Como la primavera que cada año aparece
y apunta en los brote
s de los árboles y en los almendros y cerezos en flor.
O como ese otoño que colorea de ocres
y rojizos paisajes la vida de los campos
y el trepidante transcurrir de las ciudades.
Todos podemos colorear y hacer florecer
nuestros desiertos
, por duros que hayan sido.
Todos podemos renacer y volver a ser
nuevos. Con la ayuda de Dios,
con el amor de las personas, con la confianza
de los otros y sobre todo de nosotros
mismos.
Tú y yo podemos renacer, explorar
nuevas formas, construir nuevas metas,
atisbar nuevos horizontes, colorear nuevos
firmamentos,
pintar nuevas estrellas, transformar nuevos
corazones.
Es el hermoso y vital mensaje que envío
con el deseo
de que seas feliz y para que irradies
optimismo, belleza, armonía y felicidad
a tu alrededor. Verás cómo floreces tú
y haces florecer a otros.
No te estanques, no te encasilles,
no te endurezcas.
Sé flexible, sé dúctil, sé humano.
De nada sirven las caretas, las rigideces emocionales,
los distanciamientos, los prejuicios,
los rencores, las rabias.
A veces son necesarios para crecer,
no para quedarse en ellos.
Hacen daño y amargan la vida.
Espero que te haga bien este mensaje y
haga tu vida esté alumbrando
desde hoy mismo la luz de la resurrección,
de la vida renovada, del amor transfigurado,
entregado y compartido.
Y nada mejor que un corazón lleno de amigos
para ser feliz y para seguir renovando la vida
y la ilusión.
Que el hermoso árbol de los amigos,
sea tu árbol siempre florecido,
un árbol cuyas raíces duran hasta la eternidad.
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