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General: Un Nobel para Vicente Ferrer
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Respuesta  Mensaje 1 de 24 en el tema 
De: Damara  (Mensaje original) Enviado: 01/02/2010 14:21
Políticos, famosos y medios de comunicación proponen su candidatura al galardón - Más de 80.000 personas le apoyan en Facebook

A la cuarta puede ir la vencida, aunque esta vez, si se consigue el Nobel de la Paz para la Fundación Vicente Ferrer, su promotor ya no podrá recoger el galardón. Falleció el 19 de junio de 2009 a los 89 años. Pero el esfuerzo está ahí. En su parte más popular, apoyado por más de 80.000 personas en Facebook (y el número va en aumento).

Para ello, Ferrer, que llegó a India en 1955, construyó escuelas y hospitales y promovió la educación como parte del desarrollo, centrándose en los parias, los dálits, los más rechazados por la sociedad india, y en las mujeres. Pero la suya era una visión integral, que incluía la atención sanitaria, el medio ambiente y la integración de los discapacitados.
Algunas cifras, recogidas por los promotores de la iniciativa, demuestran esta labor: 1.696 escuelas, 4.978 asociaciones de mujeres con 67.135 miembros, 17 clínicas y hospitales, casi 30.000 viviendas construidas y alrededor de 2,8 millones de árboles plantados.
Con este legado, no es de extrañar que el fallecimiento del fundador de la organización fuera todo un acontecimiento en subcontinente asiático, sobre todo en la región de Anantapur, donde concentró sus esfuerzos. Allí, decenas de miles de desheredados aguantaron colas de horas para despedirse de su benefactor.
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"Vicente ya no está, pero nos dio confianza en nosotros mismos y ahora podemos seguir", aseguraba entonces a Ana Gabriela Rojas Nagamani, una jornalera que está en uno de los proyectos de microcréditos de la fundación, y que gana 40 rupias diarias (0,6 euros). Kullayappa, sin zapatos y vestido con un humilde dhoti (un trozo de tela a modo de falda para hombres), decía que gracias al trabajo del catalán la vida de su hijo será más prometedora que la suya: está estudiando Farmacia. "Con mi sueldo de 100 rupias diarias [1,5 euros] no hubiera soñado siquiera en pagarle los estudios. Estoy aquí en agradecimiento, pero sé que todo lo que ha hecho no se puede corresponder", explicaba.
Estos dos testimonios, recogidos en la misma cola para visitar la capilla de Ferrer, el amigo de los pobres, el hermano de los parias, son sólo una muestra del impacto que dejó. Y que sigue en pie gracias a su fundación, en la que siguen su viuda, Anna, su hijo, Moncho, y una ingente cantidad de personas.
El mayor rival para el Nobel de la Paz parece ser el presidente de Bolivia, Evo Morales. El Parlamento noruego tiene ahora la palabra.
ElPaís


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Respuesta  Mensaje 2 de 24 en el tema 
De: Damara Enviado: 01/02/2010 15:25
Clic en la imagen
Mantengamos viva la luz

Respuesta  Mensaje 3 de 24 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 01/02/2010 20:02
Gracias Damara por este artículo, ya prendí mi lucesita.
Él si se merece ese Nobel, no como otros ...
Llevaré esto al panel de hombres y mujeres que dejaron huella, y lo iremos ampliando.

Respuesta  Mensaje 4 de 24 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 02/02/2010 05:47
Damara ya lo puse en su sitio ... y completé un poco el cuadro, si tienes algo mas ponlo si???
 

Respuesta  Mensaje 5 de 24 en el tema 
De: MAYESTRA6 Enviado: 02/02/2010 19:46
OJALÁ SE LO DEN...¡¡ SE LO MERECE !!!

Respuesta  Mensaje 6 de 24 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 03/02/2010 05:54

Respuesta  Mensaje 7 de 24 en el tema 
De: Damara Enviado: 03/02/2010 17:07
 
Besos

Respuesta  Mensaje 8 de 24 en el tema 
De: Muil Enviado: 03/02/2010 20:38

La India es un perfecto ejemplo de diversidad de gentes y paisajes. Lo ancestral y milenario se confunden en la era moderna, tecnológica y contradictoria: sumida en la pobreza se apunta a la carrera nuclear.

Y de la India, un país con 900 millones de habitantes, donde cada segundo nace un bebé, con treinta religiones... Allí vive un hombre considerado santo en esa tierra, el hombre de los pequeños milagros: Vicente Ferrer. Este catalán de ochenta años, licenciado en Filosofía y Teología, recibe una fulminante revelación mística en plena batalla de la Guerra Civil española, en la que combatía por el bando republicano. Él prefiere llamarla "imaginación, no me gusta llamarla visión ni revelación, no creo que yo llegue a esas alturas divinas. Vi el Universo como una noche inmensa, pero en un rincón había una pequeña luz.. Tuve un combate interno -asegura- para ver dónde me presentaba, si al lado de la noche o al lado de la luz, y después de luchar internamente opté por la luz, aunque fuese la perdedora. Esa luz, representaba el Ser Último, el que nunca ha nacido, el que nunca muere, el que no tiene forma ni nombre, al que nuestros ojos no llegan. Ese descubrimiento de Dios es el que ha guiado toda mi vida...". Al finalizar la guerra, se "alista" en otra "compañía" que luchaba de forma diferente: la Compañía de Jesús. "Entré en la Compañía y quise ver a Dios cara a cara, hasta que a lo largo de los años me di cuenta que lo tenía que ver en nuestro hermanos pobres".

||VIAJE A LA INDIA||

Convertido en jesuita llega a la India en 1952 con el objetivo de ayudar a los más pobres y conseguir una vida más digna para la comunidad de los dálits, antes llamados intocables, y suman Banderamás de 100 millones en toda la India. Inicia su trabajo con los aborígenes varlis y katkaris, hasta que en 1958 se traslada a Manmad, convirtiéndose en un pionero del desarrollo integral en el tercer mundo. "Yo no he venido aquí para facilitar una buena estadística de bautizos" -recuerda-. Sus palabras escandalizan, y tras lograr que una tierra estéril diera frutos gracias a la construcción de cientos de pozos y bombas de agua, cuando iniciaba la construcción de un hospital y una escuela, es expulsado de la India en 1968. Algunas personas influyentes no veían con buenos ojos que un extranjero intentase paliar la pobreza del país, y le acusaban de hacer conversiones; mientras, la Compañía de Jesús responde que sólo realiza una labor social y Ferrer apostilla que la obra social es el verdadero amor. Miles de personas se manifiestan en Bombay reclamando su vuelta, y la mismísima primera ministra Indira Ghandi, enterada de lo sucedido, le pide que regrese. Ese mismo año es propuesto para el Nobel de la Paz con el apoyo de 25.000 firmas de la India. De vuelta al país, se establece en Anantapur (la ciudad del infinito) en el estado de Andhra Pradesh, una región con cerca de 200.000 kilómetros cuadrados y más de 600 pueblos. Continúa allí su labor, constituyendo en 1969 el Rural Development Trust (RDT), Consorcio para el Desarrollo Rural, que gestiona y dirige todas las acciones de cooperación que se llevan a cabo en la comunidad, donde se hacen patentes los principios de dignidad, igualdad, solidaridad y buena acción. "La acción buena tiene en sí un valor interno que la pone a un nivel mucho más alto que el Universo entero, más alto que las filosofías, y comprende en sí a todo esto y al mismo Dios. Esta acción buena -nos dice- la podemos hacer todos, el rico, el pobre, el ignorante, el sabio... Esto es lo que quisimos en la India, hacer cosas que mejoraran la vida de la gente".

||TRABAJAR CON LOS INTOCABLES||

"La pobreza y el sufrimiento no están solamente para ser entendidos sino para ser resueltos". Y para eso Vicente Ferrer lleva cuarenta años en la India. Incansable, pese a su edad y un cáncerNiña de piel que hace que se le conozca allá como "el hombre del paraguas", objeto imprescindible para protegerse del Sol. Nos cuenta la visión que como occidental y jesuita tuvo al llegar a la India. Y como contrapunto, la visión actual, después de integrarse en el territorio, con sus gentes, sus costumbres, aprender su lengua, y haber abandonado la Compañía de Jesús para dedicarse de lleno a su obra, con el apoyo de Ana, su mujer, y cientos de voluntarios.

"Yo me siento bien en todas partes. Entrar en la India y ver la pobreza y después intervenir en ella no produce en mí ninguna reacción más que la de ayudar, hacer el bien. Cuando yo llego a la India llevo dentro de mí un deseo intenso de poder servir a los demás, así que cuando me encuentro en aquella situación me alegro mucho de poder ser útil a la gente -confiesa-. En aquella época entendíamos muy poco del desarrollo de los pueblos. Los primeros pasos fueron muy asistenciales, se le proporcionaba a la gente alimento. Pero visitando un pueblo los campesinos me dijeron: Vamos a emigrar, hay sequía, no hay trabajo... Entonces -continúa-, se nos ocurrió decirles que no se marcharan y que con el trigo que teníamos para dar alimentos íbamos a hacer un intercambio: ellos cavaban pozos y nosotros les dábamos el trigo como pago a cambio de que ellos se ayudaran a sí mismos. Ahí empezó el segundo nivel del desarrollo, ya no es dar algo por nada, sino usar inteligentemente lo que se tiene. Yo me alegro mucho de darlo todo, no tengo escrúpulos de conciencia en esto, pero veo que hay procedimientos que pueden ser más útiles para los pobres y decidimos utilizarlos".

||LA VIDA Y LA MUERTE||

La religión está presente en cada acto de la vida en la India, todo es un ritual. Las miles de castas, desde el brahman hasta el dálit, pasando por castas insólitas como las prostitutas sagradas o los eunucos, viven la espiritualidad de forma intensa. Gurús, fakires, shadus..., se encuentran por doquier con sus prédicas, su ascetismo, su serenidad; esa forma tan peculiar de afrontar la pobreza y la miseria que los rodea. La India nos ha dado personajes tan dispares como la Madre Teresa o Sai Baba. Sobre este último, Ferrer nos confesó que parecía llevar un trabajo serio pero que pese a encontrarse muy cerca geográficamente nunca se habían conocido. "Resulta muy difícil acceder a un gurú con su fama, aunque reconozco que nuestros trabajos son como la noche y el día. Pero yo respeto su labor".

Con Vicente Ferrer también hablamos sobre la forma de afrontar la muerte en el contexto hinduista. Una experiencia a la que, desgraciadamente, está acostumbrado un pueblo que se enfrenta en ocasiones a ella con la certeza de que con una justa redistribución de la riqueza podrían evitarse muertes por hambre y enfermedad.

"La creencia en la transmigración de las almas y el karma ayuda mucho al pueblo indio cuando piensa en esta vida y en la próxima. El karma tiene aspectos positivos muy buenos porque dicen que ofrece la oportunidad de remediar estos karmas negativos de tu vida, y cuando vuelvas a nacer irás progresando hasta que al final cuando ya te hayas liberado de todo, de tu nombre, de tu forma..., entonces serás Dios. Éste es el sistema hinduista de la no dualidad, todo el mundo es apariencia, es irreal, sólo existe este ser inmenso que llamamos Dios y tú eres Él. Un poco complicado pero no está mal" -concluye-. Ferrer sonríe cuando habla de estas cosas. Su tolerancia y respeto hacia otras creencias, culturas y tradiciones diferentes a aquellas en las que fue educado hacen de él un ejemplo perfecto de ecumenismo integrador.

Habiendo estado en varias ocasiones al borde de encontrarse con ese Dios que tanto ama, él concibe la vida y la muerte como un lienzo trasparente detrás del cual se encuentra el misterio de Dios. "Es importante que no monopolicemos a Dios, que no lo clasifiquemos, que no lo atemos".

Situándonos en la India, el vivir y el morir de los intocables es muy duro. "Hay que tener en cuenta que se cree que internamente están manchados y si alguien les toca se tiene que purificar. Tuvimos una vez un médico brahman en la comunidad que para observar a los enfermos se limitaba a mirarlos y pedir que les sacaran la lengua, no podía ni tomarles el pulso. Hacer una pregunta en la India, por ejemplo, sobre los intocables no es de buena urbanidad".

Pero también en la India el vivir y el morir son diferentes, porque las creencias que rigen allí son diferentes: la paz y la serenidad frente a los miedos y las angustias de Occidente.

Vicente Ferrer se ha convertido en un líder carismático en la India, pero difiere de otros líderes en el contenido de su discurso. No habla de política sino de amor. Con su experiencia de trabajo, su afabilidad y entrega, ha demostrado que la voluntad es una fuerza capaz de mover montañas y ha dado sentido a la palabra solidaridad. "El hombre de los pequeños milagros", como le denomina el vídeo informativo de la Fundación, ha hecho grandes "milagros" en la India: lo que antes era un paisaje yermo y desolado ahora es un vergel. Donde antes había enfermedad y analfabetismo ahora hay miles de niños y niñas sanos y liberados de la ignorancia. "Yo quiero ser un hombre contemplativo en la acción. El sentido de mi vida es hacer el bien. Yo creo que existe el mundo del bien en esta tierra, y hay que vincularse a él para dar sentido a nuestra vida".

||FUNDACIÓN VICENTE FERRER||

En 1994, se creó en nuestro país la Fundación Vicente Ferrer, para apoyar la labor que realiza en la India. Tras un patronato que presiden Vicente y Ana Ferrer, la fundación ya tiene siete sedes en España y brinda su apoyo a través del sistema de apadrinamientos, socios-colaboradores y proyectos concretos. En estos momentos cuentan con cerca de 50.000 socios que colaboran apadrinando niños y niñas del distrito de Anantapur. Pero si tenemos en cuenta que en la India hay más de un millón de intocables, todavía se siguen necesitando muchos más padrinos y madrinas. También la Fundación ha tenido acceso a subvenciones de ayuntamientos, gobiernos autónomos y diputaciones de casi toda España. Uno de sus principios es que los recursos económicos se destinen íntegramente, en la medida de sus posibilidades, a los proyectos de la India, de los que en la actualidad se benefician más de un millón de personas. De ahí que el 92% vaya para este país, y sólo el 6% y el 2% se destinen a gastos de administración y comunicación, respectivamente. El sistema de apadrinamiento en palabras de Ferrer "no es un proyecto que termina en el niño, sino que va a la familia y de ésta a los pueblos enteros. La ayuda llega muy lejos gracias a los apadrinamientos, son muy eficaces. También -asegura- nos financiamos de otras formas; hace poco un señor que murió dejó toda su herencia para construir un hospital y así lo estamos haciendo. Hay municipios que nos han financiado escuelas para ciegos, otros han financiado plantaciones de árboles frutales... Para darte un dato: con un millón de pesetas, por ejemplo, podemos construir cinco casas. Si alguien se anima, ya lo sabéis".

Vicente Ferrer parece tener claro que "si les enseñamos cómo no ser pobres, lograremos que abandonen la miseria". Ésa es una de las ideas de Ferrer que alimenta el espíritu de la Fundación, en la línea del desarrollo social y económico de los dálits.

"Toda injusticia reclama una acción -dice-. Por esto hay diversos tipos de grupos voluntarios; unos luchan a escala internacional para contrarrestar esta desigualdad permanente en la sociedad, otros se especializan en colectivos determinados, y otros, como el nuestro, intentan dirigirse a una gran masa de población y erradicar la pobreza de las comunidades más vulnerables. Se requiere un trabajo organizado y sistemático a largo plazo en el que los objetivos sean la tierra (es muy importante que no la destruyamos) y los hombres, mujeres, niños y niñas. Y que las líneas de trabajo sean la educación, la sanidad, la organización de las comunidades... Nuestro objetivo es social y económico, operando en un ambiente donde existen las injusticias y promoviendo que esta estrategia de desarrollo no se interrumpa a largo plazo. Hay que tener una acción inteligente". Esa acción inteligente la pueden hacer realidad nuestros lectores a través del 902 22 29 29, teléfono de información de la Fundación en España.

María Ferraz
 
 
LaOtraInformacion

Respuesta  Mensaje 9 de 24 en el tema 
De: Muil Enviado: 03/02/2010 20:41
Qué puede decirse de un hombre que con 82 años a sus livianas espaldas confiesa sin atisbo alguno de sufrimiento o de falsa modestia que no busca la felicidad, "a lo más, trabajo por la de los demás. En realidad, no sé lo que es mi felicidad, creo que es un disparate, me parece excesivamente egoísta" ?

Vicente Ferrer es, además de una institución viviente, un hombre locuaz que trasmite serenidad y que vehicula sus fuertes convicciones éticas ("la responsabilidad recae en la sociedad, pero lo que hago es un motivo más que suficiente para dedicarle toda una vida") con una sabiduría anclada en lo práctico que le lleva a ponerse como meta que "el 90% de los españoles donen dinero para el desarrollo de los países más pobres del mundo".

No ha envejecido, porque no ha dejado de enamorarse: de la vida, de la gente, de sus proyectos solidarios. Pero Vicente Ferrer dista mucho de ser un romántico. Para él, la acción consiste en poner en práctica las ideas, y el idealismo no es otra cosa que actuar.

"Trabajar en la India peculiariza, pero todas las ONG de desarrollo nos esforzamos en lo mismo y creemos que con muy poca cosa se puede hacer feliz a otra persona"

Flanqueado por Ana -esposa y compañera de singladura solidaria- y por el equipo directivo de la Fundación Vicente Ferrer, a este afable profeta de la acción en favor de los más necesitados se le ve cómodo, acostumbrado al papel de hablar, aunque resulte evidente que prefiere escuchar a los demás y trabajar por ellos. Se expresa con una lenta y dulce cadencia, y en un desarmante ejercicio de modestia y de respeto al interlocutor no regatea esfuerzo ni tiempo para hilvanar y ordenar sus ideas. En cada momento, se percibe que tanto la manera de pensar como de comunicarse de Vicente Ferrer están muy imbuidas de la espiritualidad oriental y del desapego a lo material.

Ferrer no se siente personaje histórico pero ello no obsta para que aspire a que su obra, su ingente proyecto, sobreviva al paso del tiempo. Es maestro, pero no se reclama líder ni profeta. Reconoce sin ambages que el objetivo que le mueve a viajar una vez al año desde la India a España es conseguir fondos y asegura que "debemos sacar el máximo provecho del dinero para llevar adelante nuestros proyectos educativos, sanitarios y laborales". En la región sureña de Anantapur, en el Estado de Andhra Pradesh, más de dos millones de personas han vinculado su economía y su sistema de vida a los logros de la Fundación Vicente Ferrer. Este sistema dentro del sistema ha adquirido ahora signos de normalidad, pero no siempre fue así.

"Padre Ferrer, tómese unas cortas vacaciones y luego regrese a la India". Estas diplomáticas palabras enviadas por telegrama en la primavera de 1968 llevaban la firma de la presidenta Indira Gandhi. Las castas más poderosas e influyentes de la India, temerosas de las mejoras sociales que los programas de actuación de los equipos de Vicente Ferrer estaban consiguiendo para la población, acusaron a este trabajador infatigable de querer convertir al cristianismo a los campesinos cuando este objetivo nunca inspiró a nuestro personaje. Pero fueron precisamente los campesinos, los pobres entre los pobres, quienes se manifestaron para exigir que volviera el hombre flemático que impulsaba la construcción de pozos, clínicas rurales y escuelas. Han pasado desde entonces más de 30 años y el esfuerzo de Fundación Vicente Ferrer se plasma en 1.500 aldeas dotadas de infraestructuras, donde el agua es potable, donde hay camas en los hospitales, donde hay libros y niños que aprenden a leer y donde las cooperativas agrícolas generan actividad económica y riqueza. Discapacitados, mujeres e intocables siguen siendo pobres, pero comienzan a creer que se puede vivir sin someterse sumisamente a la tiranía de la pobreza.

Hablar con Vicente Ferrer es escuchar reflexiones y propuestas tan alejadas de los maximalismos como impregnadas de realidad y compromiso. Su optimismo se basa en la fe en las personas, mientras que su crítica al sistema reside en lo práctico, en la búsqueda del cambio.

Su Fundación reivindica la ayuda integral al desarrollo, actúan construyendo viviendas, hospitales y escuelas, ayudando a la extracción y canalización de aguas en terrenos áridos, contribuyendo al desarrollo de la producción agrícola, creando estructuras de formación profesional, ofreciendo microcréditos, equiparando los derechos de la mujer a los del hombre. ¿Es este el camino de las ONG de desarrollo?

Nosotros nacimos con la idea de construir una manifestación externa del bien. Fuimos creciendo y multiplicamos los efectivos, adecuando los recursos para que nuestro trabajo llegara no a cientos sino a miles de personas, entendiendo que para ser eficientes teníamos que usar los medios más adecuados. Y así, aquel sueño dejó de ser un pequeño proyecto en mundo distinto: estamos en la India, en un sistema particular, y esto nos diferencia de los que buscan otras organizaciones en otros países aunque en esencia todos nos esforzamos en lo mismo, en la convicción de con muy poca cosa se puede hacer feliz a otra persona. De ahí nace el deseo de poder llegar a millones de seres humanos, en este caso de la India, de contribuir a disminuir el sufrimiento mediante el recurso a la compasión espontánea.

La zona en la que lleva adelante su acción la Fundación tiene la extensión de Extremadura, y llega a dos millones de habitantes. Esto muestra que los problemas tienen solución, al menos paliativa, pero aceptará que no puede pedirse al mundo desarrollado que genere mil padres Vicente Ferrer para acabar con el subdesarrollo en los países más pobres del mundo. ¿Qué debe hacer la Unión Europea y los países más ricos del mundo?

"Para mí, actuar es lo más importante, la última espiritualidad, y va más allá de la oración porque en tus actos buenos movilizas todo tu ser"

Permítame hacerle una pregunta: ¿Cómo podemos restaurar la sociedad si no hay una reacción masiva en los pueblos que pueden dar? Ha de producirse una revolución, que mueva las masas desde el convencimiento de que en esta epopeya necesitamos un heroísmo colectivo. Sin reconocer que la humanidad está enferma no podemos ganar la gran batalla. Es cierto, la sociedad ha podido estar enferma durante toda su existencia, pero es en este tiempo cuando se produce la gran tragedia de una coexistencia entre los recursos abundantes y la extrema pobreza. Una parte de la Tierra lo tiene todo en las manos, y no obstante, sufre también por la desarmonía global del planeta. Los intereses creados desarmonizan al hombre individuo del Norte, que sufre en su lucha entre el bien y el egoísmo, y su desequilibrio se ve trasladado a la sociedad. ¿Por qué no lo hemos solucionado, por qué no tenemos ya resuelto el problema de las grandes diferencias, de seres que están condenados a una vida infrahumana mientras que potros muchos seres viven en la opulencia? Pero soy optimista, pienso en los logros que se han ido consiguiendo y en los miles de años que han tenido que pasar hasta llegar a este momento.

Admitamos que estamos en un periodo inexplicable de la humanidad que a pesar de todo, progresa hacia una evolución positiva, si bien para lograr la solución también ha de pasar mucho tiempo. Yo también quisiera resolver todos los problemas de la India, pero eso es imposible. Por cierto, los organismos internacionales existen porque el mundo no puede detenerse.

¿Por qué eligió la India?

La India me eligió a mí. La casualidad encubre cosas muy grandes, y engloba todo lo que hacemos en un espacio de nuestra historia. Asumo que lo que ha ocurrido en estos 50 años de vida de nuestra Fundación ha sido fruto de decisiones, de reacciones ante imprevistos favorables o desfavorables. Durante la Guerra Civil escogí dedicar mi trabajo a Dios. Tomé esta decisión, y al terminar la guerra estuve mirando en qué podía concentrar mis esfuerzos para ponerla en macha.

Me decidí a entrar en la Compañía de Jesús, siguiendo el carácter aventurero de San Ignacio de Loyola, con aquella mezcla de santo y mercader. Me gustó su espíritu, era un hombre muy práctico, se preguntaba qué hacemos en la vida.

A pesar de sus inicios religiosos, su vida es un ejemplo de anteponer siempre la emancipación de los pobres al discurso evangelizador. ¿Es la ayuda al necesitado la buena acción por excelencia?

Déjeme que le explique. En mi caso, se cumplía el tercer año de mi formación religiosa, es ese el momento cuando has de salir pertrechado con el espíritu pero yo decidí alejarme de la espiritualidad. Decidí que lo más me importaba era escuchar y obedecer a mi convencimiento de que a la santidad se llega por los caminos más terrestres. Para mí, actuar es lo más importante, es la última espiritualidad, porque va un paso más allá de la oración, porque en tu acción buena se mueve todo tu ser: la parte física, el sentimiento, las sensaciones...

Es de suponer que fue entonces cuando acuñó el lema que más le define: "la acción contiene en sí toda la filosofía, todo el universo y al mismo Dios"

Cuando empecé a trabajar en las misiones, todo se fundó alrededor de la acción, de disminuir el sufrimiento de los seres humanos, que no consiste en imponer nada sino en ayudar a mitigar el dolor. Formamos una organización semejante a la de ahora, con mi propio catecismo, hablando a los campesinos y diciéndoles que los dos hijos de una madre no son hermanos, se hacen hermanos cuando uno ayuda al otro. Si queréis ser ricos, dad; si queréis ser pobres no deis nada a nadie. Y así fui elaborando los mandamientos que se pueden resumir en el concepto filial entre los seres humanos. Parto de que todos nos debemos a la sociedad en la que hemos crecido y que le debemos devolver lo que nos da. Si haces cuentas y sólo entregas lo que has recibido, significa que no has dado nada, sólo has devuelto.

¿Es esto una respuesta al espíritu o marca pautas de comportamiento?

El hombre está dotado de unas fuerzas espirituales que no necesitan aditivos para explicarse. Soy enemigo de hablar de revelaciones, sin embargo recuerdo una noche muy oscura durante la guerra, en la que mi pensamiento me puso a prueba. Emprendí mi propia batalla, tenía que escoger el bando donde me alistaba: la oscuridad o la luz, y no entendía por qué me costaba tanto aferrarme a la luz. Desde entonces, estoy en su bando aunque veo la oscuridad de este mundo y la entiendo. Pero lo bueno es que la luz no se apaga: está el amor a los demás, la solidaridad, el querer que este mundo sea diferente de lo que es. Nos quejamos a Dios, si es qué está ahí, de que el mundo está mal hecho y esto nos aparta de los hombres. Es una prueba demasiado fuerte y hemos de quejarnos de lo que nos toca vivir.

Interviene su mujer, Ana, que con una apacible sonrisa afirma que Vicente Ferrer actúa en España como un filósofo mientras que en la India habla sólo de cosas muy prácticas. "Aquí se refugia en mensajes espirituales porque la gente tiene apetito de ellos y los necesita, pero durante los treinta cuatro años que llevo viviendo con él no ha dejado de pensar cada día en que puede hacer para mejorar las condiciones de vida de los demás".

Será que necesitamos recibir dosis de optimismo y fe, y que nadie mejor que quien trabaja afanosamente, hasta el punto de dedicar toda una vida, por mejorar el mundo.

En España necesitamos un heroísmo colectivo, porque vencer a la pobreza es una gran batalla humana que no podemos ganar sin una enorme dosis de entrega. Por ello, tenemos que conseguir que nuestro país el 90% de las familias donen dinero para los países pobres. Repito, la humanidad está enferma pero siento que tenemos cada día más presente la solidaridad.

Son cada vez más frecuentes las noticias sobre malas gestiones de ONGs y los actos reprochables de las específicamente que trabajan en proyectos de desarrollo. ¿A qué atribuye tantas irregularidades?

Esas informaciones son como una epidemia, un virus. Permite concluir a quien quiera justificar su conciencia que, efectivamente, estaba en lo cierto: que no tenía que ayudar a nadie. Los casos de abusos son lamentables, pero humanos, porque voluntarios o misioneros participan de todas las virtudes y defectos de los seres humanos. Sin embargo, en la gran mayoría de las ocasiones los proyectos de las ONGs están muy controlados. Nuestra Fundación hace 32 años que trabaja en el mismo lugar y es la propia comunidad de destinatarios de nuestras acciones quien vigila lo que hacemos.

Se le ha oído lamentar la burocracia a la que están sometidos.

En vez de tantos papeles, las administraciones deberían pedir y comprobar los resultados. Si pedimos dinero para hacer un hospital, quieren controlar las facturas compulsadas, cajas y cajas de papeles que hay que empaquetar y enviar, y lo que deberían comprobar es si el hospital se ha construido y funciona. Sería más fácil y resultaría más eficaz para todos

Se financian en gran parte a través del apadrinamiento de niños de una comunidad, ¿Por qué esta fórmula?

Es el sistema de solidaridad más perfecto para contribuir al desarrollo de los países pobres, ya que garantiza una donación permanente durante un largo periodo de tiempo. Necesitamos diez o más años de continuidad en los ingresos para asegurarnos de que habrá dinero para acometer cada proyecto.

Unir una familia española con una familia india resulta emotivo y una experiencia muy fuerte para los "padrinos". Muchos de ellos nos agradecen esta posibilidad de relacionarse con la familia ayudada. Tenemos 64.000 niños y niñas apadrinados, y queremos lograr 30.000 más. Uno de los programas más importantes es impartir educación lectiva a estos niños. En la India los pobres piensan que la educación no es para ellos, y nosotros trabajamos para que, en primer lugar sepan que también tienen derecho a estudiar, y para que, después, estudien de verdad.

Resulta paradójico escuchar esto de la India, un país origen de matemáticos e informáticos de elite que se disputan las empresas de los países desarrollados.

Es verdad, pero los pobres no saben nada de estas cosas. Oyen algo, pero no va con ellos, no tienen fuerza, ni voz. El otro día me asombró leer que la India había comprado unos sofisticados dispositivos logísticos que permiten saber al ejército indio dónde se encuentran el enemigo. Pero no olvidemos que los más pobres son gente feliz y, aunque resulte difícil de entender, cuanto más poseen son menos felices porque viven con menos tranquilidad. Los pobres no tienen preocupaciones, ya dijo Buda que la felicidad radicaba en no desear nada.

¿Cómo se logra entonces el equilibrio entre las necesidades espirituales y materiales?

La India entera es un lugar sagrado. La cultura les eleva a las nubes, a la espiritualidad individual, mientras que en Europa nos conduce al amor a los demás, a servirles y ayudarles, porque es lo que reconforta el alma. La acción, prestar ayuda, es el movimiento natural en nuestra sociedad. En Oriente, la mística, hablar y encontrar a Dios, es lo ordinario, han imbuido algo sagrado en todas las cosas.

Tal vez por ello, la India es vista en el mundo occidental con un halo de misticismo, y mueve a los jóvenes a ofrecer su colaboración o a buscar respuestas personales.

Los voluntarios, sobre todo, han de ser útiles. Deben tener un fuerte espíritu de sacrificio y han de querer encontrar su felicidad proporcionándosela a los demás. El error es querer repetir los esquemas placenteros de aquí en la India. Es un esfuerzo inútil.

Un año más ha visitado España para recabar fondos. A sus 82 años contagia a todo el mundo con su espíritu inconformista y sereno a la vez, pero ¿no le pide el cuerpo descansar un poco?

La Fundación funciona sin mí, pero yo no sin ella. Tenemos un equipo directivo de más de veinte personas completamente dedicadas al proyecto. Y casi todas ellas son indios del pueblo que llevan más de veinte años trabajando en la organización. Eran, en un inicio, pobres e incultos pero han estudiado y se han instruido hasta el punto de que están capacitados para trabajar a este nivel directivo y de organización de proyectos. Y no se van a ir de la Fundación porque son de allí, del pueblo. El proyecto de la Fundación Vicente Ferrer no termina en Vicente Ferrer, sólo empezó con él.

Vicente y Ana Ferrer van a ser abuelos en breve. Tienen ganas de volver a la India que unió sus vidas cuando ella era una joven periodista que se enamoró de un revolucionario de los pobres, y lo que era una noticia para un informativo se convirtió en el prólogo de una nueva existencia. La entrevista con uno de los personajes más destacados del siglo XX, según la UNESCO, candidato al premio Nobel de la paz y galardonado con el Príncipe de Asturias a la Concordia ha terminado, no así el impacto de sus palabras, que tienen un recorrido cuyo fin queda muy lejos de nuestra imaginación.

Quien esté interesado en la acción de Vicente Ferrer puede dirigirse a: www.fundacionvicenteferrer.org y a 902 22 29 29.

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