En las noches con luna cuando abunda la hambruna una loba me aúlla aúlla sedienta de deseos aúlla hambrienta de besos está ávida de sexo.
La loba está en celo. Parece que padece desvelo. La loba tiene muchos celos. No encuentra consuelo. Yo soy el manso cordero el que dentro de su boca muero.
La noche gélida me quema con su inmensidad suprema, los dos, bajo millones de estrellas, pero presiento que hallaré problemas, La loba me lleva a su guarida y el miedo de mí se apodera y no puedo comenzar la huida.
Ya puedo sentir su aliento muy cercano a mi indefenso cuello pero yo solo seré su alimento. Su agudo aullido me llama cual canto de una sirena pero solo seré su cena y luego... nada.
Mientras lentamente me desangro con sus colmillos me sigue devorando utilizando su instintivo olfato, salvaje, y al mismo tiempo hermosa pero a zarpazos mi carne destroza ella es suave como una mariposa que en mi capullo se posa.
Ya se huele mi sangre derramada que atraerá a otras hembras de su especie pero la muy hambrienta no dejó nada no hubo nada que ella desprecie. Mi alma ha quedado devastada, Mi inocencia ha sido robada.