v
A
VALORACION DE LOS SENTIMIENTOS
El puesto de la afectividad y los sentimientos en la vida humana es muy central. Son ellos los que conforman la situación anímica interior e íntima, los que impulsan o retraen de la acción, y los que en definitiva juntan o separan a los hombres. Además, la posesión de los bienes más preciados y la presencia de los males más temidos significan eo ipso que nos embargan aquellos sentimientos que dan o quitan la felicidad. Es por eso necesario hacer algunas consideraciones más «vivenciales» acerca de los sentimientos, que pueden ayudar a entender este importante papel que desempeñan en la vida humana:
1) La idea fundamental que podemos obtener de lo dicho hasta ahora es una valoración muy positiva de los sentimientos: refuerzan las tendencias. Esta valoración positiva en modo alguno es irrelevante, pues hay una escuela racionalista de ética, representada por Kant y Hegel, que concede a los sentimientos individuales un valor negativo, como si fuesen algo propio de seres débiles. Esta actitud procede de un cierto dualismo, que ve en lo sensible un rebajamiento de lo humano y olvida que anima forma corpori. El racionalismo ético, y también el puritanismo religioso, es rigorista y poco comprensivo con los errores y debilidades humanas: pone el deber por encima de todo.
Actualmente tenemos una valoración de los sentimientos mucho más positiva y acorde con lo real, frente a mentalidades que los han reprimido, como si fueran una debilidad humana vergonzosa, que se debe extirpar. Los sentimientos son importantes, y muy humanos, porque intensifican las tendencias. El peligro que hoy tenemos respecto de ellos es más bien un exceso en esta valoración positiva de ellos, el cual conduce a otorgarles la dirección de la conducta, tomarlos como criterio para la acción y buscarlos como fines en sí mismos: esto se llama sentimentalismo, y es hoy corrientísimo, sobre todo en lo referente al amor. 2) Sin embargo, el dominio de los sentimientos no está asegurado: es una parte del alma que no siempre es dócil a la voluntad y a la razón, como ya se ha dicho. Esto es una característica principalisima de la afectividad.
DE LA RED
*LAYLA*
fondo layla
|