En el invierno de 2001, siendo 24 de febrero, una bebé canadiense de trece meses llamada Erika Nordby cometió la mayor travesura de su corta vida; la clase de trastada infantil que debería haberla matado sin remisión. Mientras su madre dormía, Erika se escapó de la cuna y de la casa por la puerta trasera. Fuera, hacían veinticuatro grados bajo cero y ella ya no fue capaz de encontrar el camino de regreso al calor del hogar. Sólo llevaba puesto su pañal por toda protección.
La encontraron cuatro horas después convertida en un minúsculo montoncito de carne azul en medio de la nieve y el hielo, con una temperatura corporal de 16 ºC. Estaba, por supuesto, clínicamente muerta; llevaba al menos dos horas en parada cardiorrespiratoria. Pero como un intento in extremis de resucitación cardiopulmonar obtuvo algún resultado, la enviaron con la máxima urgencia al Hospital Universitario de Alberta en Edmonton. Allí, con técnicas de medicina intensiva avanzada y amplia experiencia en casos de hipotermia, consiguieron sacarla adelante.
Hoy en día, Erika tiene diez años y no recuerda nada, pues era demasiado pequeña para recordar; pero está bien, no le falta ninguna extremidad y no le han quedado secuelas. Como siempre en estos casos se habló de milagro (entonces, ¿estos otros qué fueron?) y hasta le dedicaron una canción. Erika gateó al frío, murió y regresó de entre los muertos agarrada a la mano de la ciencia. Y ella, a cambio, le hizo un regalo a la ciencia: la demostración palmaria de que es posible morir de frío y retornar sin daños significativos. De que, en último término, la animación suspendida podría tener alguna posibilidad más allá de la pura ciencia-ficción.
Conozco varios casos similares (por la prensa) de niños que caen en piscinas, quedan en coma, médicos no dan posibilidades de vida, pero de la noche a la mañana se levantan y siguen sus vidas como si nada hubiere pasado. Bueno, ahí cuentan la historia que se lo han encomendado a un santo y hablan de milagros.
Si es por accidente que suceda esta congelación y resucitación...pues voy de acuerdo...peeeeero en definitiva no estoy de acuerdo en hacerlo de manera manipulada pues es hacerla de Dr Frankeinstein....es meternos en los planes de Dios y bueeeno..sin ser una mocha religiosa pues si creo feacientemente que el único que es dueño de nuestra vida y por ende de nuestra muerte pues es Dios....
Cuando el hombre se mete a querer hacerla de " Dios " nadaaaa puede salir bien.
Si fueron interesantes Damara, pero me causaron mala impresión. Tampoco a mi me agrada se juegue a ser dios. Entiendo que mucha gente quiera investigar lo desconocido para nostros. Pero debe de haber y creo que los hay, otros métodos. Cuando vi que hay gente que solo quiere conservar su cabeza ... uy!!! casi me descompongo, que dios no permita me pase algo así.
En realidad, la muerte no existe.
Recuerdo una película que veíamos con mi hijo Highlander, creo que está basada en hechos reales pero secretos. Aunque en la pelicula si conoces algunos de esos hechos, te dan algunas pistas.
Hubo una sociedad, en los principios de los tiempos, que vivían en comunión con la naturaleza, no comian carne, y oraban tres veces x dia, al levantarse, al comer, y al acostarse. LLegaban a edades inimaginables para nostros, y al morir se servía de un rito especial, sagrado, en donde al parecer pasaban de una vida a la otra. No morían. Esto se encontró en parte de los rollos del mar muerto, y es tapado. Juan XXIII tiene unas profesía muy interesantes, en unas de ellas dice: que llegará el día en que veremos que los muertos regresan, porque nunca estuvieron muertos. Y oh!!! casualidad me encuentro las mismas cosas en diferentes sitios, fechas, medios y autores... que algo hay ... hay