Nada más conocerse la identidad del nuevo líder del Partido Democrático Japonés (PDJ), el ex ministro de finanzas Yoshihiko Noda, Beijing se ha apresurado a exigir de Tokio el respeto a sus “intereses fundamentales”. Sabedora de que la aprobación parlamentaria es un mero trámite, China le ha puesto tareas al nuevo primer ministro traspasándole su parte de “culpa” en un proceder que en los últimos tiempos ha agrietado las siempre delicadas relaciones bilaterales. China es el mayor socio comercial de Japón desde 2009, habiéndole superado en 2010 en el ranking de economías globales, pero la fluidez en sus intercambios a otros niveles sigue siendo una tarea pendiente.
Yosishiko Noda declaraba el pasado día 15 de agosto que “los criminales de guerra de categoría A no son criminales”, en alusión a algunos de los principales responsables de los crímenes cometidos durante la invasión de China entre 1937 y 1945. Esta herida abierta sigue enturbiando el entendimiento bilateral, pero a ello se suman un creciente exacerbación de las disputas territoriales (caso de las islas Diaoyu/Senkaku) y la controversia en materia de seguridad. Como en el reciente informe del Pentágono, China es una “amenaza”, reza la doctrina estratégica de Japón. Tokio acordó recientemente el establecimiento de una base militar en islas cercanas a Taiwán, un entorno especialmente sensible parta Beijing.
Noda no era el candidato del influyente Ichiro Ozawa y será el sexto primer ministro en los últimos cinco años, el tercero del PDJ, en el gobierno tras la victoria de 2009 que puso fin a cincuenta años de gobierno prácticamente ininterrumpido del PLD (Partido Liberal Democrático).
La elección de Noda augura más tiempos turbios en las relaciones bilaterales, dando carpetazo nuevamente al breve paréntesis abierto por Shinzo Abe y Yasuo Fukuda, ambos del PLD. Tras el mandato de Junichiro Koizumi (2001-2006), ambos líderes promovieron iniciativas para mejorar el entendimiento entre ambas capitales, haciendo posible visitas a Tokio de Hu Jintao (2008) o Wen Jiabao (2007 y con posterioridad). Tras la elección de Yukio Hatoyama (PDJ), su sucesor, Taro Aso, ha recuperado el discurso tradicional, abandonándose de facto la idea de la Comunidad del Este Asiático, cuyo eje esencial debiera ser el entendimiento mutuo y de ambos con Seúl.
El distanciamiento y la falta de confianza entre ambas partes se manifiestan no solo en los episodios puntuales de discrepancia a nivel oficial, sino igualmente en el sentir de las opiniones públicas respectivas. En una encuesta dada a conocer conjuntamente por el diario China Daily y el medio japonés NPO, más del 60 por ciento de los chinos y cerca del 80 por ciento de los japoneses consultados no tienen buena impresión de sus vecinos.
Más allá del terremoto y sus secuelas, las dificultades estructurales de la economía japonesa, el desentendimiento bilateral en asuntos básicos y la pugna por la recuperación de la influencia de EEUU en toda la región pronostican un aumento de las tensiones.
Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China ( www.politica-china.org )
Xulio Ríos
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