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General: HAITI ..................
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Respuesta  Mensaje 1 de 10 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 16/01/2010 19:27
La doble maldición de Haití
 
«A la muerte le gustan los pobres», decía Le Monde diplomatique en febrero de 2005 tras el tsunami que acababa de golpear a Indonesia, las costas de Sri Lanka, el sur de la India y Tailandia (1). Es muy pronto para hacer balance del terremoto de 7 grados en la escala Ritcher que ha arrasado el país más pobre de América Latina, Haití, el 12 de enero. Pero se puede temer lo peor. Ahora se trata, urgentemente, de buscar y rescatar a las víctimas, llevar asistencia sanitaria a los supervivientes, habilitar refugios, proporcionar alimentos y agua y evitar las epidemias. La solidaridad internacional y la ayuda humanitaria de todos, de la ONU a Estados Unidos pasando por la Unión Europea -especialmente Francia, que no puede desentenderse de su deuda histórica con la isla- o América Latina, se moviliza según (o no) sus posibilidades.

Otra vez el seísmo golpea una región del globo poco respetada por los fenómenos naturales. En 2008, Haití ya sufrió el infierno de cuatro huracanes tropicales –Ike, Anna, Gustav y Fay-. No se pueden comparar con este terremoto, obviamente tan imprevisible como imprevisto, difícil de anticipar. Sin embargo, surge la primera pregunta: ¿Por qué durante esos huracanes, que las arrasan de la misma forma (con consecuencias económicas desastrosas), en Haití hubo que lamentar setecientas noventa y tres muertes y «sólo» cuatro en Cuba? Como un efecto de lupa, las catástrofes ponen de manifiesto el estado «real» de las sociedades.

Una vez pasado el choque inicial y la conmoción, los gobiernos, ONG, instituciones internacionales y medios de comunicación se dedicarán, todos a una, al tema de la «reconstrucción». Si es que se puede emplear el término «reconstruir» en un país que carece de todo.

Pero, ¿de qué reconstrucción hablarán? Después del huracán Micht, que en octubre y noviembre de 1998 se cobró casi diez mil vidas y cientos de miles de damnificados en América central, los movimientos sociales avanzaron la idea de vincularla a un nuevo tipo de desarrollo destinado a reducir la vulnerabilidad social. El tiempo se ha encargado de demostrar que desde entonces no se ha hecho nada en ese sentido. El único intento, emprendido mucho después por el presidente hondureño Manuel Zelaya, acabó por el golpe de Estado del 28 de junio de 2009…

A una clase política haitiana amenazada por el espectro de la autodestrucción, y que no está exenta de responsabilidad en el estado calamitoso del país, ¿quién le va a leer la cartilla? ¿Las instituciones financiera internacionales que han demorado el proceso de anulación de la deuda a pesar de los problemas a los que ya se enfrenta la población? ¿Washington, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo, etcétera? ¿Los países denominados «amigos» que cínicamente han empujado al descenso a los infiernos a la sociedad haitiana?

Desde 1984, el FMI obligó a Puerto Príncipe a liberalizar su mercado. Los escasos y últimos servicios públicos se privatizaron negando el acceso a ellos a los más necesitados. En 1970, Haití producía el 90% de los alimentos que consumía, actualmente importa el 55%. El arroz estadounidense subvencionado ha matado la producción local. En agosto y septiembre de 2008, el estallido de los precios alimentarios mundiales hizo que aumentaran su precio el 50%, lo que dio origen a los «motines del hambre». 

Un cataclismo natural se puede imputar a la fatalidad. El vergonzoso e insoportable empobrecimiento de las poblaciones urbanas y rurales de Haití, no.

Maurice Lemoine



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Respuesta  Mensaje 2 de 10 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 16/01/2010 19:28

Global Research
La verdad sobre el sufrimiento de Haití
 
Incluso en estos momentos de devastación, Haití, el país más pobre del hemisferio, revela al mundo verdades útiles.

Este país insular caribeño de nueve millones de habitantes tiene en la actualidad a un tercio de su población sin cubrir las necesidades básicas de alimentos, agua, medicinas o vivienda. En un abrir y cerrar de ojos, el terremoto que ha afectado al país ha convertido en escombros a una capital de tres millones de habitantes por lo que la previsible mortandad puede situarse entre 100.000 y 500.000 seres humanos. Así de simple.

De la misma manera que se cierra la puerta del establo cuando sale el caballo, Estados Unidos y otras potencias mundiales están prometiendo enviar ayuda de emergencia a Haití. Algo bienintencionado, sin duda. Pero, ¿dónde estaba la ayuda y la asistencia para el desarrollo económico del país -en donde más de la mitad de la población vive con 1 dólar al día y el 80 % de sus habitantes están en la miseria- durante los años previos a esta catástrofe?

La pobreza de Haití -como la de otros países afectados por desastres naturales- deja a sus gentes inermes ante este tipo de calamidades. Y no nos engañemos. La pobreza de Haití no se debe a la mala suerte o a algo intrínsicamente defectuoso en sus recursos naturales o en sus gentes. El país se ha mantenido subdesarrollado durante décadas por las interferencias políticas y económicas de Washington para asegurarse que esta antigua colonia de esclavos siguiera siendo una fuente barata de exportaciones agrícolas a EE.UU. y como fábrica donde se explota al obrero para las corporaciones estadounidenses del sector textil y de otros bienes de consumo.

Mientras Washington se gasta 1 billón de dólares en guerras supuestamente para combatir la amenaza del terrorismo, los pobres de Haití- cuyo PIB se estima en 7.000 millones de dólares- nos ofrecen una perspectiva aleccionadora de lo que realmente es una amenaza real para la vida. Vivimos en un mundo físico donde se producen inundaciones, tsunamis y terremotos. Y estas catástrofes se cobran muchas más vidas que las amenazas en las que se vuelca Estados Unidos y en las que invierte mucho más dinero. ¿Pueden imaginarse cuántas vidas se podrían haber salvado en el terremoto de Haití si una parte de ese dinero despilfarrado en guerras inútiles se hubiera invertido en el desarrollo económico y social del país?

Por supuesto, la lógica moral y sensible de esa idea no se aplica en un mundo dirigido por la política exterior de Washington, ya que la lógica que impera allí es la del capitalismo, que precisa de la existencia de países como Haití para mantenerlos en la pobreza en provecho del beneficio de las empresas, y que exige centrarse en amenazas fantasmales para encubrir sus necesidades de controlar los recursos(principalmente energéticos). Esta es la auténtica cara de un sistema económico que Washington y sus aliados imponen al mundo. Y Haití ha dejado caer la máscara de este rostro horrendo.

La estremecedora angustia y el sufrimiento de Haití nos enseñan algo más. Los desgarradores reportajes de calles llenas de cadáveres y de sangre corriendo por los escombros, los niños llorando por sus padres, los padres escarbando con las manos en busca de sus hijos, las voces de los agonizantes rompiendo la oscuridad de la noche. El horror, en suma, de centenares de miles de personas que se ven de pronto sumidas en el dolor. Algunos testigos han comparado lo sucedido en Haití a los momentos posteriores a la explosión de una bomba atómica. Así que la próxima vez que portavoces de Washington, despreocupadamente sugieran el domingo por la mañana en alguna entrevista planes para borrar del mapa a Irán- esa otra “grave amenaza” (lo que quiere decir que no lo es)- deberíamos recordar: esto es lo que significa a gran escala el sufrimiento humano.

Finian Cunningham


Respuesta  Mensaje 3 de 10 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 16/01/2010 19:30
Rebelión
Terremoto en Haití: la nueva excusa para prolongar la intervención militar de la ONU
 
Justo cuando la ONU iba a comenzar el repliegue de las tropas desplazadas en Haití, después de 6 años (la misión de los cascos azules comenzó en el 2004 y terminaba en 2010), ocurre el terremoto que alargará y aumentará la presencia de militares de la ONU en el país mientras dure la "lucrativa" reconstrucción del mismo ¿casualidad?


Quien se atreva a observar y analizar estos días la información emitida por los medios de manipulación masiva del capitalismo, se encontrará, tras unas cínicas muestras de preocupación por el desastre ocurrido en Haití, una misma solución al problema: más intervencionismo militar. Hoy por ejemplo (apenas un día después), el telediario de Antena 3 TV, tras diez minutos de información sobre el terremoto, hacía una pregunta al público “¿cree necesario el envío de tropas a Haití para evitar los saqueos?”, una pregunta que (en un repugnante ejercicio de manipulación) se apresuraba a responder con los supuestos resultados que esa misma pregunta había obtenido en su página web, presentándonos un 85% a favor del envío de tropas y un 15% en contra.

La solución al terrible terremoto de Haití que hoy nos proponen los medios de comunicación de masas capitalistas, no es nueva, tras el terrible Tsunami que asoló Indonesia en el año 2004, la solución propuesta fue la misma: más intervencionismo militar, una solución que supuso una nueva recolonización de la zona, por parte del Imperio.

Las soluciones propuestas por el Imperio a este tipo de catástrofes nos hacen sospechar, más teniendo en cuenta lo que la propia ONU definió en su día como “Técnicas de Modificación Ambiental”, en la Convención sobre la Prohibición de técnicas de modificación ambiental para uso militar o de cualquier otro tipo, celebrada en Ginebra, el 18 de mayo de 1977. Según la ONU se trataría de cualquier técnica para cambiar - a través de la manipulación deliberada de los procesos naturales - la dinámica, composición o estructura de la Tierra, incluyendo su biota, litosfera, hidrosfera y atmósfera o del espacio ultraterrestre.

En el sitio web Eco Noticias, encontramos también una interesante definición sobre “Técnicas de Modificación Ambiental” o "Guerra de Medio Ambiente": se define como la modificación intencional o la manipulación de la ecología natural, como el clima y el tiempo, los sistemas de la tierra tales como la ionosfera, la magnetosfera, el sistema de placas tectónicas, y/o de los eventos sísmicos (terremotos) para causar una intencionada destrucción física, económica, psico-social de un objetivo previsto geofísicos o poblacional, como parte de una guerra estratégica o táctica".

Las “Técnicas de Modificación Ambiental” no son algo nuevo, existen documentos desclasificados, que demuestran la alteración del clima con fines bélicos, como la “Operación Popeye”, desarrollada por los Estados Unidos, entre 1967 y 1972 en Vietnam, para alargar la estación del Monzón, con el fin de hacer impracticable la ruta de abastecimiento del Vietcong, o el “Proyecto Seal”, desarrollado entre 1944 y 1945 en Nueva Zelanda, que tenía el objetivo de generar maremotos de forma artificial.

Pero desgraciadamente, el deseo del control del medio ambiente y su utilización con fines bélicos o económicos no es algo del pasado, un ejemplo es el "Proyecto HAARP", sobre el cual expresaba su preocupación el Parlamento Europeo, en enero de 1999: “Considera HAARP. [La alta frecuencia de Active Auroral Research Program en Alaska]... en virtud de su amplio alcance y del impacto sobre el medio ambiente como una preocupación mundial, y pide por sus implicaciones legales, ecológicos y éticos ser examinado por una organización internacional u organismo independiente..., [el Comité] lamenta la reiterada negativa de la Administración de los Estados Unidos... a prestar declaración a la audiencia pública... sobre los riesgos ambientales y públicos [de] que el programa HAARP." (Parlamento Europeo, Comisión de Asuntos Exteriores, Seguridad y Política de Defensa, Bruselas, doc. No. A4-0005/99, 14 de enero de 1999).

Más revelador es un documento recientemente desclasificado de las Fuerzas Armadas estadounidenses, redactado a mediados de la Guerra Fría: "[La modificación del clima] ofrece al combatiente en la guerra una amplia gama de posibles opciones para derrotar o coaccionar al adversario ... modificación del clima formará parte de la seguridad nacional e internacional y podría ser realizada unilateralmente... Podría tener aplicaciones ofensivas y defensivas, e incluso ser utilizados con fines de disuasión. La capacidad de generar precipitaciones, niebla y tormentas en la tierra o de modificar el clima del espacio... y la producción de climas artificiales, todo es parte de un conjunto integrado de [militares] tecnologías". (Documento de la Fuerza Aérea de EE.UU. AF 2025 Informe Final)

Haití es el país más pobre de todo el hemisferio occidental, entorno al 75% de su población tiene que vivir con menos de 2 dolares diarios. Siglos del más brutal colonialismo e injerencia extranjera en su política interior, por parte de las grandes potencias capitalistas, son sin duda el responsable de ello.

Desde el año 2004 y tras un golpe de estado auspiciado por las potencias extranjeras, la ONU mantiene fuerzas militares (MINUSTAH ) en Haití para asegurar la explotación y el control de un país cuya única salida es la Rebelión, algo que el Imperio sabe, por lo que el terrible terremoto que acaba de asolar la capital, Puerto Príncipe, le vendrá a las mil maravillas para reforzar su presencia militar y disuadir a los nativos de sus deseos de independencia, más teniendo en cuenta que la MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití) finalizaba en octubre de 2010 y, en perspectiva de lo cual, la ONU tenía previsto iniciar en breve una retirada gradual de sus efectivos, algo que, desafortunadamente para el pueblo haitiano pero afortunadamente para el Imperio, ya no sucederá.


 

Carlinflas

Respuesta  Mensaje 4 de 10 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 16/01/2010 19:34
¿Qué planea EE.UU. en Haití?
 

Extractos de un cable de la agencia EFE del viernes 15 de enero:

EE.UU. elevará a 10.000 soldados su presencia militar en Haití antes del lunes

Washington, 15 ene (EFE).- EE.UU. enviará en los próximos días nuevas dotaciones militares a Haití, entre ellos varios buques de guerra y helicópteros, lo que hará que se multiplique su presencia militar de 1.000 a 10.000 soldados antes del lunes, según el jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Mike Mullen.

El secretario de Defensa, Robert Gates, quien compareció en una rueda de prensa junto a Mullen, negó que la presencia militar de EE.UU. en Haití sea vista como una fuerza ocupante por parte del país caribeño, sino como un "alivio".

"No creo que nos vean así", como una fuerza ocupante, dijo el jefe del Pentágono. "Dado que estamos dedicándonos a repartir agua y comida y atención médica, yo creo que la reacción (del pueblo haitiano) es de alivio, al ver que Estados Unidos les da este tipo de ayuda".

Gates indicó que la primera prioridad es repartir agua y comida a la comunidad lo más rápido posible, para "evitar que, debido a la desesperación de la gente, la seguridad se deteriore o haya un brote de violencia".

Estados Unidos ha comenzado a desplazar a la costa haitiana algunos de sus más importantes buques de guerra. Hoy mismo, según dijo Mullen, llegó el "Carl Vinson" cargado con 19 helicópteros y con una capacidad de 51 camas de hospital, tres salas de operaciones quirúrgicas, y la capacidad de producir cientos de miles de litros de agua potable al día.

El destructor "Higgins" también se encuentra en la zona para labores de búsqueda, socorro y apoyo, así como varios barcos medianos de la Guardia Costera con sus helicópteros, que ya están prestando su apoyo a la población.

Una compañía de la 82 División Aerotransportada de EE.UU., formada por unos 100 soldados, se encuentra ya en Haití preparando el campamento para la llegada durante el fin de semana, del resto de la brigada (unos 3.500 soldados de Infantería del Ejército de Tierra).

En el curso de la próxima semana llegarán otros dos buques de guerra que llevan helicópteros: el crucero "Normandy" y la fragata "Underwood" ambos equipados con misiles dirigidos.

También irá el buque "Bataan" de asalto anfibio que tiene capacidades similares a las del portaaviones "Carl Vinson", acompañados por las otras dos naves del grupo de asalto anfibio, el "Fort McHenry" y el "Carter Hall".

Esta flotilla transporta la 22 Unidad Expedicionaria de la Infantería de Marina (unos 2.000 soldados).


Análisis

Gates dice que no cree que los haitianos vean a los soldados estadounidenses como ocupantes sino como un “alivio”. Esto es exactamente lo mismo que decía Donald Rumsfeld cuando invadieron Iraq.

Todos los medios están informando estos hechos con la misma intencionalidad que le imprime la versión oficial de Washington, que lo único que se busca es ofrecer ayuda humanitaria a Haití.

Mientras países como México, Reino Unido, Argentina, Uruguay, Venezuela, Nicaragua y otros envían a sus equipos especializados en catástrofes naturales para colaborar con la sociedad haitiana; Washington despacha al “destructor Higgins”, a dos buques de guerra equipados con misiles dirigidos y a los buques “Bataan”, “Fort McHenry” y el ”Carter Hall” (estos últimos 3 son de asalto anfibio).

Además la corresponsal de CNN en Washington informó ayer que la flotilla que transporta la 22 Unidad Expedicionaria de la Infantería de Marina, está compuesta por 2200 de los famosos marines que realizarán tareas de control interno dentro del territorio haitiano.

Otros soldados simplemente se quedarán en los barcos, según lo que afirmó Michael Mullen.

El presidente Barack Obama anunció 100 millones de dólares en ayuda humanitaria para Haití, pero no lo hizo rodeado de sus asesores en materia social y humanitaria, lo hizo rodeado de su gabinete de guerra.

Lo primero que habrá que entender es que esos 100 millones no deben ser para ayuda humanitaria sino para solventar los gastos de movilización militar anunciados (¡10.000 soldados!)

No sé qué buscará Estados Unidos en Haití, pero sí sé que sus intenciones (como siempre y en virtud de estos elementos) no pueden ser santas.

Adicionalmente, si yo fuera el Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, no estaría distraído ni un minuto.

Nunca se sabe qué es lo que se puede esperar de estos buenos muchachos, no vaya a ser que aprovechen la volada para hacer un tour humanitario por Cuba con sus destructores y buques de asalto con miles de soldados a bordo.

Y cuidado que el gobierno de Cuba acaba de permitirle a Estados Unidos realizar vuelos humanitarios sobre su territorio para ayudar a la población haitiana. No vaya a ser que los halcones de Washington aprovechen la oportunidad para llenar de bombas algún avión, informar que traslada suministros y bombardear a la mayor de las antillas.

Nada de esto parece lo más probable, pero…

Andrés Sal.lari


Respuesta  Mensaje 5 de 10 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 16/01/2010 19:40
"Haití para qué. Usos y abusos de Haití"
Un libro imprescindible para comprender lo que pasa
 
Tras el último terremoto, todo el mundo habla de Haití: unos muestran su solidaridad, otros repiten mecánicamente meras palabras de compasión. Pero más allá del terremoto y sus consecuencias, ¿alguien conoce la historia de este país? ¿Por qué ha llegado a esta situación? ¿A quién le debe su miseria? Mientras los dirigentes de las grandes potencias aparecen ahora compungidos ante los medios con sus lágrimas de cocodrilo ofreciendo al pueblo de Haití un poco de dinero y no pocos marines, se hace preciso conocer la verdadera historia de este país. ¿A quién quieren engañar?
 

Paul Farmer

Prólogo de Noam Chomsky

Traductor del inglés: Toni Strubbel

Paul Farmer es un médico especializado en SIDA, con más de una década de experiencia en el Haití rural. Pero es mucho más que un médico, es también un magnífico antropólogo y un conocedor profundo de ese pueblo, cuya historia penetra hasta sus raíces para mostrar las mil fuerzas que durante tanto tiempo han mantenido a la mayoría de los haitianos sumidos en la pobreza, en la enfermedad y en el olvido. Entre sus obras más conocidas se cuentan: “Women poverty and AIDS”, “Dying for growth”, “AIDS and accusation”, “Infections and Inequalities”.

A través de un doble análisis, de los acontecimientos del pasado y de una serie de mitos que hoy perduran, Farmer nos introduce en un Haití desconocido y sorprendente que dista mucho de ser el que nos habían contado. A la luz de su penetrante mirada vamos descubriendo los múltiples engaños de esa historia deliberadamente falseada y adquiriendo datos reales que iluminan el presente y lo hacen comprensible. Cuando el lector termina el libro tiene las claves para entender la explotación y los sufrimientos de Haití, tan íntimamente ligados a los intereses de EE.UU. Es también la historia de los pueblos de Centroamérica: la historia de una política de expolio y rapiña que, en mayor o menor grado, afecta también a la gran mayoría de los pueblos pobres del mundo.

“Este es un libro que me temo que esté condenado al olvido. Es un libro que nos habla de verdades en torno a temas incómodos. Incómodos, sí, para las estructuras de poder y el entramado doctrinal que las protege de la opinión crítica. Nos dice la verdad sobre lo que ha estado sucediendo en Haití y el papel que ha jugado EE.UU. en su amargo destino.” Noam Chomsky

Impresionante libro que nos descubre una historia muy distinta de la que nos habían contado. Libro desmitificador, escrito a través de las vivencias del pueblo, desde su memoria y a través de su lenguaje. Un libro, además, bello y deslumbrante.

“Excelente libro... Magnífica esta pasión de Farmer con la que invita a sus conciudadanos y amigos de los EE.UU. a no permanecer indiferentes ante la agonía de Haití.” Suplemento Literario de The Times, Londres

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Respuesta  Mensaje 6 de 10 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 16/01/2010 19:41
Haití: de la tragedia a la catástrofe
 
 

Puerto Príncipe, la capital de Haití, fue destruida en gran parte el martes por un terremoto de siete grados en la escala de Richter. El objetivo inimaginable empleado por el presidente de ese país caribeño, René Préval, para calificar la catástrofe en curso, no parece exagerado: las primeras estimaciones indican que los muertos se cuentan por decenas de miles y que la cifra de damnificados puede ascender, según el Comité Internacional de la Cruz Roja, a millones de personas. Tales magnitudes resultan verosímiles, pues si el movimiento telúrico derribó edificaciones sólidas de la capital haitiana –como el palacio presidencial, la sede de la misión de la ONU, hospitales y escuelas–, es probable que haya arrasado, también, las viviendas más que precarias en las que se aglomeraba la gran mayoría de la población, en los cerros que rodean el centro de Puerto Príncipe.

El hecho es que el fenómeno natural ha golpeado a un país con carencias y rezagos inadmisibles en el siglo XXI, afectado por la miseria, la insalubridad, la falta de infraestructura, el analfabetismo, la mortalidad materno-infantil, la prevalencia de sida, la emigración, la falta de desarrollo económico, la corrupción y la debilidad de sus estructuras institucionales. En tales circunstancias, la situación de tragedia del contexto social haitiano se convierte en multiplicador de las consecuencias catastróficas del sismo. Más allá de la brutal pérdida de vidas y de las lesiones sufridas por un número aún indeterminado de personas, de la destrucción de viviendas, de los pocos empleos, de instalaciones médicas y escolares y de los escasos bienes materiales, el terremoto coloca a la patria de Toussaint L’Ouverture en la perspectiva de sufrir un retroceso de más de 15 por ciento de su producto interno bruto, de acuerdo con una estimación emitida ayer por el Banco Mundial. Si a ello se agrega que el año antepasado la economía de Haití perdió un porcentaje similar como resultado del paso de huracanes y tormentas tropicales por su territorio, queda claro el tamaño del desastre.

El total desamparo de los haitianos en el momento presente debe llevar a la sociedad mexicana a realizar un esfuerzo –con todo y su situación propia, desfavorable y hasta grave– para hacer efectiva su solidaridad con esa desventurada nación hermana. Es obvio que toda la ayuda, monetaria y en especie, que Haití reciba del extranjero, resultará insuficiente para hacer frente a la catástrofe, y ese mismo hecho debe ser aliciente para llevar hasta donde se pueda el ejercicio de solidaridad de nuestro país, en el cual deben participar individuos, instituciones, empresas y organizaciones de todas clases.

Más allá de las tareas inmediatas de auxilio, la comunidad internacional, y en especial los gobiernos de Estados Unidos y Europa occidental, tienen ante sí el deber de asistir a Haití en la superación de una circunstancia económica, política y social que se debe, en parte, a las actitudes colonialistas y neocolonialistas de las naciones ricas. Se requiere, en este sentido, de un plan de rescate a fondo, sin regateos ni condicionamientos de dependencia política, para que el país más pobre del continente –y uno de los más pobres del mundo– consiga superar la catástrofe inmediata, pero también su trágica circunstancia de décadas y de siglos.

La Jornada


Respuesta  Mensaje 7 de 10 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 16/01/2010 19:43
Cruz Roja en Haití estima hasta ahora cerca de 50 mil muertos
 
Casi 50 mil personas pueden haber perecido a causa del terremoto en Haití, según Víctor Jackson, un responsable de Cruz Roja haitiano, citado este jueves por la emisora local Radio Metropole.

Jackson precisó que nadie sabe con precisión ni está en situación de confirmar una cifra determinada de muertos, según información difundida por diversos medios internacionales.

Asimismo, manifestó que la Cruz Roja calcula que hay 3 millones de personas damnificadas.

‘Pensamos que 3 millones de personas han sido afectadas en el país, que han resultado heridas o que han perdido sus hogares’, señaló.

La emisora no precisó dónde ofreció Jackson estas declaraciones.

La capital de Haití, Puerto Príncipe, es la ciudad más afectada por los sismos del martes. El epicentro del más fuerte, de magnitud 7,3 en la escala Richter, se situó a sólo 15 kilómetros de la capital.

Cientos de edificios se desplomaron o resultaron dañados por las ondas sísmicas, algunos tan significativos como el Palacio Nacional, sede de la Presidencia, la catedral de Puerto Príncipe, o el Hotel Christopher, sede de las Naciones Unidas.

A falta de una cifra oficial de muertos y heridos, las autoridades, como el presidente Rene Preval o el primer ministro Jean Max Bellerive, han hablado de miles, decenas de miles o incluso ‘cientos de miles’ de víctimas.

Los hospitales que han quedado en pie están desbordados, en las calles se acumulan los cadáveres y hay numerosos heridos esperando asistencia entre ruinas y escombros.

La ayuda de la comunidad internacional, que ha respondido con generosidad a los llamamientos de las autoridades del país más pobre de América, está llegando desde este jueves, a pesar de que el aeropuerto de Puerto Príncipe resultó dañado en el terremoto.


Agencias

Respuesta  Mensaje 8 de 10 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 16/01/2010 19:45
Rebelión
La calamidad en blanco y negro
 
A la isla llegó el olvido antes que la muerte, pero claro, la muerte fue puntual y con su puño de Dios en nombre de la naturaleza arrasó los escombros de miseria y no quedó piedra sobre piedra de lo que fue Haití, el primer país libre del hemisferio y el que abolió la esclavitud además de ser la base desde donde nuestros próceres se protegieron y luego lucharon contra la élite de los illuminatis comandados por ingleses, portugueses, franceses y españoles.

Hoy es el pueblo más empobrecido del hemisferio, un pueblo clavado en el centro del mar, envuelto en las olas inmisericordes de la angustia y el dolor de la espantosa miseria, un pueblo sin petróleo y por supuesto sin los ojos de Estados Unidos que huele el subsuelo para agenciarse de lo que Haití produzca:

Pero Haití lo único que produce es una lástima que corre el sentimiento de culpa, cuando vemos por los pantallas espectaculares de CNN, y su afán de sangre de última hora.

Desde el regreso a la supuesta democracia a Haití, desde que las armas se hundieron en lodo americano de la represión y abarcaron la vida de refugiados permanentes en las calles de Puerto Príncipe, Haití es un país vagabundo, anda de esquina en esquina buscando un pedazo de pan y democracia, en medio de los perros de caza de unas fuerzas paramilitares de derecha que siguen armadas. Una economía paralizada por los milicos que hace temblar aun más las pocas inversiones locales, dejando así un paisaje desolador de desempleo, y una crisis cruel de altos precios en la economía familiar.

Un Estado corrupto y podrido, los conflictos dentro de los pasillos dorados del gobierno de Estados Unidos en cuanto a los asuntos haitianos detienen la asistencia prometida. Y se constata un aparente desinterés de muchos donantes internacionales en dar prioridad a los gritos de los haitianos.

Desde el fin de los gorilas monarcas de los Duvalier *en 1986 se fueron agudizando mas los problemas que trajo la democracia mercantil importada de Occidente, más los poderes locales en Haití; una pandilla de forajidos compuesta por grandes terratenientes, funcionarios gubernamentales y el aparato de seguridad que los protege (soldados, han utilizado las armas y el control del sistema estatal para apoderarse de las tierras de los campesinos). Durante los 30 años de la dictadura de los Duvalier, a medida que se iba concentrando la tenencia de las tierras en manos de unos pocos, se iba incrementando el número de campesinos expulsados de sus propias tierras, forzados a endeudarse y a trabajar la tierra de otros o a incrementar las filas de los que en Puerto Príncipe buscan un trabajo por 1 dólar al día en alguna maquiladora multinacional.

La crisis ambiental que sufre Haití aumenta la presión por la tierra. Solamente entre el 1 3% de las tierras de Haití gozan de cobertura forestal. La erosión del suelo reduce cada vez más la producción de alimentos para una población en rápido crecimiento.

A principios del siglo XIX uno de los primeros actos de Toussaint Louverture, en la recientemente independizada Haití, fue nacionalizar toda la tierra productiva del país. Después de su arresto y extradición a Francia, Jean Jacques Dessalines ordenó un programa minucioso de redistribución de la tierra. Dos de los más famosos líderes campesinos, Goman y Accau, organizaron movimientos campesinos exigiendo una reforma agraria. El movimiento de los Cacos, de 1915 a 1919, estaba compuesto por campesinos desposeídos, muchos de los cuales habían sido despojados de sus tierras por los marines de Estados Unidos.

Después de la expulsión de Jean Claude Duvalier en 1986, una de las principales reivindicaciones del movimiento popular democrático fue la recuperación de las tierras expropiadas y la reforma del sistema de tenencia de la tierra.

El movimiento por la reforma agraria en Haití ha sido sistemática y violentamente aplastado. Uno de los más violentos ejemplos luego de la partida de Duvalier se dio en Jean Rabel en julio de 1987: un grupo de tonton macoutes respaldado por terratenientes locales masacró a 300 personas, miembros de una asociación campesina que pedía la devolución de las tierras que les habían sido robadas.

Un pasado bañado en sangre y olvido, dolor y hambre, ha tenido esta isla, lo que vino hacer la naturaleza endiabla y sin piedad fue a desnudar nuestras miserias de seres humanos, que hemos vivido hartándonos banquetes burgueses y poniéndonos nostálgicos frente al Internet, como si la pobreza solo existiera en el Google, esa es nuestra miseria, y más grande la miseria moral de Estados Unidos que sólo se refugia en los brazos del oro robado de las arcas del petróleo.

Hoy Haití es un ala tirada al mar, rota y abandonada, mientras llegan los marines a terminar con los últimos escombros que quedan.

*datos duros tomados de la revista envío Número 160 | Junio 1995
 
Allan McDonald

Respuesta  Mensaje 9 de 10 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 16/01/2010 19:46
La solidaridad de clase es una necesidad y una tarea urgente
 
El día martes, 12 de enero, el pueblo haitiano sufrió con la destrucción que arrasó la capital del país.

Un terremoto de escala 7 devastó Haití. La magnitud puede ser vista en fotos divulgadas por gran prensa. De acuerdo con el Centro de Estudios Geológicos de los Estados Unidos (USGS), el temblor ocurrió a las 16h53 hora local. Devastó la capital Puerto Príncipe, una de las principales ciudades afectadas. Hasta el momento no se sabe con precisión el número de víctimas. Según la Cruz Roja hasta 3 millones de personas fueron afectadas por el terremoto. Según especialistas, este es el mayor temblor de los últimos 200 años en el país.

La situación en los barrios más pobres es muy grave. Las comunicaciones fueron en gran parte interrumpidas. No hay luz eléctrica en algunas ciudades. Los haitianos buscan refugio en las embajadas también devastadas. Hay escombros por toda la capital, Puerto Príncipe, lo que impide la circulación de vehículos. La mayoría de los edificios se derrumbaron. Barracas y casas que fueron construidas de forma precaria no resistieron el temblor. El principal hospital también colapsó, volviendo más complicado aún la atención de los heridos. El temblor causó incendios en algunas localidades, la universidad de Puerto Príncipe también fue afectada por el temblor, y hay personas bajo los escombros.

El mayor problema es la logística, la dificultad para llegar a los rescates. La devastación tomó cuenta de un país que ya sufre con la pobreza y no tiene condiciones para lidiar con grandes desastres. Las imágenes de prensa muestran a las personas en las calles, desesperadas y heridas.

La Conlutas (Coordinación Nacional de Luchas -Brasil-) manifesta su solidaridad al pueblo haitiano frente al desastre ocurrido.

Por otro lado, no podemos dejar de exigir el fin inmediato de la ocupación por militares extranjeros, quienes también victimizan al pueblo haitiano. Exigimos al gobierno Lula que cancele el gasto de guerra que Brasil desarrolla para comandar la ocupación de Haití, y destine todos los recursos utilizados por la fuerza de ocupación para la ayuda humanitaria tan necesaria en este momento.

La Conlutas entró en contacto con Batay Ouvriye y con otras organizaciones de Haití, para saber qué medidas concretas pueden tomarse para ayudar al pueblo haitiano.

Estamos convocando a los sindicatos y organizaciones de trabajadores de nuestro país a que se movilicen, para obtener recursos que puedan ser enviados a las organizaciones de trabajadores de Haití, en un ejercicio concreto de solidaridad de clase.
Conlutas

Respuesta  Mensaje 10 de 10 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 16/01/2010 19:48
A veces pienso que no miento

En los antes llegaron a traición. A pie de sus carabelas dictaron normas. Con buques y fragatas de guerra fue que las hicieran recordar. Las dicen y las hacen cumplir hasta los ahoras. “Lo vuestro, os lo decidiremos.”

Instalada y perpetua la invasión, el Temblor se agranda y dilata cual monstruo que creció de tanto saqueado. Pienso -y pienso que no miento- que el pueblo haitiano se edificará nuevo, con solidaridades, vaciado de dominaciones.
Gustavo Duch Guillot


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