El acelerador de partículas más poderoso jamás construido podría hacer algunos descubrimientos notables, como confirmar la existencia de la materia invisible o de las dimensiones espaciales adicionales, una vez que empiece a funcionar en agosto. La "Máquina de Dios", como se ha dado en llamar al Gran Colisionador de Hadrones (LHC), tiene por también por finalidad la de desentrañar los enigmas del origen del Universo, es decir, cómo fue que se creó la materia y qué pasó con la antimateria en el momento del Big Bang. Considerado el experimento científico más ambicioso de la historia, el LHC intentará identificar con total certeza los ladrillos fundamentales con que se construyeron las estrellas, los planetas y hasta los seres humanos.
QUE ES UN ACELERADOR DE PARTÍCULAS? Estas enormes máquinas aceleran partículas cargadas (iones) mediante campos electromagnéticos en un tubo hueco en el que se ha hecho el vacío, y finalmente hacen colisionar cada ion con un blanco estacionario u otra partícula en movimiento. Los científicos analizan los resultados de las colisiones e intentan determinar las interacciones que rigen el mundo subatómico. (Generalmente, el punto de colisión está situado en una cámara de burbujas, un dispositivo que permite observar las trayectorias de partículas ionizantes como líneas de minúsculas burbujas en una cámara llena de líquido.)
Las trayectorias de las partículas aceleradas pueden ser rectas, espirales o circulares. Tanto el ciclotrón como el sincrotrón utilizan un campo magnético para controlar las trayectorias de las partículas. Aunque hacer colisionar las partículas unas contra otras puede parecer inicialmente un método un tanto extraño para estudiarlas, los aceleradores de partículas han permitido a los científicos aprender más sobre el mundo subatómico que ningún otro dispositivo.
El primer acelerador circular se llamó: ciclotrón. El físico estadounidense Ernest O. Lawrence fue galardonado con el Premio Nobel de Física en 1939 por el invento y desarrollo del ciclotrón, un dispositivo para acelerar partículas subatómicas. Lawrence desarrolló el ciclotrón, el primer acelerador circular. Es una especie de acelerador lineal arrollado en una espiral. En vez de tener muchos tubos, la máquina sólo tiene dos cámaras de vacío huecas, llamadas des, cuya forma es la de dos D mayúsculas opuestas entre sí.
Un campo magnético producido por un potente electroimán hace que las partículas se muevan en una trayectoria curva. Las partículas cargadas se aceleran cada vez que atraviesan el hueco entre las des. A medida que las partículas acumulan energía, se mueven en espiral hacia el borde externo del acelerador, por donde acaban saliendo.
Según la fórmula de Einstein E = mc² la masa es un tipo de energía. Esto significa que la energía puede transformarse en masa y viceversa. En los aceleradores de partículas ésto es utilizado para transformar energía cinética en masa, en una colisión de partículas. De este modo, nuevas partículas pueden ser creadas en las colisiones de partículas con altas velocidades relativas. En la búsqueda de nuevas partículas pesadas es importante ser capaz de acelerar partículas a altas energías. A mayor energía de las partículas originales, partículas más pesadas pueden ser creadas en las colisiones de partículas.
HISTORIA: PRIMEROS PASOS Y AVANCES CON LA APLICACIÓN DE ESTA MAQUINA...
Organización Europea para la Investigación Nuclear, institución europea de investigación cuya sede se encuentra en la ciudad suiza de Meyrin (situada en las proximidades de Ginebra, en la frontera entre Francia y Suiza). Es más conocida por las siglas CERN, correspondientes al nombre con que fue fundada en 1954: Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire (Consejo Europeo para la Investigación Nuclear).
En el CERN se han construido aceleradores desde los 1950. Hoy existe un gran sistema de aceleradores lineales y circulares. Algunos de los aceleradores más antiguos se usan aún para iniciar la aceleración de partículas antes de ser enviadas a los aceleradores más largos. El sistema de aceleradores del CERN puede acelerar electrones, positrones, protones y diferentes tipos de iones.
Vista Area del CERN
El 14 de julio de 1989, aniversario de la toma de la Bastilla toda Francia celebró el bicentenario del comienzo de la Revolución. A las 16.30 del mismo día, los físicos del CERN, centro internacional de investigación sobre física de las partículas situado en Ginebra, celebraban la entrada en funcionamiento del LEE (Large Electron Positron Collider), la mayor máquina científica construida hasta entonces.
Alojado en un túnel circular de unos 27km de diámetro (casi todo bajo territorio francés), el LEE es un acelerador que provoca colisiones de partículas a muy alta velocidad, para conseguir elevadísimas energías. Es capaz de crear las condiciones que reinaban una fracción de segundo después de la gran explosión que supuestamente dio origen al universo, así como de provocar la formación de partículas y determinar efectos que no se han producido desde entonces.
En especial, los físicos esperaban crear partículas Z, cuya existencia había sido predicha en los años 60, en el marco de la teoría que unifica el electromagnetismo con la fuerza nuclear débil. Las partículas Z, portadoras de esta fuerza débil, se observaron por primera vez a mediados de agosto de aquel año y la evaluación de los primeros resultados estaba lista para fines de octubre.
El LEE fue la culminación de casi diez años de planificación y construcción, a un coste situado en torno a los 80.000 millones de pesetas. En el momento en que el LEE entraba en funcionamiento, Estados Unidos proyectaba construir en Texas una máquina todavía más gigantesca, el Superconducting Supercollider (SSC), con una circunferencia de 84 Km. y un coste estimado de más de 100.000 millones de pesetas. Sin embargo, si llegara a hacerse realidad, este proyecto podría constituir fácilmente el fin del recorrido en este sentido, ya que los físicos están dirigiendo actualmente su atención a nuevas tecnicas con máquinas lineales en lugar de circulares.
El CERN, fundado en 1953, fue desde el comienzo una empresa cooperativa con la participación de 14 países europeos. Físicos de otros paises, entre ellos la Union Soviética, Japón y Estados Unidos, han participado posteriormente en sus programas de investigación. Fue uno de los indicios de un nuevo movimiento paneuropeo, reflejado también en las esferas económica y política. Europa no carecía de talentos científicos, como lo demuestra el éxito continuado en la obtención del premio Nobel, pero en muchos campos los países individuales no podían en modo alguno competir con Estados Unidos.
No era sólo un problema financiero sino de disponibilidad de personal científico cualificado. Ante la falta de oportunidades en sus países, los científicos europeos. Y En el Fermillab, (imagen abajo) en Illinois (EE UU), una carretera marca los 6km de circunferencia del anillo subterráneo del acelerador de partículas del laboratorio. En 1913, el Fermllab perfeccionó sus instalaciones Instalando Imanes superconductores yen 1990 producía todavía los rayes de protones mas energéticos del mundo.
cedían a la atracción de Estados Unidos, que les ofrecía mayores salarios y mejores instalaciones. Esta tendencia era particularmente notable en el campo de las ciencias físicas, el ámbito de los proyectos de la "gran ciencia",. La cooperación científica en Europa adquirió un nuevo impulso en 1973 con el ingreso de Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca en la Comunidad Económica Europea. Entre las nuevas iniciativas figuraban la Agencia Espacial Europea (fundada en 1975) y el centro multidisciplinario de investigación de la CE (15-FRA), con sede en Italia.
Pero en la ciencia, como en otras actividades humanas, las tendencias y las necesidades cambian, y las estrategias deben modificarse en consecuencia. En Gran Bretaña, por ejemplo, el gran laboratorio de investigación sobre energía atómica de Harwell (motivo de orgullo nacional durante la euforia de la posguerra e importante factor de negociación en el intercambio de información con Estados Unidos) tuvo que ser reorganizado y, en cierto modo, ganarse el sustento mediante contratos con la industria.
Por el contrario, el proyecto experimental IET (Ioint European Toros), destinado a producir energía mediante la fusión de núcleos ligeros, como en el interior del Sol, comenzó a funcionar en 1983, en la cercana localidad de Culham. Pero incluso este proyecto fue perdiendo el favor de la opinión pública cuando los movimientos ecologistas (opuestos a toda forma de energía nuclear) ganaron fuerza e influencia, sobre todo teniendo en cuenta que los resultados del programa se podrían medir más en décadas que en años.
El primer gran acontecimiento científico de los años 90 fue la puesta en órbita del telescopio espacial Hubble, en abril de 1990, después de veinte años de planificación. Pero su supuesta capacidad de «ver el universo con una profundidad diez veces mayor que la empleada anteriormente» no impresionó a quienes se oponían a una inversión de 1.300 millones de dólares para un proyecto de investigación pura, entre los que se encontraban muchos científicos con presupuestos escasos. Al mismo tiempo, comenzó la reevaluación del programa del Supercollider.
Si bien la exploración de las partículas más recónditas del átomo y de las regiones más remotas del universo ha seguido cautivando la imaginación popular, también ha sido intensa la actividad en otros campos de las ciencias físicas. De hecho, el progreso en estos dos campos habría sido imposible sin los avances logrados en muchos otros terrenos. Incluso las disciplinas clásicas de la física han demostrado ser capaces de proporcionar nuevas sorpresas.
En el campo del magnetismo, conocido desde la antigüedad, el descubrimiento de imanes líquidos ha abierto nuevas perspectivas. Estos imanes consisten en diminutas partículas de materiales magnéticos como, por ejemplo, ciertos óxidos de hierro, dispersos en un líquido como en los coloides corrientes, las partículas no se separan del líquido. Cada una actúa como un pequeño imán permanente y puede también conferir notables propiedades al líquido, denominado normalmente ferro fluido.
EL LHC: El acelerador LEP estuvo operativo entre 1989 y 2005. Entonces fue desmantelado para dar espacio para un nuevo acelerador en el mismo túnel. El nombre del nuevo acelerador es Gran Colisionador Hadrónico, LHC. LHC, al contrario de LEP, colisionará haces consistentes en protones. Las colisiones, mucho más energéticas,14 TeV, serán posibles reemplazando los electrones y positrones de LEP por protones.
Holaaaa, Marti buenos dias,,,,interesante mensaje es sobre esta maquina de Dios,, o será que otra vez los humanos queriendonos comparar con DIOS?? que será,,, pero parece interesante querer crear energia,, y que tipo de energia??
Dios nos proteja,, tu sabes siempre se falla infinidad de veces, se crea accidentes en la busqueda de los adelantos cientificos,,,
Bueno siempre han habido y habran personitas que miren mas alla,,, biennn por ellos,,
Llevas toda la razón Celi, los humanos juegan a Dios si. Hay muchos rumores sobre este asunto. Y probablemente nunca lleguemos a saber la verdad, yo no estoy de acuerdo con este experimento, nunca lo estuve, lo vengo siguiendo desde hace muchos años ya. Por alguna razón no lo han logrado.
Si yo no estoy mal rumbeada, lo que buscan exactamente es abrir un portal tridimensional, para viajar por el espacio, ellos saben que otros seres lo hacen así, y quieren hacer lo mismo.
Viste la serie de Star Gate? bueno otra pelicula basada en hechos, por eso tanta audiencia, esa serie explica exactamente lo de los portales, y va mas allá aún, parece ciencia ficcion, pero ... no creo que solo se trate de eso. Si no la conoces te la recomiendo, en internet la puedes encontrar, es entretenida.
Holaa. Marti , la verdad no recuerdo el nombre , pero voy a verlo,, haber si ya lo vi,, por que me gusta esto de la ciencia ficción que aunque con el tiempo se vuelve realidad aunque a medias pero ahi vamos,, no vaya a ser que luego estemos perdidos en el espacio ,,jajajaj
gracias amiga mia por estar,,,siempre deseandote lo mejor,,,,,Celi.
El bosón de Higgs es, según Iker Jiménez, "el punto de inicio de todo lo que conocemos. Muchos dicen que es Dios. Y me estoy imaginando la fotografía, si es que se consigue ver esa partícula, en las portadas de libros y periódicos diciendo: «Éste es Dios»". Ésta y otras chorradas trufaron el domingo el primer segmento de Cuarto milenio, dedicado al Gran Colisionador de Hadrones (LHC), donde los físicos quieren recrear las condiciones del Universo poco después del Big Bang y detectar el bosón de Higgs, que se conoce como la partícula de Dios y cuya existencia ha sido predicha teóricamente por el modelo estándar de la física de partículas. El bosón de Higgs no se ha visto todavía y de no existir obligaría a reformular ese área de conocimiento.
La divina presentación de Jiménez dio inicio a un sinfín de estupideces, por parte de su reportero Luis Álvarez y del novelista Javier Sierra, que José Manuel Nieves, asesor científico del programa, no corrigió en ningún momento. Y eso que los disparates fueron de los de hacer época. Así, Álvarez dijo, desde el LHC, que "la cuestión es si el Vaticano va a opinar" sobre los experimentos que se van a hacer allí "y, sobre todo, si la Humanidad está preparada para contemplar el rostro de Dios por primera vez". El pobre no entiende que llamar al bosón de Higgs la partícula de Dios es sólo una forma de hablar, se lo toma literalmente y empieza a desbarrar.
Ya en el estudio, Álvarez seguía en la montaña rusa del delirio: "Es un privilegio estar ahí, en Ginebra, en esta llamada catedral de la ciencia del siglo XXI ante el nacimiento de una nueva religión". Amén. Sierra apostillaba: "Estaríamos hablando casi de la célula madre del Universo. A partir de ese bosón de Higgs, de esa partícula, aparecería la materia del Universo. Es decir, todo saldría de ahí. No solamente la materia que vemos, sino también la materia que no vemos. Hay un gran misterio al que también se enfrentan todas estas investigaciones, que es la materia oscura y la energía oscura…". Y Jiménez, que sacó a colación al LHC como la máquina del Juicio Final, sentenciaba: "Todo lo fundamental es casi desconocido".
Se lo confieso: no lo vi en directo, sino que me alertó del espectáculo el periodista Julio Arrieta. "No sé qué causaba más estupefacción, que Cuarto milenio tenga acceso al LHC -se ve que allí dejan entrar a cualquiera- o comprobar que un grupo personas puede hablar en televisión sobre algo de lo que no tiene ni la más remota idea con un desparpajo alucinante. Daban por hecho que bosón de Higgs es igual a la partícula de Dios es igual a Dios, sin que nadie ni remotamente sugiriera que el nombre es metafórico y no muy acertado", me dijo. Tras ver esa parte del programa, entiendo y comparto la estupefacción de Arrieta. ¿Y ustedes? Vean y juzguen.
Estructura física del experimento CMS (primer minuto) y una colisión (últimos 23 segundos) observada el 30 de marzo de 2010 en el LHC a 7 TeV. Los dos paquetes (bunches) de protones en azul, las trayectorias de las partículas resultantes de la colisión en amarillo, las lecturas de los calorímetros en azul. (C) CERN.
EL EXITO DE LA "MAQUINA DE DIOS" La ciencia reprodujo el primer instante del universo Lo logró el "Gran Colisionador de Hadrones". Lo consideran un hito científico sin precedentes
Científicos a cargo del mayor colisionador atómico del mundo consiguieron ayer desencadenar choques de partículas generadores de una energía récord, para recrear condiciones similares a las que siguieron al estallido del Big Bang del que surgió el universo.
"Esto es física en acción, el inicio de una nueva era, con colisiones de 7 TeV (teraelectronvoltios)", dijo Paola Catapano, científica y portavoz del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) de Ginebra, al dar el parte del experimento.
"Es un momento fantástico para la ciencia", señaló el director general del CERN, Rolf Heuer, en una videoconferencia desde Japón, apenas conteniendo su emoción.
Los vítores irrumpieron en las salas de control cuando los detectores del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) marcaron el choque de unos billones de partículas subatómicas a una velocidad inédita, en un tercer intento que resultó exitoso. "Estamos una milmillonésima de segundo después del Big Bang", dijo el portavoz del CERN, James Gillies.
"Es realmente un momento muy emotivo", afirmó Steve Myers, director de aceleradores y tecnología del CERN. "Vimos verdaderos fuegos artificiales, muy diferente de lo que habíamos visto antes", dijo por su lado Fabiola Gianotti, portavoz del detector Atlas.
"Pronto podremos dar una respuesta a algunos de los grandes enigmas de la física moderna como el origen de la masa, la gran unificación de las fuerzas y la presencia abundante de materia oscura en el universo", precisó Guido Tonelli, portavoz del detector de partículas masivas y efímeras CMS, que utiliza una tecnología diferente a la de Atlas.
"Puede ser que estemos en el umbral de una nueva visión del mundo", como sucedió hace un siglo con la teoría de la relatividad de Albert Einstein, opinó por su lado Jurgen Schukraft, que investiga los primeros instantes del universo, hace 13.700 millones de años.
"Con certeza estaremos repitiendo la hazaña varias veces en la semana que viene y durante el año", señaló Myers, que comparó el experimento con el lanzamiento de dos agujas desde lados diferentes del Atlántico, con la esperanza de que choquen. La nueva etapa, llamada "Primera Física", supone el comienzo de una serie de millones de choques similares durante un período de 18 a 24 meses.
El LHC, que se encuentra en un túnel de 27 kilómetros de largo instalado en la frontera entre Francia y Suiza, se detuvo pocos días tras su inauguración en 2008 y estuvo 14 meses en reparaciones. Sin embargo, tras su relanzamiento en noviembre de 2009 el colisionador -que costó unos 3.900 millones de euros (5.250 millones de dólares)- realizó varias hazañas sin precedentes. Un mes más tarde había alcanzado ya una potencia jamás vista de aceleración de haces de protones, de 2,36 TeV, permitiendo el choque de más de un millón de partículas. Ahora, tras alcanzar los 7 TeV, superó en tres veces y media la potencia máxima de su competidor, el Fermilab de Chicago (Estados Unidos).
Ahora, científicos de todo el mundo procesarán y analizarán los datos en una gigantesca red de ordenadores, buscando evidencias de un eslabón perdido conocido en la teoría como el bolsón de Higgs, comúnmente llamado la "partícula de Dios". El Dia
Es el mayor experimento de la historia de la ciencia, su magnitud es abrumadora y su cometido impresiona: avanzar en la comprensión de los secretos del origen del universo. Noticia de tapa en la prensa mundial, la semana pasada se puso en marcha un gigantesco laboratorio, cuyo corazón es una circunferencia de 27 kilómetros de diámetro, enterrada a una profundidad promedio del orden de los 100 metros de la superficie.
En los grandes tubos que forman la circunferencia se harán correr a velocidades que lindan con el máximo absoluto &ndash el de la velocidad de la luz &ndash a algunas de las partículas más elementales de la materia para que choquen entre sí. Como resultado de las colisiones se espera detectar la aparición de una partícula que explique por qué, en su diminuto mundo algunas de sus congéneres poseen masa y otras no (como los fotones que forman la luz y que son pura energía).
Esa partícula se conoce como &ldquobosón de Higgs&rdquo, por el nombre del físico teórico que planteó su existencia. Como contribuiría a completar una explicación sobre los instantes iniciales de nuestro cosmos otro físico de renombre, llamado León Lederman, la llamó &ldquopartícula o maquina de Dios&rdquo . Una metáfora humorística, según su propia confesión, pero también de marketing para la venta de su libro sobre el asunto: cómo el mundo de lo extremadamente pequeño podría avanzarse en la explicación de lo extremadamente grande, del cosmos como un todo.
Sorpresas te da la vida
La paradoja es sólo aparente porque desde hace casi ochenta años y gracias fundamentalmente al descubrimiento del astrónomo Edwin Hubble, sabemos que el universo se encuentra en expansión, con sus diversas partes constitutivas, galaxias, estrellas y planetas, alejándose mutuamente entre sí como los puntos en la superficie de un globo que se infla. Por lo tanto, si retrocediéramos en el tiempo toda la materia del universo concentraba en una región ínfima del espacio, a temperaturas inimaginablemente altas. &ldquoEl mundo empezó como una sopa caliente, extremadamente caliente&rdquo como cuenta un investigador al explicar el significado del experimento en marcha (Crítica de la Argentina, 11/9/08). Tan caliente que sólo permitiría la existencia de partículas, ni siquiera integradas todavía en átomos, que son los ladrillos de los elementos de la materia que hoy conocemos. De modo que el acelerador de partículas puesto ahora en funcionamiento, &ldquoal hacer colisionar partículas a velocidades cercanas a la de la luz, es decir, 300.000 km por segundo, puede recrear las condiciones más primordiales de existencia del universo embrionario. La íntima conexión entre la física de las partículas subatómicas y la cosmología plantea además una especie de comprensión unitaria, común de la materia y su evolución que es, sin lugar a dudas, la gran aventura científica de nuestro tiempo, alcanzar lo que se denomina &ldquoteoría del todo&rdquo (es el título de uno de los últimos libros de uno de los más importantes físicos de la actualidad &ndash el inglés Stephen Hawking- )
Estamos, por lo tanto, frente a una gran hazaña científica: el LHC, que es el nombre en inglés del laboratorio de marras, permite recrear el universo cuando tenía una millonésima de una millonésima de segundo. Es decir, las condiciones de la gran explosión inicial de donde viene el nombre, originalmente burlón de Big Bang, o Gran Pum en castellano. Aunque parezca sorprendente los físicos han descubierto no hace mucho lo que se llama el &ldquoruido de fondo&rdquo de aquel estallido bajo la forma de ondas que fueron detectadas por medio de antenas como las que se usan para telecomunicaciones de microondas. El debate sobre la naturaleza del instante inicial de nuestro mundo, la ciencia lo aborda con sus propios métodos, buscando una explicación material a un acontecimiento que aparece tan alejado del sentido común. Pero el sentido común en estos casos no basta por aquello de que si &ldquola apariencia de las cosas coincidiese con su esencia, toda ciencia estaría demás&rdquo (Marx). La física del siglo XX encontró un fundamento a las sorpresas que nos brinda el universo: a la escala del mundo de las partículas atómicas o a la escala de las velocidades más extremas, las leyes del movimiento no responden a las que corresponden a la experiencia del hombre en su entorno, igualmente alejado de lo inmensamente grande como de lo inmensamente pequeño. Si el ahora famoso &ldquobolsón de Higgs&rdquo no es detectado la teoría física del universo debería ser reformulada. Así avanza la ciencia: el principio de que la fecundidad de la teoría encuentra su terrenalidad en la práctica, de que fuera de ello el problema la verdad es pura especulación metafísica (literalmente, que está más allá de la física); este viejo principio materialista encarna ahora en este megaexperimento, que involucra la participación de miles de investigadores del mundo
Ciencia y algo más
Las consecuencias de los descubrimientos que surjan del funcionamiento del LHC depende naturalmente del proceso social que determina la aplicación de la ciencia y que bajo el dominio del capital, puede tener, por supuesto, alcances tremendamente destructivos.
El quehacer científico no puede escapar a los límites de sus circunstancia. Los que participan de la investigación del fascinante mundo subatómico, como los académicos de la más diversas especies, no viven en el limbo y sus grupos y corporaciones están recorridos por numerosos intereses asociados a los más diversos menesteres del capital: n insumos carísimos vinculados a diversas &ldquopatrias contratistas&rdquo licencias, negocios varios, patentes, etc. ¡Si hasta el material genético está siendo patentado como &ldquopropiedad privada&rdquo! La investigación de punta, además, nunca es ciencia &ldquopura&rdquo, porque es normalmente &ldquoaffaire&rdquo de los servicios, se encuentra bajo el dominio del área de &ldquodefensa&rdquo y está normalmente pensada en términos militares o de competencia capitalista.
El norteamericano León Lederman, anteriormente mencionado, acaba de señalar que &ldquolos Estados Unidos se habían mantenido en el liderazgo indiscutido del mundo científico desde la primera guerra mundial hasta el día de ayer....con en el experimento del LHC hemos sido sobrepasados&rdquo (&ldquoCorriere della Sera&rdquo, 10-9). Una repercusión del mismo tipo se produjo hace medio siglo, cuando la entonces Unión Soviética consiguió mandar el primer satélite artificial al espacio, el &ldquoSputnik&rdquo, demostrando que estaba un paso más adelante que los yanquis.
Finalmente importa señalar que aunque no se espera ninguna aplicación inmediata de la confirmación o no de la existencia del mentado &ldquobolsón de Higgs&rdquo, cuando se construye un proyecto de ingeniería de la escala del que estamos tratando, muchas aplicaciones prácticas son desarrolladas conjuntamente, de modo por así decirlo, lateral. Un ejemplo es la red de informática construida en torno al LHC, llamada Grid. Es que la máquina arrojará enormes cantidades de información que serían imposibles de ser analizadas en las redes informáticas comunes.
Y la Grid es muchísimo más rápida que la Internet actual. Otro ejemplo es el de los imanes superconductores que trabajan a 1.9 grados (necesarios para acelerar las partículas en el LHC) y que pueden ser utilizados en trenes de alta velocidad, con fines civiles o militares...negociados y corruptelas (¡tren bala!). Para remediar esto hay una única solución y es científica aunque no pertenezca al dominio de la física: acabar con la explotación capitalista. No hay otra solución.