“El problema de la naturaleza es que es gratuita” (Hélene Leriche)
La biodiversidad está bajo los reflectores de la escena. Basándose en los irreversibles atentados realizados al mundo viviente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha declarado al año 2010 “año de la biodiversidad”. La batalla mediática está llegando a la cima. Punto clave: la Convención sobre la biodiversidad, surgida de la Cumbre de la Tierra de Río en 1992, reunirá en octubre en Nagoya (Japón) a los 193 estados firmantes del tratado. Esta Décima Conferencia de las Partes (COP 10) (1) se llevará a cabo en la sede del Keidaren, el poderoso gremio patronal japonés. Para este acontecimiento que han respaldado ampliamente, se espera una gran cantidad de cabilderos de negocios. En la mesa de negociaciones de Nagoya, las apuestas serán tan descomunales como ocultas. Con el pretexto de la preservación de la biodiversidad se está preparando un cuadro completo de la estructura y de los fines de la convención. Pequeña historia de una formidable impostura.
La noción de biodiversidad no se limita ya en la actualidad a “la diversidad de los seres vivos y a sus características genéticas” En perfecto paralelismo con los servicios ambientales de la OMC (Organización Mundial de Comercio) establecidos en el Acuerdo General sobre la comercialización de servicios (AGCS) (2) se hace extensivo a “todo material” susceptible de ser valorizado. Incluye no solamente las plantas, los bosques, la captación y filtrado de agua, los conocimientos tradicionales, las culturas, la “sensibilidad” de lo público, etc.
Detrás de los bastidores de la Convención, numerosos organismos públicos y privados, de los diferentes Estados se afanan desde hace un decenio: la ONU y sus organismos satélites, la Unión europea y en especial Francia y Alemania, los EEUU, Australia, Canadá, etc. Apoyándose en pensadores neoliberales, decretan junto a Pavan Sukhdev que la única solución es ofrecer “un argumento económico exhaustivo e irrefutable para la conservación de los ecosistemas y de la biodiversidad”. Este responsable de los negocios internacionales del Deutsche Bank en Bombay es también el fundador de un programa de “compatibilidad ambiental” en la India. Las finanzas se proponen salvar al planeta.
Pero el problema es dar un valor de mercado a millones de especies y de moléculas diferentes. Para resolver el problema, la evaluación de la biodiversidad no contempla ya a las especies sino sobre todo “los servicios económicos”, desde la polinización hasta la filtración del agua, proporcionados al hombre por la totalidad de los ecosistemas (bosques, humedales, praderas, arrecifes coralinos…). Servicios cuyo valor estimado según el profesor usamericano Robert Constanza (3) en 33.000 millones de dólares en 1997, es decir el doble del valor mundial del producto bruto ese año.
Caja de útiles planetaria
Para adjudicar un valor a los ecosistemas, entre 2001 y 2005 la ONU elaboró el llamado Millenium Ecosystem Assessment (MEA) (4). Deberá estar declinado a escala francesa antes de fin de año. El documento identifica cuatro servicios clasificados en cuatro categorías, Estas categorías se han verificado con una completa cartografía que provee las bases sobre datos geográficos transmitidos por los satélites. (5) El conjunto permite conocer el estado de los suelos, de los subsuelos, los yacimientos de recursos naturales, los recursos marinos, etc. Con el pretexto de establecer zonas de protección de la biodiversidad, las famosas tramas verdes o azules: el globo terrestre ha sido así escrutado y transformado en partes comerciales.
Pero el celo econométrico no se acaba allí. Desde 2007, el TEEB (The economics of Ecosystems and Biodiversity) elaborado siempre bajo la dirección del banquero Pavan Sukhdev, un sistema complejo para calcular el valor monetario de cada uno de los “servicios ecosistémicos” (¡sic!), discreción obliga, las conclusiones de estas construcciones matemáticas-financieras no serán presentadas en Nagoya en 2010.
Sin esperar a la Conferencia de Nagoya, se realizó el 13 de julio pasado en Londres un primer simposio dedicado al mundo de los negocios, llamado “el negocio de la biodiversidad”. Julia Marton Lefevre, directora de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) presentó el estudio “TEEB para los negocios” para hacer un llamado a las transnacionales. El informe promete a las empresas cerca de 1,1 billón de dólares de ganancias suplementarias en 2050 gracias a los servicios ecosistémicos (6). Entre quienes participaron en el simposio podemos señalar a William evison, de Price Waterhouse Coopers, Mikkel Kallesoe, del World Busines Council para el Desarrollo Sustentable que agrupa a multinacionales tan notoriamente ecológicas como Dow Chemical.
Poder offshore, elegidos fuera de la tierra
Queda por poner en funcionamiento el sistema que va a organizar y a controlar ese mercado. En mayo de 2010 en Nairobi "un grupo de trabajo especial integrado sin limitaciones” de la CDB propuso la creación de una plataforma científica-política para aplicar un plan estratégico, declarando sin embargo que “era prematuro discutirlo”. En junio de 2010 en Corea, los representantes de 90 Estados aprueban esta propuesta: la Plataforma intergubernamental científica-política de los servicios de la biodiversidad y los ecosistemas (IPBES) queda lanzada. El G8 reunido en Canadá se hace eco y aplaude su creación. Deberá ser confirmada en Nueva York, en setiembre en ocasión de la 65 Asamblea General de la ONU. La IPBES reunirá a representantes de los Estados pero también a expertos, empresarios y financistas. Dicha plataforma será la encargada de proveer experiencia científica en materia de biodiversidad. Pero contrariamente al GIEC (8), del que pretende ser la réplica para la biodiversidad, tendrá también un mandato político. Con fuerte respaldo de la ONU, el IPBES (7) será investido en Nagoya de poderes supranacionales. Controlará la aplicación de la convención sobre diversidad biológica (CDB) con sus objetivos originarios completamente cambiados. El plan estratégico que se aplicará en Nagoya será válido hasta 2020. En cuanto a los instrumentos para ponerlo en marcha el mundo de los negocios tendrá carta blanca, “El interés y las capacidades del sector privado (…) sobre la utilización sustentable de la biodiversidad y de los servicios de los ecosistemas como fuente de futuras operaciones comerciales y como condición de nuevas posibilidades comerciales y de otras salidas (…)" ha sido saludada ad nauseum por un grupo de trabajo preparatorio de la Décima Conferencia de la CDB (9)
Los bancos al principio de todo
Lo que realmente interesa a los banqueros y a los fondos de inversión es la evidencia de poder transformar la biodiversidad en dinero.
Sistemas compensatorios, como los del “Pago y compensación de servicios ambientales” (PSE) están ya en vigor. Practicados desde hace decenios, es un sistema que se resume así: los ecosistemas proveen servicios esenciales para el bienestar humano, ¿por qué no pagarlos? Para los países del Sur la FAO ha propuesto una convención tipo PSE. Instiga por ejemplo a los agricultores a dejar de cultivar sobre rozado o practicar el “ecobuage”… “De todos modos el PSE no se aplica a las multinacionaes, especialmente a las que destruyen las selvas para plantar palmera aceitera. No obliga más que a los pequeños productores poniendo fin a sus derechos de uso” reconoce Alain Karsenty, del CIRAD (10). A cambio de una compensación arbitraria a los campesinos del sur sólo les quedará comprar los abonos y los pesticidas…
Existen también las “reservas de activos naturales” (RAN) que la filial biodiversidad de la Caja de Depósitos (CDD) ha comenzado a crear comprando terrenos que vuelve a su estado natural, como ha hecho ya con la llanura de Crau. Pero además la filial administra espacios de compensación durante 30 a 50 años por cuenta de un urbanista (ejemplo la autopista A 65). Para administrar estos contratos los bancos de compensación entran en juego. “Existen ya en los EEUU en las zonas húmedas” ha explicado Capucine Chamoux de la embajada usamericana en Paris, durante una conferencia del ICREI que tuvo lugar en Aix-en-Provence en junio pasado. Una sociedad privada financia, a través de un crédito bancario, la restauración de un humedal “quién ofrece la prestación al más bajo precio gana el negocio de la gestión”.
El agujero negro de la finanza
Todos saben que los bancos de compensación, como Clearstream, no están regulados. Sus actividades se basan en contratos a término que inmediatamente transfieren a las cámaras de compensación encargadas de verificar la transacción. Su funcionamiento es tan oscuro que en 2008, fueron clasificadas como el “agujero negro de las finanzas” ¿Cómo es posible imaginar que van a proteger la biodiversidad y los ecosistemas?
Según Sarah Hernandez, economista ambiental, la compensación financiera tiene todas las posibilidades de convertirse en una licencia de destrucción de la naturaleza (11). El único interés es el de los bancos. Serán habilitados para transformar a los territorios en activos financieros y esto no es pura imaginación. ¿No sugirió acaso Alemania en marzo último que Grecia “ofrezca sus islas” para pagar su deuda (12)? Gracias a las reservas de activos naturales, los bancos tendrán grandes oportunidades de especular.
Esta preeminencia acordada de los fondos especulativos en el manejo global de los ecosistemas del planeta, aunque absolutamente escandalosa, no es sorprendente. La riqueza y el poder cambiaron de manos en el 2007 en los EEUU. Avanzando por primera vez los dueños de las empresas industriales y tecnológicas llegaron a la cabeza que antes detentaban los responsables de los fondos especulativos y privados, de las fortunas publicadas por la revista Forbes (13). Y están empeñados en conservar el primer lugar. El corazón del capitalismo financiero se apresta a dar un nuevo paso: dar créditos sobre nuestras reservas de activos naturales. Luego de haber infiltrado en el sistema económico inversiones corruptas, sólo les basta ahora a los bancos arruinar la tierra.
Despojamiento generalizado
En nombre de la biodiversidad esta nueva gobernanza afectara por decenios el status y el destino de todos los recursos naturales. La OMC no se ha equivocado. Su informe sobre el comercio mundial 2010 publicado a finales de julio se titula “Comercio de los recursos naturales”. Su director Pascal Lamy se felicitaba en un comunicado del 27 de julio de 2010 porque “las cosas” iban a moverse en octubre. ¿Moverse para quién y en qué sentido? Esta financiarización de la naturaleza va a sustraer a las comunidades locales y a las soberanías nacionales el uso de sus recursos y de sus territorios. “No se puede proteger la biodiversidad sin alterar el derecho de propiedad”, afirmaba Patrick Hubert, ex consejero de Estado que dirigió varios gabinetes ministeriales, el de Dominique Perben entre otros.
Esta nueva gestión implica la transformación del derecho de propiedad, de la propiedad individual ciertamente, pero también la propiedad del Estado y de las comunidades, las propiedades colectivas en África y en el hemisferio Sur en general. En verdad la erosión genética, la degradación de los ecosistemas y el agotamiento de los recursos llegan a proporciones alarmantes. Pero la solución propuesta por los tecnócratas y los financistas en Nagoya va contra el sentido de la preservación de la naturaleza. ¿Lograrán imponerla? El alerta sobre los desvíos de Nagoya ha sido lanzado y comienza a repercutir en todo el planeta (13).
NOTAS
1) www.cbd.int/cop10
2) El Acuerdo General sobre comercio de servicios conforma el anexo 1B del Acuerdo de Marruecos Cf. http://www.marianne2.fr/Le-complot-de-l-OMC-contre-les-services-publics_a123832.html fr.wikipedia.org/.../Acuerdo general_sobre_el_comercio_de_ servicios fr.wikipedia.org/.../Organizacion mundial del comercio
3) Robert Costanza: “The value of the world’s ecosystem services and natural capital» Nature n°387, 1997, p.253 à 260. www.nature.com/nature/journal/v387/n6630/abs/387253a0.html
4) Evaluación de los ecosistemas para el milenio. www.millenniumassessment.org/fr/History.aspx
5) La base de datos Corine Land Cover cubre ya 38 países europeos fr.wikipedia.org/wiki/Corine_Land_Cover
6) Sitio del TEEB www.ecosystemmarketplace.com - Rapport du « TEEB for business » : www.teebweb.org/LinkClick.aspx?fileticket=ubcryE0OUbw%3d&tabid=1021&language=en-US
7) Plataforma intergubernamental sobre la ciencia y la política de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. http://ipbes.net/
8) Grupo intergubernamental de expertos sobre la evolución del clima fr.wikipedia.org/.../Groupe_d'experts_intergouvernemental_sur_l'évolution_ du_climat
9) Conferencia de las Partes en la Convención sobre diversidad biológica Decima reunión Nagoya, Japón 18 al 29 de octubre de 2010. Punto del Orden del Día. Informe del “grupo de trabajo especial de conformación no limitada” de la aplicación de la convención sobre los trabajos de su tercera reunión. http://www.cbd.int/cop10/info/
10) Alain Karsenty, investigador del CIRAD, consultor de varias organizaciones internacionales, el Banco Mundial entre otros. Intervino en ocasión de la 8° conferencia internacional del ICREI que tuvo lugar en Aix-en Provence entre el 17 y el 19 de julio de 2010. Fundador del ICREI (Centro internacional de investigaciones sobre el ambiente) actualmente presidido por Max Falque: www.icrei.org
11) Quinto Coloquio sobre “reparación de atentados al ambiente” organizado por la Corte de Casación el 24 de mayo de 2007
12) Expansion.com y AFP del 4 de marzo de 2010 www.lexpansion.com/.../pour-se-desendetter-la-grece-n-a-qu-a-vendre-ses- iles_228033.html
13) Big Bodies vs the Biosphere. Confronting the global corporate hijack of Nagoya’s COP10 » www.truth-out.org/big-bodies-vs-biosphere56561?print
Agnes Bertrand y Françoise Degert
Liberation
Agnes Bertrand es coautora de “OMC, el poder invisible”, Fayard 2002, y Francoise Degert es periodista.