AH… MI QUERIDA MUERTE…
¡Ah…mi querida muerte…, tan cercana…y lejana…!:
¡te gusta andar rondando con cariño de hermana!

Cuando llegue mi hora te abrazaré tranquilo…,
¡como abraza al Maestro su adorado pupilo!

Y me retiraré de las cosas inciertas,
con esa suavidad con que cierro las puertas…

Y sentiré en tus brazos esa paz absoluta,
que solo se conoce al final de la ruta…

Aunque debo admitir que hay algo que me inquieta…
(¡seguramente son antojos de poeta!):

"¿Volveré en este plano…o en otra dimensión…?
¿Será más puro y noble, tal vez, mi corazón…?"

"¿Me servirán acaso las cosas que he pasado…,
y los muchos papeles que aquí he representado…?"

"¿Será mi nueva vida, más feliz…y más bella…?
¿Recordaré en las noches mirar a las estrellas…?"

(¡Si al menos nos brindaran un Manual de Instrucciones,
para no gastar años andando a tropezones!

¡Si alguien nos enseñara –ya desde pequeñitos-,
que sólo el corazón cambia lo que está escrito!)

O si pudiera al menos –antes de mi partida-,
dejar alguna marca que sirva en la otra vida…,

…una señal, que al verla, me hiciera recordar,
que aquí estamos de paso…¡y sólo sirve amar!

Aunque en definitiva…, no importa cómo sea…:
¡también se irá esa vida…igual que la marea…!

(Y otra senda, de nuevo, habrá quedado trunca…
¿será que la escalera no se termina nunca…?)

Pero volviendo a ti…mi dulce muerte humana…:
¡yo siempre te he querido…como se ama a una hermana…!

…que en este ciclo eterno -para aliviar los males-,
¡siempre son necesarios adioses y finales!

(¡Resultaría penoso prolongar la estadía…,
y que jamás terminen, el gozo…o la agonía…!)

Por eso en esta senda del retorno infinito…,
para seguir andando…¿sabes…? ¡te necesito…!