La casa más vieja, la más pequeña que puedas imaginar, estaba a punto de ser demolida.
Todas las cosas que una vez hicieron la casa agradable y acogedora fueron lanzadas afuera, y acumuladas al frente del jardín, desde la suave y esponjosa cama en que los dueños dormian, hasta los viejos pisos de madera donde ellos caminaban.... y hasta, seguramente por algún error... un pequeño oso de peluche marrón. El estaba atrapado entre el resto de cosas indeseadas, y no podría moverse.
Entonces, un día... un día muy, muy frío, algo bajó del cielo... un pequeño copo de nieve le cayó en la pequeña nariz del osito de peluche y le siguieron muchos más. El comenzó a sentirse frío, muy, muy frío de verdad.
Más y más nieve cayo, más fuerte y más fuerte, el pequeño osito ahora estaba tan frío que su nariz comenzó a ponerse azul.... Tan frío que su piel comenzó a ponerse gris.
El estaba tan frío, solo en el mundo y sin amor y estaba muy, muy triste.
El invierno finalmente pasá y la temperatura comenzó a calentarse, y, un hermoso día de primavera, una pequeña niña estaba jugando cerca de la vieja casa, cuando la niña vió el pequeño osito gris entre los escombros, él era como ningún otro osito que ella haya visto, ella lo saco de donde él estaba atrapado.
Lo sacudió y lo levantó muy alto hacia el cielo para mirarlo.
Ah!, un osito gris, con la nariz azul... ella pensó... que extraño!
El osito quería llorar, él pensó que ella no lo iba a querer y lo iba a tirar otra vez con los escombros.
Pero él es encantador, Pero es encantador!
Ella continuó diciendo y se enamoro completamente de el.
La niña corrió a su casa tan rápidamente como sus pequeñas piernas lo permitieron.... para ver si su abuela podía remendarlo....Ya que mucho de su relleno se le había salido, y el necesitaba mucho que lo repararan.
Ella miraba mientra su abuela reemplazaba el relleno y cosía sus rotos.
Sus puntadas comenzaban a enseñar donde su piel estaba gastada, pero la pequeña niña pensó que el osito se veía perfecto.
Ahora todo era acogedor y tibio en la casa de la pequeña niña y el sosito ahora se sentía acogedor y tibio en su corazón. Sin embargo, su nariz todavía estaba azul y su piel todavía estaba gris, ya jamás volverían a ser marrón. El era un osito único.
La pequeña niña le dió un gran abrazo. Ella lo amaba más que a cualquier cosa en el mundo.... su pequeño, gris, nariz azul... Tatty Taddy.