Amor online versus amor cotidiano
Internet nos posibilita enamorarnos a través de ella, quizás de una forma mas fácil que en la vida real.
Todo ser humano busca comunicación con sus pares, y desde que nacemos hasta que morimos, esta es, quizás, una de nuestras mayores prioridades.
Y los medios de comunicación masiva han sido el sitio preferido a donde nos hemos volcado.
La radio ha sido y es un excelente ejemplo de ello, con sus programas que permiten la participación de sus oyentes.
La televisión también ha recurrido a programas interactivos.
E Internet ha venido a juntar todos los elementos en uno solo. En ella el mundo tan globalizado tan carente de identidad ha hecho que los individuos busquen grupos que se acomoden a su propia personalidad.
En la Red el mundo se achica, corta distancias, elimina barreras culturales y nos empuja al encuentro con los demás. Y así vamos encontrando personas con necesidades y gustos afines, y formamos comunidades en donde poder expresarnos y en donde
poder formar parte de un grupo determinado en donde afianzamos nuestra identidad estableciendo lazos fuertes de amistad y amor.
Es un fenómeno que todos conocemos, estamos allí sentados a solas en el mundo real en nuestro hogar, nos conectamos, brilla la pantalla, y nuestro mundo virtual aparece fulgurante y lleno de promesas.
La vida real se desvanece a medida que la vida virtual cobra vida. Y movemos nuestros dedos, tecleamos y allí aparecen nuestros conocidos, amigos, y...amores del otro lado de la pantalla.
Conocer a otro de quien enamorarse, es algo que sucede todo el tiempo, aun si tenemos un amor en la vida real.
Sin embargo hay mucha problemática alrededor de este tema, por lo general nos escondemos, no hablamos con los demás, no compartimos nuestras experiencias. Lo solemos hacer a hurtadillas, y a menos que este encuentro fructifere hacia la
consolidación de una pareja queda como nuestro secreto. Porque parece ser algo mal visto por los demás, y entonces nos sentimos culpables y ridiculizados.
Pero los amores vía Internet siguen su apogeo y muchos terminan continuando en la vida real.
La computadora es una puerta a un mundo personal, mucho mas seguro para nosotros, se puede decir que constituye en muchos casos un verdadero refugio, frente a la vida real, que muchas veces nos llena de inseguridad y angustia.
No es raro entonces que al emprender una relación en donde se ven involucrados los sentimientos amorosos, nos sintamos más lanzados y nos desenvolvamos mas libremente de lo que lo hacemos en la vida real con el consiguiente éxito. Pareciera también que muchas de nuestras inseguridades con respecto a nuestro cuerpo físico quedaran relegadas a una segunda instancia, y este es un motivo muy común de miedo que tienen los mas jovencitos cuando comienzan sus primeras experiencias amatorias, pero que también se da en los más veteranos. Al comenzar los encuentros a través de la Red lo más importante es nuestra personalidad, y a partir de allí nos vamos desenvolviendo, las demás cuestiones por el momento las podemos enmascarar, y así
nos damos tiempo a entrar más seguros en la relación. Le damos rienda suelta, o al menos con mas soltura a nuestras fantasías y vamos midiendo paso a paso el terreno que pisamos. O sea no nos exponemos físicamente pero sí nos comenzamos a
comprometer emocionalmente, y por lo general estos compromisos suelen ser muy fuertes.
Aquí. en la Red al revés de lo que sucede en la vida real lo que mas peligra es ver esas emociones maltratadas. Podemos coquetear, flirtear, sentir que corre la adrenalina por nuestra sangre, pero una vez que hemos establecido un compromiso
emocional si nos vemos defraudados corremos serios peligros. Ya que esto supone quizás la peor violación, la que tiene que ver con nuestros más profundos sentimientos como ser. Y es que una relación virtual implica un realismo muy intenso.
Podríamos decir que estas relaciones virtuales son iguales a las llevadas a cabo en la vida real pero siguiendo un camino a la inversa. Comenzamos por lo que esta más allá del físico y en muchos casos podemos terminar en un encuentro físico.
Marti - 2008