Cierta vez, un cura y una monja regresaban de una aldea hacia el convento..
Al caer la noche, vieron una cabaña en medio del camino y decidieron entrar para pernoctar y proseguir el viaje al siguiente día.
Al entrar a la cabaña, vieron que había sólo una cama de matrimonio, y unas mantas en un armario.
El padre y la monja entraron y después de algunos segundos de silencio, el padre dice:
Hermana, usted puede dormir en la cama y yo duermo en el suelo.
Y así hicieron. Mientras tanto, en medio de la noche la hermana despertó al padre:
Padre ...¿ Está despierto?
El padre medio dormido:
Sí, sí ... Ahhhh, hermana, diga ¿qué quiere?
Ahhh .. Es que tengo frío. ¿Puede traerme una manta?
Sí hermana, como no.
El padre se levantó, fue a buscar una manta al armario y tapó con ella a la hermana con mucha ternura.
Una hora después, la hermana despierta al padre nuevamente:
Padre..... ¿Todavía está despierto?
¿Qué pasa hermana ?. ¿Y qué le sucede ahora?
Es que aun tengo frío. Puede darme otra manta?
Claro que sí hermana ..
Una vez más el padre se levantó, lleno de amor y buena voluntad para atender el pedido de la hermana.
Otra hora pasó, y una vez más, la hermana llamó al padre:
Padre...... ¿Sigue despierto?
Sí hermana.. ¿Y qué necesita ahora?
Es que no puedo dormir. ¡¡¡ Sigo con mucho frío !!!
Finalmente, entendiendo las intenciones de la hermana, el cura entonces le dice:
Hermana, estamos aquí los dos solos, ¿cierto?
Cierto, contesta la hermana,
Lo que ocurre aquí, y lo que deba de ocurrir, sólo nosotros dos lo sabremos y nadie mas, ¿cierto?
Cierto.
Entonces le hago una sugerencia....
¿Qué tal si fingimos ser marido y mujer............?
La hermana entonces se llenó de alegría y dijo:
!!!! SÍ, sí !!!!, eso, eso...
Entonces el padre cambia el tono de su voz y grita:
ENTONCES, DEJA DE JODER DE UNA PUTA VEZ Y LEVÁNTATE TÚ A BUSCAR LA MANTA DE LOS COJONES.
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