Cada poco tiempo me llegan invitaciones de personas que no conozco de nada, incluso menores de edad, que se ofrecen para ser mis "amigas" si me apunto a alguna red social como Facebook.
Por eso quiero dejar claro desde ya y públicamente que NO quiero formar parte de ninguna "red social" que, como Facebook, promueva:
la venta de la intimidad, de la mía y de la del resto de personas que están en ella. el negocio a costa de mi tiempo, de mis imágenes, de mis vídeos,... sin nada a cambio para mi ni para la sociedad. la apuesta de las "redes sociales" como solución a las frustraciones personales y sociales canalizando insatisfacciones y neutralizando cualquier posibilidad de cambio real.
Por mi trabajo y aficiones, me apunté a Facebook para ver de que iba y, cuando vi las amistades menores de edad que me estaban ofreciendo nada más llegar, busqué la manera de borrarme lo más rápidamente posible, lo que no era fácil de descubrir en ese momento (aquí tienes una pista), y me planteé presentar una denuncia en el juzgado más próximo, lo que no hice ante la evidencia de que se trata de una empresa perfectamente legalizada y amparada por nuestra administración.
Sin embargo, me parece vergonzoso y obsceno que, con el beneplácito de nuestra sociedad, a niñas menores de edad y su intimidad se las esté ofreciendo, para hacer negocio, a las personas que se apuntan a algunas de esas redes sociales como Facebook, sin conocerlas de nada, por simples cálculos matemáticos como apellidos, lugares de residencia o aficiones y que eso se esté promocionando tanto desde los medios de comunicación como desde la administración.
Por tanto, y como creo en las posibilidades de la red para mejorar nuestra comunicación y nuestras vidas, no me envíes invitaciones de "amistad" en las "redes sociales" para perder el tiempo y que otros hagan negocio a mi costa o a costa de la intimidad de los demás. No quiero formar parte ni alimentar esa parte de la red. Ponme, si existe, en la lista negra de tu red para que no me lleguen esos mensajes. Gracias.
TOTALMENTE DE ACUERDO MARTI,PERO COSAS IMPORTANTES NO PUEDES DEJAR DE PERTENECER,COMO VOTAR POR FERRER,PUES ESO AYUDARIA A COMER Y ESTUDIAR A MUCHOS NIÑOS Y EVO MORALES NO DEBE SER COMPARABLE CON EL,QUE ES SIN FIN DE LUCRO,SOLO POR AMOR A LA HUMANIDAD QUE MAS NECESITA,YA NO ESTA PERO SU VIUDA SIGUE HACIENDO LO QUE HACIAN JUNTOS,PARA ESO ENTRARIA,ES MAS MI HIJO ME HIZO UNO Y NO ENTRE NUNCA,PARA MI ES TIEMPO PERDIDO.
Ese libro que escribió, fué en homenaje a esos ¨"Ángeles" que el dice son de carne y hueso, como Ferrer, La Madre Teresa, miles de miles, que se meten en esas zonas en donde nosotros no queremos ni oir hablar, y dedican su vida al servicio de los demás.
Los hay de todas las religiones, y de los que no la tienen. Dice que una vez que "entran" en contacto con esa realidad, todo cambia en sus vidas y ya ni quieren volver a esta otra.
Quedan tan shockeados que sienten que la realidad que percibían nada tiene que ver ya.
Medicos, reporteros, jóvenes, monjes budistas, sacerdotes católicos, amas de casa, gente que hasta las matan mientras están haciendo su servicio a los demás.
Cuando uno lee estas cosas, la moral le sube, porque se comprende que así como hay tanto mal, tantos que solo hacen daño, hay ángeles de carne y hueso sin alas pero con un corazón grande como una montaña!!!
Unos destruyen y traen sufrimiento, otros van detrás recogiendo la miseria y repartiendo amor ....
Si tú no me conocieras y yo te abordara en la calle solicitando tus datos personales ¿me los darías? ¿Nombre, apellidos, correo electrónico, instituto y universidad dónde has estudiado, empresa en la que trabajas...? Y si además yo farfullara ininteligiblemente ¿me darías tu número de móvil?. ¿Serías capaz de darme también las direcciones de correo electrónico de tus contactos? ¿familia, amigos, compañeros de trabajo...? ¿Me darías tus fotos, los escritos dónde reflejas tus intimidades, tus creatividades...?
Si te dijera que si me entregas esas peticiones, yo tengo plena libertad para hacer con todo ello lo que quisiera: vender tus datos personales a empresas comerciales, hacer carteles con tus fotografías, editar un libro de poemas con tus escritos, y que, además, tu no obtendrás ningún beneficio porque todo lo que me has dado es mío. Para siempre. Aunque no volvamos a vernos. Santa Rita Rita...
Ah!, claro, he sido yo el que te ha abordado a tí por la calle. No como el Facebook, dónde tú has tomado libremente la decisión porque así lo has querido.
¿Seguro que tu decisión ha sido libre? Claro que sí, igual de libre que la decisión de la trucha de tragarse un señuelo.
Yo es que soy muy picapiedra ;-)
Y no te preocupes, si ya has dado todos esos datos y, además, has contado en el Librocaras que de pequeñito ahogaste en el lavabo el canario favorito de tu madre porque no te dejaban tener perro en casa, únicamente te quedan ya tres acciones que tomar
•Reza porque tu madre no esté en Facebook. •Sigue un sencillito consejo de seguir. •Infórmate, desconfía y espera antes de apuntarte a todo lo que sale, por muy bueno que parezca (dicen los creyentes sabios que el diablo parece guapo, rico, inteligente y amable), porque ni tú ni yo estamos preparados para lo que se nos viene encima. ¿Te acuerdas del viejo y mal chiste de la Coca-Cola: yo bebo lo que se me pone en las pelotas? Pues eso. Y para terminar mi apunte-paranoia, siete minutos y medio de video
Facebook está vendiendo la información de sus usuarios al mejor postor. Cito textualmente: 'Lo que muchos usuarios no saben es que de acuerdo a las condiciones del contrato que virtualmente asumen al hacer clic en el cuadro 'acepto', los usuarios le otorgan a Facebook la propiedad exclusiva y perpetua de toda la información e imágenes que publican.'
De hecho, resalta el experto, los afiliados 'automáticamente autorizan a Facebook el uso perpetuo y transferible, junto con los derechos de distribución o despliegue público de todo lo que cuelgan en su página Web.' Los términos de uso le reserva a Facebook el derecho a conceder y sub-licenciar todo 'el contenido del usuario' a otros negocios.
Sin su consentimiento, a muchos usuarios les convirtieron sus fotografías en publicidad, transformando un comercio privado en endosos públicos.
De repente todo lo que sus afiliados publicaron, incluyendo sus fotografías personales, su inclinación política, el estado de sus relaciones afectivas, intereses individuales y hasta la dirección de la casa, se envió sin su autorización expresa a millares de usuarios.
Hay que creerle a Mr. Melber cuando asegura que muchos empleadores gringos al evaluar hojas de vida revisan Facebook para conocer intimidades de los solicitantes. La prueba que una página en Facebook no es para nada privada se evidenció en un sonado caso donde la Universidad John Brown expulsó a un estudiante cuando descubrió una foto que colgó en Facebook vestido de travesti Otra evidencia sucedió cuando un agente del Servicio Secreto visitó en la Universidad de Oklahoma al estudiante de segundo año Saúl Martínez por un comentario que publicó en contra del presidente. Y para colmo de males, el asunto no termina si el usuario se decide retirar Aun cuando los usuarios cancelan la membresía, sus fotos e información permanecen abordo, según Facebook, por si deciden reactivar su cuenta Es más, el usuario no es retirado inclusive cuando fallece. De acuerdo a las 'condiciones de uso,' los dolientes no pueden obligar que Facebook descuelgue los datos e imágenes de sus deudos, ya que cuando el finado aceptó el contrato virtual le otorgó a Facebook el derecho de 'mantenerlo activo bajo un status especial de conmemoración por un período de tiempo determinado por nosotros para permitir que otros usuarios puedan publicar y observar comentarios sobre el difunto.'
Sepan los USUARIOS DE FACEBOOK que son partícipes indefensos de un escenario q los académicos califican como el caso de espionaje más grande en la historia de la humanidad. De paso se convierten de manera inconsciente en los precursores del fenómeno de 'Big Brother' te está observando. Alusión directa a la intromisión abusiva del estado en los asuntos privados del ciudadano común para controlar su comportamiento social, tema de una novela profundamente premonitoria escrita en 1932 por el británico Aldous Huxley: 'Un Mundo Feliz.'