Una tarde de marzo nos retiene tras la puerta dulce de los besos, cuando apenas la primavera se asoma y tu mano pone voz a mis silencios. Quiero decirte los versos que me callo quiero escribirte la historia imposible
de los miedos, quiero besarte quiero escaparme contigo y no puedo. Quiero cerrar la puerta y encontrarte olvidarme de quién soy y ser de nuevo, envolverme en ese mágico instante en que parece tan posible, el sueño.