este tipo". Y en el discurso que pronunció en la mencionada celebración de este gran logro científico en Berlín, se atrevió a afirmar ante sus colegas: "Aprendamos a soñar, caballeros, entonces quizás encontraremos la verdad".
||CIENCIA Y TRADICIÓN||
Es curioso observar que la serpiente de su sueño se corresponde con la imagen del ouroboros gnóstico -la serpiente que se muerde la cola y es símbolo del carácter cíclico del Universo desde la antigüedad- y que, además, lo hizo siguiendo una disposición que evocaba la geometría sagrada del hexagrama, dado que el ciclo del carbono también es una de las claves fundamentales de la materia orgánica y la vida. También llama la atención que el fuego del hogar sea una forma clásica del "espejo mágico" -como la bola de cristal o cualquier punto reflectante en un entorno sombrío-, puesto que, en esta situación, el químico asumió sin pretenderlo la actitud que requiere una antigua técnica de iluminación, como se ve en Los misterios de los egipcios de Jamblico (siglo IV d.C.). Ésta consiste en dejar la mente en blanco y quedarse mirando fijamente un punto luminoso en una habitación oscura. Kekulé declaró que su estudio de Gante disponía de muy poca luz por la tarde y que él se quedó traspuesto al anochecer, mientras contemplaba el fuego. Más aún: la visión que tuvo surgió, según describió, de esas llamas. No hay duda de que si Kekulé hubiese conocido que la serpiente es el gran símbolo de la iluminación en la Gnosis universal no habría dudado en calificar su descubrimiento como una revelación. De hecho, así describió su estado: "Como por iluminación, me desperté".
No fue el suyo un caso excepcional, incluso si nos limitamos a los hallazgos científicos más importantes del siglo XX. En 1921, el fisiólogo Otto Loewi descubrió la transmisión de los impulsos nerviosos por vía hormonal. Según documentaron sus colegas U. Weiss y R.A. Brown en el Journal of Chemical Education (1987), Loewi soñó dos veces con este hallazgo, que le valió el Premio Nobel de Medicina en 1936. En su caso, lo llamativo es que la primera vez despertó y pensó en realizar el experimento soñado al día siguiente, pero volvió a dormirse y por la mañana ya no lo recordaba. Entonces, se sintió repentinamente cansado y decidió reposar un poco antes de iniciar su jornada. De nuevo se durmió y volvió a verse efectuando el mismo experimento. Al despertar del sueño sólo tuvo que dirigirse a su laboratorio y repetirlo.
Ante este hecho tan extraño es inevitable pensar que la fuente de la cual surgió este conocimiento estaba empeñada en que Loewi hiciera su descubrimiento. Primero le hizo llegar el mensaje y luego -cuando lo olvidó- dispuso su mente para repetirlo. En el artículo citado, Weiss y Brown concluyen: "La historia del descubrimiento de Loewi prueba de forma definitiva que las ideas altamente significativas para la investigación científica pueden aparecer durante el sueño, como Kekulé ha relatado"... Pero, ¿no es acaso también este el vehículo clásico del que se vale el Dios judío desde Jacob para hacer llegar sus mensajes a su "pueblo elegido""?
||LA GUÍA DEL "SEÑOR AZAR"||
Aparte de estos extraños sueños y estados de conciencia reveladores, también lo que llamamos "azar" ha jugado un papel nada desdeñable en los hallazgos científicos. Alfred Nobel, por ejemplo, descubrió la gelatina explosiva por haberse cortado accidentalmente el dedo con un cristal en el laboratorio. Como era frecuente en sus días, aplicó colodión -una solución viscosa de nitrato de celulosa, éter y alcohol- sobre la herida. Incapaz de dormir por el dolor del dedo, se puso a pensar en el colodión, lo que le condujo a la idea de combinar la celulosa nitrada de éste con la nitroglicerina para producir un explosivo más potente y tan seguro como la dinamita. El accidente le dio la solución a un problema que intentaba resolver desde hacía tiempo y esa misma noche bajó a su laboratorio y se aplicó a confirmarlo. Pero lo extraño del caso es que Nobel no fue ni siquiera el primero que hizo un hallazgo científico importante por herirse accidentalmente un dedo y aplicarse colodión. En 1863, John Wesley Hyatt también se cortó el dedo en el laboratorio y fue al armario donde guardaba el colodión. El frasco se había volcado "accidentalmente", derramando su contenido. Como los disolventes eran muy volátiles, se habían evaporado y sólo quedó la capa viscosa de nitrato de celulosa. Al tocarla, el investigador se dio cuenta de que aquella sustancia podía unir mejor que la cola la mezcla de serrín y papel con la que, en ese momento, buscaba fabricar bolas de billar alternativas a las de marfil. Además de los elefantes, todos nos beneficiamos de este feliz "accidente" revelador, porque Wesley acababa de descubrir algo mucho más importante de lo que el mismo creía: el celuloide.
La película Serendipity ha divulgado el término adoptado para designar este fenómeno. En su magnífico libro Serendipia: descubrimientos accidentales en ciencia (Alianza Editorial), Royston M Roberts examina decenas de casos análogos, en los cuales el "señor Azar" activó la "casualidad" precisa en el momento exacto y con la persona más adecuada. Curioso, ¿verdad? Al mismo mecanismo debemos hallazgos tan cruciales como los Rayos X; el rayón -"la seda artificial", que curiosamente también nació del accidente de un frasco de colodión derramado en el armario de un laboratorio-; la penicilina y los antibióticos: la síntesis de gran cantidad de hidrocarburos; el LSD; la luna de Plutón; el fondo uniforme de radiación cósmica; el nylon; y muchos otros, sin los cuales el siglo dorado de la ciencia y la tecnología se habría quedado sin muchos descubrimiento importantes, empezando por la Relatividad que, según el mismo Einstein, también nació de una visión repentina que tuvo mientras viajaba en un tranvía. En ninguno de estos casos el hallazgo surgió como una consecuencia lógica derivada de un discurso racional, ni en el marco de un proceso hipotético -deductivo de reflexión, sino en un momento inesperado y cuando la mente no estaba ocupándose del tema. Todos siguen el mismo modelo que observamos en el célebre descubrimiento de Arquímedes, a quien la alteración del nivel del agua al introducir su cuerpo en un baño público le reveló la ley de la hidroestática, más conocida como "principio de Arquímedes".
De la red


 
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