La ternura parece por momentos olvidada.
Y tendríamos que revivirla pues
es lo que logra que nuestros días,
nuestra vida pasen de ser un mero transitar
a ser inolvidables...
La ternura está en aquello que parece
pequeño pero que se hace grande en el
corazón.
El beso sincero, el apretón cálido de manos,
el abrazo inesperado, una mirada llena
de cariño que nos dice ¡estoy hache,
puedes contar conmigo!,
pocas palabras en un papel que dicen todo...
La ternura está en ser un poco frágil
a veces y dejar nuestra armadura en el
placard.
En los niños vemos la ternura todos los días...
Nos cautivan con sus expresiones sinceras,
con la caricia que llega a nosotros sin tener
que hacer ningún reclamo... En el beso,
en el abrazo cortito que no puede envolvernos
pero que nos hace sentir ese corazoncito
muy cerca de nosotros...
Hemos crecido, somos adultos dejamos
muchas cosas olvidadas o de tanto
golpearnos quedaron en nuestro interior
adormecidas, paralizadas, congeladas...
Intentemos revivirlas...
La ternura no está en lo grande,
ni en lo brillante, ni en lo que se destaca,
está en lo chiquito, en lo sencillo,
en esas pequeñas cosas de todos los días...
Te invito a descubrirla y si toca tu corazón
acércate a la vida revestido de ternura
y graba en tu memoria las palabras
de Zenaida Bacardí de Argamasilla:
La ternura es eso que...
vitaliza al viejo...
duerme al niño...
¡y desarma al hombre!
Graciela de Filippis