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General: Juana de América
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Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: Damara  (Mensaje original) Enviado: 26/09/2010 07:55

Juana de Ibarbourou
Poeta uruguaya nacida en Melo en 1892. Su estilo inicial fue apasionado y sensual dentro de la órbita modernista, vinculándose luego al vanguardismo. Su verso, con el paso del tiempo, ganó serenidad y melancolía, haciéndola alcanzar el Premio Nacional de Literatura en 1959.Falleció en 1979.

VESTIDOS NUEVOS
Creo a veces que las plantas son como las mujeres: les gusta cambiar de traje. Por eso en Otoño arrojan al suelo todas sus hojas amarillas y en Primavera se cubren de brotes brillantes. ¡Es que, de veras, es tan lindo ponerse un vestido nuevo! Y las acacias se adornan de moños blancos, los aromas de lunares de oro, los plátanos de borlitas verdes y los miosotis, como "Piel de Asno", le piden a l hada de las flores un vestido hecho de cielo. ¡Hasta los cardos, tan ásperos, sienten despertar su coqueteria y se prenden entre las duras greñas un penacho azul! ¡Me río yo de los botánicos que quieren explicar gravemente los fenómenos de la florescencia y de la vegetación! ¡Si al brotar y al florecer las plantas no obedecen a otro impulso más que al deseo de ponerse un bonito vestido nuevo! Por eso, también, crecen con preferencia en torno de las acequias, de los estanques, de los arroyuelos: para tener un espejo en que mirarse.

LA ORACION DE LOS GRILLOS

Quizás ni sabios ni poetas sepan explicar nunca esa especie de tristeza o de unción que el atardecer anuda en nuestra alma. Tal vez, únicamente, el hombre que implantó el rito de la oración de la tarde lo supiera. Y quizás lo sepan también los grillos, que de día trabajan o duermen y en las nochecitas de Enero elevan su canto, que puede ser muy bien un Padrenuestro o una Salve. Desde que he pensado esto, cuando oigo sus notas agudas entre la hierba de los caminos, al atardecer, ya no le digo a mi alma:
- Los grillos cantan.
- Sino:
- Los grillos rezan.

PRESENTIMIENTOS

Siempre suspiro por ti, ¡oh bosque!, y por ti, ¡oh campo!, y por ti, ¡oh agua! Estoy convencida de que en una vida ancestral, hace ya miles de años, yo tuve raíces y gajos, di flores, sentí pendientes de mis ramas, que eran como brazos jugosos y verdes, frutas tersas, pesadas de zumo dulce; yo estoy convencida de que hace un gran puñado de siglos, fui un arbusto humilde y alegre, enraizado a la orilla montuosa de un río. Por eso siempre suspiro por ti, ¡oh bosque!, por ti, ¡oh campo!, y por ti, ¡oh agua!.

EL ALMA DEL HUERTO

Nuestro huerto es nuevo y pequeñito. Los arboles recién empiezan a dar frutos. El ultimo invierno un naranjito ostentó ocho esferas de oro vivo entre sus ramas tiernas. Esta primavera en el manzano cuajaron hasta dos docenas de flores. Y con amor hemos vigilado el desarrollo de las frutas, primero pequeñitas como avellanas, luego esponjadas y tersas como senos de muchachas. Pintaban ya cuando los gorriones descubrieron tal tesoro. Y hemos tenido que arrancarlas a medio madurar, para evitar que esos golosos con alas malogren nuestra dulce cosecha. Y ahí están, ocultas en mi viejo aparador de cedro. Cuando abro el antiguo armario, un olor delicioso y suave llena el comedor. Es como si el alma del huerto estuviera escondida en el vetusto mueble y se esparciera de pronto por la habitación. Si el viento, extrañado de no encontrar ahora aromas frutales en mi quinta, preguntara un día:

-¿Dónde está el alma del huerto?

Mi viejo armario podría decir abriendo un poquito su puerta maciza por la que escaparía el olor a las manzanas:

-¡Aquí!

SELVA

Selva; he aquí una palabra húmeda, verde, fresca, rumorosa, profunda. Cuando uno la dice, tiene en seguida la sensación del bosque todo afelpado de musgos, runruneante de píos y de roces, lleno de los quitasoles apretados y movibles de las copas de los arboles, bajo las cuales las siestas ardientes son tan dulces y donde es tan grato, tan grato, tenderse a soñar. ¡Selva! ¡Oh, Dios mío, qué palabra tan alegre y tan fresca! ¡Qué palabra para mí tan llena de reminiscencias! Huele a eucaliptos, a álamos, a sauces, a grama; suena a viento, a agua que corre, a pájaros que cantan y pían, a roce de insectos y croar de sapitos verdes; evoca redondeles de sol sobre la tierra, frutas silvestres de una dulzura áspera, caravanas de hormigas rojas cargadas de hojitas tiernas, penumbra verdosa y fresca, soledad. ¡Oh Dios mío, evoca mis quince años y toda mi alegría sana inconsciente y salvaje!

EL TRIGO

Por frente a la ventana, donde me he sentado a coser, acaba de pasar, lento y pesado, un carro lleno de trigo. En la calle ha quedado un reguero de pajuelas y espigas amarillas y brillantes. Y todo mi corazón se va tras ellas y mis ojos no se cansan de contemplarlas y mis dedos tamborilean en los vidrios de la ventana, con ansias de traspasarlos y alargarse hasta palpar ese rastro dorado. Cuándo era niña, ¡cuanto me gustaba jugar en las parvas de trigo! Mi cabello rebelde y negro tomaba reflejos dorados bajo las pajitas brillantes que se prendían a él. Era en la época en que el aire es tibio y el viento tiene olor a margaritas. Yo era una chicuela salvaje y alegre y mis ojos no tenían entonces esta expresión ávida y triste que tienen ahora.


PUÑADOS DE POLVO

Por la persiana entornada entra al comedor en penumbra, un rayo de sol matinal. Y por la misma rendija sale a la calle, oblicua hacia arriba, una banda ancha y dorada de moléculas. Parece una legión de bailarines, pues, mirando atentamente, veo que cada uno de los puntitos rubios gira de una manera vertiginosa sobre sí mismo. Si yo supiera física, ¡cuantas observaciones podría hacer ahora! Pero no sé nada más que imaginar y soñar. Y miro con envidia a esa banda de átomos que se va a correr el mundo, llevándose quizás el secreto de todas mis intimidades. ¡Oh granitos de polvo que vais a ver lo que yo no he de mirar jamás: bosques, mares, ciudades, templos, auroras boreales, maravillas! De soplo en soplo, de ráfaga en ráfaga, recorréis la tierra, sorprenderéis el secreto de mil mujeres, y cuando el viento os vuelva a traer otra vez a este lugar, quizás haya transcurrido un gran montón de siglos. Yo no seré ya más que un puñadito de polvo amarillo. Y entonces me iré a danzar y a correr por el mundo con vosotros.

Del Cántaro fresco .Juana de Ibarbourou



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Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: Damara Enviado: 26/09/2010 08:34

Lo que soy para ti

Cierva,
que come en tus manos la olorosa hierba.

Can
que sigue tus pasos doquiera que van.

Estrella
para ti doblada de sol y centella.

Fuente
que a tus pies ondula como una serpiente.

Flor
que para ti solo da mieles y olor.

Todo eso yo soy para ti,
mi alma en todas sus formas te di.
Cierva y can, astro y flor,
agua viva que glisa a tus pies,
Mi alma es
para ti,
Amor.

Juana de Ibarbourou


Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: Lalita2 Enviado: 26/09/2010 21:39

 
 

Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: ◘dulcinea◘ Enviado: 28/09/2010 21:38
Siiiiiiiiiii Qué grande de tua parte recordar a esta poetiza que endulzó nuestra infancia !!!
Recuerdan "la higuera"????
Ahhhhh Cuántas maravillas  ....
Maricarmen

Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 29/09/2010 02:17
Gracias Damara por traer a esta inolvidable uruguaya, todo un orgullo de mi país. Tengo amigas que han hecho un club de fans, claro aún mas  viejas que yo ajjjajj. Hubo un tiempo en que yo solía saberme de memoria muchas de sus poesías. Tiene un estilo de esos que me apasionan.
Besitos para las tres


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