Hay en el ser humano un apego ancestral que todo lo que hace, lo que piensa y lo que dice, es en función de proteger la imagen que ha creado de si mismo, de encontrar justificación a sus actitudes y autocompadecerse de las situaciones que vive.
Sólo cuando suelta y deja de retener lo atesorado, comienza a expandirse accediendo a una relación armoniosa consigo mismo y lo que lo rodea. Es entonces cuando va logrando hacer bien lo que se propone, pues se ha desapegado de la preocupación por el resultado.
La base del sufrimiento es el apego, pues cuando se desea algo compulsivamente y se pone toda el ansia de felicidad en ello, se está expuesto a la desilusión de conseguirlo.
Este mecanismo tan dañino, es una proyección del ego que crea la ilusión de que sólo poseyendo esto o aquello o teniendo con nosotros a determinada persona, podremos ser felices, y nada está más alejado de la verdad que este falso concepto.
Se es feliz al amar sin el afán de poseer y dominar, sin condicionamientos ni ataduras.
El desapego es el pilar fundamental de la libertad.
Namasté,
Viviana Alejandra Rodríguez
mensaje enviado a mi correo por la Red del Grial ( Grialnet )