Edificios Jamás Abandonados
"edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas,
siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en
quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para
ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también
sois juntamente edificados para morada de Dios en el
Espíritu" (Efesio 2:20-22).
Un hombre, buscó un pastor y habló de su deseo de se tornar
miembro de la iglesia. Pero, al mismo tiempo que declaraba
su intención, dijo que no pretendía ir a las reuniones todas
las semanas, ni estudiar la Biblia, ni visitar enfermos, ni
asumir un cargo de liderazgo y ni enseñar en la Escuela
Bíblica. El pastor elogió su deseo de ser miembro de una
iglesia, pero, le habló que aquella iglesia no era apropiada
a él. Dijo-le que debía buscar una iglesia localizada en
otra región de la ciudad. El hombre anotó la dirección y
siguió para el local informado. Cuando llegó allá, se vio
delante del resultado lógico de su actitud apática. Encontró
el edificio de una iglesia abandonada, cercada de tablas y
lista para demolición.
La peor actitud, en la vida de un cristiano, es la apatía y
el desinterés por las cosas espirituales. Dice haber abierto
el corazón para el Señor, pero, en nada se asemeja a Él. Es
indiferente, flaco, inseguro, sin fe, sin brillo y sin vida.
Es peor que alguien que encuentra un edificio abandonado --
es el propio edificio abandonado.
Somos la verdadera iglesia de Cristo. hemos sido construidos
con base sólida y edificados con piedras de amor. Somos un
edificio vivo, Santo, alumbrado. El Señor nos hizo para que
pudiese habitar en nosotros. Su presencia nos llena de goce
y alegría. Él nos dirige los pasos y nos conduce por el
camino de la salvación. Y, estando en nosotros, tenemos la
certeza de la dirección a tomar y de la felicidad que será
constante en todos nuestros días.
Las tablas de abandono nunca nos cercarán y la placa de
nuestro sonrisa jamás mostrará cualquier posibilidad de
demolición. Seremos siempre un edificio bonito, bien
pintado, lleno de luces, lleno de vida... ¡para siempre!
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Paulo Barbosa
Un ciego en el Internet
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