¿Es que acaso,los No fumadores tienen más derechos como ciudadanos que los Fumadores?.El que no quiera humo que se vaya a espacios libres de humos que actualmente están casi todos habilitados para no fumadores y si no que se lo pregunten a todos los empresarios de la restauración que han pagado una media de 12000 euros para crear espacios libres de humo, además ,ahora....¿quién les devuelve el dinero que invirtieron en las obras?.
Estaba de acuerdo con la ley del 2005...pero ésta ¡se han `pasao!
REPORTAJE: La ley antitabaco entra en vigor ¿Qué implica la nueva ley antitabaco?
Fumar donde está prohibido se considera una falta leve, siempre que no se repita tres veces - En sanatorios y cárceles habrá zonas habilitadas
¿En qué espacios cerrados públicos se podrá fumar? Solo en las habitaciones de hoteles, hostales y establecimientos análogos reservadas para ello, que no podrán ser más del 30% de las disponibles en el establecimiento. En los sitios donde haya habitaciones para fumadores, solo se podrá fumar en ellas: ni en pasillos, ni en ascensores, ni en vestíbulos, por ejemplo.
- ¿Y en sanatorios o cárceles?
En los establecimientos psiquiátricos de larga estancia y en las prisiones se podrán habilitar zonas para fumar, ya que se asimilan a la vivienda habitual de los ingresados. No podrán estar en las habitaciones.
- ¿Y en los lugares solo para mayores, como casinos o salas de fiesta?
Tampoco, porque hay personal trabajando en ellos.
- ¿Qué pasa entonces con los que trabajan en clubes de fumadores?
Lo que sucede es que tienen que reformarse, porque no podrán tener personal contratado. Tampoco podrán dedicarse a la venta de bebidas.
- ¿Se puede fumar en un despacho propio?
Si está en una empresa, no, porque es un lugar de trabajo. Si se puede considerar parte del domicilio de uno, sí. Pero no si se va a recibir a clientes o a otros trabajadores.
- ¿Qué pasa con las fiestas privadas, como bodas o bautizos?
En cuanto se hagan en un local público (un restaurante o un hotel) no se puede fumar, entre otras causas porque hay personal (camareros) que van a trabajar en él.
- ¿Qué puedo hacer si entro en un bar o en una discoteca y hay gente fumando? El responsable de que se cumpla la ley es el dueño del local, por lo que lo primero que hay que hacer es hablar con el responsable. Si este no actúa, se puede rellenar una hoja de reclamaciones -y llevarla luego al registro- y poner una denuncia en la Consejería correspondiente (la de Consumo, que suele estar integrada en Sanidad o Salud). También se puede denunciar a la Policía Municipal.
El periodista Iñaki Gabilondo dio una conferencia tras recibir el premio a la libertad de expresión de la Fundación 1º de mayo de la que los amigos de El Proyecto Matriz extraen algunas frases lúcidas. Gabilondo habla de que las sociedades están desconcertadas, la gente está confundida pero las grandes olas de intereses y las grandes nubes financieras que pasan por encima de nuestras cabezas y que se imponen a todas las democracias han sido tan clamorosas que han desenmascarado “la tragedia de nuestra sociedad“:
“ME PARECE UNA TRAGEDIA DE NUESTRA SOCIEDAD. CUANDO LAS DEMOCRACIAS HAN QUEDADO CLARAMENTE DESNUDAS ANTE LA REALIDAD, INCAPACES DE SUPERAR LA VERDAD, LA FUERZA, EL COLOSAL PODER DE ESTAS REALIDADES FINANCIERAS QUE ESTÁN DICTANDO ORDENES Y DOBLEGANDO A TODAS LAS DEMOCRACIAS. LA VOLUNTAD POPULAR ESTÁ SIENDO BURLADA, ESTÁ SIENDO UN CERO A LA IZQUIERDA (…)
LA SOCIEDAD DE RECOLOCARÁ Y SE REARMARÁ, PARA ENTENDER QUE TIENE QUE LUCHAR, Y QUE A LO MEJOR TIENE QUE REVISAR CONCEPTOS QUE HASTA EL MOMENTO ESTABA NTERPRETANDO MAL. SI LA DEMOCRACIA ES EL MECANISMO POR EL CUAL LAS SOCIEDADES ELIGEN A SU PALADÍN PARA LUCHAR CONTRA ESOS PODERES, A LO MEJOR ESTARÍAMOS MÁS CERCA DE LA REALIDAD. ESTAMOS LLAMADOS A LIBRAR UN GRAN COMBATE. LA DEMOCRACIA VA A TENER QUE REVISARSE, VAN A TENER QUE REVISARSE MUCHAS COSAS. CREO QUE TIENE QUE CAMBIAR EL SINDICALISMO, LOS PARTIDOS POLÍTICOS, LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, LA DEMOCRACIA, CREO QUE TENGO QUE CAMBIAR YO, Y USTED” (…)
AHORA MISMO YO NO SÉ POR DONDE VA A SALIR LA LUZ, PERO VA A SALIR POR ALGÚN SITIO, PORQUE UNO DE LOS GRANDES PUNTOS DÉBILES QUE ESTÁ DEMOSTRANDO ESTA EXHIBICIÓN IMPÚDICA DE LOS PODERES FINANCIEROS SOBRE LAS DEMOCRACIAS ES QUE ESTÁ HACIENDO TAL DAÑO QUE TERMINARÁ PROVOCANDO REACCIÓN. LA GENTE ESTÁ EN ESTADO DE PÁNICO, Y EN ESTADO DE PÁNICO NO SE PUEDE NADIE MOVER, EL PÁNICO PARALIZA”.
Hace cerca de 20 años, el gobierno del PSOE provocó una protesta de los técnicos de mantenimiento en el centro de control de Paracuellos (luego trasladado a Torrejón). La provocación fue enviar técnicos de empresas privadas a sustituirlos en sus puestos durante las negociaciones colectivas con el consiguiente revuelo entre los trabajadores que salieron al patio de entrada como protesta y para impedir que los esquiroles accediesen al centro. Acto seguido se dio orden a la guardia civil de intervenir. El responsable en funciones del centro de control (misteriosamente el director no estaba ese día) se negó a llamar a la guardia civil puesto que había logrado calmar los ánimos hablando con los técnicos, pero de nada sirvió: la llamada se produjo desde otras instancias y se detuvo y represalió a los sindicalistas acusados de alterar el orden público e incluso de sabotaje (inexistente). Así el gobierno socialista terminaba con cualquier posibilidad de reivindicación de este colectivo. La guardia civil esperaba para entrar antes incluso de que se empezase la protesta, tal y como confirmaron al responsable del centro posteriormente, lo cual demuestra lo planificado que estaba todo.
El sábado pasado otro gobierno socialista golpeó al sindicato USCA por el mismo procedimiento autoritario y, de paso, cuestionó el derecho a la huelga en España al dejar sentado que un militar puede obligar a los trabajadores públicos (y quién sabe si mañana a los privados) a trabajar a punta de arma reglamentaria y que la negociación colectiva se puede sustituir por el decreto-ley.
No siempre la situación de los controladores ha sido la que ahora se muestra. En los años sesenta y setenta, con ocasión de accidentes aéreos, se comentaba que el control no podía funcionar mientras los pilotos fueran oficiales del ejército del aire pasados a Iberia y los controladores, suboficiales -subordinados suyos- pasados al ministerio. ¿Qué fuerzas han permitido que este colectivo se blindase y multiplicase su salario en unos años y qué fuerzas hacen que ahora todo esto cambie tan violentamente? ¿Qué hay detrás de la evolución de los aeropuertos y la navegación aérea en estos años?
Aena (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea) nace en el 1991 y 1992 (primero el Ente Público Aeropuertos Españoles y luego ya Aena como tal, con la navegación aérea) con el objetivo oficial de dotar a la aviación civil de una institución más dinámica y flexible que un ministerio, con presupuesto propio, y por lo tanto tener la capacidad de adaptarse al entorno y dar mejor servicio. El modelo en sí no es bueno ni malo, depende de las voluntades y fuerzas que haya detrás. En Francia la navegación aérea sigue integrada en el ministerio y trabajan con la misma eficacia que aquí.
El cambio, en mi opinión, busca crear un marco adecuado para los negocios aeroportuarios, propiciado por las grandes consultoras, empresas de obra civil, empresas de servicios... En poco tiempo, se privatizan y desregulan una cantidad enorme de servicios antes suministrados por empresas públicas, bien sea Aena o Iberia: el handling, servicios de mantenimiento del aeropuerto, muchos de los servicios generales y el gran pastel: las tiendas.
Los altos directores de Aena y los cargos políticos (en sentido amplio pues en pureza sólo lo es el presidente) colaboran encantados con este modelo multiplicando las empresa (públicas o participadas) que participan en él, como paso pre-privatizador o como forma de desregular y facilitar negocios privados: Aena, Aena internacional, Aldeasa, CLASA, Ineco, REASA… Al socaire de esta multiplicación de entidades se reparten puestos, subcontratas, trabajos para las consultoras (en muchos casos ligadas a los altos cargos) y suculentos cargos en consejos de administración con sus primas y dietas por reunión. Los trabajadores de Aena, mientras tanto, pierden derechos y poder adquisitivo año tras año, con sus sueldos congelados en muchas ocasiones y cada vez menos ventajas indirectas (servicios de guardería, de atención al empleado…) que la empresa va eliminando en pro de la eficiencia. Todos los trabajadores, menos los controladores que, liberados del marco del ministerio, muy bien organizados y solidarios como una piña, consiguen aumentar espectacularmente sus salarios, sus beneficios sociales y sus condiciones de trabajo.
En los primeros momentos de este proceso, las negociaciones son, por supuesto, duras y todos los que tengan edad recordarán las imágenes de los telediarios con el aeropuerto de Palma de Mallorca lleno de alemanes durmiendo en el suelo. En ese momento, se comprende que un solo telediario así hace perder al sector turístico más dinero del que se pueda pagar a los controladores en toda su vida y la consigna es clara: darles todo lo que pidan, la España de sol y playa lo reclama. (Se llegó a rumorear, aunque no tengo pruebas, que los empresarios del sector turístico dijeron al ministro que estaban dispuestos a pagarlo ellos si fuese necesario).
El resto de trabajadores de Aena, mientras tanto, no-liderados por unos sindicatos desideologizados y pancistas, comienzan a echar a los controladores la culpa de todos sus males. Cada vuelta de tuerca contra ellos se justifica en los altos sueldos de los controladores y es aceptado con pocas protestas, normalmente centradas en las madres del personal de control. Cualquier sindicalista medio listo o bien intencionado se habría acercado al USCA para ofrecerles luchar juntos, coordinarse y apoyarse mutuamente aprovechando así su fuerza para el conjunto de trabajadores de Aena. Pero, si recordáis, a los listos se los había llevado la guardia civil.
El viernes 3 de diciembre de 2010 otro cuerpo militar, el ejército del aire, volvió a tomar los centros de control aéreo. Cautivos y desarmados los controladores aéreos, el gobierno ha alcanzado sus últimos objetivos sindicales, la paz social aeroportuaria ha comenzado.
¿Qué ha cambiado en estos últimos años para que se decida afrontar las pérdidas de un puente de la Constitución? Simplemente que el negocio ya está maduro para que las constructoras hayan decidido quedárselo.
Desde hace años se sigue un plan destinado a separar Navegación Aérea y Aeropuertos con el objetivo de privatizar estos últimos. Se han optimizado, se han mejorado las infraestructuras, notablemente con los planes Barajas, Barcelona y Málaga, que han convertido a estos aeropuertos en referencias mundiales de calidad y capacidad. Ahora, una vez el estado ha creado y puesto a punto el sistema y éste funciona, ha llegado el momento de entregarlo a precio de saldo a las constructoras para que recojan los frutos.
Este plan no es nuevo, ni depende del gobierno de turno. De hecho, ya en 1998, EUROCONTROL (Organización Europea para la Seguridad Aérea) publicó una nota de prensa por indicación de Aena en la que se informaba de la separación de los aeropuertos y la navegación. Se revirtió el proceso a última hora y la nota queda como testigo de cómo estos planes se fraguan y manejan en las cloacas de la economía y las relaciones a alto nivel. Todos estos años, la separación y privatización de los aeropuertos ha sido frenada fundamentalmente por la necesidad de encontrar un modelo que libere de la carga económica de control a las constructoras, para que éstas puedan llevarse tranquilamente los beneficios sin preocuparse de nada, y por la resistencia de los controladores, que han defendido el modelo público y unido de Aena.
Se discutía si se privatizaban los aeropuertos y permanecía pública la navegación aérea. Ahora ya se puede decir que los aeropuertos (los rentables, claro) se privatizarán con torre de control incluida.
¿Suena esta historia neoliberal (sanidad, educación, universidad, servicios sociales...)?
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Apéndice: Correcciones a algunos tópicos circulantes.
1 – Los controladores decidían cuántas plazas de controladores se sacaban y controlan el acceso a la profesión: esto es falso, o verdad a medias. Es cierto que para ser controlador debía pasarse una etapa de formación en el centro y ser habilitado por un controlador/instructor. Pero sólo porque así lo decidieron Aena y el ministerio. Nada en la regulación internacional (Anexo I de OACI) ni en los reglamentos del Cielo Único Europeo impide al estado español formar y habilitar cuantos controladores quiera.
2 – Los controladores controlan sus horarios, turnos…: falso también, al igual que el anterior. Es cierto que quien organiza el trabajo en un centro de control o torre es el jefe de sala, que es controlador. Pero sus funciones son parte de la estructura de Aena y es por lo tanto Aena quien lo hace. En CASA (EADS), que fabrica aviones, el responsable de fabricación es, normalmente, un ingeniero aeronáutico, pero no por eso se dice que CASA no puede organizar el trabajo porque eso es competencia de LOS ingenieros aeronáuticos.
3 – La situación era insostenible. Es cierto que en muchos casos se había llegado a un extremo exagerado y dañino del gasto de control aéreo, ante el cual habría bastado con aplicar las normas correctamente y reducir horas extras aumentando personal. Sin embargo, hasta ahora nadie ha explicado por qué no era económicamente viable mantener Aena como está. Y no lo ha hecho porque Aena es una empresa que cubre sus gastos en Navegación Aérea y tiene beneficios en aeropuertos. Por eso se van a privatizar.
Manuel Martínez Llaneza es Dr. en ingenieria aeronáutica.
Los controladores aéreos no fueron luditas pues no hicieron sabotaje, ni rompieron los instrumentos de su trabajo ni crearon problemas de seguridad. Los controladores aéreos tuvieron un gesto de “desobediencia civil”, de quiebra consciente de la legalidad, de insumisión, de rechazo público, pacífico y notorio contra un Decreto-Ley que no puede obligar, por su ilegalidad. El Gobierno de España respondió resolviendo con las armas lo que no supo resolver con las palabras. Declaró el “Estado de Alarma” que restringe gravemente las libertades de todos los españoles. No deberían haber obedecido los militares ante semejante desafuero, pues no les cabrá el refugio en la franquista “obediencia debida” (cuando el caso se dirima en los tribunales españoles e internacionales).
El “Estado de Alarma” es un nuevo asalto de los mercados, una nueva vuelta de tuerca en la reforma laboral, un desprecio a las consecuencias que la crisis tiene para la salud de los españoles y un despropósito a la protección que ofrece la baja laboral. Ante un Gobierno controlado por los especuladores, capaz de responder con armas a las discrepancias con trabajadores desarmados, cabe la desobediencia civil de quienes promovemos una sociedad solidaria contra las leyes y normas que combaten la crisis empobreciendo a la población (y disminuyendo su salud).
Siempre creí que si alguna vez el ejército español, cuya misión es "garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional" (artículo 8), se desplegaba dentro del territorio del Estado, sería para defender su sacrosanta unidad territorial. Pero mira por dónde resulta que el gobierno socialista militariza el espacio aéreo y decreta el estado de alarma, por primera vez desde la aprobación de la ley que la regula, con el objetivo de reprimir una contestación laboral. Con la inestimable ayuda de los medios de comunicación, por supuesto.
Previamente, el gobierno había aprobado un nuevo ajuste que incluye la privatización parcial de Aena y la eliminación del subsidio de 426 euros para los parados de larga duración que han perdido la prestación por desempleo. A lo cual se unió, después de que los controladores superaran el número de horas de trabajo permitidas, una regulación por decreto "que hace desaparecer vacaciones, bajas, permisos, reducciones de jornada por maternidad, etc." para ampliar aún más las horas de trabajo impuestas por anteriores decretos. La elección del viernes 4 de diciembre para publicar el decretazo, justo antes del puente de la Constitución y del período navideño, no es fortuita. Detrás hay un pulso del ministro de fomento José Blanco a los controladores, cuya plantilla se ha negado a ampliar a la espera de la privatización completa. No sé si confiaba en que no se atreverían a echarse encima a centenares de miles de viajeros con sus familias o si quería provocar un incendio para consagrar luego a Rubalcaba como el bombero presidenciable del reino. Sea como fuere, frente a la insumisión laboral, el gobierno ha impuesto la disciplina militar. En principio, el gobierno prefiere forzar a los controladores a que vuelvan al trabajo a que sean los propios militares los que se encarguen de controlar el tráfico aéreo, opción que no se descarta. Recordemos que en Francia, donde este año los controladores aéreos han llevado a cabo hasta cuatro acciones de huelga (también contra la reforma de las pensiones), no se emplean a los militares como esquiroles desde la tragedia aérea de 5 de marzo de 1973, cuando un DC-9 de Iberia que venía de Palma de Mallorca colisionó en Nantes contra un Convai 990 de Spantax procedente de Madrid. La investigación demostró que la causa del accidente se debió a la mala preparación de los militares que habían reemplazado a los controladores.
Conforme se agudiza la crisis económica y el capital europeo pasa a la ofensiva, el Estado se va desnudando sin necesidad de Wikileaks, en un proceso antidemocrático que hasta en las imágenes se asemeja a un auténtico golpe de estado social. Si la semana pasada asistíamos a un significativo consejo de administración, anticipo de nuevos recortes y reformas como la de las pensiones, hoy toca mostrar los poderes excepcionales del soberano, capaz de violentar sus propias leyes y los convenios colectivos firmados con los trabajadores si resulta necesario para preservar el orden establecido y la confianza de los acreedores. Llama la atención que la decisión de abandonar el puesto de trabajo por parte de un colectivo profesional, aunque sea en un servicio público, haya provocado una reacción tan desmesurada, con un fuerte tufo thatcherista. Muy diferente, en todo caso, de la actitud del gobierno frente a la huelga general del 29 de septiembre, jornada en la que, por cierto, los controladores trabajaron y cumplieron "servicios mínimos" (sic) del 100%. Varias explicaciones confluyen: los controladores son trabajadores con una enorme responsabilidad en un sector estratégico -el del tráfico aéreo-, su acción se ha realizado al margen del desvirtuado derecho de huelga y con la misma han puesto en entredicho las exigencias de los mercados. Así lo establece el Real Decreto 1673/2010 que declara el estado de alarma: se trata de garantizar el ejercicio del derecho a la libre circulación, derecho que el gobierno suele conculcar en el caso de los trabajadores migrantes y en las movilizaciones de protesta transnacionales. En la metrópolis productiva no hay acción más perturbadora que el corte de los flujos circulatorios, como volvieron a demostrar hace unos días los estudiantes italianos que bloquearon la autopista de Bolonia.
Los controladores aéreos son un perfecto chivo expiatorio. ¿Acaso no son unos egoístas con sueldos elevadísimos a cuenta del erario público, como afirma Aena y el ministro José Blanco? He perdido la cuenta de los insultos que se están llevando por parte de otros trabajadores. Incluso quienes critican las excepcionales medidas que ha adoptado el gobierno se ven obligados a tacharles de "impresentables" y otras lindezas. De modo más suave pero no menos ofensivo, Izquierda Unida considera "un grave e inaceptable precedente declarar el estado de alarma para resolver un conflicto social, aunque no se está de acuerdo con las reivindicaciones y los modos empleados por los controladores”. Salvador López Arnal, en un extraño artículo publicado en Rebelión, habla por esta razón de una posible "huelga de derechas" y se refiere a los controladores como un "movimiento de privilegiados", sin vinculación con los "sindicatos de clase" (¿de todos?), que no han dado señales de "de querer pertenecer al movimiento obrero ibérico" . "No es necesario tomar partido", apostilla. Triste manera de quitarse de encima una incómoda piedra del zapato ideológico y de ponérselo fácil al "populismo de los usuarios" del que hace gala el gobierno.
Si comenzamos una demagógica "caza de privilegiados", podemos no terminar nunca. Cuando no es por el sueldo, lo es por la estabilidad laboral, por las prestaciones sociales, o por la nacionalidad: desde los funcionarios con empleo garantizado hasta el parado que recibe todavía un subsidio, pasando por ejecutivos, ingenieros, comerciales y profesores como López Arnal. Todas estas categorías reproducen a su vez en su interior diferencias de estatus, ingresos, subsidios, condiciones laborales que ni siquiera son estáticas. Todos son "privilegiados" con respecto a alguien. Menos con respecto al capital. La gobernanza neoliberal opera sobre ese continuo "atravesado por discontinuidades, umbrales, divisiones, segmentos que las tecnologías de seguridad permiten gobernar como un todo" (M. Lazzarato), individualizando, por un lado, y contraponiendo, por otro, unas desigualdades contra otras en una gestión de miedos y odios que puede incluir medidas policiales como las destinadas a prevenir la "radicalización".
Por más dinero que ganen, que es calderilla comparado con lo que ingresan los treinta y siete con acceso preferente a La Moncloa, los controladores siguen siendo asalariados, altamente cualificados y, sí, aislados de otros colectivos y con una actividad sindical que se centra en la defensa de intereses profesionales o corporativos. Como tantos otros cuyo futuro pende de un hilo. Viven la misma contradicción entre el trabajo dependiente y la renta financiera que la mayoría de los trabajadores, sólo que multiplicada por equis por su elevada posición social y por las particularidades de su profesión. Pese a todo, la acción de los controladores constituye una respuesta contundente -mucho más que una huelga general- a la privatización de los aeropuertos y a la regulación unilateral de jornadas laborales y de descanso, que en la práctica supone un elevado grado de explotación que afecta a su salud y a nuestra seguridad. Quienes acusan a los controladores de carecer de "conciencia de clase" no ven inconveniente en que se esgriman argumentos tales como que en tiempo de crisis hay que apechugar como el que más o, como mucho, protestar pero de manera que no se note.
A estas horas los controladores ya han sido sometidos a la jerarquía militar, ante el aplauso o satisfacción de la mayoría. El gobierno que, cuando lo estima conveniente, no duda en apostar por el populismo de derechas que denuncia con tanta hipocresía, ha anunciado expedientes disciplinarios y despidos. De momento hemos aprendido varias cosas: dónde les duele, hasta dónde son capaces de llegar y lo dura que es la soledad.
No sólo no tengo intereses favorables al tabaquismo, sino que los tengo, y muy serios, en contra. El humo del tabaco me afecta de verdad: aparte de que su olor no me guste –que no me gusta–, me daña las vías respiratorias y acentúa mis afecciones oculares. Seguro que en alguna medida, no sé cuál, la culpa es mía, por haber sido un contumaz fumador durante la tontería de cuarenta años, aunque un examen médico realizado en mis postrimerías como nicotinómano diera un resultado sorprendente sobre la bondad de mis pulmones.
Puesto a dar prueba de mi hostilidad al consumo de tabaco, confesaré que soy capaz de cambiar de sitio en la barra de un bar si siento –si padezco– que el cliente o la clienta de al lado está fumando, y que hasta he abandonado la contemplación de escaparates de aparatos musicales, que son mi debilidad favorita, por idéntico motivo.
Pero lo que el Gobierno está haciendo con ese asunto es impresentable.
El primer argumento en contra –el más obvio y repetido– es el de la desigualdad. ¿Por qué tirar a degüello contra ese humo nocivo y mostrarse tan tolerante con tantos otros que se producen a diario y en masa? ¿Por qué no deja tiesos de sanciones a los ayuntamientos que tienen un parque de autobuses que emiten nubes de dióxido de carbono dignas del Guinness de los records? ¿Por qué no cierra a capones las empresas que causan lluvias ácidas o efectúan vertidos venenosos y se conforma con imponerles de vez en cuando multas que sus dueños pagan sin rechistar porque les sale mucho más rentable pagar las sanciones que instalar los sistemas anticontaminantes de rigor?
Pero esa objeción, con ser correcta, no pone de manifiesto lo que a mí me parece más preocupante, que es la constatación de lo realmente incompetentes que son algunos de los integrantes del Gobierno de Rodríguez Zapatero.
Alguno/alguna de ellos se ha permitido declarar que están estudiando la posibilidad de prohibir el consumo de tabaco en todos los sitios públicos. ¡Excelente! Imagínese usted, buen lector o lectora, que posee un bar, cafetería o restaurante que sobrepasa los metros marcados por la ley y que se está planteando hacer la reforma necesaria para crear zonas separadas de fumadores y no fumadores. Doy por hecho que la perspectiva de dejarse un pastón en la obra entrampándose hasta las cejas y que al cabo de pocos meses le digan que en realidad es ilegal fumar en cualquier punto del local le sería de gran ayuda para conciliar el sueño por las noches.
Lo que no puede permitirse en ningún caso un gobernante que se precie es crear un estado de inseguridad jurídica que impida a sus gobernados saber a qué narices atenerse. Menos aún hacerlo por puro atolondramiento, por ignorancia de las reglas más elementales que rigen la gobernación de las gentes.
¿Estamos volviendo a los orígenes? Del primer Gobierno del PSOE se dijo que era «un Gobierno de penenes », que es como se llamaba por entonces a los profesores no numerarios. Era un modo de ridiculizar a los nuevos ministros, tildándolos de inexpertos y bisoños. Eran, es verdad, inexpertos y bisoños, pero lo compensaban con superabundantes dosis de ambición y soberbia, cuyos efectos no tardamos en percibir.
Pra mí que lo de ahora es diferente. Veo a algunos ministros –y ministras– que se manejan muy mal, que hablan que da pena, que acumulan las torpezas como si les fuera la vida en ello, pero no creo que sean mala gente. No obligatoriamente. No todos, al menos.
Lo que sí son, y a conciencia, es malos gobernantes. De eso, por desgracia, no cabe la menor duda.
Sinceramente, aunque no esté nada de acuerdo, me parece que la estrategia que está utilizando el Gobierno para sacar adelante la nueva Ley Antitabaco es muy buena. Lo importante para ellos, es tener distraído al pueblo con un tema que afecta a millones de personas, para que de esta forma no piensen en otros problemas que tenemos que son muchísimo más importantes. Asi,la gente ya no está tan pendiente de la cantidad de parados que tiene este país, no se piensa tanto en el gravísimo tema de la píldora del día siguiente, casos de corrupción, delincuencia callejera y otros temas de los que se debería encargar de solucionar este Gobierno y que no hace.
Este tipo de estrategia es muy antigua, pero sigue siendo muy eficaz. Además la utilizan todos los Gobiernos del mundo y a todos les funciona de maravilla.
En este caso, por más que salen todos los días asociaciones y colectivos de todo tipo diciendo que va a ser una ruina para la hostelería, que se van a perder miles de puestos de trabajo y que solo unos pocos intolerantes que no respetan las ideas y gustos de los demás, y aun a sabiendas de que van a tener que modificarla dentro de unos meses, porque la gente no lo va a aceptar y volver a dejar fumar en algunos bares y en otros no, siguen adelante con esta ley.
Porque cuando todos los países europeos que han intentado sacar esta ley, se están echando atrás y están permitiendo otra vez espacios para fumadores ,diciendo incluso que van a imitar al que llaman “el modelo español”, nuestros gobernantes han decidido sacar la Ley Antitabaco más estricta del mundo. Por una cosa que estábamos haciendo bien y que por primera vez el resto de Europa nos toma como ejemplo de democracia y de libertad, el Gobierno de Zapatero lo manda todo al traste y nos vuelve a poner a la cola de Europa.
¿Y por qué? Porque de esta forma se ha cumplido su propósito de tenernos a todos ajenos a los verdaderos problemas, como está siendo esta crisis, durante una buena temporada y así ganar tiempo hasta que salga otra idea con la que volver a distraernos.
Aunque en este caso, creo que se están equivocando. Porque, si bien es cierto que tienen a todo el mundo distraído, esta vez está siendo de una manera en la que se están haciendo demasiado impopulares y esta es una situación en la que si estamos de acuerdo todos los españoles. Están llevando la democracia a un estado de dictadura pura y dura ,en la que no hacen más que privarnos cada vez más de nuestra libertad y eso, no sé si serán conscientes o no, pero les va a pasar factura en las próximas elecciones.Esta vez,si.
Asi que,pensandemelo mejor,en este caso, puede que no sea una estrategia tan buena.
Enterate Serenin ... la DEMOCRACIA no existe en NINGUN lado, solo nos lo hacen creer para mantenernos agarrados del cogote.
Por estos lares ya hace tiempo que esta la ley antitabaco, aunque con zonas para fumadores, al tomar posecion el nuevo gobierno hubo problemas muy conocidos, con una gran tabacalera, se le gano el juicio ...
Los articulos que te puse ... coincido plenamente con ellos, esta bien que no obliguemos los que fumamos a tragar el humo a los que no lo hacen, pero de ahi de pegar el verticalazo ...ademas como dice uno de ellos ... y los que largan los coches???
Aclaro Serenin ...yo no te cuento nada de tu pais, nunca lo hago, solo te puse buen material, tengo kilos por ahi jajja, que fue escrito por ESPAÑOLES como tu. Pensando que te podia servir de algo, al menos para que veas que tus quejas son las de todos.
Y ademas que es actualmente un problema generalizado del mundo, Oriente y Occidente.
Mis queridos amigos... No he podido leer el extenso material por razones obvias, falta de tiempo. Pero, así muy sencillito, les digo que no obstante ser una gran defensora de los derechos individuales, estoy a favor de estas leyes anti-tabaco.
Ahora no fumo, pero en mi "tierna " juventud lo hice, sobre todo en mi época de estudiante universitaria... En la Ciudad de Buenos Aires, hace años que rige una reglamentación parecida, y los que quieren fumar, lo pueden hacer en salones especiales ( cuando hay lugar) o bien en mesas ubicadas en la vereda - cuando el tiempo lo permite-. Nos hemos acostumbrado a ello, deberíamos todos defender el aire puro, porque los fumadores pasivos, sufrimos peores consecuencias en la salud que los fumadores. Recuerden que el cáncer de pulmón debido al tabaco, es una de las causas de muerte más frecuentes en todo el mundo...