Gregg Braden es un verdadero "científico new age" que está uniendo elegantemente los rieles de la ciencia con los de la espiritualidad, y es además un gran divulgador que recuerda a mucho a Carl Sagan por su presencia y amenidad. Ha viajado por todo el mundo investigando las pirámides y centros de poder de cada cultura, así como los últimos descubrimientos de la genética y los recientes fenómenos físicos planetarios que nunca antes se habían presentado en la historia de nuestra ciencia.
En su primer libro y video Awakending to zero point (del cual todavía no hay traducción al español por desgracia), comienza precisamente formulando la relación que hay entre el magnetismo de la tierra y la velocidad en que se manifiestan nuestros pensamientos en esta ilusión que pensamos realidad. Dice que algunos de "nuestros científicos" (Gregg siempre habla de la tierra y de sus habitantes en todas sus épocas como un todo del cual nunca se excluye) están preocupados porque el magnetismo de la tierra está disminuyendo drástica y rápidamente, e incluso han especulado ya en secreto de un posible cambio de polos magnéticos del planeta o algún otro tipo de efecto secundario menos drástico pero de igual magnitud planetaria previsto justamente para el año en que termina el calendario maya, y las profecías hopis señalan como el principio de un nuevo comienzo: el 2012.
Dice que entre mayor sea el magnetismo, mayor es el tiempo que pasa para que lo que pensamos y sentimos, se manifieste en nuestro mundo. Por consiguiente, entre menor sea el magnetismo, menor será el tiempo en que nos encontremos con la manifestación de nuestros deseos, o nos estrellemos con la manifestación de nuestros miedos (esto también lo dice Lazaris por cierto, aunque de otra manera).
Luego explica Gregg que genéticamente nuestro ADN cambia con las frecuencias que producen nuestros sentimientos, y demuestra cómo es que las frecuencias energéticas más altas, que son las del amor, impactan el ambiente de una forma material produciendo cambios no sólo en nuestro ADN (específicamente en lo que nuestros científicos llamaron "ADN basura" porque no encontraban su utilidad), sino en el ambiente que nos rodea, de una forma material.
Gregg une estos dos tipos de información para postular que entre más amor dejemos fluir por nuestros cuerpos, más adaptados estaremos para afrontar lo que sea que pueda pasar en el 2012 y para conducir a nuestro planeta, mediante nuestros pensamientos positivos en conjunto, hacia el mejor futuro posible.
Para apoyar esta idea, asegura que en función de lo que ha observado y experimentado en los diversos centros de poder que estudió, ha encontrado evidencias de que prácticamente todas las culturas se habían estado preparando de alguna manera u otra, para lo que ya está ocurriendo en nuestros días. Cuenta por ejemplo que en una pirámide egipcia encontró una sala que simula justamente el tipo de magnetismo que se calcula que tendremos hacia el 2012, y ha visto que probablemente estábamos preparándonos y entrenándonos para experimentar lo que sea que pueda ocurrir próximamente. También habla de algunos templos que encontró no recuerdo donde, en los que los iniciados practicaban el domino de cada sentimiento, esto es de cada frecuencia vibratoria posible, y se preparaban también de alguna forma para estas fechas.
Luego Gregg habla de la "ciencia de la compasión" que en diversas épocas nos han venido a enseñar nuestros maestros, como Krishna, Mahoma, el Buda, y Jesucristo. Especialmente habla de éste último como el modelo más cercano que tenemos como occidentales para aprender a permitir que el amor fluya por nuestros cuerpos y nos ayudemos unos a otros a elevarnos, tal como los miembros de una parvada cuando vuelan juntos.
En la última parte del video Gregg repite de diversas formas que nuestro tiempo de practicar ya se ha terminado y ahora estamos, por así decirlo, en exámenes finales; e insiste en que cada relación que se presente en nuestras vidas en estos momentos, debemos verla como un templo sagrado, pues es una oportunidad para poner en práctica todo lo que hemos aprendido sobre el amor y la ciencia de la compasión. Dice que en una primera fase estas relaciones van a funcionar como espejos para ver externamente todo lo que no hemos visto en nosotros mismos y hemos de resolver; y en una segunda fase nos irán mostrando, no ya lo que hay en nosotros como individuos, sino todo aquello que rechazamos en otros para que tengamos la oportunidad de aceptarlo e integrarlo. Entonces comparte dos anécdotas de su vida personal y la manera en que las resolvió e integró, ¡y termina el video cantando él mismo una canción hopi bellísima!
Una conversación con Gregg Braden, autor de “La sanción espontánea de la creencia” y “El efecto Isaías” Por John David Mann.
Gregg Braden abarca dos mundos. Su habilidad para encontrar soluciones innovadoras a problemas complejos lo ha llevado a tener una carrera exitosa como Geólogo informático para Phillips Petrouleum, durante la crisis de energía en 1970 y en 1980, y como diseñador senior de sistemas de información para Martin Marieta Aerospace durante los últimos años de la guerra fría.
En 1991 se convirtió en el primer Jefe de Operaciones técnicas para los Sistemas Cisco. Al mismo tiempo, Gregg ha invertido meses durante los últimos veinte años en algunos de los lugares más primitivos en la Tierra, en monasterios de Bolivia, Perú, Nepal, India y Tibet, explorando conexiones entre la vanguardia de la ciencia cuántica y el corazón de las tradiciones espirituales antiguas. (“Mientras mis colegas toman una semana en un centro turístico costero”, dice Gregg, “mi idea de vacaciones es un peregrinaje de 22 días en la meseta del Tibet a 17,000 pies de altura.”).
El autor bestseller del New York Times es ampliamente anunciado como un pionero del puente entre el mundo de la ciencia y de la espiritualidad. Habló con nosotros recientemente acerca de cómo el mundo actual esta en una encrucijada en perspectiva y como el mercado de redes refleja ese cambio.
Gregg, el trabajo que estas haciendo con la espiritualidad y el poder del pensamiento, ¿representa una separación entre tu pasado corporativo, técnico o es una continuación de ese pasado?
Lo veo como un claro progreso. Siempre he creído que no hay diferencia entre la ciencia y la espiritualidad, que cuando estudiamos química y física, estamos aprendiendo acerca de detalles prácticos de como funciona Dios en el mundo. Nací y fui criado en el norte de Missouri en una comunidad relativamente conservativa del centro-norte; estas nos eran el tipo de cosas de las que hablaba la gente todos los días. Pero supuse que todos pensaban en la misma línea y creían como yo creía. Pronto aprendí que nada puede estar más lejos de la verdad. Cuando fui a trabajar al mundo corporativo, descubrí que la mayoría de la gente creía que la ciencia y la espiritualidad están excluidas mutuamente, que teníamos que seguir el camino de la ciencia o el camino de la espiritualidad, que no podíamos ponerlos juntos.
Pero ¿crees tú ahora que este punto de vista está cambiando de gran forma?
Absolutamente. Tiene que cambiar y todos lo sienten. Todos sienten que algo esta sucediendo pero no pueden señalar exactamente que es. Hay tensión subyacente que trasciende los límites y naciones; las personas en todos lados sienten que algo ha cambiado. Hubo una conferencia en 2005, “Encrucijadas para el Planeta Tierra”, que unió a científicos, ingenieros, filósofos, lideres religiosos y espirituales de todo el mundo para considerar la pregunta, “¿Qué esta pasando?” ¿Es esto solo la paranoia del siglo veintiuno, o hay realmente algo que esta sucediendo aquí?” El resultado de esta pregunta fue tan profundo que los Científicos Americanos dedicaron su reunión de Septiembre de 2005 al tema de la conferencia.
En el simposio, identificaron seis escenarios diferentes (cambio climático, la amenaza de guerra nuclear, tensiones virulentas e intratables de virus, etc.), si se permitiera que cualquiera de ellos completaran un ciclo, podría terminar la civilización para siempre y posiblemente la vida en la Tierra. Nuestros ancestros pudieron haber lidiado con uno o más de estos problemas en diferentes tiempos. Pero lo que hace este momento en la historia tan único, se dijo en el simposio, es que estamos experimentando las seis situaciones al mismo tiempo. Si vamos a sobrevivir esta vez, concluyeron, tenemos que comprenderlo en los próximos ocho o quince años. Dijeron: “Y la única forma en que vamos a hacerlo es pensar en nosotros y en nuestra relación con el mundo de manera completamente distinta a la que hemos hecho en el pasado”.
¿Y eso tiene que ver con casar el mejor entendimiento científico con lo mejor de la sabiduría espiritual?
Exactamente. Esta convergencia puede ser la verdadera oportunidad para redefinir quienes somos, como trabajar y cual es nuestro papel en el universo. Viene la pregunta científica del siglo veintiuno que nos ha ocupado mucho: ¿Somos observadores pasivos, manchitas insignificantes con muy poca influencia en el mundo?, O ¿Somos creadores poderosos que juegan un papel muy significante en lo que la realidad presenta? De modo interesante la respuesta a ambas preguntas es “Si”. Se determina por como decidimos ser nosotros, por nuestra buena voluntad de aceptar el poder que ha nacido con cada uno de nosotros, para incluir en la calidad de nuestras relaciones, la sanción de nuestros cuerpos, el éxito de nuestras carreras, la paz entre naciones. Como un individuo es fácil entrar en esa angustia existencial de sentirse insignificante.
¿Estas diciendo que hemos adoptado esa postura de “A mi no me importa” en una escala social?
Si, creo que es nuestro condicionamiento inconsciente. Nos hemos transformado en una sociedad basada en ciencia desde hace cerca de 300 años, cuando Sir Isaac Newton formalizo las leyes de la física. Desde entonces, hemos venido creyendo que somos seres sin poder, victimas de un mundo donde todo se separa de todo lo demás, que tenemos poca influencia sobre todo lo demás. Esto no es necesariamente algo de lo que se hable en el despachador de agua de la oficina; Es un condicionamiento inconsciente con el que todos batallamos en cierto grado.
¿Se filtra en nuestro acercamiento a la salud y medicina, la economía, el medio ambiente, geopolítica, todo?
Exacto. Nuestra civilización entera se ha basado en dos falsas suposiciones centrales que aún son enseñadas en nuestras escuelas hoy. La primera suposición falsa es que el espacio entre las cosas esta vacío. Nosotros decimos, “Que el noventa y seis por ciento del universo es espacio vacío”. Lo que importa, o se podría decir la materia – es como máximo cuatro por ciento. La segunda suposición falsa es que nuestra experiencia interna – nuestro pensamiento, sentimiento, emoción y creencia- no tienen efecto en nuestro mundo más allá de nuestros cuerpos. Ambas de estas suposiciones han sido probadas absolutamente falsas. Eso no es teoría, es un hecho científico, documentado en revistas científicas. No solo ha ido a nuestras escuelas y libros de texto universitarios.
¿Estas hablando de la investigación del “campo punto cero”?
Hoy sabemos que hay un campo de energía donde yace toda la existencia física. Este campo tan nuevo en su descubrimiento, que los científicos no han acordado aún una palabra única; ha sido nombrado todo, desde lo simple “el campo” a la “La mente de Dios” y hasta “la mente de la naturaleza”. En 1944, Max Planck, el padre de la teoría cuántica, le llamó “La Matrix”. También sabemos que tenemos la habilidad de “hablar” en un lenguaje que resuena con este campo, un lenguaje no verbal de sentimiento y creencias en nuestros corazones. Cuando hacemos esto, efectuamos sanación física en las células de nuestros cuerpos. La llave es sentir el sentimiento en un modo preciso, como si el deseo que sale de nuestro corazón ya hubiera sucedido. Esto pone en marcha una respuesta en nuestros cuerpos donde la química iguala el sentimiento.
Asimismo, cuando creamos sentimientos muy precisos como si nuestra carrera ya fuese exitosa, nuestras relaciones y nuestra pareja ya están en lugar y tenemos a la gente acertada para completar todas las metas en ese momento, eso pone en movimiento un mecanismo en este campo que permite que esas cosas den fruto. Una vez que entendemos el mecanismo, se convierte en una tecnología y lo podamos hacer consistente y repetidamente.
¿Esta este método relacionado con tu trabajo en oración masiva y enfocado a la atención en grupos grandes?
Exactamente, el mismo principio aplica ya sea con una relación, sanación del cuerpo o paz entre las naciones. Si queremos influenciar el resultado, podemos reclamar el sentimiento de ello en nuestros corazones, como si el resultado ya se hubiese obtenido, en vez de pensar como construirlo paso a paso. Si estas construyendo un trasbordador espacial o cocinando un pastel, entonces quieres ir paso a paso. En lo externo, en el mundo físico, algunas veces tenemos que reunir nuestros ingredientes y después hacerlo en secuencia, construyendo hacia una meta poco a poco. Pero en el mundo cuántico del pensamiento, emoción y creencia, estos principios no aplican. De hecho es exactamente lo opuesto: tenemos que identificar, claramente y de forma concisa el resultado, porque el universo no puede golpear un objetivo en movimiento. Nos educaron para pensar estratégica y tácticamente. Pero
¿Estás diciendo que en ese nivel, la realidad trasciende lo estratégico y lo táctico y en su lugar efectuar el resultado, empezando con el fin en mente?
Exacto. Aún ponemos todo en el lugar para que suceda; no podemos simplemente sentarnos en nuestros sillones. Pero estamos cambiando de una forma meramente Newtoniana para crear y resolver problemas, creyendo que todo esta separado y que debemos trabajar hacia una meta, en el modo cuántico de pensar, donde firme y claramente identificamos el resultado. Tenemos una poderosa documentación en video sobre lo rápido que el mundo físico responde a este lenguaje. En un video, vemos a una mujer que se la ha diagnosticado un inoperable tumor canceroso, en la presencia de tres practicantes, quienes han sido capacitados en este lenguaje del que hablamos. A través de ultrasonido, ves que el tumor se derrite y literalmente desaparece en la pantalla.
¿Ocurre esto por el poder de sus pensamientos?
No es un pensamiento, es un sentimiento –tan poderoso sentimiento que el tumor de disipa en menos de 3 minutos. Esto fenómeno no ha ocurrido una sola vez. Esto se realiza para los tumores de cerebro y vejiga todo el tiempo en esa parte de China. El mismo principio rige cuando una cantidad elevada de gente se reúne para sentir la paz en una región geográfica amplia, o para sentir el éxito de los proyectos de las empresas.
Es interesante que diga que es un sentimiento y no un pensamiento. Todas las narraciones en los libros de éxito que tenemos utilizan el término “pensar” – Piensa y Crece Rico, La Magia de Pensar en Grande, Como un Hombre Piense.
Pero el pensamiento tiende a ser secuencial. Eso es el resultado natural de la sociedad dominada por el macho-orientada esquemáticamente-basada en la tecnología-y el hemisferio izquierdo. No es sorprendente que cogiéramos estos principios y los forcemos en la esfera de lo que pensamos; eso es nuestro condicionamiento. Pero aquí está el resultado último: nuestro mundo está hecho de campos electromagnéticos de información. Si quieres cambiar algo en el mundo, tienes que comunicarlo dentro del campo electromagnético. Curiosamente, la ciencia ha encontrado ahora –y esto se ha publicado en revistas especializadas en los últimos años- que el corazón humano es el generador mas grande de campo eléctrico y magnético del cuerpo.
Entonces nuestro lenguaje era correcto todo el tiempo! Es una cuestión del corazón.
Nuestro cerebro genera un campo eléctrico y magnético, pero es relativamente débil, en comparación con el del corazón. El campo eléctrico del corazón es aproximadamente 100 veces más potente que el del cerebro, y el campo magnético del corazón es alrededor de 5,000 veces más fuerte que el campo magnético del cerebro. Nuestros libros de texto dicen que si quieres cambiar los átomos de la material física, tienes que cambiar o bien el campo eléctrico o bien el campo magnético; el corazón cambia los dos. Nosotros cambiamos el imán, y el relleno de hierro se acopla a su forma.
Absolutamente. Y esta es la razón por la cual el sentimiento es mucho más importante que el pensamiento. En nuestra sociedad, nos han condicionado para creer que el sentimiento y las emociones no son efectivas. A la mayoría de los hombres no se les han permitido y a las mujeres se les ha dicho, “Si los vas a tener, vas a algún otro lugar donde no moleste a nadie!” Pero fuera de nuestra sociedad, encuentras justo lo contrario. En los monasterios del Tibet, dice que el sentimiento es la fuerza mas poderosa del universo. En un monasterio, pregunté al abad, “En su tradición, cual es la fuerza que conecta todo en el universo?” El respondió con una sola palabra. Pensé que había un error en la traducción, y pregunté a mi traductor que le preguntase de nuevo; “Compasión”. Y dije, “Espera un momento. ¿Es la compasión una fuerza natural que conecta todo en el universo – o es una experiencia que tenemos en el corazón?” Después de que me aseguré que el traductor había entendido perfectamente mi pregunta, volvió a responder solo con una palabra: “Si”.
¿Cómo te afectaron estas experiencias para tu trabajo empresarial?
En mi trabajo con las compañías Fortune 500 (empresas de elite del mundo), siempre me encontraba en proyectos que estaban retrasados, o habían excedido el presupuesto o tenían problemas. Usando los principios que había aprendido en los monasterios del Tibet, siempre encontraba maneras de navegar a través de estos dilemas y terminaba encontrando soluciones exitosas. Después de un tiempo, se me ocurrió que todos estos principios se podían aplicar a contextos mucho más amplios.
¿Qué desencadenó esta comprensión?
Los últimos años de la Guerra Fría fueron años terribles. Aunque el público no estaba muy enterado, estuvimos muy cerca de tener una intercambio nuclear; de hecho, esto ocurrió en dos ocasiones. Reconociendo lo cerca que estuvimos de destrozar todo lo que habíamos adorado, se me ocurrió que esto era como cualquier otro proyecto que está retrasado, sobre-presupuestado o con problemas! Empecé a investigar maneras de aplicar los principios que había utilizado en las pizarras de Cisco y Martin-Marietta (empresas) hacia esta proyecto que llamamos “vida y conciencia en el siglo veinte.”
Cuando descartamos esas falsas suposiciones que mencionas –cuando nos damos cuenta que el espacio no está vacío, y que nuestro mundo interior puede tener un impacto enorme en el exterior- ¿que diferencias en la conducta emergen de ese cambio?
Empezamos a ver que todo esta conectado con todo lo demás, y que no solo podemos pensar en nosotros mismos cuando tomamos una decisión, sea en el contexto de nuestra familia, nuestra comunidad o el mundo. Hay más en el mundo que Estados Unidos. La próxima generación estará embebida en esta comprensión, pero esta generación es única en que ambas perspectivas están ocurriendo ahora mismo en este tiempo. Algunas personas están arraigadas en estos trescientos-años de creencias, y otros están más abiertos a la nueva comprensión, pero esta generación en su conjunto está cabalgando entre las dos visiones del mundo, lo cual nos empuja hacia atrás en la lucha por el Planeta Tierra. Estamos enfrentados a retos sin precedentes que serán únicamente solucionados si reconocemos que somos parte de una comunidad mayor –que nos guste o no, somos parte de una familia y nos necesitamos.
En una red estructural de marketing, somos todos independientes, y todavía tenemos que aprender como cohesionar en un campo de quizá cientos de miles de personas. ¿Es esto de alguna forma un presagio de una forma distinta de organizarnos como sociedad?
Absolutamente. Tan complejo como nuestro mundo parece y tanto como intentamos separa nuestra vida laboral, desde el punto de vista de la física y el universo, todas estas áreas están basadas en los mismos principios simples de fratales. Un troncho de brócoli es un ejemplo perfecto del patrón fractal. Una ramita pequeña de brócoli parece la misma que la grande de donde se cogió y al mismo tiempo es como la más grande de donde se cogió –exactamente el mismo patrón en diferentes escalas de magnitud-. Todo en la vida parece funcionar de esa manera, incluyendo al ser humano. Lo que es bueno para una célula en el cuerpo humano afirmará la vida en el cuerpo entero. Es lo mismo para la sociedad; lo que es bueno para el individuo, también es bueno para el conjunto. Cuando ayudamos a otros, nos estamos ayudando a nosotros mismos. En el año 2004 escribí un libro el Código de Dios, sobre los principios unificadores que nos acercan como familia en el planeta. En ese libro se citan más de 400 documentos científicos, publicados en revistas especializadas para determinar si somos o no una especie violenta por naturaleza, es decir, si la competición es nuestra verdadera naturaleza. Los resultados de estos 400 estudios son unánimes: no somos una especie ni violenta ni competitiva por naturaleza.
Sin embargo, ellos encontraron que nosotros traicionaremos nuestra benevolencia verdadera y cooperativa y nos volveremos violentamente competitivos en la presencia de una de estas condiciones: 1) cuando nos encontramos amenazados personalmente; 2) cuando nuestras familias se sienten amenazadas; o 3) cuando sentimos que nuestra forma de vida está amenazada. Podemos ver esto, por ejemplo, en lugares como Irak o los Territorios Palestinos, donde la gente está típicamente viviendo bajo estas tres condiciones.
¿Es este tipo de conflicto violento inevitable?
En absoluto: no es nuestro estado natural, es la conducta que se produce por estas condiciones. Bajo amenaza, perdemos de vista nuestra naturaleza fractal –nosotros pensamos que el interés propio y el actuar en interés de otros son direcciones que se excluyen mutuamente. Empezamos a pensar que hay espacio vacío entre nosotros. Otra conclusión de estos estudios fue que todas las especies en la naturaleza se benefician de la cooperación. Cuando se comportan cooperativamente, ellos consistentemente producen mas descendencia, viven mas tiempo y más prósperamente. Y han encontrado la misma evidencia entre las poblaciones indígenas alrededor del mundo: la longevidad y la calidad de vida aumentan cuando cooperan en la recolección y el reparto de comida: cuanto más cooperan, mejor va todo. Eso es de lo que va la red de marketing.
¿Ve estas dos formas de pensamiento agotarse?
En la esfera política, tenemos a gente que está mirando solo en nuestro patio, y otros que piensan de una forma más global. Tenemos a científicos que están mirando lo que es bueno para América y otros que piensan lo que es bueno para el mundo. Lo que es especialmente interesante es que en las naciones que son los grandes jugadores están eligiendo a líderes nuevos en los últimos dos años. En los últimos cinco años, he estado en todos los continentes excepto en la Antártica, y lo que he visto en todo el mundo es que la gente está lista para algo más allá del sufrimiento, guerra, conflicto y miedo que hemos vivido en el siglo veinte. Si pueden hacer saber su buena voluntad en una forma distinta a través del proceso de elección, vamos a encontrar como los principios espirituales juegan un gran papel a escala mundial.
Estamos viviendo el final del tiempo. No el fin del mundo, sino el fin de una era mundial – un ciclo de tiempo de 5.125 años – y de la forma que hemos conocido el mundo durante todo ese tiempo. La presente era mundial se inició en 3114 aC y terminará en el año 2012 dC. Debido a que el final de cualquier cosa también marca el comienzo de lo que viene a continuación, también estamos viviendo el comienzo de lo que sigue al final del tiempo: la próxima era mundial, que las antiguas tradiciones llamaron el gran ciclo.
Desde los épicos poemas del Mahabharata de la India hasta las tradiciones orales de los indígenas americanos y la historia bíblica del Apocalipsis, quienes han venido antes que nosotros sabían que el final del tiempo se avecinaba. Ellos lo sabían, porque siempre es así. Cada 5.125 años, la tierra y nuestro sistema solar llegan a un punto en su viaje a través de los cielos, que marca precisamente el final de tal ciclo. Con ese final, comienza una nueva era mundial. Al parecer, siempre ha sido así.
Por al menos cuatro de estos ciclos (o cinco, según las tradiciones mesoamericanas de los aztecas y los mayas), nuestros ancestros soportaron los cambios en los campos magnéticos globales, clima, disminución de los recursos y el creciente nivel del mar que vienen con el final del tiempo. Lo hicieron sin satélites ni internet, ni modelos computarizados que los ayuden a prepararse para un cambio tan radical.
El hecho de que vivieron para contar la historia se yergue como un poderoso testimonio de una verdad innegable: nos dice más allá de cualquier duda razonable que los habitantes de nuestro planeta, han sobrevivido al final de eras mundiales en el pasado. Más allá de simplemente sobrevivir, nuestros ancestros aprendieron de las dificultades que pueden acompañar el cambio. Con las palabras de sus días, hicieron todo lo posible para decirnos lo que significa vivir un momento tan excepcional en la historia. Es bueno que lo hayan hecho, porque estos fenómenos son muy raros y distantes entre sí. Sólo cinco generaciones en los últimos 26.000 años han experimentado el cambio de las edades mundiales. Nosotros vamos a ser la sexta. La presente era mundial no es algo que simplemente se desvanecerá en el ocaso de un tiempo que parece persistir perpetuamente en algún lugar “por ahí” en nuestro futuro. Todo lo contrario: nuestra era mundial tiene una fecha de caducidad. Termina en un momento específico, con un evento específico, en un día que fue marcado en un calendario hace más de 2.000 años. No hay ningún secreto acerca de esa fecha. Los mayas que la calcularon también la inscribieron como un registro permanente para las generaciones futuras. La fecha está grabada en monumentos de piedra que fueron construidos para durar hasta el final del tiempo. Cuando la fecha se traduce a nuestro sistema de tiempo familiar, el mensaje queda claro. Nos dice que nuestro ciclo mundial actual concluirá con el solsticio de invierno que tiene lugar el 21 de Diciembre en el año 2012. Es en esta fecha que los misteriosos mayas identificaron los sorprendentes eventos astronómicos que marcarán el final de nuestra era... y lo hicieron más de dos milenios atrás.
Para poner en perspectiva qué tan raro es en realidad el final de un ciclo como éste, consideren que los últimos humanos en cambiar de una era a la siguiente vivieron en el año 3114 aC, aproximadamente 1.800 años antes del tiempo de Moisés y el Éxodo bíblico.
Los mayas vieron nuestro surgimiento hacia un mundo post-2012 como el comienzo de un nuevo ciclo de la historia. Desde esta perspectiva, el solsticio del 21 de Diciembre del 2012, se convierte en una poderosa ventana para nuestro surgimiento colectivo hacia nuestro mayor potencial. Dicho momento es tan raro que nos hemos estado preparando para él desde el final de la última era mundial, y pasarán otros 26.000 años antes de que los mismos ciclos de oportunidad vuelvan otra vez para nuestros descendientes.
Las posibilidades de tal surgimiento traen a la mente los antiguos relatos del Jardín del Edén, un lugar que alguna vez contuvo todas las posibilidades de nuestras mayores alegrías y deseos del corazón. Si vamos a creer en los calendarios, mitos y profecías, es precisamente ese potencial el que nos espera después del 2012. Podríamos crear un segundo Edén que vuelva a empezar donde terminó el primero.
Las correlaciones bíblicas sí sugieren, de hecho, que la última vez que apareció un Edén en la tierra fue hace unos 5.000 años, al final del último Gran Ciclo. Durante ese tiempo, los habitantes del planeta tenían todo lo necesario para vivir en equilibrio con la tierra, disfrutando de vidas sanas y vitales. A medida que las elecciones de nuestros ancestros post-Edén plantaron los eventos germinales para todo lo que se desarrollaría como el ciclo que siguió, pusieron en marcha los patrones que definen nuestro mundo el día de hoy. Algunos, como el perdón y la paz, sirven como poderosos recordatorios de lo que es posible en nuestras vidas; mientras que otros, como la traición y la guerra, se han convertido en los grandes desafíos que nos dividen como personas, familias y naciones.
Desde los ciclos del clima hasta el equilibrio del dióxido de carbono entre los océanos y la atmósfera, la naturaleza nos muestra que un patrón se va a repetir hasta que algo nuevo lo reemplace. El cambio que acompaña a la convergencia de ciclos del 2012 es una rara oportunidad para borrar los patrones que hemos superado del pasado. Al mismo tiempo, es también un valioso punto de elección para establecer nuevos patrones saludables para nuestro futuro y el futuro que pertenece a nuestros hijos… y a los de ellos.
"Toda materia existe en virtud de una fuerza. Debemos asumir tras esa fuerza la existencia de una mente consciente e inteligente. Esa mente es la matriz de toda la materia."Max Planck, físico. 1944
Con estas palabras Max Planck, padre de la teoría cuántica, describía un campo universal de energía que conecta a todos y a todo lo que hay en la creación: La Matriz Divina.
La Matriz Divina es nuestro mundo. También es todo lo que hay en nuestro mundo. Somos nosotros y todo lo que amamos, odiamos, creamos y experimentamos. Al vivir en la Matriz Divina, somos como artistas que expresamos nuestras más recónditas pasiones, miedos, sueños y deseos a través de la esencia de un misterioso lienzo cuántico. Pero nosotros somos tanto ese lienzo como las imágenes plasmadas sobre él. Somos a la vez las pinturas y las brochas.
En la Matriz Divina somos el recipiente en cuyo interior existen todas las cosas, el puente entre las creaciones de nuestros mundos interior y exterior y el espejo que nos muestra lo que hemos creado. En la Matriz Divina somos a la vez la semilla del milagro y el propio milagro.
(…)
La ciencia moderna ya ha llegado al punto del que arrancan nuestras tradiciones espirituales mejor consideradas. Un creciente cuerpo de evidencia científica apoya la existencia de un campo de energía -la Matriz Divina- que proporciona ese recipiente, así como el puente y el espejo de todo lo que sucede entre el mundo que hay en nuestro interior y el mundo externo a nuestros cuerpos. El hecho de que ese campo esté en todo, desde las partículas más pequeñas del átomo cuántico hasta universos distantes cuya luz está alcanzando precisamente ahora nuestros ojos, así como en todo lo intermedio entre ambos, cambia todo lo que creíamos acerca de nuestro papel en la creación. Sugiere que debemos ser bastante más que simples observadores que pasan a través de un breve instante de tiempo por una creación preexistente.
Cuando contemplamos la “vida” –nuestra abundancia material y espiritual, nuestras relaciones y carreras, nuestros amores más profundos y nuestros mayores logros, así como nuestros temores a carecer de todas esas cosas- es posible que también estemos encuadrando nuestra mirada en el espejo de nuestras creencias más auténticas, generalmente inconscientes. Las vemos en nuestro entorno porque se han manifestado mediante la misteriosa esencia de la Matriz Divina. De ser así, la propia conciencia debe jugar un papel clave en la existencia del universo.
Somos Tanto los Artistas como el Arte
Por inaprensible que pueda resultar esta idea a algunas personas, esta es precisamente la otra cara de la moneda de algunas de las mayores controversias entre algunas de las mentes más grandiosas de la historia reciente. Por ejemplo, en una cita de sus notas autobiográficas, Albert Einstein compartía esta creencia de que somos esencialmente observadores pasivos que viven en un universo ya previamente emplazado, sobre el que, al parecer, tenemos muy escasa influencia. “Vivimos en un mundo”, decía, “que existe independientemente de nosotros, los seres humanos, y que existía antes que nosotros, como un gran enigma eterno que, al menos de manera parcial, es accesible a nuestro pensamiento y observación”.
En contraste con la perspectiva de Einstein, que aún es ampliamente defendida por muchos científicos en la actualidad, John Wheeler, físico de Princeton y colega de Einstein, ofrece una visión radicalmente diferente de nuestro papel en la creación. En términos sólidos, claros y gráficos, Wheeler dice que: “Tenemos la vieja idea de que ahí afuera está el universo, y aquí está el hombre, el observador, protegido y a salvo del universo por un bloque de vidrio laminado de seis pulgadas”. Refiriéndose a los experimentos de finales del siglo XX que nos muestran que simplemente observar una cosa cambia esa cosa, Wheeler continua: “Ahora hemos aprendido del mundo cuántico que hasta para observar un objeto tan minúsculo como un electrón tenemos que quebrar ese vidrio laminado; tenemos que meternos dentro de él. Por lo tanto, sencillamente hay que tachar de los libros la vieja palabra observador, sustituyéndola por la nueva palabra participante”.
¡Qué vuelco! En una interpretación radicalmente diferente de nuestra relación con el mundo que nos rodea, Wheeler está afirmando que nos es imposible limitarnos a observar lo que pasa en él. De hecho, experimentos de física cuántica demuestran que el acto de que observemos algo tan pequeño como un electrón, concentrando nuestra consciencia sobre lo que esté haciendo ese electrón, aunque sea sólo un instante, cambia sus propiedades mientras lo observamos. Los experimentos sugieren que el mismo acto de observar es un acto de creación y que la consciencia es la que crea.
Es interesante notar que las sabias tradiciones del pasado indican que nuestro mundo funciona precisamente de esa manera. Desde los Vedas de los antiguos hindúes, que según ciertos estudiosos datarían del 5000 a.C., hasta los Rollos del Mar Muerto, que tienen 2.000 años, el tema general parece indicar que el mundo en realidad es un espejo de las cosas que están pasando en un reino superior o en una realidad más profunda. Por ejemplo, comentando las nuevas traducciones de los fragmentos del Rollo del Mar Muerto conocido como Las Canciones del Sacrificio del Sabbath, sus traductores resumen su contenido en que "Lo que pasa en la tierra no es sino un pálido reflejo de esa realidad superior final".
La implicación de ambos textos antiguos con la teoría cuántica es que en los mundos invisibles creamos el proyecto de nuestras relaciones, carreras, éxitos y fracasos del mundo visible. Desde ese punto de vista, la Matriz Divina funciona como una gran pantalla cósmica que nos permite ver la energía no física de nuestras emociones y creencias (nuestro enojo, odio y rabia, así como nuestro amor, compasión y comprensión) proyectada en el medio vital físico.
Al igual que una pantalla de cine refleja la imagen de cualquier cosa o persona que haya sido filmada sin emitir juicio alguno, la Matriz parece proporcionar una superficie neutra para que nuestras experiencias y creencias internas sean vistas en el mundo. A veces conscientemente, a menudo de manera inconsciente, “mostramos” nuestras verdaderas creencias de todo tipo, desde la compasión a la traición, a través de la calidad de las relaciones que nos circundan. En otras palabras, somos como artistas que expresamos nuestras pasiones, temores, sueños y deseos más profundos, a través de la esencia viviente de un misterioso lienzo cuántico. Y al igual que los artistas refinan una imagen hasta que a sus mentes les parece adecuada, en muchos aspectos parece que nosotros hacemos lo mismo con nuestras experiencias vitales a través de la Matriz Divina.
Qué concepto tan raro, hermoso y poderoso. De idéntica manera que el artista usa el mismo lienzo una y otra vez mientras va buscando la expresión perfecta de una idea, podemos considerarnos artistas perpetuos que construimos una creación que siempre está cambiando y que nunca se termina. La clave para hacerlo de manera intencional es que no sólo tenemos que entender cómo funciona la Matriz Divina sino que, además, para comunicar nuestros deseos a esa red ancestral de energía necesitamos un lenguaje que ella sea capaz de reconocer.
El Lenguaje Que Crea
Nuestras tradiciones más antiguas y acendradas nos recuerdan que, de hecho, hay un lenguaje que le habla a la Matriz Divina: un lenguaje que carece de palabras y que no implica los habituales signos externos de comunicación que hacemos con nuestras manos y nuestro cuerpo. Dicho lenguaje adopta una forma tan simple que todos sabemos ya “hablarlo” de manera fluida. De hecho, lo usamos cada día de nuestras vidas. Es el lenguaje de la creencia y de la emoción humanas.
La ciencia moderna ha descubierto que, con cada emoción que experimentamos en nuestros cuerpos, experimentamos también cambios químicos en cosas que reflejan nuestras emociones, tales como el pH y las hormonas. Desde las experiencias “positivas” de amor, compasión y perdón, por ejemplo, hasta las “negativas” de odio, juicio o celos, cada uno de nosotros posee el poder de afirmar o negar su existencia en cada momento de cada día. Adicionalmente, la misma emoción que confiere semejante poder a lo que hay dentro de nuestros cuerpos extiende ese mismo poder nuestro hacia el mundo cuántico que está más allá de nuestros cuerpos.
Tal vez sea útil imaginar la Matriz Divina como una frazada cósmica que empieza y termina en los reinos de lo desconocido, cubriendo todo lo que hay entre ellos. La frazada tiene una profundidad de varias capas y siempre está puesta en todas partes a la vez. Nuestros cuerpos, vidas y todo lo que conocemos, existe y sucede en el interior de las fibras de esa frazada. Desde nuestra creación acuática en el útero de nuestra madre hasta nuestros matrimonios, divorcios, amistades y carreras, todo lo que experimentamos puede ser asimilado a arrugas en la frazada.
Admito que pensar en nosotros mismos como “arrugas” de la Matriz pueda quitarle algo de romance a nuestras vidas, pero también nos brinda una manera poderosa de pensar acerca de nuestro mundo y de nosotros mismos. Si queremos crear relaciones nuevas, saludables y afianzadoras de nuestras vidas, si queremos atraer a ellas un romance sanador, o una solución pacífica a Oriente Medio por ejemplo, debemos crear una perturbación nueva en el campo, una que refleje nuestro deseo. Tenemos que crear una “arruga” nueva en esa cosa de la que están hechos el espacio, el tiempo y nuestros cuerpos. Esta es nuestra relación con la Matriz Divina. Se nos da el poder de imaginar, soñar y sentir las posibilidades de la vida desde el interior de la propia Matriz, de manera que podamos reflejar hacia nosotros lo que hayamos creado.
Está claro que no sabemos todo lo que hay que saber sobre la Matriz Divina. La ciencia no tiene todas las respuestas. Con total honestidad, los científicos ni siquiera saben con seguridad de dónde viene la Matriz Divina. También sabemos que podríamos estudiarla otros 100 años y seguiríamos sin conocer esas respuestas. Sin embargo, lo que sí sabemos es que la Matriz Divina existe. Está aquí y podemos introducirnos en su poder creativo mediante el lenguaje de nuestras emociones. Cuando lo hacemos, nos introducimos en la verdadera esencia del poder de cambiar nuestras vidas y el mundo.
El Universo como Ordenador Consciente
En muchos sentidos, nuestra experiencia de la Matriz Divina podría compararse a los programas con los que trabaja un ordenador. En ambos casos las instrucciones deben utilizar un lenguaje que el sistema comprenda. Para el ordenador, ese lenguaje es un código numérico de ceros y unos. Para la conciencia se requiere de una clase de lenguaje diferente: uno que no use ni números ni alfabetos, ni siquiera palabras. Como ya somos parte de la conciencia, tiene perfecto sentido que ya tengamos todo lo que necesitamos para comunicarnos sin necesidad de un manual de instrucciones o de adiestramiento especial. Y lo hacemos.
Al parece, el lenguaje de la conciencia es la experiencia universal de la emoción. Ya sabemos cómo amar, odiar, temer y perdonar. Al reconocer que esas experiencias son en realidad las instrucciones que programan la Matriz Divina, podemos aguzar nuestras destrezas para comprender mejor cómo llevar a nuestras vidas alegría, salud y paz.
De la misma manera que todo lo vivo se configura a partir de las cuatro bases químicas que generan nuestro ADN, el universo parece estar constituido en base a cuatro características de la Matriz Divina que hacen que las cosas funcionen como lo hacen. La clave para penetrar en el poder de la Matriz reside en nuestra habilidad para admitir los cuatro descubrimientos que son los hitos que enlazan nuestras vidas de una manera sin precedentes.
Descubrimiento 1: Hay un campo de energía que conecta todo lo que hay en la creación. Descubrimiento 2: Dicho campo juega los papeles de recipiente, puente y espejo de las creencias que albergamos. Descubrimiento 3: El campo está en todas partes (no está localizado) y es holográfico. Todas sus partes están conectadas con las demás. Y cada parte refleja al todo a una escala inferior. Descubrimiento 4: Nos comunicamos con el campo a través del lenguaje de la emoción. De nuestra habilidad depende reconocer y aplicar esas realidades que lo determinan todo, desde nuestra sanación hasta el éxito de nuestras relaciones y carreras.
De manera casi universal, compartimos la sensación de que hay más de lo que nuestros ojos alcanzan. En algún lugar profundamente escondido entre las brumas de nuestra memoria más antigua, sabemos que tenemos en nuestro interior poderes mágicos y milagrosos, de cuyos recuerdos estamos rodeados por todas partes. La ciencia moderna ha demostrado más allá de cualquier duda razonable que la “cosa” cuántica de la que estamos hechos se comporta de maneras aparentemente milagrosas. Si las partículas de las que estamos hechos pueden establecer entre sí una comunicación instantánea, estar en dos sitios a la vez, sanar espontáneamente e incluso cambiar el pasado mediante elecciones hechas en el presente, entonces nosotros también podemos hacer lo mismo. La única diferencia entre esas partículas aisladas y nosotros es que nosotros estamos hechos de muchísimas partículas que se mantienen unidas por el poder de la propia conciencia.
Los antiguos místicos recordaron a nuestros corazones, y los experimentos modernos han demostrado a nuestras mentes, que la fuerza más poderosa del universo es la emoción que vive en cada uno de nosotros. Y ese es el gran secreto de la propia creación: el poder de crear en el mundo lo que imaginemos y sintamos en nuestras creencias. Aunque pueda sonar demasiado simple para ser verdad, yo creo que el universo funciona precisamente de esta manera.
Cuando el poeta y filósofo sufí Rumí observó que tenemos miedo de nuestra propia inmortalidad, tal vez quiso decir que en realidad lo que verdaderamente nos asusta es nuestro poder de elegir la inmortalidad. Al igual que los antiguos iniciados descubrieron que bastaba una pequeña sacudida para que les fuese posible contemplar al mundo de una manera diferente, quizás lo único que nos haga falta a nosotros sea un pequeño giro para que nos demos cuenta de que somos los arquitectos de nuestro mundo y de nuestro destino, artistas cósmicos que expresamos nuestras creencias interiores sobre el lienzo del universo.
Si somos capaces de recordar que somos tanto el arte como el artista, tal vez podamos recordar también que somos tanto la semilla del milagro como el propio milagro. Si podemos dar ese pequeño giro, ya estaremos sanados en la Matriz Divina.
Gregg Braden
Notas al margen:
"Cuando esperamos que algo suceda, esa expectativa es una emoción en nuestros cuerpos. Es a través de esa emoción que se ponen en movimiento una serie de acontecimientos que se extienden más allá de nuestro cuerpo, hacia el mundo a nuestro alrededor, a través de este campo la Matriz Divina. Estamos en realidad afectando y teniendo una influencia directa en la materia de la que nuestro mundo está compuesto, de formas que estamos sólo comenzando a comprender."
"El sentimiento es el lenguaje que programa la computadora de la consciencia del universo ".