Matusalén, uno de los pinos de Bristlecone, descubierto hace más de medio siglo por el dendroclimatólogo Edmund Schulman en los bosques de las Montañas Blancas, en el noreste de California -se hallan también en Utah y Nevada-, ha sido clasificado por los paleobotánicos como el árbol vivo más viejo del mundo: tienen 4.767 años.
Existen varias especies de árboles que pueden alcanzar edades extraordinarias. Algunos ejemplares de secuoya gigante, ginkgo o tejo, pueden datarse, no por siglos, sino por milenios.
Pero ninguno vive tanto como el pino de Great Basin, un extraño árbol que crece en las montañas de California, Nevada y Utah, y en los que en ocasiones sólo un pequeño número de hojas nos indica que en ese organismo todavía hay vida.
Los retorcidos troncos de estos pinos, parecen sacados de una novela de terror, pero no son otra cosa que el resultado de las condiciones extremas en las que vive.
En 1953, el científico Edmund Shulman, estudiaba los árboles que creía más viejos de Norteamérica, secuoyas gigantes, pinus flexilis ... cuando le llegó el rumor de que en las Montañas Blancas de California habitaban unos árboles que parecían muy viejos.
Sin demasiada ilusión, pues las falsas alarmas eran frecuentes, empezó a analizar estos pinos y pronto descubrió con gran asombro que varios ejemplares superaban los 3.000 años. Poco tiempo después, encontró el primer ejemplar con más de 4.000 años y lo llamó Pino Alfa. Aunque éste record pronto sería superado.
Shulman descubrió que estos árboles vivían más cuanto peores eran las condiciones ambientales en las que se encontraban. En 1957 encontró un ejemplar de 4.723 años al que llamó Matusalén, y que en la actualidad es todavía el árbol más anciano del mundo, que se sepa. Para evitar actos vandálicos, la localización exacta de Matusalén sigue siendo un secreto.
Los estudios de Shulman fueron publicados en 1958 en la National Geographic, sin embargo, nunca llegó a leer el reportaje. Un ataque cardíaco acabó con su vida poco antes de que la revista saliese a la calle. Ese mismo año, el Servicio Forestal de los EEUU bautizó un viejo bosque de las Montañas Blancas de California como Arboleda de Shulman, en honor del científico que hizo famosos a estos viejos árboles.
En estos árboles puede suceder que una parte del árbol muera miles de años antes de que lo haga la otra. En el Pino Alfa, uno de los más antiguos, toda su vida se centra bajo una pequeña tira de corteza de diez pulgadas. Además estos pinos tienen una madera dura y resinosa lo que les hace muy resistentes a plagas y enfermedades.
Una de las razones por la que los pinos mas ancianos son los que viven en los climas más duros es que pocos enemigos naturales son capaces de aguantar las duras condiciones de vida que soporta el viejo pino, todo esto, unido a su lento metabolismo (las agujas pueden permanecer en el árbol hasta 30 años) son los secretos de longevidad del pino de Great Basin.
LA MUERTE DE PROMETEO
El descubrimiento de la longevidad de los pinos de Great Basin que crecían en California, hizo que grupos conservacionistas de Nevada se fijasen en los que crecían en su estado. Una organización encabezada por Darwin Lambert empezó a estudiarlos y bautizó a los ejemplares más destacados con nombres como Buda, Prometeo, Sócrates..., sin embargo, este grupo carecía de fondos, por lo que pronto estas investigaciones fueron abandonadas y los Intermountain Bristlecones, como son conocidos en EEUU, cayeron en el olvido.
Sin embargo, en 1964, un joven becario llamado Donald R. Currey que realizaba una tesis sobre los glaciares de la zona se enteró de la existencia de estos fósiles vivientes y se dispuso a estudiarlos, con lo que entró por méritos propios en la lista de los mayores ineptos de la botánica.
Donald R. Currey se dispuso a tomar muestras de estos árboles y se fijó en uno que estaba situado en el Pico Wheeler al que Lambert había llamado Prometeo o WPM-114. Para conocer su edad, al estudiante no se le ocurrió otra cosa que talarlo. Pidió permiso al Servicio Forestal que inexplicablemente fue concedido.
Currey taló a Prometeo y determinó que tenía 4.950 años, es decir, había matado el árbol más viejo del mundo. Prometeo, que había nacido antes de que se construyesen las grandes pirámides egipcias, había sucumbido al hacha del becario Donald. R. Currey.
Numerosos movimientos de protesta se sucedieron en EE.UU. hasta que el Servicio Forestal decidió proteger a estos viejos árboles. Esta protección se vió reforzada en 1986 con la creación del Parque Nacional de Great Basin.