A ti Maestro que tienes una vocación muy especial, un llamado a Ser sembrador
de ciencia, bondad, verdad y Amor, te felicito.
¡Que bella misión tienes!
La de Dar todos los días lo mejor de ti a los niños que sedientos están a tu
alrededor.
Comprendo que para ser un buen Maestro, antes debes de ser una persona feliz,
libre y equilibrada, estar dispuesto a luchar cada día por tratar de ser
siempre mejor persona; evidentemente que la tarea no es fácil, nada fácil,
pero si es posible si hacemos nuestro máximo esfuerzo.
Sé que hay tres R que lastiman al hombre, el Rencor, la Rebeldía y el
Remordimiento, y muy cierto es también que NO LASTIMA AL HHOMBRE LO QUE LE
HACEN, SINO LO QUE SE LE PUDRE DENTRO.
Rencor; Creo que todos en algún momento determinado de nuestra existencia,
hemos sentido ese mal sentimiento dentro de nuestra alma, rencor hacia algo o
hacia alguien, con frecuencia nos sentimos muy heridos, lastimados, quizás
desde niños venimos arrastrando algo, nos sentimos faltos de amor y por ello
frágiles.
Rebeldía; Tantas veces que demos; ¿ por que a mí?, ¿Por qué me ha de tocar
esta suerte?, ¿Por qué esta enfermedad me llega a mí?, ¿Por qué este esposo?,
¿Por qué no me toco esposo?, ¿Por qué le pagan mas a tal compañero?, Y así
miles de porqués en nuestra vida, para con nuestra familia, en nuestro
interior, que nos impiden ser del todo felices. En cualquier convivencia
humana hay siempre envidias, rencores, rebeldías, celos, y todo esto va
lastimando al alma en tal forma, que nos desequilibramos emocionalmente y así
menos podemos hacer felices a los que nos rodean.
NO LASTIMA AL HOMBRE LO QUE LE HACEN, SINO LO QUE SE LE PUDRE
DENTRO.... que cierto es, vamos acumulando rebeldías que se nos van pudriendo
dentro y nos dañan tanto que no podemos amar plenamente a los demás, no
podemos cumplir la misión que nos ha sido dada.
La otra R que lastima profundamente el alma es el Remordimiento, todo aquel
Amor que no supimos Dar a tiempo, toda aquella Comprensión, Ternura, Perdón,
Estimulo, que en algún momento dado negamos a los demás, decimos
disculpándonos que "no tenemos tiempo", pero la verdad es que no nos
detenemos a disfrutar y darnos a nuestros semejantes, especialmente a
nuestros familiares.
Tu MAESTRO, tienes una misión maravillosa de poder sembrar todos los días,
DETENTE un poquito y ve que tal va tu alma, como vas por dentro, pues
verdaderamente es tan valioso tu trabajo. Es todo un regalo que en esta época
tan difícil tengas tu un trabajo fijo, un trabajo de humanidad, en el cual
vas a gastarte y desgastarte día a día dando lo mejor de ti.
No permitas hermano que nada ni nadie te endurezca el alma, que cada día
puedas irla suavizando con ese espíritu que Dios nos ha dado para que nos
llenemos de amor para DARLO, pero no olvides que para esto es preciso
detenernos y darnos cuenta de que tenemos muchas cosas que corregir.
No cabe duda de que todos los errores que cometemos son por falta de amor, de
cariño demostrado en familia, no tenemos amigos verdaderos que nos ayuden a
caminar hacia la verdad y la vida feliz, probablemente porque nosotros
tampoco sabemos serlo.
A ti Maestro que tienes una vocación maravillosa te digo, Detente a pensar,
que lo único que no pasa es la buena voluntad, todo lo material es pasajero,
solo perdura lo que tu puedas dar en bondad, verdad, belleza, amor, los
valores humanos que cada día te toca sembrar.
Todos en alguna forma somos maestros unos de otros, debemos de tener la
humildad de reconocer que los que nos rodean nos pueden enseñar algo, saben
mas que nosotros.
Hermano, el camino de la humildad y de la sencillez es él mas seguro para SER
un Gran Maestro, tú estas llamado a SERLO, pasa por la vida sembrando siempre
lo mejor de ti mismo.
(Anamaria Rabatte y Cervi)