En la azotea de un piso 14 en Hong Kong viven unas 10.000 abejas y, según su dueño, criarlas en medio de la ciudad no genera ningún problema a la hora de producir miel.
De hecho, Michael Leung, de Hong Kong Honey, cree que trae varios beneficios: reduce las emisiones de carbono asociadas a la importación de miel desde países lejanos y fomenta la polinización y la protección de estos industriosos insectos.
Hong Kong, afirma Leung, tiene un clima ideal para la apicultura. Su colmena, que provee de miel a una cafetería en el mismo edificio, es una de casi una docena de emprendimientos apiarios urbanos en la ciudad.