El profesor de filosofía entra al aula, pone una silla encima de la mesa y escribe en la pizarra: Pruébenme, por escrito, que esta silla no existe.
Con prisa, los alumnos comienzan a escribir largos razonamientos sobre el tema. Sin embargo, uno de los alumnos escribe sólo dos palabras en una hoja de papel y se la entrega al profesor.
Éste, cuando la recibe, muestra una amplia sonrisa después de leer:
-“¿Qué silla?”.
Dicen que ser inteligente es tener simplicidad para resolver problemas.