Días cotidianos, permitidme ser consciente
de que sois un tesoro.
Permitidme aprender de vosotros, amaros,
bendeciros antes de vuestra partida.
No me permitáis que os deje pasar a
la espera de algún extraordinario y perfecto mañana.
Permitidme conservaros mientras pueda,
aunque no siempre pueda ser posible.
Un día clavaré mis uñas en la tierra, hundiré mi cara en la almohada,
me estiraré con fuerza o alzaré mis brazos al cielo,
deseando, más que cualquier otra cosa en el mundo, vuestro regreso.
Mary Jean Iron
MistikArts
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