Valores
COMPARTIR LAS SEMILLAS
Un
hombre tenía un sembrado de flores bellísimas.
Cada día, de su cultivo
salían centenares de paquetes para vender a la ciudad con las flores más
bellas
y fragantes que nadie pudiera conocer.
Este hombre, cada año
ganaba el premio a las flores más grandes y de mejor calidad
y como era
de esperarse, era la admiración de todos en la región.
Un
día, se acercó a él un periodista de un importante medio de
comunicación
para preguntarle el secreto de su éxito, y el hombre
contestó:
-
Mi éxito se lo debo a que de cada cultivo saco las mejores semillas y
las comparto con mis vecinos,
para que ellos también las siembren.
-
¿Cómo? -dijo el periodista- pero eso es una locura-.
¿Por qué comparte
su mejor semilla con sus vecinos,
si usted también entra al mismo
concurso año tras año?
¿Acaso no teme que sus vecinos se hagan famosos
como usted y le quiten su importancia?
Verá usted señor, dijo el floricultor:
-
El viento lleva el polen de las flores de un sembrado a otro.
Si mis
vecinos cultivaran un semilla de calidad inferior, la polinización
cruzada degradaría constantemente
la calidad de mis flores.
Si deseo
cultivar las mejores y más bellas flores, debo ayudar a que mi vecino
también lo haga.
Lo
mismo ocurre con otras situaciones de nuestra vida.
Quienes quieren
lograr el éxito, deben ayudar a que sus vecinos también tengan éxito.
Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien,
porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca.
Y quienes
optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad,
porque el bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos
los demás.
Es
necesario compartir nuestras mejores semillas de cualidades
y virtudes
para obtener una excelente cosecha que se verá reflejada en una mejor
sociedad.
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