Actor italiano por antonomasia, Mastroianni se convierte, sin duda alguna, en el artista más famoso a nivel internacional durante las tres décadas posteriores a la guerra y, a diferencia de otros actores de su generación, alcanza poco a poco la popularidad. Entre 1938 y 1943 trabaja como figurante cinematográfico. Al terminar la guerra, se matricula en el Centro universitario teatral y, en 1948 obtiene su primer éxito como protagonista de "Un tram chiamato desiderio", dirigida por Luchino Visconti. En el cine, acierta el papel del jovenzuelo simpático y extrovertido de "Tres enamoradas (Le ragazze di Piazza di Spagna)" (1952) de Luciano Emmer. Luego, al lado de Sophia Loren, vuelve a ofrecer una interpretación inolvidable en " La ladrona, su padre y el taxista (Peccato che sia una canaglia)" (1954), comedia divertida y elegante, dirigida por Alessandro Blasetti. En "Rufufu (II soliti ignoti)" (1958) de Mario Monicelli confirma su maestría para la comedia y la farsa, pero su carrera despega con "La dolce vita" (1960), extraordinaria película de costumbre que también marca el inicio de un larga y afortunada colaboración artística con Federico Fellini. Alter ego del director riminés y máscara que expresa perfectamente "las veleidades de una sociedad en fase de transformación", Mastroianni también convencerá en el espléndido "Fellini ocho y medio (Otto 1/2)" (1963), quizás el mayor éxito de Fellini. Mientras, Mastroianni, poliédrico como pocos, vuelve a lo grotesco para "Divorcio a la italiana (Divorzio all'italiana)" (1962) de Pietro Germi, en la che inventa los rasgos de ese barón Cefalù que le hará famoso en todo el mundo. Posteriormente, rueda con los más importantes directores italianos: Marco Ferreri ("Break-up", 1965; "La cagna", 1972; "La grande abbuffata", 1973; "Non toccare la donna bianca", 1974; "Historia de Piera (Storia di Piera)", 1983), Ettore Scola ("Una jornada particular (Una giornata particolare)", 1977; "La terraza (La terrazza)", 1980; "Il mondo nuovo", 1982) los hermanos Taviani ("Allonsanfan", 1974), Marco Bellocchio ("Enrico IV", 1984), y de nuevo Monicelli ("Le due vite di Mattia Pascal", 1985). En su larga carrera, no se puede olvidar la colaboración con grandes directores extranjeros con los cuales Mastroianni, genial y melancólico, jovial y sencillo, rodará magníficas películas: "Il volo" (1986) de Thodoros Anghelopoulos, el estupendo "Oci ciornie " (1987) de Nikita Michalkov, "Pret-à-porter" (1994) de Robert Altman, y el profético "Viaggio all'inizio del mondo" (1996) de Manoel de Oliveira. Por último, su testamento cinematográfico: "Mi ricordo, sì io mi ricordo" (1997), una larga confesión, rodada por su última compañera, Anna Maria Tatò, que, con sus imágenes intensas y conmovedoras, puede considerarse una preciosa despedida de esa gran figura, familiar y extraordinaria al mismo tiempo, del cine italiano.
Brigitte Bardot nació un 28 de septiembre de 1934 en París. Hija de una familia de clase media, su padre era directivo de una empresa industrial y su mamá se dedicaba a organizar desfiles en una casa de modas; esto ayudó a la pequeña Brigitte a destacarse en las pasarelas, desde muy temprano.
Luego, en la adolescencia, Brigitte Bardot estudiaba en el Conservatorio Nacional de Danza con Boris Kniaseff. Apenas con 15 años conoció a un joven guionista y ayudante de dirección, Roger Vadim, con quien vivió su primer y apasionado amor. Fue una historia difícil la que vivieron los dos. Ella quería casarse antes de los 18 años y su padre se lo impidió. Se sabe que el día en que Roger fue a pedirle la mano, el padre de Brigitte lo esperó con un revólver en su escritorio y lo echó de su casa. Finalmente se casaron un 20 de diciembre de 1952 en el Registro Civil del distrito de Auteuil en París. Al año siguiente, ya era una estrella de moda.
Trabajó en la película Ladrones al claro de luna, polémica por sus escenas de desnudez. A ella siguieron películas como El gran seductor y Dichosa muchacha. A principios de los 60 ya cobraba cerca de un millón de francos para rodar su primer película protagónica, Y Dios creó a la mujer..., junto a su marido como director. Este film la consagró con muchísimo éxito, pero le acarreó grandes problemas en su vida matrimonial, lo que significó la ruptura con Vadim. Pero pronto se descubrió un romance muy breve y contradictorio con el protagonista de la película, Jean-Louis Trintignant, con quien convivió después de pedirle el divorcio a su marido.
Cuando tenía 45 años, la prensa francesa le contabilizaba 42 amantes. Entre estos podemos nombrar al cantante Gilbert Becaud (al dejarla por su esposa intentó suicidarse), el músico Sacha Distel o el actor Jacques Charrier (con quien se casó y tuvo un hijo el 11 de enero de 1960 llamado Nicholas). Al poco tiempo estuvo con el actor Sami Frey, por quien estuvo al filo de la muerte cuando se separaron, al igual que el mismo Sami, que intentó quitarse la vida. Muchos romances son los que formaron parte de su vida.
A los 39 años se retiró del cine. Para entonces había filmado más de 60 películas, y su figura entera había sido fotografiada unas 60 mil veces. Sus gestos, tan personales, estaban llenos de una sensualidad diferente, que no dejaba a nadie afuera; parecía buscar complicidad y picardías en el espectador. Su cuerpo hablaba en las fotografías, demostrando diversos mensajes continuamente.
Brigitte representó un movimiento hacia la libertad femenina que acaparó los años 60 en Francia. Pero claro, Brigitte sentiría un abismo de libertad que le producía manifestarse graciosa, simpática, hasta sensual, para no sentirse tan sola. Todo provenía de una gran necesidad de afecto, lleno de desgarradoras depresiones que ocasionalmente la llevaron a intentar varias veces quitarse la vida. Cuando cumplió 50 años dijo: "Lo difícil no es vivir; lo difícil es sobrevivir". Para entonces los animales llenaban su vida.
En 1962 accedió a contar su vida en televisión. Estallaron las mediciones de audiencia. El mito, pese a los años, no había muerto. Brigitte poseía en su casa, La Mandrague, en la costa del Mediterráneo, una colección de animales recogidos o comprados a sus expropietarios, que los maltrataban: un asno, siete perros, sesenta gatos, tres cabras... Hasta hace poco contribuían a paliar su soledad. "Sé lo que es vivir sin amor", dijo. "Sé lo que es necesitar que nos abracen, y despertar a solas en mi cuarto".
Hoy, con 67 años, ya no está sola por las noches. Disfruta de su último matrimonio con Bernard D'Ormale, un político de ideas discutidas en Francia; la protege de esa soledad aterradora que recorrió toda su vida y le ha devuelto las primaveras que creyó perdidas.
Popowo, actual Polonia, 1943) Sindicalista polaco. Trabajó como electricista en los astilleros Lenin de Gdansk, pero fue despedido por su participación en las huelgas de 1976. Militó en los sindicatos clandestinos, presidió el comité interempresas y encabezó la revuelta obrera de agosto de 1980, encaminada a la creación del primer sindicato libre de la Polonia comunista, Solidaridad, del que fue elegido presidente tras asumir la dirección del comité de huelga. Obtuvo de las autoridades numerosas concesiones, orientadas a mejorar las condiciones políticas y económicas de la clase trabajadora.
Sin embargo, Moscú presionó a las autoridades locales, hasta que, en 1981, se decretó la ley marcial y asumió el poder una Junta Militar con plenos poderes mandada por el general Jaruzelski, antes jefe del gobierno. Walesa fue arrestado y no recobró la libertad hasta noviembre de 1982. Pero la repercusión internacional de su actividad y su buena relación con el papa Juan Pablo II, también polaco, abonaron su camino hacia el reconocimiento con el Premio Nobel de la Paz de 1983.
Por entonces, la tensión en Polonia se había agudizado y desembocó en el estado de emergencia (que provocó el debilitamiento de la combatividad de Solidaridad) y en una mejora en la relaciones del régimen con la Iglesia. En noviembre de 1987, el general Jaruzelski fracasó estrepitosamente en el referéndum popular que había convocado sobre las reformas económicas y la democratización de la vida política. A la vista del fracaso, el nuevo primer ministro, Rakowski, inició negociaciones con la oposición, que desembocaron en la legalización de Solidaridad en abril de 1989.
En el principio fue la soledad de Temuco, la estación de ferrocarril donde trabajaba su padre, la costa cercana de puerto Saavedra, la naturaleza deshabitada, la flor del copihue, el ruido de los trenes o su silencio, el rumor del mar o todos los sonidos de la naturaleza, agolpados a las palabras que se van aprendiendo para llamar a cada cosa por su nombre.
En Parral, al sur de Santiago de Chile, nació el 12 de julio de 1904, Neftalí Ricardo Reyes Basoalto quien, años después, se llamará Pablo Neruda. Su madre, Rosa Basoalto, muere un mes después del parto a causa de tuberculosis. Su padre, el ferroviario José del Carmen Reyes Morales, se traslada en 1906 a Temuco, casándose de nuevo con Trinidad Candia Marverde. La infancia en Temuco es un aprendizaje de soledad y naturaleza; estudios en el Liceo de hombres hasta concluir el sexto año de humanidades en 1920; primeros poemas publicados a partir de 1918, a los catorce años, en revistas de Santiago o estudiantiles de su ciudad. En Confieso que he vivido narró el poeta ampliamente todas las sorpresas de aquella infancia: la naturaleza que le provoca «una especie de embriaguez», los pájaros y su canto, los insectos, o los juegos infantiles, como aquellas peleas con bellotas en las que «yo tenía escasa capacidad, ninguna fuerza y poca astucia. Siempre llevaba la peor parte. Mientras me entretenía observando la maravillosa bellota, verde y pulida, con su caperuza rugosa y gris [...] ya me había caído un diluvio de bellotazos en la cabeza»(2). La narración de infancia tiene un bellísimo momento en su primera llegada al mar, en un vapor a lo largo del río Imperial: «No hay nada más invasivo para un corazón de quince años que una navegación por un río ancho y desconocido, entre riberas montañosas, en el camino del misterioso mar», hasta aquella desembocadura que conformará ya para siempre un aspecto de la sensibilidad del poeta: «Cuando estuve por primera vez frente al océano quedé sobrecogido. Allí entre dos grandes cerros (el Huilque y el Maule) se desarrollaba la furia del gran mar. No sólo eran las inmensas olas nevadas que se levantaban a muchos metros sobre nuestras cabezas, sino un estruendo de corazón colosal la palpitación del universo»(3).
Pablo Neruda es un poeta que ha reflexionado ampliamente sobre su poesía y sobre su biografía, hasta el punto de resultar imprescindibles sus textos en prosa para adentrarnos en su mundo poético. En su autobiografía Confieso que he vivido, o en el texto complementario Para nacer he nacido, hay un material reflexivo que concierne directamente a sus contraseñas poéticas y que indica un nivel de autoconciencia que resulta la mejor explicación de su génesis poética. Cabe pensar que estos materiales, escritos en un tiempo posterior a la poesía, sean indirectamente una glosa de aquella. De los textos anteriores surge la imagen de un adolescente débil, ensimismado, solitario, en continua sorpresa ante diferentes naturalezas que se sitúan ante sus ojos. La prehistoria poética de Neruda se desarrolla además en clave de soledad, tristeza, amargura, dolor, desesperación, etc., como contraseñas adolescentes de mundo poético que se gesta también en reación a un referente continuo de la naturaleza (mar, lluvia, insectos, etc.).
Entre 1920 y 1923 se genera Crepusculario, cuyas resonancias, desde el título, al modernismo y al decadentismo europeo son evidentes. El tiempo biográfico de Crepusculario (Santiago, ediciones Claridad, 1923) coincide con el final de su estancia en Temuco y su traslado a Santiago para seguir estudios de francés en el Instituto Pedagógico. Se trata de una obra que está plenamente integrada en un mundo adolescente de sensaciones que quieren dar cuenta del propio vivir. Hay también un conjunto de poemas en los que el adolescente plantea por primera vez su aproximación solidaria a los hombres -el tiempo de escritura coincide con su vinculación a círculos juveniles anarquistas en la Universidad de Santiago-.
En 1923, Neruda escribe El hondero entusiasta, que se publicará sin embargo diez años más tarde. El poeta narró las circunstancias de creación de la obra años después: «En 1923, tuve una curiosa experiencia. Había vuelto tarde a mi casa en Temuco. Era más de medianoche. Antes de acostarme, abrí las ventanas de mi cuarto. El cielo me deslumbró. Era una multitud pululante de estrellas. Vivía todo el cielo. La noche estaba recién lavada, y las estrellas antárticas se desplegaban sobre mi cabeza. Me agarró una embriaguez de estrellas, sentí un golpe celeste. Como poseído, corrí a mi mesa, y apenas tuve tiempo de escribir, como si recibiera un dictado. Al día siguiente, leí, lleno de gozo, mi poema nocturno. Es el primero de El hondero entusiasta... Me movía en una nueva forma como nadando en mis verdaderas aguas. Estaba enamorado y a El hondero... siguieron torrentes y ríos de versos amorosos...»(4).
En 1925 aparece en la Editorial Nascimento Tentativa de hombre infinito, que es la obra que cierra este conjunto de incitaciones poéticas que conforman la prehistoria nerudiana. En Tentativa aparece claramente diseñado un mundo propio y profundamente original que, en alguna medida, cumple el papel de génesis del lenguaje de las Residencias. La obra es un conjunto de fragmentos mediante los que el poeta nos entrega una parcela de su mundo de la infancia, de su naturaleza, junto a la conciencia de su enfrentamiento con el espacio y el tiempo.
La construcción poética inicial, con el desarrollo de los primeros mitos poéticos, se realiza al tiempo que la escritura del amor juvenil, intensificada en el momento esencial de su estancia en Santiago. En 1924, en junio, la editorial Nascimento de Santiago publica los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, libro escrito a lo largo de 1923 en su mayor parte, del que habían aparecido ya algunos poemas en la revista Claridad. Los Veinte poemas significan, sobre todo, un ejemplo para entender la fortuna literaria de Neruda, su conexión en 1924 con una sensibilidad adolescente y posromántica, una relación con el lector que el tiempo se habría de encargar de acrecentar.
En 1927 comienza la biografía consular del poeta. A través de ella, otra naturaleza, la de oriente, se pone ante sus ojos, para ser la base de una nueva experiencia poética. En 1927, es nombrado cónsul en Batavia (Java); en el 31, en Singapur. Son cuatro años que configuran una nueva construcción en el quehacer literario de Neruda, años de viajes, naturaleza, amores, y años, sobre todo, de definición de un mundo profundamente original que hace entrar al poeta en una dimensión diferente.
En abril de 1933, aparece en la editorial Nascimento de Santiago, con tirada de 100 ejemplares, Residencia en la tierra (1925-1931). Se trata de la primera Residencia en el momento en que ya se están componiendo los poemas de la segunda parte. Tras un regreso a Chile, en mayo de 1934, es nombrado cónsul en Barcelona. En el 35 es cónsul en Madrid y, en septiembre de ese año, Cruz y Raya publica en dos volúmenes Residencia en la tierra (1925-1935) con las dos partes que integran la obra. Un proceso de escritura se ha cumplido. Al final de él, la experiencia española catalizará la poesía de Neruda en el ámbito de la historia, generando la Tercera residencia, pero eso ya entronca con el devenir hacia la conciencia histórica. Aquí, en las dos Residencias, el poeta es testigo de la tierra, en la perspectiva ya citada de autorrepresentación. Aquí es fundamental la conciencia de la materia, descubierta como en una sorpresa, que determina ese mundo de destrucción y descomposición de la realidad que la crítica aisló hace mucho tiempo en esta obra.
La etapa consular en Asia concluye con un regreso a Chile, en 1932, donde el poeta vive unos meses de angustia económica y de hastío en un oscuro trabajo burocrático. En agosto de 1933 obtuvo un cargo consular en Buenos Aires, donde establece relación con varios escritores, entre ellos Oliverio Girondo, la chilena María Luisa Bombal, y Raúl González Tuñón. En octubre, conoce a Federico García Lorca y vive con él varios episodios, como una famosa conferencia al alimón en la que cada uno va alternando párrafos, narrada en Confieso que he vivido. En mayo de 1934 es nombrado cónsul en Barcelona, puesto que consigue permutar por el de Madrid con Gabriela Mistral al poco tiempo(5).
Entre 1934 y 1936, Pablo Neruda entra en contacto con el mundo cultural español de una manera nueva, como protagonista también a través de su vinculación con los hombres de la generación del 27, entre los que la admiración por Residencia en la Tierra es un denominador común. En 1935, en ediciones Plutarco de Madrid, se publica Homenaje a Pablo Neruda de los poetas españoles, donde el reconocimiento estético se aúna al agradecimiento por una humanidad entrañable: García Lorca, Alberti, Aleixandre y Miguel Hernández son una referencia permanente de encuentros, conversaciones, lecturas y proyectos. En Cruz y Raya de Bergamín, Neruda presenta una selección de poemas de Quevedo, Sonetos de la muerte, y otra de Villamediana. En septiembre, Cruz y Raya, en sus Ediciones del Árbol, publica Residencia en la Tierra (1925-1935).
La escritura de Tercera residencia comienza en 1934. Es un libro dividido en cinco partes en las que se reflejan perfectamente la evolución de la poética, su ruptura incluso, que desembocará en la apertura de un mundo histórico y profético a partir de aquí. Del ámbito de la angustia ante un mundo que se destruía, el poeta va a trasladarse a una comprensión de la historia, como unión de los hombres, como transformación de la sociedad, que genera una nueva creación, entendida por la crítica como conversión de Pablo Neruda a la dialéctica histórica, al marxismo. La base material de este cambio es su descubrimiento de la realidad española y su vivencia de la guerra, a cuya plasmación poética dedica España en el corazón, el cuarto apartado del libro.
A finales de 1943, en un viaje por los países de la Costa del Pacífico, por el Sur de América, Neruda visita Perú. El 22 de octubre está en Cuzco y, desde la ciudad andina, se dirige a Macchu Picchu, ascendiendo a las alturas de esa ciudad preincaica. El recorrido por las ruinas, la impresión del silencio, la abrumadora visión del valle y el río Urubamba, la resonancia histórica de aquel escenario, de la ciudad de piedra, de aquella naturaleza, provocan una sensación que el mismo Neruda ha narrado varias veces, como un extrañamiento de sí mismo reencontrándose de pronto como si sus propias manos hubieran elevado en el pasado alguna de aquellas piedras, reconociéndose entre los antiguos habitantes de la ciudad, sintiéndose, a partir de aquí, chileno, peruano, americano, capaz de asumir una nueva profesión de fe en su poesía.
El efecto estético de aquel conjunto de sensaciones tardará dos años en sedimentarse. Precisamente será en el momento de mayor tensión política, en 1945, senador y militante del partido comunista ya, cuando en el mes de septiembre escriba los doce cantos de Alturas de Macchu Picchu, momento central de la escritura del Canto y uno de los más altos ejemplos de la poética nerudiana.
La publicación del Canto general en México, en 1950, la biografía de Neruda en este año, convertido en exiliado y, de nuevo, en viajero por el mundo, cierran un período de la vida y la obra del poeta, un período en el que éste ha puesto en pie un universo literario, cuya coherencia evolutiva es también una contraseña para entender al hombre contemporáneo. La dialéctica entre la angustia como condición del ser, el amor como salvación entre fracasos y la historia como totalidad a transformar, la dialéctica por tanto entre la angustia, el amor y la historia, ha generado hasta aquí una poética coherente en cuyos títulos están con seguridad algunas de las lecciones más universales de la literatura del siglo XX.
A partir de aquí, el sistema del poeta, que ya ha alcanzado probablemente sus cotas más altas con Residencia en la tierra y Canto general, no hará otra cosa que desarrollarse, abriendo nuevos espacios, nuevos temas, nuevos enfoques, nuevos lenguajes incluso, pero procedentes, y explicables por tanto, en la tensión poética vivida y escrita hasta ahora. La producción poética entra en 1950 en una creación torrencial, inagotable, son más de treinta títulos poéticos escritos en poco más de veinte años de escritura que resta.
La escritura de la última parte del Canto general coincidía con la persecución y el exilio de 1949, cuando el poeta comienza una serie de viajes (Unión Soviética, México, India, etc.) motivados por su pertenencia al Consejo Mundial de la Paz. En 1951, entre otros lugares, el poeta recorre Italia, en medio de un reconocimiento clamoroso del mundo intelectual que se enfrenta además a la decisión del gobierno de expulsar a Neruda por sus actividades. Una batalla campal en la estación ferroviaria de Roma, entre la policía y centenares de intelectuales capitaneados por Alberto Moravia, Elsa Morante, Carlo Levi, Renato Guttuso, etc., restituye a Neruda el permiso de residencia, justo en el momento en el que era conducido a la frontera. Una invitación a Capri se convierte en varios meses de estancia en la isla en 1952 y en dos obras fundamentales: Las uvas y el viento, que aparecerá en 1954, y Los versos del capitán, publicado en Nápoles en 1952. Mientras Las uvas y el viento es un reencuentro personal y político con Europa, a través de la nueva conciencia militante del poeta, Los versos del capitán es un regreso a la poesía amorosa en el que la nueva experiencia del amor, Matilde Urrutia, polariza otra tonalidad de creación hasta el punto de hacer de este libro otro ejemplo máximo de la poética nerudiana.
A mediados de 1952 se anula en Chile la persecución al poeta, que regresa a su patria, llegando a Santiago el 12 de agosto. Neruda viaja a continuación a Temuco, en un reencuentro con sus raíces y su geografía. A partir de aquí otros viajes fuera de Chile serán frecuentes, pero cortos. Hay ahora una tendencia a vivir su tierra, a asentarse en ella, a buscar refugios en Valparaíso, Isla Negra, Santiago, adonde el poeta se encerrará con frecuencia entre recuerdos, creación y esa intimidad que ha alcanzado junto a Matilde.
A fines de 1952 comienza a escribir Odas elementales -algún poema sería anterior- que crean un ciclo en su poesía que dura hasta 1959. A este primer libro de odas siguen Nuevas odas elementales en 1956, Tercer libro de odas, en 1957, y Navegaciones y regresos en 1959. Se trata de un conjunto poético amplio y coherente con la actitud de cantar la materia elemental, que son personas, oficios, objetos, vegetaciones, animales, alimentos, flores, pájaros, árboles, etc., mediante una actitud descriptiva en la que lo elemental no es sólo la materia, sino también la lengua y la estructura de los poemas, que se desnudan y se simplifican, acortándose el verso, haciéndose más sencillo y natural el lenguaje.
El año 1957 marca una reflexión poética hacia la esfera de la intimidad. El resultado es Estravagario que se publicará en agosto del siguiente año, 1958, en un tiempo en el que además el poeta ha tenido que desplegar una gran actividad política en la campaña electoral recorriendo Chile y realizando múltiples actos políticos. Estravagario es el desarrollo poético de un ámbito personal que encontrará su textualización máxima en producciones como Memorial de Isla Negra (1964) o La barcarola (1969).
Esta nueva dimensión se explicaría por una concatenación biográfica en la que aparecerían los 50 años cumplidos en 1954, el divorcio con Delia del Carril y la normalización de la relación con Matilde Urrutia en 1955, y, sobre todo, el XX Congreso del PCUS, con la denuncia de los crímenes del estalinismo en 1956, provocando un debilitamiento de la fe comunista del poeta. Junto a todo esto, se manifiestan también en estos años los primeros problemas serios de salud.
Hacia 1969 comienza una etapa de escritura cuyos libros, en su mayor parte, aparecerán póstumamente. Es ese año de 1969 un momento de ineludible compromiso político: Neruda es designado por el Partido comunista candidato a la presidencia de la República. Trabaja incansablemente en actos públicos y en negociaciones para construir, con el Partido socialista, la Unidad Popular. Cuando se forma ésta, retira su candidatura y realiza una actividad intensa en la campaña para la elección de Salvador Allende. Con el triunfo de Unidad Popular es designado embajador en Francia. En 1971, el Premio Nobel de Literatura viene a plantear otro reconocimiento universal. En 1972, renuncia a la embajada por motivos de salud: el cáncer ya se ha manifestado. En 1973, en marzo, participa en la campaña electoral al Parlamento publicando Incitación al Nixonicidio y Alabanza de la revolución chilena. En mayo lanza un mensaje a los intelectuales del mundo denunciando el acoso interior y exterior que sufre el gobierno chileno. El golpe fascista del 11 de septiembre de ese año acaba con la democracia en Chile y con las esperanzas de Neruda, que cierra sus memorias con un homenaje a Salvador Allende, muerto en la defensa del orden constitucional. El poeta muere doce días después, el 23 de septiembre de 1973, en un hospital de Santiago de Chile. Sus casas de Valparaíso y Santiago son saqueadas y las bibliotecas y recuerdos quemados. Los golpistas chilenos inauguran con esas piras de libros su nuevo orden.
El 30 de septiembre se cumplen 55 años de la trágica muerte de James Dean. El legendario actor falleció a la temprana edad de 24 años en un accidente de tráfico mientras conducía un Porche Spyder en 1955, antes de finalizar el rodaje de la película 'Gigante'.
Dean nació el 8 de febrero de 1931 en Marion, Indiana. Tras la pérdida de su madre, cuando él era un niño, se trasladó a vivir con sus tíos a una granja de Fairmount, lugar en el que se encuentra un museo en su honor. Es allí, también, donde se encuentra enterrado James Dean, cuya tumba es visitada por miles de fans cada año.
Quizás durante su infancia, ligada a una estricta educación, desarrolló esa imagen reservada, pero a la vez rebelde, con la que es recordado. Al terminar sus estudios en el instituto se fue a Los Ángeles, donde participó en algunos talleres de teatro y anuncios en televisión. En 1951 se marchó a Nueva York. Allí se ganó la vida trabajando en la cocina de un restaurante y participó en algunas películas con papeles de poca relevancia.
La felicidad que sentía en esos momentos se ve reflejada en una carta que envió a su familia en la que decía: "Soy miembro del Actors Studio, la más grande escuela de teatro del mundo, lo mejor que le puede pasar a un actor. Yo soy uno de los más jóvenes y me siento libre y feliz. Si esto sigue así, creo que algún día podré hacer algo importante en este mundo".
Películas que crearon un mito
El éxito no tardaría en llegar a la vida de James Dean. Su primer papel protagonista fue en el filme 'Al este del Edén'. También participó en algunas series televisivas, pero su verdadero salto a la fama fue con la película 'Rebelde sin causa', que interpretó junto a Natalie Wood. De esta forma, y gracias a su seductora imagen, se hizo rápidamente con un merecido hueco en Hollywood y desarrolló una corta pero intensa carrera que le convirtió en una leyenda del cine.
Tras estas dos películas llegaría otro de sus éxitos: 'Gigante', que protagonizó junto a Liz Taylor y Rock Hudson. Es fácil recordar a James Dean en este filme con su gorro y el cigarrillo en la boca. Pero la muerte le sorprendió antes de terminar de rodarla.
Su última carrera
"Sueña como si vivieras para siempre, vive como si murieras mañana". Eso era lo que solía decir James Dean, y siguió este lema hasta el final de su vida. Era aficionado a la velocidad y a las carreras de coches. Precisamente se dirigía a una carrera en California cuando murió en un accidente mientras conducía su Porche Spyder, que compró dos semanas antes del trágico suceso. Su coche chocó contra otro a más de 100 kilómetros por hora.
Antes de morir dijo: "Para mí, el único triunfo es dejar una huella que te haga inmortal". Y no fue para menos. Hoy, once lustros después de su muerte, James Dean sigue presente en la mente de todos como el eterno rebelde.
Nacida en alemania, encarnaba a mujeres típicamente francesas. Se le daban especialmente bien las prostitutas y chicas de clase baja. Cuidaba cada gesto de personajes supervivientes de los golpes de la vida. Simone Signoret actuó hasta su muerte, pero también destacó como escritora, activista y defensora de los derechos humanos.
Henriette Charlotte Simone Kaminker vino al mundo el 25 de marzo de 1921, en Wiesbaden (Alemania), hija de padre judío. La familia regresó a Francia. Durante la ocupación alemana de la II Guerra Mundial, Simone empieza a frecuentar el café de Flore, en St. Germain-des-prés. "La persona que soy nació en ese café, en 1941", llegó a decir la actriz. Allí se unió a un grupo de intelectuales que formaron el Grupo de octubre, de carácter radical, con escritores y artistas como el director Yves Allegret, que se convertiría en su primer marido, y padre de Catherine, su única hija. Éste realizador le animó a trabajar como actriz, pero Simone tuvo que cambiar Kaminker por Signoret, apellido de soltera de su madre, para que las autoridades de la ocupación le permitieran trabajar sin sospechar de su origen judío.
Al acabar la contienda, Simone se convirtió en una estrella protagonizando Dédée Dynvers, dirigida por Allegret en 1947, en la que encarnaba a una prostituta que encuentra el verdadero amor, pero a la que no permiten dejar el submundo del crimen. Años después, interpretaría un papel parecido en la legendaria París, bajos fondos, la obra maestra en la que Jacques Becker describe la parte más humilde de la Francia del XIX. Basada en un hecho real, Signoret aparece más atractiva que nunca, con una encantadora melena rubia que da título al film, Casque D'Or (Casco de oro) en el original. Antes de esta interpretación, Simone Signoret había realizado otro de sus mejores trabajos en la originalísima La Ronda, de Max Ophüls. Signoret brillaba como nunca en el rol de Leocadia, la prostituta que seduce al soldado.
En diciembre de 1951, la actriz, que se había divorciado, se unió al mítico actor Yves Montand, que le acompañaría hasta la muerte de ella fuera de la pantalla, pero también dentro, en títulos como Las brujas de Salem, ¿Arde París?, Policía Phyton 357, Los raíles del crimen y La confesión. Dio mucho que hablar el romance extraconyugal que Montand protagonizó con la explosiva Marilyn Monroe, su compañera de reparto en El multimillonario. Pero Signoret dio muestra de su estilo, sufriendo en silencio. "Si Marilyn se ha enamorado de mi marido, eso demuestra que tiene buen gusto", declaró la actriz. A pesar de esta trágica situación, Signoret siguió triunfando con títulos como Teresa Raquin, y sobre todo con Las diabólicas, donde interpretaba a una maestra maquinadora que llevaba a cabo una macabra venganza contra el director de la escuela, tras incontables humillaciones. Este clásico del cine de intriga de Henri-Georges Clouzot la hizo famosa a nivel internacional. Su mayor éxito fue Un lugar en la cumbre, de Jack Clayton, por la que obtuvo el Oscar a la mejor actriz. Posteriormente volvería a ser nominada por El barco de los locos, de Stanley Kramer. Siguió interpretando papeles variados hasta 1982, cuando se retiró del cine, aquejada de cáncer de páncreas. Como consecuencia de esta enfermedad, Simone Signoret falleció el 30 de septiembre de 1985, en su residencia de Auteuil-Anthovillet.