¿Qué es la perca del Nilo?
Este pescado rosado, ¿ve? Está en nuestros mercados.
¿Viene del Nilo, de veras?
Del lago Victoria. Es un pez carnívoro que introdujo la FAO para facilitar la subsistencia a los pueblos ribereños.
¿Y ha sido así?
No: unas mafias controlan esa pesca y la exportan a Europa. Esa perca se vende aquí a cinco euros. Si compra mero al mismo precio, le han timado: ¡es perca del Nilo!
¿Con qué beneficio para los ribereños?
Mínimo, debido a esas mafias. Además, la perca depreda el resto de los peces del lago… Y a Europa nos llegan dos millones de raciones diarias de esa perca, ¡y en Tanzania hay dos millones de personas hambrientas!
Conclusión.
Malbaratamos el medio ambiente del Tercer Mundo, nos apropiamos de sus recursos naturales y les dejamos el hambre. El sistema alimentario global imperante es muy disfuncional: ¡produce el doble de alimento del que la humanidad necesita… pero millones de personas siguen hambrientas!
¿Cómo se explica esta paradoja?
Porque tratamos el alimento como una mera mercancía más. Y hasta lo tiramos.
Cuénteme otro caso ilustrativo.
¿Recuerda el secuestro del pesquero Alakrana en aguas africanas del océano Índico?
¡Cómo no…!
Es uno de los atuneros españoles y lo pagamos todos: cuatro millones de euros de subvención europea a la pesca los metimos ahí en vez de apoyar a pescadores artesanales.
Será porque eso resulta rentable…
No lo es a la larga. En un solo viaje, cargan ¡3.000 toneladas! de atún. Si cada lata contiene 50 gramos de atún, salen ¡60 millones de latas!: una para cada español (y sobran). Repartidas entre los 2,5 millones de somalíes que pasan hambre cada día, tendrían hasta 25 latas de atún por cabeza…
Pues que lo pesquen ellos.
Ellos no disponen de esos atuneros gigantes…, ¡por suerte para los atunes! Ellos ya vivían decentemente de su pesca artesanal… pero nuestros atuneros esquilman su pesca: arruinados, los somalíes pasan hambre.
¿Y por eso se convierten en piratas?
¡Por fuerza! Pero ¿piratas ellos?: ¡nosotros rapiñamos allí, protegidos por nuestras corbetas… que también costeamos usted y yo.
Pues qué cara sale una latita de atún…
La pagamos varias veces: sume subvenciones, dispositivo del ejército (100 millones de euros), rescate de marineros… más los euros que enviamos con las ONG para paliar el hambre que ya hemos provocado…
Saldría más barato compartir la pesca.
Sí. Los “piratas” han retirado a las grandes flotas pesqueras a alta mar, ¡y vuelve a haber pesca para los pescadores artesanales! Venden sus capturas en mercados locales por 150 euros, y con eso viven con decencia.
¿Y cómo va la pesca en Marruecos?
Faenan cien barcos españoles: por eso España sacrifica a los pobres saharauis… Pescamos sardina, caballa y pulpo para conserveras gallegas deslocalizadas en Marruecos, por su mano de obra barata y explotable.
¿Algún otro abuso pesquero?
Millones de salmones se crían en jaulas gigantes en fiordos del sur de Chile para exportar a Europa, Japón y Estados Unidos: hay que alimentarlos con toneladas de sardina, anchoa y jurel. ¡Se necesitan cinco kilos de pesca para “producir” un kilo de salmón!
¿Con qué consecuencias?
Pesqueros de arrastre esquilman la pesca frente a Ecuador, Perú y Chile: empobrecen a los pescadores artesanales, que emigran a los extrarradios de las urbes… ¡Miseria!
Y esos salmones ¿están ricos?
Su concentración contamina las aguas. Y enferman. Les echan antibióticos… que luego ingerimos con su carne. Así también crece nuestra resistencia a los antibióticos…
Qué panorama.
Ahora están muriendo esos salmones a causa de un extraño virus…
Ay, que así empezó el virus de la gripe porcina, ¿no?
Esos cerdos se crían industrialmente, con escasas condiciones sanitarias: están en México porque los ciudadanos estadounidenses no los quieren en sus pueblos… ¡Es que 100.000 cerdos cagando y meando juntos contaminan muchas tierras y aguas!
Pero generarán empleos en México…
Generan miseria. Bastan 14 personas para gestionarlos. Y, para alimentarlos, Estados Unidos envía maíz barato, ¡arruinando a los productores locales de maíz autóctono!
¡Que lo lleven a Haití!
¡No! A Haití estamos llevando contenedores de arroz “humanitario”… que están arruinando a campesinos locales: deberíamos comprarles a ellos su arroz y distribuirlo luego entre la población.
Estamos haciéndolo muy mal, veo…
¡Este sistema alimentario global es un desvarío energético, social y ecológico! ¿Le hablo de cómo estamos deforestando y suprimiendo biodiversidad de semillas a cambio de monocultivos de soja y agrocombustibles? Es de locos. ¿O del oligopolio de la leche?
Me falta espacio para tanto desastre.
Pues se lo resumo: en vez de este sistema alimentario industrial basado en maximizar beneficios económicos, ¿no sería más inteligente apostar por pequeños campesinos, ganaderos y pescadores artesanales, locales, ecológicos? ¡No habría hambre, habría más dignidad, habría más salud!
Víctor M. Amela
La Vanguardia