ME TIENTA...
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Me Tienta....
Ayúdame a hacer silencio, Señor, quiero escuchar tu voz. Toma mi mano, guíame al desierto. Que nos encontremos a solas, Tú y yo.
Necesito contemplar tu rostro, me hace falta el calor de tu voz, caminar juntos… callar, para que hables Tú.
Quiero revisar mi vida, descubrir en qué tengo que cambiar, afianzar lo que anda bien, sorprenderme con lo nuevo que me pides.
Me pongo en tus manos, ayúdame a dejar a un lado las prisas, las preocupaciones que llenan mi cabeza.
Barre
mis dudas e inseguridades, quiero compartir mi vida y revisarla a tu
lado. Ver dónde aprieta el zapato para urgir el cambio.
Me tienta el activismo. Me tienta la seguridad, hay que hacer, hacer y hacer. Y
me olvido del silencio, dedico poco tiempo a la oración. ¿Leer tu Palabra en la Biblia?… para cuando haya tiempo.
Me
tienta la incoherencia. Hablar mucho y hacer poco. Mostrar apariencia
de buen cristiano, pero dentro, donde sólo Tú y yo nos conocemos,
tenemos mucho que cambiar.
Me tienta ser el centro del mundo. Que
los demás giren a mi alrededor. Que me sirvan en lugar de servir. Me
tienta la idolatría. Fabricarme un ídolo con mis proyectos, mis
convicciones, mis certezas y conveniencias, y ponerle tu nombre de Dios.
Me
tienta la falta de compromiso. Es más fácil pasar de largo que bajarse
del caballo y actuar como el buen samaritano. ¡Hay tantos caídos a mi
lado, Señor, y yo me hago el distraído!
Me tienta la falta de
sensibilidad, no tener compasión, acostumbrarme a que otros sufran y
tener excusas, razones, explicaciones… que no tienen nada de Evangelio
pero que me conforman… un rato, Señor, porque
en el fondo no puedo engañarte.
Me tienta separar la fe y la
vida. Leer el diario, ver las noticias sin indignarme evangélicamente
por la ausencia de justicia y la falta de solidaridad.
Me tienta
el mirar la realidad sin la mirada del Reino. Me tienta el alejarme de
la política, la economía, la participación social… que se metan otros…
yo, cristiano sólo el Domingo. Misa y gracias…
Me tienta el tener
tiempo para todo menos para lo importante. La familia, los hijos, la
oración… al cuadragésimo lugar. Hay cosas más importantes. ¿Las hay?
Me
tienta, Señor, el desaliento, lo difícil que a veces se presentan las
cosas. Me tienta la desesperanza, la falta de utopía. Me tienta el
dejarlo para mañana, cuando hay que empezar a cambiar hoy.
Me tienta creer que te escucho cuando escucho mi voz. ¡Enséñame a discernir! Dame luz para distinguir tu rostro.
Llévame
al desierto de la oración, Señor,
despójame de lo que me ata, sacude mis certezas y pon a prueba mi amor.
Para empezar de nuevo, humilde, sencillo, con fuerza y Espíritu para
vivir fiel a Ti. Amén.
Web Católico de Javier
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