HERMES.
Hijo de Zeus y de la ninfa Maia, es la personificación del viento; y dios de los ladrones. Escapó subrepticiamente de su cuna, y sustrajo las 50 terneras más hermosas, en las montañas del Pireo, para formar el rebaño de los dioses; provocando con ello una gran cólera de Apolo que era su guardián. Pero Hermes inventó un nuevo instrumento musical, construído con una caparazón de tortuga y cuerdas hechas con nervios de corderos, la Lira, con cuyos sonidos armoniosos logró calmar la ira de Apolo apenas los escuchó. Los hermanos se reconciliaron así: Apolo se dedicó a tocar la lira, y Hermes a cuidar las terneras celestiales.
A la vez dios de los ladrones y de los pastores, Hermes se convirtió en el mensajero de Zeus y teniendo en su mano una vara mágica, calzado con sandalias aladas, atraviesa el espacio en instantes. Siempre en movimiento, se convirtió por lo tanto en el dios de los viajeros. De ser dios de los ladrones y de los viajeros, se convirtió también en el dios de los negocios, atribuyéndosele ser el inventor de las medidas, de los pesos, de las balanzas.
El don de persuadir y convencer propio del buen negociante, lo condujo a ser el dios de la elocuencia; y por sus atributos de vigor y agilidad, se convirtió en el ideal de los efebos, los jóvenes griegos dedicados a la gimnasia. La estatua de Hermes realizada por Praxíteles, descubierta en el estadio de Olimpia, representa ese ideal donde se combinan armoniosamente la gracia y el vigor.
Celi.