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Inolvidables: Vittorio de Sica
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 15/11/2010 06:22
 
 Vittorio de Sica

Sora, Frosinone, 1901 - Neuilly, Francia, 1974)

Vittorio De Sica nació en Sora (Frosinone) el 7 de julio de 1901 en el seno de una familia de la pequeña burguesía, pero pasó su infancia en Nápoles, donde siendo todavía muy joven empezó a interpretar algunos papeles: así, en 1918 debutó en el cine con un papel secundario en "El proceso Clemenceau (Il processo Clemenceau)" de Bencivenga. Luego, rodó otras películas en las que se mostraba tal como era para dar vida al personaje de un joven divertido y despreocupado: el gran éxito de público sólo lo logró en 1932 como protagonista de "¡Que sinvergüenzas son los hombres! (Gli uomini che mascalzoni!)" de Mario Camerini.
Su carrera de divo se consolidó con películas de valor desigual entre las que cabe recordar "Darò un milione" (1935),
"Il signor Max" (1937) y "Grandes almacenes (I grandi magazzini)" (1939), dirigidas por Mario Camerini. En 1940, debutó como director con "Rosas escarlatas (Rose scarlatte)", adaptación de un texto teatral de gran éxito.
Tras rodar algunas simpáticas comedias, cambió de género con el intenso "Los niños nos miran (I bambini ci guardano)" (1943), que anunciaba la legendaria época del Neorrealismo y marcó el inicio de la afortunada colaboración con
Cesare Zavattini: de dicha época son "El limpiabotas (Sciusciá)" (1946) y "Ladrón de bicicletas (Ladri di biciclette)" (1948), que le valieron el Oscar dedicado a las películas de habla no inglesa y entraron a formar parte de la historia del cine mundial.
"Milagro en Milán (Miracolo a Milano)" (1951) y "
Umberto D." (1952) consagraron la maestría de De Sica culminando su obra. Luego, acabó dirigiendo películas puramente comerciales o caracterizadas por un intimismo esquemático, y sólo en contadas ocasiones logró mostrar el talento de antaño. De esos años, cabe citar "El oro de Nápoles (L'oro di Napoli)" (1954), " Dos mujeres (La ciociara)" (1960), "Ieri, oggi e domani" (1963) y "El jardin de los Finzi Contini (Il giardino dei Finzi  Contini)" (1970), dos películas con las que ganó de nuevo el Oscar.
Como actor, destacan el famoso díptico iniciado con "
Pan, amor y fantasía (Pane, amore e fantasia)" (1953) de Comencini y la inolvidable interpretación en "El general de la Rovere (Il generale della Rovere)" (1959) de Rossellini.
Tras una operación en los pulmones, murió en Neuilly (Francia) el 13 de noviembre de 1974.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 15/11/2010 06:24

El anecdotario heroico antifascista parece no tiene límites en la hemeroteca. De vez en cuando reaparecen pequeñas joyas del altruismo que ayudan a prestigiar la condición humana tan satanizada por el holocausto. El célebre actor y director del neorrealismo italianoVittorio De Sica, salvó la vida a más de 300 judíos, cobijándolos como falsos extras de rodaje bajo la inmunidad y extraterritorialidad de una basílica cristiana y durante la filmación de su olvidada película “La Puerta del Cielo“. Caso único en la historia del cine mundial.

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Dos versiones del cartel de la película. La española y la original.

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Durante el verano romano de 1943 se fraguó este proyecto cinematográfico, salvoconducto para la libertad de cientos de extras y falsos técnicos de rodaje. La película nació como un acuerdo entre la Santa Sede y el director italiano; compinchados en la ‘bacanal filantrópica’ y diseñando meticulosamente los escenarios, localizaciones y tiempos de rodaje para conseguir refugiar y amparar a los perseguidos por los nazis y su Gestapo. No fue un plan de rescate improvisado, el propio Papa Pío XII supervisó y financió el proyecto, a través del Centro Católico Cinematográfico y obligó a dilatar el rodaje lo máximo posible para esperar la llegada de los aliados a Roma y así poder liberarlos. El rodaje se convirtió en un campamento encubierto de judíos refugiados a la espera de su redención.

La película relata las peripecias de un grupo de peregrinos enfermos en su viaje en tren al santuario de Nuestra señora de Loreto, en busca de su personal ‘milagro virginal’. Protagonizada por la actriz española María Mercader y con guión a cargo del propio De Sica y de los italianos Cesare Zavattini y Diego Fabbri. Las localizaciones fueron acuerdos del director con el prelado de la Santa Sede, el por entonces joven Giovanni Montini; más tarde rebautizado mundialmente como papa Pablo VI. El presupuesto fue de unos 40.000 dólares de la época -la mayoría destinados a la manutención completa del amplio equipo- y una vez finalizado el ‘estirado’ rodaje el propio Papa Pío XII decidió paralizar su distribución porque le pareció irrespetuoso que se les concediera el milagro a casi todos los integrantes de aquel tren, antes incluso de llegar a Loreto. Por ello sólo se conservan en la actualidad tres negativos -latas- de 16mm de la película. Dos enterradas en los archivos Vaticanos y otra en manos del heredero del director, su hijo Christian De Sica.

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Uno de los escasos fotogramas disponibles de la película de De Sica,”La Puerta del Cielo”. Fuente

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El principal e intencionado escenario de la película -además del falso tren- y por sus grandes espacios y jardines privados, fue la 
Basílica de San Pablo Extramuros. Una de las cuatro iglesias pontificias de Roma. Con convenio de extraterritorialidad y, por lo tanto, paraíso de la dispensa y prerrogativa eclesial. Ya saben: si un pistolero o violador se cobija dentro de un templo, un extraño y etéreo escudo de protección invisible -heredero del mismísimo secreto confesional- protege los límites de la casa de Dios para cobijar el seguro perdón cristiano -¿Es así? -No lo sé, pero esta vez los buenos estaban dentro.

Contaba De Sica que, siguiendo la tradición del cine italiano, todo aquel invitado que mirase a través de la cámara debía pagarse unas rondas al equipo de rodaje de guardia. Un día cualquiera, y con la visita del futuro Papa Pablo VI, éste pidió encuadrar unos planos y nadie se atrevió a demandarle la tradición. Al final fue el propio director quién le obligó a pagarse una ronda de 38 capuccinos con bollería fresca.

El rodaje comenzó en verano de 1943 y se extendió hasta el de 1944. Los refugiados vivían y pernoctaban escondidos -con nombres falsos- dentro de los jardines de la basílica. Los excesivos gastos en las dietas se compensaban robando algunos equipos y acumuladores eléctricos a los Ferrocarriles del Estado. Por aquel entonces los alemanes ocupaban ya Roma en su totalidad, y las tropas aliadas avanzaban muy despacio desde el sur de Italia. La incertidumbre de la liberación hacía imposible preveer la finalización de los trabajos y aumentaba las sospechas de los mandos fascistas que controlaban las actividades vaticanas. Mucho miedo.

El propio De Sica era un afortunado. El mismísimo Goebbels le llamó durante el otoño de 1943 para encargarle: “…la refundación del nuevo cine italiano fascista” en la ocupada Venecia. Pero su contrato con el Vaticano le obligó a permanecer en Roma y salvarse de la revelación de su escondida filiación antifascista.

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Patio central de la Basílica se San Pablo (Extramuros). Campamento de los refugiados. Tour virtual

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La noche del 3 de febrero de 1944, una incursión en la basílica de las ‘hordas fascistas’ -capitaneadas por el teniente Pedro Koch- y por descuido de producción, acabó con la detención de más de 60 judíos sospechosos, directamente deportados a los campos de concentración de infausto destino. Llegaban los peores meses para “..la fortaleza bajo asedio” (según el propio De Sica), de absoluto secretismo, con muchos extras enfermos y moribundos atrapados en la basílica y con los fondos casi agotados.

El 5 de junio de 1944 se produjo la liberación de Roma por las tropas anglosajonas y con ello la apertura de las puertas de la Basílica. La película se montó, a duras penas, antes de su autocensura Papal. Y Vittorio de Sica se consagró con sus dos siguientes películas, como el mejor narrador de la Roma arrasada por el fascismo y máximo representante del nuevo movimiento ‘neorrealista’, tan admirado en el resto del mundo como ignorado en su país natal.



 
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