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Socio-Política: Cómo pensar acerca de China
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De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 24/01/2010 22:22 |
Cómo pensar acerca de China
Si por todo el mundo se hiciera la pregunta de qué piensan de Estados Unidos como país y como potencia mundial, uno obtendría respuestas muy claras. Todos tienen una opinión –del Norte o del Sur, ricos o pobres, hombre y mujeres, políticamente en la derecha o en la izquierda, jóvenes o viejos. Las opiniones varían enormemente, de las favorables en extremo a las hostiles en extremo.
Pero la gente siente que sabe cómo pensar acerca de Estados Unidos. Hace 30 años, lo mismo era probablemente cierto para el caso de China. Pero esto ya no es cierto. Mucha gente, tal vez la mayoría de la gente, por todo el mundo ya no está segura de lo que piensa de China como país o como potencia mundial. De hecho, es materia no sólo de incertidumbre sino de agudo debate. Es útil entonces revisar cuáles asuntos tiende a discutir la gente fuera de China cuando discute sobre China. Hay tres principales.
El primero y tal vez el más conocido debate es si hay que pensar a China esencialmente como un país socialista o como un país capitalista. Por supuesto, China proclama todavía ser socialista. China continúa gobernada por el Partido Comunista. Por otra parte, China parece basar el funcionamiento de sus operaciones económicas internas, y ciertamente su comercio mundial, en los principios del mercado.
Los puntos de vista de la izquierda política mundial y de la derecha política mundial no están unificadas en este punto. Están aquellos de derecha que insisten en que las operaciones de mercado son meramente una fachada para lo que continúa siendo el intento gubernamental de proseguir con los objetivos históricos de una ideología maoísta-marxista-leninista tradicional. Pero hay muchos en la derecha política que ven al país en transición hacia una economía basada plenamente en el mercado y piensan que lo que es fachada es la ideología, no las operaciones mercantiles.
Lo mismo es cierto para la izquierda. Hay los que ven a China gobernada todavía por los mismos objetivos socialistas y consideran que las operaciones de mercado son o una retirada táctica o una fachada. Pero hay otros de izquierda que son cínicos acerca de las actuales políticas de China o están abiertamente desilusionados.
El siguiente punto que divide la opinión es si China todavía es parte del Sur o ya se volvió parte del Norte. Hace 30 años, no había duda. En 1955, China asistió a la conferencia afroasiática en Bandung. Se presentó a sí misma por todas partes como promotora militante de los puntos de vista y los intereses geopolíticos del sur. Pero ahora, China está clasificada como la más fuerte de las naciones emergentes y la segunda economía más fuerte del mundo. La prensa mundial habla del G-2 (Estados Unidos y China), que en efecto comparten el poder mundial. Qué diferente de lo que ocurría a finales de los años 60 cuando China hablaba de Estados Unidos y la Unión Soviética como las dos superpotencias contra las que todos los demás debían unirse.
Así que hay muchos en el Norte y en el Sur que hoy consideran a China como esencialmente parte del Norte. Pero hay también otros, tanto en el Norte como en el Sur, que siguen considerando a China como la voz principal en el Sur. Después de todo, dicen, una gran parte de la población de China sigue viviendo con un nivel económico muy bajo.
Finalmente, quizá la cuestión más controvertida es si hay que continuar pensando a China como una potencia líder antimperialista o si hay que pensar a China como una potencia imperialista. Esto está menos debatido en el Norte que en el Sur. Hay muchos que insisten en que China continúa jugando un papel crucial en desbaratar el imperialismo estadunidense que, ellos dicen, continúa siendo la principal fuerza imperialista en el mundo.
Más aún, apuntan a los modos en los cuales la asistencia económica china a países de Asia, África y América Latina se entrega sin las ataduras en que normalmente se otorga la asistencia estadunidense y europea. Los chinos, dicen, ofrecen mucho del apalancamiento económico necesario a países en el Sur –un ejemplo primordial de cooperación socialista.
Pero hay otros en el Sur que ven la asistencia china como un modo de garantizarse el acceso a materia prima clave de maneras en que no sea necesario cumplir con las necesidades óptimas de estos países. Y hay otros que están perturbados por el flujo de pequeños comerciantes chinos a estos países, que aseguran que sus actividades minan el pequeño comercio local y que constituyen una forma de avanzada de colonización.
Hoy el debate es viscoso y las líneas divisorias inciertas. Es poco probable que esto continúe así por mucho tiempo. De aquí a 10 años, quizá, ciertamente en 20 años a partir de ahora, todos sabrán cómo pensar acerca de China otra vez. Las opiniones (en pro y en contra) volverán a ser firmes de nuevo.
Traducción: Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein La Jornada |
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De: Marti2 |
Enviado: 12/06/2010 07:02 |
Rebelión bajo el cielo
Los recientes conflictos laborales surgidos en las fábricas de Honda y Foxconn implantadas en China, originando incluso una severa ola de suicidios como trágica expresión de protesta (13 personas muertas), así como en varias ciudades costeras, han revelado el lado más sombrío (asombrosamente indignante) del “éxito” chino y evidenciado el atolladero de la política de Hu Jintao, quien asumió en 2002 la secretaría del PCCh con el firme propósito de orientar la reforma hacia lo social.
Igualmente, los ataques perpetrados por personas desesperadas en guarderías y escuelas primarias (15 niños asesinados) de varias provincias tienen su causa, como ha reconocido el propio Primer Ministro Wen Jiabao, en el agravamiento de las contradicciones sociales.
Unos y otros sucesos han tenido una notable, aunque desigual, repercusión mediática en China, circunstancia poco habitual, sugiriendo quizás el interés de algunos sectores del Partido por avanzar más rápido en la reforma social, frente a quienes priorizan otros elementos asociados al nuevo modelo de desarrollo. Pese a los ocho años que Hu Jintao lleva en el cargo y aun siendo cierto que se han introducido algunas mejoras, especialmente en el campo, la situación dista mucho de ser idílica. Su liderazgo en este orden es muy débil.
El problema de fondo es la distribución desigual de la riqueza. El 10 de mayo, la agencia oficial Xinhua, citando a la Academia de Ciencias Sociales, alertaba sobre el peligro de explosión social: más del 10 por ciento de los chinos más ricos percibían 23 veces más que el 10 por ciento más pobre en 2007, unas 7,3 veces más que en 1988. Cong Yaping y Li Changjiu, analistas económicos en el Centro de Estudios Internacionales de Xinhua, advertían de que el índice Gini de China -un indicador de la desigualdad en la renta en el que cero es equidad perfecta y 1 es desigualdad absoluta- ha excedido el 0,5, lo que equivale a una amenaza a la estabilidad social. El umbral de alarma, según lo reconocido comúnmente por la comunidad internacional para el coeficiente de Gini es 0,4. Un informe del Banco Mundial indicaba que el índice de China había aumentado hasta 0,47 en 2009. Fuentes oficiales aseguran que este año ha llegado al 0,48. Unos y otros cálculos alertan del riesgo de explosión social.
A consecuencia de los suicidios y las huelgas se han pactado algunos aumentos salariales en algunas empresas, secundados por algunos gobiernos locales que han elevado el salario mínimo. Pero aun siendo claramente importante, no se trata sólo de retribución. Los ritmos de trabajo en muchas de las empresas costeras son insufribles (bien lo deben saber las multinacionales como Apple, Sony, Dell, Nokia, o HP, por mucho que miren hacia otro lado), con un régimen disciplinario y laboral paracarcelario, un ambiente que anula a las personas tratándolas como si fueran máquinas, etc., producto de una cultura empresarial que todo lo reduce a la obtención del máximo beneficio. En estos centros, allá donde hay sindicatos, éstos toman partido por la patronal, dejando a la más absoluta intemperie a una colectividad laboral que ha optado por autoorganizarse espontáneamente echando mano de los sms o medios alternativos y reclamando elecciones abiertas y democráticas de los delegados sindicales. El hecho de que en algunos lugares los gobiernos locales hayan dejado transcurrir las huelgas, terminantemente prohibidas y habitualmente reprimidas en este modelo de socialismo sin sindicalismo, indica su mala conciencia y el prudente temor a que el recurso a la represión agrave el problema.
El crecimiento chino ha descansado en las últimas décadas en los bajos costes de la mano de obra más vulnerable: 150 millones de inmigrantes rurales que están viviendo un cambio generacional y que muestran su hartazgo ante la falta de avances en su estatus social. La flexibilidad de la fuerza laboral ha sido uno de los atractivos más valorados por los inversos extranjeros. La economía china se ha multiplicado por varios dígitos, al igual que los beneficios de todo tipo de empresas, pero el colectivo laboral ha perdido terreno. La parte del PIB consagrado a salarios conoció un pico en 1983 (56,3%), pero no ha hecho más que declinar desde entonces, llegando al 36,7% en 2005, permaneciendo estancada hasta hoy. Son muchas las empresas que violan a diario la normativa vigente (la ley de contratación laboral aprobada en 2007) sin que nada ocurra por ello. Se sienten protegidas.
La colectividad obrera no se encuentra entre los grandes beneficiarios del “milagro” chino. La desprotección a la que se ven sometidos los trabajadores clama al cielo. La problemática laboral ha venido acumulando en los últimos lustros una agenda explosiva. La mayoría de los trabajadores chinos sobrevive con bajos salarios y careciendo de los derechos más elementales. La armonía que predica Hu Jintao no puede estar basada en la injusticia. Y hoy es lo que impera bajo el cielo chino.
Xulio Ríos
Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China y autor de “Mercado y control político en China” (La Catarata, 2007).
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De: Marti2 |
Enviado: 12/06/2010 07:09 |
De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 02/01/2010 06:10 |
ASEAN y China se funden en la mayor zona de libre comercio
La ASEAN y China iniciarán 2010 fundidos en la mayor zona de libre comercio del mundo: mil 700 millones de consumidores y un volumen de mercancías de cientos de miles de millones de dólares.
A partir de este viernes 1 de enero, el gigante asiático y los 10 países de la Asociación de Naciones del sureste Asiático (ASEAN) saldrán a la palestra mundial en franca competencia con el Área de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA por su sigla en inglés) y la Unión Europea (UE) en términos de valores, mientras los superarán en cuanto a población.
Beijing y la ASEAN firmaron en noviembre de 2002 un acuerdo inicial de libre comercio (tlc) y el proceso cristalizó al cabo de nueve años, luego de reducciones graduales de tarifas desde 2005 y diversos compromisos sobre mercancías y servicios.
Esos dos primeros pasos terminaron en 2007 y ya en agosto de este año sellaron un trato en materia de inversiones.
De acuerdo con lo previsto, comenzando el nuevo año se eliminan las tarifas para el 90 por ciento de los rubros comerciados entre China e Indonesia, Brunei, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia, mientras Laos, Vietnam, Cambodia y Myanmar se incorporarán al procedimiento en 2015.
Otras mercancías particularmente sensibles como textiles y las electrónicas que conforman en 10 por ciento restante se irán reduciendo gradualmente hasta llegar a una total eliminación de los impuestos que debe abarcar a unas siete mil categorías de bienes.
En materia de servicios, los de las empresas de la ASEAN se beneficiarán de un régimen preferencial en China y viceversa, en especial en el ámbito de los negocios y el turismo.
Se calcula que el intercambio comercial ASEAN-China llegue de 200 mil millones en los próximos 12 meses, de 192 mil 600 en 2008 y 113 mil millones en 2005, lo cual implica el nacimiento de la tercera mayor área de libre comercio por volumen mercantil, superada sólo por el NAFTA y la UE.
En medios de la ASEAN se espera que la gran zona expandirá el comercio de Asia hacia otras latitudes y lo impulsará dentro de la región, donde viene creciendo con una media anual del 20 por ciento.
El subsecretario general para la Comunidad Económica del bloque, Sundram Pushpanathan, señaló que China rebasó ya a Estados Unidos como tercer mayor socio comercial de la ASEAN y estimó que sobrepasará a Japón y la UE para convertirse en el primero a pocos años de entrar en marcha la zona libre asiática.
Al cierre del año en curso el comercio ASEAN-China con el resto del mundo alcanza a 4,3 millones de miles de millones de dólares, equivalentes al 13,3 por ciento del intercambio global.
Susana Ugarte Soler
Prensa Latina
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De: Marti2 |
Enviado: 12/06/2010 09:38 |
Multinacionales en China, ¿fin de la fiesta?
Más que paraíso de los trabajadores, China ha sido durante las últimas décadas paraíso de las multinacionales: salarios ínfimos, cero sindicatos, cero huelgas.
Nada mejor para las ganancias empresariales que esa combinación de factores bajo la severa mirada del Partido Comunista Chino (PCCH).
Las cosas están cambiando. El caso de los suicidios en la Taiwanesa Foxcoon y el fuerte aumento salarial concedido por esa compañía y la japonesa Honda Motor son señales de que empiezan a soplar nuevos vientos en ese extraño matrimonio entre multinacionales y un gobierno nominalmente marxista.
Foxconn, la empresa de productos electrónicos que más trabajadores contrata en el mundo, se vio sacudida en lo que va del año por el suicidio de 10 trabajadores y anunció que daría un aumento del 33% de los salarios en medio de serios cuestionamientos a las condiciones laborales de la empresa.
Honda Motor resolvió una huelga iniciada a mediados de mayo con un aumento del 24%.
Según el China Labour Bulletin (CLB), una publicación sindical china editada en Hong Kong, estos conflictos muestra cambios en la relación de fuerza entre trabajadores y multinacionales.
"Desde principios de década hemos tenido conflictos diarios, pero antes eran mucho más por violaciones de las condiciones básicas, como atraso en los pagos. En los últimos tiempos el motivo principal ha sido una lucha activa por una mejora de las condiciones laborales y salariales", señaló a BBC Mundo el portavoz en inglés de LAB, Jeffrey Crothall.
¿Qué dice el Partido?
En la prensa china las huelgas han tenido un inusual grado de cobertura y apoyo.
"En las tres décadas desde que se abrió la economía, los trabajadores han sido los menos beneficiados por la prosperidad económica. Los paros en Honda iluminan la necesidad de una organización laboral de los trabajadores", señala el Global Times de China.
Las "tres décadas" se refieren al viraje que dio China luego de la muerte de Mao Tse Tung en 1976 cuando, bajo el liderazgo de Deng Xiao Ping, el credo estrictamente comunista fue reemplazado por el de "hacerse millonario es bueno" en una economía abierta al mercado y la inversión extranjera.
En más de un sentido estos objetivos se cumplieron.
Según el informe sobre riqueza en China 2010 del Hurun Research Institute hoy unas 875.000 personas tienen fortunas de más de un millón de dólares.
En 1985 la inversión extranjera directa en China arañaba los mil millones de dólares: 20 años más tarde se ubicaba en torno a los US$60.000 millones.
El problema es que los millones no han llegado a los trabajadores, presunta base política del PC Chino y pilar retórico del discurso comunista.
La clase obrera va al paraíso
Como parte del giro pro-capitalista de Deng Xiao Ping, se suprimió en 1982 el derecho constitucional a la huelga, algo que incrementó la reputación de China como "paraíso de las multinacionales" y dejó a la intemperie a una población china ya debilitada por la sobreoferta de fuerza laboral en el mercado.
Los casos de sobreexplotación por este giro tienen en su extremo las condiciones ultra precarias en las minas (más de 3.000 muertos en 2008) y el trabajo esclavo, que ha incluido casos de explotación infantil.
Esta situación ha generado fuertes debates en el interior del partido y el gobierno, siempre preocupado por el peligro de disturbios sociales en una población de 1.300 millones de personas.
Una señal de estos debates es el apoyo de algunos medios a las huelgas y la aparición de figuras populistas, como Bo Xilai, jefe del Partido Comunista de Chongqing, en el centro del país.
Otro signo es el anuncio a principios de junio de un aumento salarial para los funcionarios públicos de Pekín de un 20%, en línea con lo que viene sucediendo en provincias y municipios del país.
En cambio en una reciente huelga en una empresa algodonera en Henan la policía detuvo a unas 20 trabajadoras acusándolas de "perturbar la producción".
"No hay una reacción monolítica de las autoridades. En algunas ciudades y municipios ha habido una actitud contemporizadora. En otras se ha elegido la confrontación", señala Crothall.
Tendencias profundas
En 2007, a raíz de denuncias de trabajo esclavo, el Congreso Nacional del Partido Comunista aprobó una ley de contratos laborales que modificó el desierto legislativo en la materia.
Tanto la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Shanghai como la de la Unión Europea se quejaron de que la nueva legislación "restringiría la flexibilidad" (argumento europeo) y "tendría un impacto negativo en las inversiones" (argumento estadounidense)
Los conflictos en Honda y Foxcoon han servido de sustento a estas advertencias sobre peligros para el modelo económico chino.
Sin embargo, según algunos análisis, estos cambios en el modelo responden a tendencias socioeconómicas profundas tanto para las multinacionales como para los trabajadores:
*el modelo chino de tejidos productivos significa que cada industria tiene redes de proveedores locales esenciales en el costo final del producto.
*el gobierno chino impulsa un modelo de crecimiento con mayor incidencia del consumo doméstico.
*a nivel demográfico, la política de una familia un hijo y el desarrollo de distintas zonas del país ha achicado la fuerza laboral inmigrante (unos 135 millones de personas) que abarataba la mano de obra.
Esto no quiere decir que no vaya a haber tensiones en el camino. Delta electronics decidió hace dos años crear una nueva compañía en Wuhu, provincia de Anhui, donde el salario es poco más de la mitad de lo que pagan en su casa matriz, Wujiang.
Más que irse, las multinacionales pueden cambiar de lugar en la misma China para seguir gozando de la mano laboral superbarata.
Marcelo Justo BBC Mundo |
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