Que la trompa del elefante es un órgano utilísimo que dota a este animal de una destreza envidiable ya lo sabíamos, no por nada maravillaron al propio Darwin cuando les vió usare este apéndice para arrancar ramas de los árboles y emplearlas como matamoscas, pero lo que he leído hoy sobre estos paquidermos, gracias al blog de Brandom Keim en Wired, me ha dejado sin palabras.
Brandom enlaza con un trabajo de The Nature Institute dedicado a la inteligencia de los elefantes en el que se comenta cierto comportamiento observado en Sudáfrica que denota la agudez mental de estos gigantones. La cosa va así: primero excavan agujeros en el suelo, llenan la trompa de agua y vacían su precioso contenido en el agujero. Luego arrancan corteza de los árboles y la mascan para modelar una especie de bola que utilizan para taponar su particular “botella” subterránea. Tras eso cubren el agujero con arena y ¡voilá! ya tienen una cantimplora a prueba de evaporación a la que recurrir cuando la sequía golpee.
El artículo no tiene desperdicio, más adelante se habla de jóvenes elefantes (supongo que asiáticos) a los que sus dueños colocan un collar y una campana que los haga detectables cuando se acercan a las plantaciones. ¡Campanitas a mi! Algunos paquidermos aprendieron a taponar con barro el interior de la campana e inmovilizar así el badajo, para poder colarse por las noches en la plantación de bananas y ponerse morados debajo de la caseta del dueño sin ni siquiera despertarle.
Cuanto más se sobre los animales, menos seguro estoy de que seamos la única forma de vida inteligente del planeta.
Fuente: Maikeinal
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