Un Tigre atrapó a un Zorro, y se aprestaba a matarlo cuando éste dijo: “¡No te atrevas a lastimarme! El Emperador del Cielo me ha designado Rey de Todas las Bestias, y todas me temen, como también debieras hacerlo tú. Puedes convencerte a tí mismo: llévame donde haya otros animales, y verás que todos huyen de mi presencia.”
El Tigre tomó al Zorro por el cuello, y lo llevó de paso por el bosque. Ante la vista del Tigre, todos los animales huían aterrados.
— ¿Ves? — decía el Zorro — Con sólo verme escapan de mi poder.
Impresionado, el Tigre llevó al Zorro a un lugar apartado de la selva, y allí lo devoró antes de reemprender la marcha. Al cabo de un tiempo, llegó al claro donde lo esperaban las gallinas.
— ¿Ya está? — preguntaron con ansiedad.
— Sí. — respondió el Tigre — Pero yo pensé que se trataba sólo de un zorro, y resultó ser el Rey de Todas las Bestias. Vamos a tener que arreglar otro precio.