Leo un poema sobre el silencio, corresponde a una
buena amiga mía; alguien que cuando usa la palabra no la usa en vano, alguien
que suele decir lo justo en el momento apropiado.
Y ahora escribe un poema sobre el silencio, que
me hace pensar en lo difícil que es encontrar gente que sepa estarlo. En
silencio, quiero decir.
Vivimos, o a mí me lo parece, en medio del ruido,
del alboroto, de las palabras expectoradas por así decirlo. Usamos miles de
palabras para analizar, ponderar, enjuiciar, contrastar, protestar, asentir,
disentir, difuminar o emporcar; todo eso y a la vez muchas veces.
Pero no sabemos vivir en silencio. No sabemos
callarnos a tiempo, no sabemos que para decir una estupidez es mejor cerrar la
boca; porque nunca pensamos que lo que decimos puede ser una estupidez, una
tontería o un disparo equivocado a alguien que no lo merece.
Así que lanzamos las palabras, juzgamos, nos
hacemos cómplices (de nada o de nadie, porque el otro habitualmente no necesita
esa complicidad, solo necesita que se le deje ser libre y punto) o disentimos, a
voces, a gritos, a cataratas de palabras.
No sabemos – y me temo que mi amiga lo echa tanto
como yo de menos- estar callados. Estar callados para escuchar al otro- no para
“oírle”-, para escuchar profundamente lo que el otro expresa, y simplemente
quedar en eso, en escuchar. No; valga que escuchemos, que hagamos el esfuerzo,
para inmediatamente lanzar como venablo en saeta nuestra opinión, reflexión,
diatriba; que no se nos pide, que no se contó con ella.
Mi amiga afirma que el silencio la hace sentir
transparente; sí; quien habita, los que habitamos a menudo en el silencio,
sabemos de esa particular forma de estar, de esa diafanidad del silencio, de la
falta de necesidad de llenarlo.
El silencio es transparencia, pero no solo eso;
es sensibilidad, porque cuando es consciente incluye que se sabe que hay veces
que no debe romperse.
Y cuantas veces escuchamos, leemos palabras,
lanzadas al desgaire, solo para romper nuestro silencio; provocando el espacio
interior, queriendo invadir nuestra intimidad; palabras enviadas por ver si dan
en el blanco.
Pero el blanco que es el silencio para seguir
haciendo del instante transparencia no debe interrumpirse.
Poema del silencio, sí, para la música callada
del poeta.
De la Red