Las cosas se desmoronan" escribió William Butler Yeats. "El centro no puede sostenerse; simplemente la anarquía cae sobre el mundo, la marea de sangre se ha desatado y en todas partes se ahoga la ceremonia de la inocencia". Podía estar hablando de nosotros, de la semana pasada en Estados Unidos, sobre lo que sucede cuando la locura, la codicia y el miedo se combinan y conspiran para mostrarnos lo que se ve cuando se abren las puertas del infierno.
Dos incidentes separados ocurrieron en dos zonas distintas del país. El menos grave de los dos fue un intento de atentado con coche bomba en la plaza Times de Nueva York. Un observador vendedor de camisetas vio el humo que salía de una camioneta aparcada y dio la alarma. Cuando llegaron las autoridades descubrieron que el vehículo estaba lleno de tanques de propano, mechas y cebadores conectados a las alarmas de relojes que serían los detonantes. Si hubiera explotado, dijo la policía, la bola de fuego resultante habría causado considerable muertes, heridos y daños.
Afortunadamente el intento se frustró, pero imaginar las consecuencias es sobrecogedor. El suceso revivió el fantasma de la “Alerta Roja” de la época de Bush y la posibilidad de la declaración de la ley marcial. Durante el decenio pasado se firmaron e implementaron un montón de leyes y órdenes ejecutivas que, de una forma espectacularmente simple, permiten al Gobierno suspender la Constitución en caso de actividad terrorista. Si hubiera explotado la bomba podríamos haber visto tropas en las calles y el final del reinado de la ley tal como la conocemos.
El segundo suceso tiene a la gente hablando, literalmente, del fin del mundo.
Hace unos días una plataforma petrolera de la British Petroleum explotó y se hundió en la costa del Golfo matando a 11 trabajadores y creando lo que los expertos describen como uno de los mayores derrames de petróleo de la historia. Según Mobile Press-Register :
Un reporte confidencial del Gobierno sobre el desastre del derrame de petróleo que se está produciendo en el Golfo pone de manifiesto que ahora la guardia costera teme que el pozo se convierta en un derrame continuo y descontrolado capaz derramar millones de galones de petróleo al día en el Golfo.
“Lo siguiente no es público” dice el documento de respuesta de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (National Oceanic and Atmospheric Administration's, NOAA) del 28 de abril. "Dos puntos de pérdidas adicionales se han descubierto hoy en el tubo de salida. Si el tubo se deteriorase más el flujo podría descontrolarse y resultar en la liberación de un orden de magnitud mayor del que se pensaba al principio”.
Preguntado sobre el documento el viernes Scott Smullen, en nombre de NOAA, explicó que se informó al público el miércoles por la noche sobre las pérdidas adicionales. Sobre la posibilidad de que el derrame se convierta en un orden de magnitud mayor Smullen dijo: “Les voy a dejar un documento que habla por sí mismo”.
En los círculos científicos un orden de magnitud superior significa diez veces mayor. En este caso un orden de magnitud superior significaría que se derramaría un volumen diez veces mayor de 5.000 barriles diarios. Lo que quiere decir 50.000 barriles diarios o, a 42 galones por barril, 2,1 millones de galones al día. Al parecer los nuevos escapes que se mencionan en el comunicado son las pérdidas que se filtraron al público el miércoles por la noche.
“No hay cambio oficial en cuanto al volumen derramado, pero la USCG ya no sostiene que el ritmo de derrame es de 1.000 barriles diarios”, continúa el documento señalado como reporte número 12. En vez de esto están diciendo que se están preparando para un derrame más grave y tomando en cuenta todos los recursos”.
El documento de emergencia también señala que el derrame ha crecido en tamaño tan rápidamente que sólo un 1 ó 2% del mismo se ha rociado con dispersadores. The Press-Register obtuvo el reporte de emergencia de un funcionario del Gobierno; la Casa Blanca, NOAA, la guardia costera y British Petroleum Plc. no contestaron inmediatamente a las llamadas de esta mañana debidas a los comentarios. El peor escenario del caso sobre un pozo quebrado vertiendo petróleo en el Golfo de México sería la pérdida del cabezal y las tuberías que actualmente restringen el flujo a 5.000 barriles -ó 210.000 galones- diarios.
Si eso sucede, según artículo de Pure Energy Systems , podríamos apagar las luces, porque estamos acabados. Pájaros, abejas, usted, yo y todo lo demás en el planeta Tierra podría enfrentarse a una extinción masiva:
“La estimación inicial era de unos 5.000 galones de petróleo derramados diariamente en el océano. Ahora hablan de 200.000 galones diarios. ¡Eso es más de medio millón de galones de petróleo crudo a la semana! Soy un ingeniero con 25 años de experiencia. He trabajado en grandes proyectos con grandes máquinas. Quizá por eso este desastre está tan claro para mí.
En primer lugar la plataforma de BP estaba perforando en busca de lo que llaman petróleo profundo. Llegan a donde el océano tiene unos 5.000 pies de profundidad y perforan otros 30.000 pies en la corteza de la tierra. Esto está justo en el límite de lo que tecnología humana es capaz de hacer. Bueno, esta vez se encontraron con una bolsa de petróleo a tan alto nivel de presión que rompió todas las válvulas de seguridad, incluso la propia plataforma e hizo que ésta explotara y se hundiera. Tómese un minuto para entender la importancia de esto. La presión tras ese petróleo es tan alta que destruyó el máximo esfuerzo de la ciencia humana para contenerla.
Cuando la plataforma se hundió se dio la vuelta sobre sí misma y aterrizó sobre la perforación, a unos 5.000 pies bajo el océano. Ahora hay un agujero en el fondo del mar a 5.000 pies de profundidad con los restos de la plataforma sobre él lanzando a borbotones 200.000 barriles de petróleo diarios al océano. Tómese un minuto para considerar esto, por favor.
Primero tienen que remover la plataforma para llegar a la perforación y taparla. ¿Sabe el nivel del esfuerzo que se necesita para mover esa plataforma petrolera destrozada ubicada bajo 5.000 pies de agua? Sólo esa operación llevará años y cientos de millones. Y después, ¿cómo tapar una perforación en el lodoso fondo del océano? Simplemente no hay manera. Ninguna manera.
La única pieza de la tecnología humana que podría lidiar con esto es una bomba nuclear. No estoy bromeando. Si ponen una bomba nuclear en el lugar exacto se podría sellar el agujero. No hay nada menor que pueda funcionar. Si no conseguimos tapar el agujero el petróleo continuará destruyendo los océanos del mundo. Sólo hace falta un litro de aceite de motor para convertir 250.000 galones de agua en un tóxico para la fauna y la flora. ¿Empieza a entender la magnitud de esto?”
Estas declaraciones puede que no sean más que una siembra de terror súper-exagerado, pero son más que suficientes para ponernos a pensar. El problema está sucediendo a miles de pies bajo la superficie del mar y detener el derrame parece que va a necesitar una espectacular hazaña de ingeniería. Hasta que suceda, el derrame continuará creciendo y el Golfo, una región ya maltratada, va a recibir un golpe salvaje.
Cabe imaginar que el Presidente Obama se está pateando a sí mismo y a sus asesores por haber hecho ese anuncio inoportuno sobre la apertura de perforaciones submarinas. Aunque para su crédito haya mantenido ese proyecto en suspenso y dada la magnitud del desastre del Golfo parece seguro decir que no veremos pronto ninguna otra nueva plataforma en el horizonte. Si Noel está en lo cierto en su planteamiento, sin embargo, puede que no importe, de cualquier forma. (Véase la “respuesta de Noel”).
El tercer suceso, que tuvo lugar en mi propio patio este fin de semana, no fue tan grave como el coche bomba ni el derrame descontrolado de petróleo, pero no obstante me heló hasta los huesos y me hizo pensar grave y largamente sobre Nueva York, el Golfo y el propio estado de la nación. A pocas millas al oeste de mi casa se rompió un acueducto masivo y dejó sin agua a dos millones de personas de la gran área metropolitana de Boston. Las noticias estaban llenas de advertencias sobre la necesidad de hervir el agua antes de tomarla o preparar la comida. Mi esposa y yo hemos estado haciéndolo exactamente, y tenemos toda el agua que necesitamos.
El día después de ese incidente, sin embargo, las noticias se llenaron con una historia de naturaleza más sombría. Al parecer la gente en todas partes de la ciudad se estaba peleando en los supermercados tratando de comprar agua embotellada. Yo mismo lo vi en un Stop&Shop el domingo por la tarde cuando fui a comprar toallas de papel; el lugar estaba lleno de gente sumamente agresiva, gente con pánico que se empujaba y se golpeaban unos a otros ante el agua embotellada que realmente no necesitan. Supuestamente todos tienen cocinas, ollas y refrigeradores en sus casas, pero se zambulleron en un “estado de motín” convirtiendo una mala situación en otra mucho peor.
Enfermaba verlo. Y dice mucho sobre nuestro carácter nacional que resulta profundamente incómodo de contemplar. Una persona llena de odio intentó volar Times Square. Una plataforma de extracción de petróleo puede, literalmente, matarnos a todos. Una crisis en el suministro de agua convirtió a las personas corrientes en animales codiciosos y agresivos directamente ante mis ojos.
El centro no puede sostenerse.
William Rivers Pitt
Ttruthout