1.- Coloca a Dios en el centro de tu vida. Piensa un poco
las causas de tu tristeza, tus preocupaciones y fin
de tus proyectos. Verás que, tal vez, no están en el Señor.
2.- Acentúa la oración en estos cuarenta días.
Hazte una idea que es un recorrido, durante 40 kilómetros,
de la mano de y con Jesús. ¿Tienes palabras para Él? ¡Rézale!
3.- Ten curiosidad, y de la buena, por la Palabra de Dios.
¿Tienes Biblia? ¿Cuánto hace que no lo has abierto como
el “gran libro de tu casa”? ¡Lee, escucha y medita la Palabra
de Dios! ¿Qué lugar ocupa en tu familia la Palabra de Dios?
4.- No seas egoísta. Comparte aquello que puedas.
¿Qué tienes mucho? ¡Quién te lo ha dado¡ ¿Qué tienes poco?
¡Acaso no hay otros con menos! La caridad, no lo olvides,
es un ascensor cuyo recorrido acaba en el cielo.
5.- Participa en la Eucaristía todos los días. ¿No tomas
un café todo los días? ¿No das un paseo todas las tardes?
¿No te sientas a la mesa incluso varias veces durante la jornada?
¿Por qué no te propones como crecimiento personal
la Eucaristía diaria en cuaresma?
6.- Busca espacios para rezar. A Dios, que es Padre,
también le gusta tratar de “Tú a tú” con cada uno de sus hijos.
Entra en cualquier iglesia, busca una cruz, háblale como aquel
amigo que, sabe que otro amigo está haciendo algo grande por él.
7.- Renuévate todo lo que puedas. Pero no lo hagas sólo
de vestido. Cambia en aquello que el Evangelio te marca con fuerza:
perdón, amor, alegría. Hay muchos que siempre van a la moda
pero no se despojan de un gran problema: la tristeza siempre
la llevan dentro. No hay forma de venderla.
8.- Haz un acto de valentía. ¿Con quién tienes cuentas pendientes?
¡Y no solamente en lo económico! Piensa en quién, por lo que sea,
hace tiempo que está distanciado, sentido o decepcionado de ti.
¿Por qué no dar un paso para intentar recuperar a un hermano?
9.- Ama a tu Iglesia. Reza por ella. Es una barca que se tambalea
constantemente debido a muchos vientos interesados. Por cierto,
no te rías de ello: lo que sabes de Jesús ¿a quién se lo debes?
¿Eres consciente de que tú también vas dentro de ella?
10.- Mantén en tu familia y en tu persona ciertas prácticas
cuaresmales: no tomes carne el miércoles de ceniza
ni el resto de viernes de cuaresma o en viernes santo.
¿Qué no es importante? Los gestos, cuando hay contenido,
dicen todo. Malo será que muchos los hayan perdido por eso….
porque perdieron todo.
P. Javier Leoz
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