(Allahabad, 1917-Nueva Delhi, 1984) Estadista india. Hija única de Jawaharlal Nehru, primer presidente de la India independiente, estudió en las universidades de Visva-Bharati y de Oxford. En 1938 ingresó en el Partido del Congreso y durante los siguientes años participó activamente en la lucha por la independencia, en la que colaboró con Gandhi.
En 1959 fue elegida presidenta del partido y en 1964, el primer ministro Shastri, que había sucedido a Nehru, la nombró ministra de Información y Radiodifusión, cargo que ocupó hasta 1973. Sin embargo, la prematura muerte de Shastri, acaecida en 1966, la impulsó hacia la secretaría general del Partido del Congreso y, por extensión, al puesto de primera ministra.
Su actuación en el desempeño del cargo, para el que fue sucesivamente reelegida hasta 1977, se caracterizó por su política progresista, lo cual provocó serias disputas en el seno de su propio partido, y por una clara voluntad de potenciar los vínculos entre los países no alineados. Aceptó, no obstante, la ayuda soviética durante el conflicto armado que enfrentó a la India y Pakistán y facilitó la posterior creación de Bangladesh.
En 1975, la creciente oposición hizo tambalear su permanencia en el cargo y optó por declarar el estado de emergencia y suprimir las libertades individuales. Ello, unido a una serie de medidas que no contaron con el favor de la población, contribuyó a su derrota en las elecciones de 1977. En 1980 recuperó el poder tras obtener el triunfo en las elecciones, a las que se presentó con el Nuevo Congreso, partido que había creado poco tiempo antes, tras la escisión del Partido del Congreso.
En junio de 1984, en un intento de acabar con el terrorismo sij, ordenó el ataque a un templo sij en el que murieron cerca de 450 personas. Pocos meses después de estos hechos fue asesinada por dos miembros de su guardia personal, de origen sij y vinculados a un grupo terrorista de dicha etnia.
(Mazatlán, Sinaloa, 1917 - Mérida, Yucatán, 1957) Actor cinematográfico y cantante mexicano. A edad muy temprana se trasladó con su familia a Guamúchil, donde adquirió algunas nociones de música y fue en sus primeros años aprendiz de carpintero. Fue también miembro de un conjunto musical que actuaba en la localidad de Guasave.
En 1939, una emisora de radio local, la XEB, permitió a Pedro Infante iniciar modestamente su carrera como cantante hasta que, en 1943, consiguió grabar su primer disco, Mañana, cuyo relativo éxito fue el primero de su brillante carrera y supuso que su nombre comenzara a ser conocido por el gran público.
Intérprete especializado en el género de las "rancheras", Pedro Infante llegó a grabar más de trescientas canciones que siguen gozando de gran popularidad en toda Latinoamérica, donde su muerte, en un accidente de aviación acaecido en las proximidades de Mérida, Yucatán, en 1957, provocó un dolor y una estupefacción semejantes a los que rodearon la desaparición de los míticos Rodolfo Valentino y Carlos Gardel.
Pedro Infante inició su carrera de actor en un papel perfectamente irrelevante, aunque vinculado, como es lógico, a la actividad musical que comenzaba ya a hacerle famoso: fue contratado para reforzar, en la película La feria de las flores (1943), la voz del protagonista Antonio Badú en la melodía que dio título a la producción. La naturalidad, verismo y simpatía que impregnaban su trabajo de actor le supusieron un éxito inmediato, razón por la que comenzaron a lloverle las ofertas. Infante se convirtió así, muy pronto, en el galán y cantante favorito del cine nacional.
Su interpretación de papeles en los que encarnaba personajes de charro -hombre del campo, muy diestro en el manejo del caballo que viste un traje especial compuesto de pantalones ajustados y chaquetilla, acompañado del característico sombrero ancho, de copa puntiaguda-, varoniles y mujeriegos, así como su ejemplar personificación de las gentes humildes, siempre sencillas pero llenas de valor, a la vez que sentimentales y nobles, le valieron la aceptación del gran público, que lo convirtió en el símbolo por antonomasia de la mexicanidad.
La comedia Jesusita en Chihuahua, producida en 1942, constituyó una nueva revelación del talento interpretativo de Pedro Infante que, con naturalidad y verismo, personificaba a Valentín Terrazas, valiente sinvergüenza que se juega la vida por la mujer a la que desea y que termina por enloquecerlo de amor.
En La razón de la culpa, también de 1942, representó por única vez en su carrera el papel de "gachupín" (mote despectivo que los criollos mexicanos aplicaban desde el siglo XVII al español que emigraba y se establecía en México, y que, por su condición de metropolitano, gozaba de mercedes y cargos de los que la Corona excluía a los criollos; el sobrenombre continuó usándose después de la Independencia para referirse a los emigrados económicos españoles en la otra orilla del Atlántico), con resultados que dejaban bastante que desear. De 1943 es la filmación Arriba las mujeres, comedia ligera perfectamente obviable.
En el mismo año 1943, ya como protagonista y en una verdadera maratón cinematográfica, intervino en otras cuatro películas: Cuando habla el corazón, La Ametralladora, Mexicanos al grito de guerra, titulada también Historia del Himno Nacional (drama patriótico que hubo de vencer ciertas dificultades para ser exhibido) y Viva mi desgracia, comedia ranchera que gira en torno a un brebaje denominado "Animosa", capaz de transformar al tímido Infante en un bravucón desvergonzado, y que parece un reconocimiento del papel catártico que se atribuye al alcohol en buena parte de las producciones de cierto cine mexicano.
Pedro Infante en Ustedes los ricos (1948)
Una de sus creaciones más representativas es su actuación en Escándalo de estrellas (1944), comedia caricaturesca, caótica y dislocada, en la que se realizan sangrientas parodias del mundo de Hollywood cuyas estrellas, entre otras la célebre actriz Verónica Lake, sirven de blanco para las burlas de los guionistas, tal vez en una suerte de inconsciente venganza por el tratamiento que La Meca del cine reservó, tantas y tantas veces, a los actores mexicanos. Como dato curioso cabe destacar que el celebrado "gag" de la lectura de un texto muy largo, a cargo del propio Infante, fue copiado dieciséis años más tarde por el genial cómico Jerry Lewis en Cinderello (Érase una vez un ceniciento), de Frank Tashlin.
La biografía de Pedro Infante puede resumirse a partir de entonces en una serie ininterrumpida de películas ya como protagonista absoluto, que fueron creadas para el único lucimiento personal de Pedro Infante y puestas al servicio de sus dotes musicales. Vale la pena mencionar, aunque sea tan sólo a título indicativo, Cuando lloran los valientes (1945), cuyo título parece un resumen de su personaje arquetípico; Soy charro de Rancho Grande y Nosotros los pobres, ambas estrenadas en 1947, y en las que Infante renueva su interpretación del emblemático personaje mexicano; Los tres huastecos y Ustedes los ricos, ambas de 1948; El gavilán pollero (1950).
En 1951, siguiendo con su infernal ritmo de trabajo, interpretó A toda máquina, Ahí viene Martín Corona y El enamorado, a las que siguieron, en 1952, Dos tipos de cuidado y Pepe el Toro; dos películas más: Escuela de vagabundos y El mil amores, en 1954; El inocente, en 1955, y Tizoc y Escuela de rateros, en 1956. Aquel mismo año, 1956, obtuvo el Premio Ariel a la mejor actuación masculina por el drama (uno de los pocos que interpretó en su fugaz pero intensa carrera) La vida no vale nada. Tras su muerte, fue distinguida su participación en Tizoc con el Oso de Plata del Festival de Berlín (1957) y el Globo de Oro de Hollywood (1958).
(Liev Nikoláievich Tolstói; Yasnaia Poliana, 1828 - Astapovo, 1910) Escritor y ruso. Hijo del noble propietario y de la acaudalada princesa María Volkonski, Tolstói viviría siempre escindido entre esos dos espacios simbólicos que son la gran urbe y el campo, pues si el primero representaba para él el deleite, el derroche y el lujo de quienes ambicionaban brillar en sociedad, el segundo, por el que sintió devoción, era el lugar del laborioso alumbramiento de sus preclaros sueños literarios.
El muchacho quedó precozmente huérfano, porque su madre falleció a los dos años de haberlo concebido y su padre murió en 1837. Pero el hecho de que después pasara a vivir con dos tías suyas no influyó en su educación, que estuvo durante todo este tiempo al cuidado de varios preceptores masculinos no demasiado exigentes con el joven aristócrata.
En 1843 pasó a la Universidad de Kazán, donde se matriculó en la Facultad de Letras, carrera que abandonó para cursar Derecho. Estos cambios, no obstante, hicieron que mejorasen muy poco sus pésimos rendimientos académicos y probablemente no hubiera coronado nunca con éxito su instrucción de no haber atendido sus examinadores al alto rango de su familia.
Además, según cuenta el propio Tolstoi en Adolescencia, a los dieciséis años carecía de toda convicción moral y religiosa, se entregaba sin remordimiento a la ociosidad, era disoluto, resistía asombrosamente las bebidas alcohólicas, jugaba a las cartas sin descanso y obtenía con envidiable facilidad los favores de las mujeres. Regalado por esa existencia de estudiante rico y con completa despreocupación de sus obligaciones, vivió algún tiempo tanto en la bulliciosa Kazán como en la corrompida y deslumbrante ciudad de San Petersburgo.
Al salir de la universidad, en 1847, escapó de las populosas urbes y se refugió entre los campesinos de su Yasnaia Poliana natal, sufriendo su conciencia una profunda sacudida ante el espectáculo del dolor y la miseria de sus siervos. A raíz de esta descorazonadora experiencia, concibió la noble idea de consagrarse al mejoramiento y enmienda de las opresivas condiciones de los pobres, pero aún no sabía por dónde empezar. De momento, para dar rienda suelta al vigor desbordante de su espíritu joven decidió abrazar la carrera militar e ingresó en el ejército a instancias de su amado hermano Nicolás. Pasó el examen reglamentario en Tiflis y fue nombrado oficial de artillería.
El enfrentamiento contra las guerrillas tártaras en las fronteras del Cáucaso tuvo para él la doble consecuencia de descubrirle la propia temeridad y desprecio de la muerte y de darle a conocer un paisaje impresionante que guardará para siempre en su memoria. Enamorado desde niño de la naturaleza, aquellos monumentales lugares grabaron en su ánimo una nueva fe panteísta y un indeleble y singular misticismo.
Al estallar la guerra de Crimea en 1853, pidió ser destinado al frente, donde dio muestras de gran arrojo y ganó cierta reputación por su intrepidez, pero su sensibilidad exacerbada toleró con impaciencia la ineptitud de los generales y el a menudo baldío heroísmo de los soldados, de modo que pidió su retiro y, tras descansar una breve temporada en el campo, decidió consagrarse por entero a la tarea de escribir.
Lampiño en su época de estudiante, mostachudo en el ejército y barbado en la década de los sesenta, la estampa que se hizo más célebre de Tolstoi es la que lo retrata ya anciano, con las luengas y pobladas barbas blancas reposando en el pecho, el enérgico rostro hendido por una miríada de arrugas y los ojos alucinados. Pero esta emblemática imagen de patriarca terminó por adoptarla en su excéntrica vejez tras arduas batallas para reformar la vida social de su patria, empresa ésta jalonada en demasiadas ocasiones por inapelables derrotas.
Durante algún tiempo viajó por Francia, Alemania, Suiza..., y de allí se trajo las revolucionarias ideas pedagógicas que le moverían a abrir una escuela para pobres y fundar un periódico sobre temas didácticos al que puso por nombre Yasnaia Poliana. La enseñanza en su institución era completamente gratuita, los alumnos podían entrar y salir de clase a su antojo y jamás, por ningún motivo, se procedía al más mínimo castigo. La escuela estaba ubicada en una casa próxima a la que habitaba Tolstoi y la base de la enseñanza era el Antiguo Testamento.
Pronto fue imitada por otras, pero su peligrosa novedad, junto a los ataques del escritor contra la censura y a su reivindicación de la libertad de palabra para todos, incluso para los disidentes políticos, despertó las iras del gobierno que a los pocos años mandó cerrarla. Era uno de los primeros reveses de su proyecto reformador y uno de los primeros encontronazos con las fuerzas vivas de Rusia, aunque no sería el único. Sus discrepancias con la Iglesia Ortodoxa también se hicieron notorias al negar abiertamente su parafernalia litúrgica, denunciar la inútil profusión de iconos, los enrarecidos ambientes con olor a incienso y la hipocresía y superficialidad de los popes.
Además, cargó contra el ejército basándose en el Sermón de la Montaña y recordando que toda forma de violencia era contraria a la enseñanza de Cristo, con lo que se ganó la enemistad juramentada no sólo de los militares sino del propio zar. Incluso sus propios siervos, a los que concedió la emancipación tras el decreto de febrero de 1861, miraron siempre a Tostoi, hombre tan bondadoso como de temperamento tornadizo, con insuperable suspicacia.
A pesar de ser persona acostumbrada a meditar sobre la muerte, el trágico fallecimiento de su hermano Nicolás, acaecido el 20 de septiembre de 1860, le produjo una extraordinaria conmoción y, al año siguiente, se estableció definitivamente en Yasnaia Poliana. Allá trasladará en 1862 a su flamante esposa Sofía Behrs, hija de un médico de Moscú con quien compartió toda su vida y cuya abnegación y sentido práctico fue el complemento ideal para un hombre abismado en sus propias fantasías.
Sofía era entonces una inocente muchacha de dieciocho años, deslumbrada por aquel experimentado joven de treinta y cuatro que tenía a sus espaldas un pasado aventurero y que además, con imprudente sinceridad, quiso que conociese al detalle sus anteriores locuras y le entregó el diario de su juventud donde daba cuenta de sus escandalosos desafueros y flirteos. Con todo, aquella doncella que le daría trece hijos, no titubeó ni un momento y aceptó enamorada la proposición de unir sus vidas, contrato que, salvando períodos tormentosos, habría de durar casi medio siglo.
Merced a los cuidados que le prodigaba Sofía en los primeros y felices años de matrimonio, Tolstoi gozó de condiciones óptimas para escribir su asombroso fresco histórico titulado Guerra y paz, la epopeya de la invasión de Rusia por Napoleón en 1812, en la que se recrean nada menos que las vidas de quinientos personajes. El abultado manuscrito fue pacientemente copiado siete veces por la esposa a medida que el escritor corregía; también era ella quien se ocupaba de la educación de los hijos, de presentar a las niñas en sociedad y de cuidar del patrimonio familiar.
La construcción de este monumento literario le reportó inmediatamente fama en Rusia y en Europa, porque fue traducido enseguida a todas las lenguas cultas e influyó notablemente en la narrativa posterior, pero el místico patriarca juzgó siempre que gozar halagadamente de esta celebridad era una nueva forma de pecado, una manera indigna de complacerse en la vanidad y en la soberbia.
Si Guerra y paz había comenzado a publicarse por entregas en la revista El Mensajero Ruso en 1864 y se concluyó en 1869, muchas fueron después las obras notables que salieron de su prolífica pluma y cuya obra completa puede llenar casi un centenar de volúmenes. La principal de ellas es Ana Karenina (1875-1876), donde se relata una febril pasión adúltera, pero también son impresionantes La sonata a Kreutzer (1890), curiosa condenación del matrimonio, y la que es acaso más patética de todas: La muerte de Iván Ilich (1885).
Al igual que algunos de sus personajes, el final de Tolstoi tampoco estuvo exento de dramatismo y el escritor expiró en condiciones bastante extrañas. Había vivido los últimos años compartiendo casi todo su tiempo con depauperados campesinos, predicando con el ejemplo su doctrina de la pobreza, trabajando como zapatero durante varias horas al día y repartiendo limosna. Muy distanciado de su familia, que no podía comprender estas extravagancias, se abstenía de fumar y de beber alcohol, se alimentaba de vegetales y dormía en un duro catre.
Por último, concibió la idea de terminar sus días en un retiro humilde y el octogenario abandonó su hogar subrepticiamente en la sola compañía de su acólito el doctor Marivetski, que había dejado su rica clientela de la ciudad para seguir los pasos del íntegro novelista. Tras explicar sus razones en una carta a su esposa, partió en la madrugada del 10 de noviembre de 1910 con un pequeño baúl en el que metió su ropa blanca y unos pocos libros.
Durante algunos días nada se supo de los fugitivos, pero el 14 Tolstoi fue víctima de un grave ataque pulmonar que lo obligó a detenerse y a buscar refugio en la casa del jefe de estación de Astapovo, donde recibió los cuidados solícitos de la familia de éste. Sofía llegó antes de que falleciera, pero no quiso turbar la paz del moribundo y no entró en la alcoba hasta después del final. Le dijeron, aunque no sabemos si la anciana pudo encontrar consuelo en esa filantropía tan injusta para con ella, que su últimas palabras habían sido: "Amo a muchos."
En cierto modo, la biografía de León Tolstoi constituye una infatigable exploración de las claves de esa sociedad plural y a menudo cruel que lo rodeaba, por lo que consagró toda su vida a la búsqueda dramática del compromiso más sincero y honesto que podía establecer con ella. Aristócrata refinado y opulento, acabó por definirse paradójicamante como anarquista cristiano, provocando el desconcierto entre los de su clase; creyente convencido de la verdad del Evangelio, mantuvo abiertos enfrentamientos con la Iglesia Ortodoxa y fue excomulgado; promotor de bienintencionadas reformas sociales, no obtuvo el reconocimiento ni la admiración de los radicales ni de los revolucionarios; héroe en la guerra de Crimea, enarboló después la bandera de la mansedumbre y la piedad como las más altas virtudes; y, en fin, discutible y discutido pensador social, nadie le niega hoy haber dado a la imprenta una obra literaria inmensa, una de las mayores de todos los tiempos, donde la epopeya y el lirismo se entreveran y donde la guerra y la paz de los pueblos cobran realidad plásticamente en los lujosos salones y en los campos de batalla, en las ilusiones irreductibles y en los furiosos tormentos del asendereado corazón humano.
(Jorge Alberto Negrete Moreno; Guanajuato, 1911 - Los Ángeles, 1953) Cantante y actor mexicano cuyo atractivo personal y voz inconfundible le elevaron a la categoría de mito de la música de su país. A ello contribuyeron sin duda sus apariciones cinematográficas y sus tumultuosas relaciones sentimentales con conocidas estrellas del momento. En un México que aún padecía las secuelas de los enfrentamientos civiles de la Revolución, el estilo patriótico de las canciones de Jorge Negrete, en las que se ensalzaban valores como la virilidad, el valor o la familia, cuajó en el seno de una sociedad necesitada de mitos sobre los que reconstruir una identidad nacional.
Jorge Negrete
A los 16 años ingresó en el Colegio Militar; curiosamente, Negrete parecía iniciar una carrera prometedora: pronto se graduó como teniente de administración y, en 1930, fue ya nombrado capitán segundo y efectuó estudios militares en París y Roma. Pero paralelamente a sus labores castrenses, Negrete tomaba clases de canto con el prestigioso maestro José Pierson, lo que le permitió empezar a cantar para la radio. Cuando en 1930 interpretó por primera vez en la cadena de radiodifusión XETR conocidas arias operísticas y canciones de compositores mexicanos, empezaba para aquel joven, de apenas veinte años, una vertiginosa y frenética carrera hacia la fama y el estrellato.
Después de cantar ópera (llegó a grabar algunas óperas en 1932 bajo el seudónimo de Alberto Moreno) y actuar en la radio y en revistas musicales de su país, como la popular Calles y más calles en el teatro Lírico (1935), con canciones del maestro Juan S. Garrido, Negrete trabajó también en los más prestigiosos escenarios de Estados Unidos, desde donde saltó a los grandes teatros mundiales. La gran calidad de su voz y su aspecto viril y distinguido le permitieron ganar una rápida celebridad en los escenarios mexicanos y extranjeros. Figura entonces versátil, se dedicó también al toreo, y en 1940 quiso participar en la Segunda Guerra Mundial como soldado estadounidense, pero no se le permitió alistarse.
Jorge Negrete debutó en el cine con La madrina del diablo (1937) y desde entonces intervino en un total de treinta y ocho películas. Popularizó así la llamada comedia ranchera, en la que encarnaba al personaje del "charro cantor", el macho valiente, buen tipo, adinerado, mujeriego, vital y arrogante. En sus actuaciones en vivo y, por supuesto en la gran pantalla, el carismático actor nunca dejó de interpretar dicho papel. Podría en cierta manera decirse que Jorge Negrete se interpretaba a sí mismo, ya que popularizó el papel de charro tanto en la ficción como en la vida real, escenario en el cual sus romances nada tenían que envidiar a los de sus personajes cinematográficos. Sus matrimonios con Elisa Christy y Gloria Marín naufragaron en los conflictos surgidos de los devaneos amorosos unas veces y de los chismes otras, y no fue hasta su tardío tercer matrimonio con la brillante María Félix, famosa a su vez por su vida licenciosa y frívola, que Negrete lograría una relación estable.
Gloria Marín y Jorge Negrete en Carta de amor (1943)
En todas películas, de marcado carácter folclórico, el arte de la charrería tenía un papel primordial. Y es que el mismo título de algunas de sus películas, como Si Adelita se fuera con otro, que hace referencia directa a una popular canción de la revolución mexicana, o No basta ser charro, constituían un preludio inequívoco del argumento que iba a desarrollarse en la pantalla. El guión de todos los filmes estaba perfectamente planificado y estructurado para la exhibición personal de Negrete como galán y también como intérprete de canciones mexicanas entrañables para el gran público, por lo que todas sus películas contaban con una cuidada selección de temas musicales. Interpretó también, sin embargo, algunos melodramas y cintas de diferente índole, como El rapto, de Emilio Fernández.
Entre sus primeros filmes cabe mencionar La Valentina, Perjura, Juan sin miedo y Juntos pero no revueltos (1938). Obtuvo un éxito clamoroso con ¡Ay Jalisco no te rajes!, película realizada en 1941 y dirigida por Joselito Rodríguez, por cuya interpretación recibió un año después de su rodaje el premio a la mejor actuación masculina, otorgado por la Asociación de Periodistas Cinematográficos Mexicanos. Le siguieron nuevos éxitos como Historia de un gran amor, Así se quiere en Jalisco (1942), dirigida por Fernando de Fuentes, El peñón de las ánimas y Tierra de pasiones (1942), Cuando quiere un mexicano y también Me he de comer esa tuna (1944), uno de los títulos míticos de la filmografía de Negrete.
Su frenética actividad continuó en los años siguientes con Canaima, Hasta que perdió Jalisco, No basta ser charro, Camino de Sacramento y Gran Casino (1947), película dirigida por Luis Buñuel. Posteriormente llevó a cabo la segunda versión de Allá en el Rancho Grande, Si Adelita se fuera con otro (1948), película del director Chano Urueta, La posesión (1949), Dos tipos de cuidado, Tal para cual (1952) y Reportaje y El rapto (1953), sus dos últimas.
Negrete y María Félix en El rapto (1953)
En sus películas y actuaciones, Negrete solía ataviarse como un auténtico charro, luciendo chaqueta bordada, pantalón ajustado, camisa blanca con corbata de moño y un sombrero de ala ancha y alta copa cónica. En el escenario y en el plató deambulaba con la arrogancia que caracteriza a un duro rompecorazones de tierna y dulce sonrisa, siempre a punto para el lance amoroso. Y es que probablemente el encanto que el fiel público femenino hallaba en Negrete residía en que sabía conjugar en sus personajes rasgos opuestos, como el galán rudo dotado al mismo tiempo de una lánguida y enigmática mirada. La instantaneidad que caracteriza al arte de la fotografía supo plasmar a la perfección esta dualidad carismática de Negrete. En las fotografías que le inmortalizan suele aparecer con la cabeza altivamente erguida, como si desafiase al mundo, y cantando, seguro de sí mismo, con extrema gallardía. Pero Negrete puede ser también un amante despechado con profundas heridas de amor; su mirada combina entonces el atrevimiento con un suave toque de insolencia, que invita al juego amoroso, al tiempo que sus labios a duras penas logran sostener un cigarrillo.
Pese a que durante los algo más de veinte años de su vida profesional mostró una imagen estereotipada de galán solícito, atento y cortés con las mujeres, y también de duro castigador si la ocasión o el guión lo exigían, tras esta imagen comercial y publicitaria, destinada a no defraudar a un público siempre creciente, se escondía un Jorge Negrete desconocido, maduro y consciente de la dimensión de su carrera. Se ha hablado mucho de lo que la industria cinematográfica mexicana debe a Jorge Negrete. Efectivamente, interpretó la primera película mexicana que incorporó el color en la pantalla (Así se quiere en Jalisco) y estuvo dirigido por directores famosos como Luis Buñuel y Chano Urueta, además de Fernando de Fuentes, uno de los directores cinematográficos más importantes del cine mexicano de los años treinta y cuarenta.
Fernando de Fuentes, que había iniciado la era industrial del cine mexicano con la primera versión de Allá en el Rancho Grande (1936), interpretada por Tito Guízar, había puesto además de moda con dicha película la producción de comedias rancheras, un género que parecía hecho a la medida de la capacidad creadora y artística de Jorge Negrete. No es pues de extrañar que Fernando de Fuentes y Negrete trabajaran juntos en películas inolvidables como Así se quiere en Jalisco (1942), Hasta que perdió Jalisco (1945) y la segunda versión de Allá en el Rancho Grande (1948), manteniendo la vitalidad de un género gracias al cual Negrete se convirtió en un embajador de la cultura y el folclore mexicanos. Negrete contribuyó además a fundar el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana, y la Asociación Nacional de Actores.
En su faceta de cantante popularizó canciones como La feria de las flores, Jalisco, Allá en el Rancho Grande o Las mañanitas, que forman parte ya de la cultura identificativa del país, abriendo una escuela entre cuyos máximos representantes se encuentran Aceves Mejía y Pedro Infante. En 1953, cuando parecía haber llegado a la plenitud y madurez tanto profesional como personal y sentimental, falleció, poco después de haber contraído matrimonio (1952) con la también actriz mexicana María Félix, famosa tanto por sus interpretaciones en el cine como por sus devaneos amorosos. Ambos habían trabajado juntos por primera vez en la película El peñón de las ánimas, que fue además la primera intervención cinematográfica de la entonces joven María Félix. Con su muerte desaparecía uno de los actores y cantantes más entrañables e internacionales del cine mexicano. Sin embargo, Jorge Negrete permanecerá siempre en el recuerdo de los cinéfilos y su nombre ocupa con todo merecimiento uno de los puestos de honor más destacados de la cinematografía y la canción mexicanas.
A lo largo de toda su carrera, Negrete difundió y popularizó la música, las canciones y la cultura mexicana por todo el mundo; para ello se valió de su potente y extraordinario chorro de voz, un genuino instrumento que sabía modular a la perfección, plasmando con profundo y desgarrado sentimiento tanto el amor como el desamor, el más tierno cariño o el más arraigado y triste resentimiento. Personaje entrañable, posiblemente fue su temprana muerte, acaecida cuando contaba poco más de cuarenta años y se encontraba en la plenitud de su vida tanto personal como profesional, la que le otorgó la gracia de la inmortalidad, permaneciendo siempre su nombre como un vivo recuerdo en la memoria popular y en la de las nuevas generaciones.
Harpo Marx (n. 23 de noviembre de 1888 - m. 28 de septiembre de 1964) fue uno de los cinco hermanos Marx, su verdadero nombre era Adolph Marx, aunque posteriormente se lo cambiaría a Arthur, se hizo famoso gracias a su papel de mudo con su característica peluca naranja y su gabardina con los bolsillos siempre llenos.
Según cuenta su hermano Groucho, recibió su nombre artístico, al igual que sus hermanos, durante una partida de póker en el que Art Fisher "rebautizó" a Groucho, Chico (originalmente Chicko), Gummo y el propio Harpo, cuyo apodo le vino dado por su afición a tocar el arpa (no sólo en las películas). Posteriormente ellos mismos bautizaron a su hermano Herbert como Zeppo (en un principio Zippo). Pero ningún investigador ha sido capaz de encontrar rastro alguno del tal Fisher. Otra teoría es que cogieron los nombres de una conocida tira cómica llamada Sherlocko el Monje, pero esta historia se dejó de publicar en 1913, y la primera aparición de los nombres se produjo en 1919.
A pesar de no finalizar el segundo grado, durante su vida se codeó con lo más granado de la cultura americana de la época, siendo muchos de ellos grandes amigos suyos. De esta manera formó parte de la Mesa Redonda del Algonquin, donde se reunían los más brillantes autores, editores, críticos, artistas, compositores, etc.
De entre sus amistades cabe destacar a Alexander Woolcott, crítico de Broadway muy famoso en su época, al que le unió una relación muy especial a lo largo de los años, hasta tal punto que le puso Alexander a uno de sus hijos.
Después de ser uno de los solteros más famosos de Hollywood, se casó finalmente con Susan Fleming, con la que adoptó cuatro hijos: Bill, Jimmy, Alex y Minnie.
Falleció en 1964 tras una operación en la que se le puso un bypass, que después presentó complicaciones.
Publicó sus memorias en el libro ¡Harpo Habla! (1961).
(Zanzíbar, 1946 - Londres, 1991) Vocalista, músico y compositor que fue conocido a escala internacional como líder de la banda de rock británica Queen, pero que también desarrolló una trayectoria paralela en solitario de innegable éxito.
Ni su verdadero nombre fue Freddie Mercury, ni llegó al mundo en el Reino Unido, el país que le vio triunfar. Se llamaba Farookh Bulsara y nació el 5 de septiembre de 1946 en la isla de Zanzíbar (Tanzania), situada en la costa este de África y famosa por su producción de especias. Figura provocadora, versátil y carismática como pocas, su fallecimiento el 24 de noviembre de 1991 conmocionó al mundo de la música.
Freddie Mercury
Farookh era un niño extraordinariamente guapo, tímido y muy apegado a su madre y a su hermana pequeña Kashmira, que había nacido en 1952. Sus padres, Jer y Bomi Bulsara, formaban un matrimonio de origen persa devoto del profeta Zoroastro, y decidieron enviar al niño a la India para que recibiera una buena educación. Allí quedó al cuidado de sus tíos y fue matriculado en la St. Peter's School, institución de enseñanza británica situada en Panchgani, a unas cincuenta millas de Bombay.
Muy interesado por los deportes, el joven Bulsara mostró buenas maneras como boxeador aunque, después de que su madre le animara a colgar los guantes porque resultaba una práctica demasiado violenta, cambió el ring por la mesa de ping pong y a los diez años ya era campeón escolar de la disciplina.
Como también en aquellos años de la infancia comenzó a despertar su afición por la música, siguió clases de piano e ingresó en el coro de la escuela. Convencido de sus tempranas habilidades musicales, fue el propio director del St. Peter's quien recomendó a los padres del joven que iniciara los estudios de piano. Durante este periodo de formación, el inquieto Farookh también empezó a demostrar ciertas aptitudes escénicas y participó en varias obras de teatro colegiales.
Muy pronto puso en pie su primer grupo musical, The Hectics, una banda amateur de rock and roll que prodigaba sus actuaciones en todas las fiestas y bailes del colegio. En esta formación, en la que ocupaba el puesto de pianista, le acompañaban Derrick Branche, Bruce Murray, Farang Irani y Victory Rana. Las primeras influencias musicales de Farookh llegaron de la mística música hindú, de los sonidos clásicos y algo del rock and roll que por entonces se producía en otras partes del planeta. En aquella época, sus amigos del colegio comenzaron a llamarle Freddie, traducción más o menos fiel de Farookh al inglés, y, de hecho, el propio joven firmaba en ocasiones como Frederick.
Regresó a Zanzíbar en 1962 junto a su familia, pero un par de años después, los Bulsara decidieron emigrar al Reino Unido, para huir del estallido de violencia que sufría la isla. Curiosamente, Freddie jamás volvería a su tierra natal, ni tampoco a la India; una nueva etapa de su vida comenzaba entonces en una casa de Feltham (Middlesex), cerca de Londres.
Ingresó en el Isleworth Polythecnic y, durante las vacaciones, se empleaba en trabajos eventuales para ganar un dinero extra. Hacia 1966, Freddie era un alumno de la Ealing Art School, que estudiaba para convertirse en diseñador gráfico, aunque su interés por la música no había desaparecido. Abandonó su casa y alquiló un piso en Kensington junto a un compañero llamado Chris Smith.
Por entonces también trabó muy buena amistad con Tim Staffell, otro amigo de la Ealing que formaba parte de un grupo llamado Smile, en el que tocaban Brian May y Roger Taylor. Freddie se convirtió en seguidor y fan número uno de la banda. En 1969, dejó la escuela con su diploma en artes gráficas y diseño en el bolsillo y comenzó a compartir piso con Roger, con quien acudía a un puesto del mercadillo de Kensington para vender ropa y pinturas.
En el verano de ese mismo año, Freddie empezó a cantar en un grupo de Liverpool llamado Ibex, que se había trasladado a Londres buscando fama y éxito, pero que tuvo una efímera y complicada existencia. El 23 de agosto de 1969, Freddie debutó en público junto al trío formado por Mike Bersin, John Tupp Taylor y Mick Miffer Smith. Un mes más tarde, el grupo cambió de batería y de nombre. Miffer abandonó la formación y dejó su sitio a Richard Thompson, ex componente de 1984, la banda de Brian May.
Después de esta experiencia fallida, Freddie lo intentó en otra banda llamada Sour Milk Sea, con la que contactó gracias a un anuncio del Melody Maker en el que buscaban un vocalista. A finales de 1969, Freddie era el vocalista del grupo, en el que también estaban Chris Cheney y Jeremy Rubber Gallop a la guitarra, el bajista Paul Milan y el batería Rob Tyrell. Pero esta prometedora aventura tan sólo duró unos meses porque, en abril de 1970, Smile volvió a cruzarse en su trayectoria. Su viejo amigo Tim Staffell había decidido abandonar la formación y Roger y Brian le pidieron que fuera el vocalista del grupo.
Nace Queen
Freddie insistió en renombrar a la banda y suya fue la idea de bautizarla como Queen. Al mismo tiempo, cambió su apellido artístico y se convirtió desde ese momento en Freddie Mercury. Tras las innovaciones, el trío probó con varios bajistas hasta que en 1971 se incorporó a la formación un personaje tranquilo y sosegado, John Deacon.
El logotipo, otra de las señas de identidad de Queen, fue también una creación del vocalista, que dejó patentes sus dotes como imaginativo diseñador. La imagen presentaba los cuatro signos del zodíaco de los miembros de la banda (dos leones por Roger y John, los dos leos del grupo, el cangrejo por el signo cáncer de Brian May y las ninfas que identificaban el signo virgo de Freddie) alrededor de una gigantesca Q y, sobre todo ello, el ave fénix, que saludaba el nacimiento del grupo de las cenizas de otras formaciones. También desde el primer momento fue Freddie el impulsor de la imagen visual de la formación, con su personalísima puesta en escena y su inconfundible vestuario. El resto pertenece a la historia de Queen.
Un hecho importante en la vida privada de Mercury tuvo lugar en 1970; fue entonces cuando conoció a Mary Austin, con quien convivió durante siete años y con quien conservaría una buena amistad hasta el momento de su muerte. Curiosamente, antes de que Queen editara su primer disco, Freddie lanzó en solitario un tema llamado I can hear music, bajo el nombre de Larry Lurex.
Casi una década después, cuando ya había paladeado las mieles del éxito con Queen, Mercury hizo realidad otro de sus sueños. Siempre había sido un apasionado de la danza y el 7 de octubre de 1979 actuó con el Royal Ballet, para interpretar y bailar Bohemian Rhapsody y Crazy little thing called love.
La vida de excesos derivada de la fama y el éxito fue una leyenda que acompañó inevitablemente a Freddie Mercury y sus fiestas fueron siempre sonadas, pero también se reconoció al músico por ser un gran amigo de sus amigos. Hacia finales de los setenta rompió su relación sentimental con Mary Austin y comenzaron a surgir rumores sobre su cambio de orientación sexual. Los comentarios arreciaban apoyados por el cambio radical de imagen que mostró el músico hacia 1980. Cortó al mínimo su larga cabellera y se dejó crecer un gran bigote, imitando la estética gay muy de moda en los bares de San Francisco y que fielmente habían reflejado los famosos Village People.
A finales de 1982, Queen hizo un paréntesis en su carrera y dio libertad a los miembros de la banda para que pusieran en marcha sus respectivos proyectos paralelos. Mercury alquiló los estudios Musicland de Munich y, junto al productor Mack, entró en ellos para grabar su primer álbum en solitario. Durante este período, conoció también a toda una leyenda en el mundo de la producción musical, el gran Giorgio Moroder, padre del "electro disco".
Mercury en concierto
En aquellos días, Moroder trabajaba en la banda sonora de la versión restaurada de Metrópolis, película mítica dirigida por Fritz Lang, y le pidió a Freddie que colaborara en un tema; el resultado fue Love kills, compuesta por ambos e interpretada por Mercury. El single, el primero firmado en solitario como Freddie Mercury, salió al mercado el 10 de septiembre de 1984, logró un éxito importante y le sirvió como trampolín para su siguiente trabajo.
Pocos meses antes del lanzamiento del single se había producido otro encuentro casual en la vida de Mercury que derivaría, en el futuro, en una sorprendente colaboración musical. En el mes de mayo de 1983 asistió al Royal Opera House de Londres para ver una representación de Un ballo di maschera, del compositor italiano Giuseppe Verdi, y cuentan que quedó cautivado por la belleza de la voz de la diva catalana Monserrat Caballé.
El 9 de abril de 1985 llegó a las tiendas el adelanto de su primer disco de larga duración, el sencillo I was born to love you, y, tres semanas más tarde, se presentó el álbum Mr. Bad Guy, ambos editados por CBS Records. Los resultados comerciales fueron excelentes y el 13 de julio de ese mismo año los muchos seguidores de Mercury pudieron contemplar su memorable actuación durante el concierto Live Aid en el estadio de Wembley.
A comienzos de 1987, Freddie entró en los estudios Townhouse de Londres para grabar algunas canciones. De esas sesiones nació el remake de The great pretender, un gran tema que The Platters había popularizado años atrás. A la venta desde el 23 de febrero de ese año, el trabajo se anotó un nuevo éxito en la ya larga lista del triunfante músico.
Un mes después, Mercury voló a Barcelona para conocer personalmente a aquella diva del bel canto que le cautivó años atrás. Monserrat Caballé recibió con agrado una casete con algunos temas del polifacético Mercury e incluso llegó a interpretar uno de ellos en el Covent Garden londinense. Un mes más tarde, comenzaron a trabajar en la edición de su disco conjunto, y a finales de mayo, ambos cantaron en directo el tema Barcelona en la discoteca Ku de Ibiza. El 8 de octubre de 1988 repitieron actuación en el festival La Nit de la Ciudad Condal, excelente presentación para el álbum Barcelona que se editó dos días después.
El triste final
Aquélla fue la última actuación en directo de Freddie Mercury. Aun sin anunciar la enfermedad, el deterioro de su estado físico era cada vez más evidente y Mercury se recluyó en su casa de Kensington, espaciando cada vez más sus apariciones. Ocultó su tragedia incluso a sus propios compañeros de grupo y tan sólo un día antes de su muerte anunció públicamente que desde 1986 padecía SIDA.
Murió en su cama a las siete de una fría tarde del día 24 de noviembre de 1991 como consecuencia de una neumonía que no pudo superar. Con tan sólo cuarenta y cinco años, el gran Freddie Mercury dijo adiós a la vida que tan intensamente había disfrutado y fue enterrado en una ceremonia íntima, conforme al rito Zoroastro.
La muerte de Mercury conmocionó el panorama mundial de la música y los homenajes se sucedieron uno tras otro. El 20 de abril de 1992 se celebró uno de los más emotivos en el Wembley Arena de Londres. Estrellas del firmamento pop y rock, como Elton John, Guns N' Roses, Seal, Metallica, David Bowie, Robert Plant, Roger Daltrey, George Michael y Liza Minnelli, se reunieron para rendir un cálido tributo al cantante desaparecido.
No obstante, sus seguidores recibieron el mejor regalo póstumo con la edición del Made in heaven de Queen, trabajo en el que pudieron escuchar las últimas canciones que Freddie compuso antes de morir. También en 1992 se editó The great pretender, un álbum en el que se mezclaba material de Mr. Bad Guy con algún tema inédito y alguna rareza de su discografía. En el año 2000 se desveló la intención de editar una mastodóntica recopilación de diez discos compactos, cuyo anticipo fue el triple Freedie Mercury Solo.
En septiembre de 2006, coincidiendo con el que sería el 60º cumpleaños del cantante, se llevaron a cabo varios homenajes, entre ellos una recopilación realizada por la discográfica EMI que, con el título de The very best of Freddie Mercury, hizo un repaso por la mejores canciones originales de Mercury, así como un segundo CD con rarezas y remezclas hechas por otros artistas.
(Félix Lope de Vega y Carpio, Madrid, 1562- id., 1635) Escritor español. Lope de Vega procedía de una familia humilde y su vida fue sumamente agitada y llena de lances amorosos. Estudió en los jesuitas de Madrid (1574) y cursó estudios universitarios en Alcalá (1576), aunque no consiguió el grado de bachiller.
Debido a la composición de unos libelos difamatorios contra la comedianta Elena Osorio (Filis) y su familia, por desengaños amorosos, Lope de Vega fue desterrado de la corte (1588-1595). No fue éste el único proceso en el que se vio envuelto: en 1596, después de ser indultado en 1595 del destierro, fue procesado por amancebamiento con Antonia de Trillo.
Estuvo enrolado, al menos, en dos expediciones militares, una la que conquistó la isla Terceira en las Azores (1583), al mando de don Álvaro de Bazán, y la otra, en la Armada Invencible. Fue secretario de varios personajes importantes, como el marqués de Malpica o el duque de Alba, y a partir de 1605 estuvo al servicio del duque de Sessa, relación sustentada en una amistad mutua.
Lope se casó dos veces: con Isabel de Urbina (Belisa), con la que contrajo matrimonio por poderes tras haberla raptado antes de salir desterrado de Madrid; y con Juana de Guardo en 1598. Aparte de estos dos matrimonios, su vida amorosa fue muy intensa, ya que mantuvo relaciones con numerosas mujeres, incluso después de haber sido ordenado sacerdote. Entre sus amantes se puede citar a Marina de Aragón, Micaela Luján (Camila Lucinda) con la que tuvo dos hijos, Marcela y Lope Félix, y Marta de Nevares (Amarilis y Marcia Leonarda), además de las ya citadas anteriormente.
Lope de Vega
La obra y la biografía de Lope de Vega presentan una gran trabazón, y ambas fueron de una exuberancia casi anormal. Como otros escritores de su tiempo, cultivó todos los géneros literarios.
La primera novela que escribió, La Arcadia (1598), es una obra pastoril en la que incluyó numerosos poemas. En Los pastores de Belén (1612), otra novela pastoril pero «a lo divino», incluyó, de nuevo, numerosos poemas sacros. Entre estas dos apareció la novela bizantina El peregrino en su patria (1604), que incluye cuatro autos sacramentales. La Filomena y La Circe contienen cuatro novelas cortas de tipo italianizante, dedicadas a Marta de Nevares. A la tradición de La Celestina, la comedia humanística en lengua vulgar, se adscribe La Dorotea, donde narra sus frustrados amores juveniles con Elena Osorio.
Su obra poética usó de todas las formas posibles y le atrajo por igual la lírica popular y la culterana de Góngora, aunque, en general, defendió el «verso claro». Por un lado están los poemas extensos y unitarios, de tono narrativo y asunto a menudo épico o mitológico, como, por ejemplo: La Dragontea (1598); La hermosura de Angélica (1602), inspirado en el Orlando de Ariosto; Jerusalén conquistada (1609), basada en Tasso; La Andrómeda (1621); La Circe (1624). De temática religiosa es El Isidro (1599) y también los Soliloquios amorosos (1626). La Gatomaquia (1634) es una parodia épica.
En cuanto a los poemas breves, su lírica usó de todos los metros y géneros. Se encuentra recogida en las Rimas (1602), Rimas sacras (1614), Romancero espiritual (1619), Triunfos divinos con otras rimas sacras (1625), Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (1634) y la Vega del Parnaso (1637).
Donde realmente vemos al Lope renovador es en el género dramático. Después de una larga experiencia de muchos años escribiendo para la escena, Lope compuso, a petición de la Academia de Madrid, el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609). En él expone sus teorías dramáticas que vienen a ser un contrapunto a las teorías horacianas, expuestas en la Epístola a los Pisones.
De las tres unidades -acción, tiempo y lugar-, Lope sólo aconseja respetar la unidad de acción para mantener la verosimilitud, y rechaza las otras dos, sobre todo en las obras históricas, donde se comprende el absurdo de su observación; aconseja la mezcla de lo trágico y lo cómico (en consonancia con el autor de La Celestina), de ahí la enorme importancia de la figura del gracioso en su teatro y, en general, en todas las obras del Siglo de Oro; regulariza el uso de las estrofas de acuerdo con las situaciones y acude al acervo tradicional español para extraer de él sus argumentos (crónicas, romances, cancioncillas).
En general, las obras teatrales de Lope de Vega giran en torno a dos ejes temáticos, el amor y el honor, y su público es de lo más variado, desde el pueblo iletrado hasta el más culto y refinado. De su extensísima obra, más de «mil quinientas» según palabras del propio autor, se conservan unas trescientas de atribución segura.
La temática es tan variada que resulta de difícil clasificación. El grupo más numeroso es el de comedias de capa y espada, basadas en la intriga de acción amorosa: La dama boba, Los melindres de Belisa, El castigo del discreto, El caballero del milagro, La desdichada Estefanía, La discreta enamorada, El castigo sin venganza, Amar sin saber a quién y El acero de Madrid. De tema caballeresco: La mocedad de Roldán y El marqués de Mantua. De tema bíblico y vidas de santos: La creación del mundo y El robo de Dina. De historia clásica: Contra valor no hay desdicha. De sucesos históricos españoles: El bastardo Mudarra y El duque de Viseo.
Sus obras más conocidas son las que tratan los problemas de abusos por parte de los nobles, situaciones frecuentes en el caos político de la España del s. XV; entre ellas se encuentran: La Estrella de Sevilla, Fuente Ovejuna, El mejor alcalde, el rey, Peribáñez y el comendador de Ocaña y El caballero de Olmedo. De tema amoroso son La doncella Teodor, El perro del hortelano, El castigo del discreto, La hermosa fea y La moza de cántaro.